Stilinski Twins [Teen Wolf]

By its_the_impala

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"¿Quién necesita un superhéroe cuando tienes un hermano?" Cuando hermano y hermana se unen, hombro com hombro... More

Sinopsis
1. Bitten
2. Wolf thing
3. La otra mitad
4. Bad boy in jail
5. Dream a little about me
6. Apartada
7. Death bullet
8. El dibujo
9. Conexión
10. El peor plan
11. Una noche con el Alfa
12. Una noche con el Alfa
13. Curiosidad
14. ¿Mejor amigo?
15. Otra luna llena a la lista de problemas
16. La reliquia Argent
17. Familia antes que nada
18. Wanted
20. El drama del baile
21. Mi otro yo
22. El momento que todos esperaban
23. Otro lobito entre nosotros
Encuesta
24. Just another full moon, right?
25. Erica toma protagonismo
26. Derek haciendo amigos... Es decir, Betas
27. ¿Alguien pidió más rarezas?
28. Me gano el título de "Mamá de la manada"
29. En búsqueda del bestiario
30. ¿Qué hay que hacer? Nadar, nadar
31. Que alguien me ayude
32. Sobreviviendo al ataque
33. Somos los guardaespaldas de Jackson, ¡yey!
34. No me sorprende
35. Castigados
36. Tiempo de calidad juntos
37. ¡Jackson no me mates!
38. Demasiado por una noche
39. Lydia's birthday party
40. Matt se volvió loco
41. Holding my defenses up
42. El partido de la muerte
43. ¿Dónde estás, Stiles?
44. The finale
Epílogo
Agradecimientos

19. Derek Hale en problemas

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By its_the_impala

19. Derek Hale en problemas

No sé cómo, pero Kate sabía dónde estaría Jackson a esas alturas de la noche. Si me ha espiado a mí, no me sorprende que también haya espiado a Jackson.

En el trayecto intenté relajarme, pensar en un plan. La planilla con los botones estaba descartado, nada de allí me serviría para abrir las puertas. No tenía mi celular, así que no podía llamar a Stiles o a Scott. Stiles se daría cuenta de que no estoy en casa y que dejé mi bolso en la entrada, pero eso no le daría ninguna pista de adónde estaría.

La única esperanza que puedo tener es que Derek deje de lado su plan de reclutar a Jackson y salvarme, otra vez, de esta psicópata.

—Tranquila —dijo la mujer—. Derek tiene algo por las morochas y jóvenes. De seguro te querrá aunque le hayas delatado —agregó con una sonrisa malvada. Fruncí un poco el ceño.

—¿De qué hablas?

—Oh, ¿no te contó? —preguntó ella aunque no tan sorprendida. Rió mientras giraba en una esquina—. No me sorprende. Lo que ocurrió con Paige no es algo que él quiera recordar.

Dudé si en seguirle el juego o no. Ella seguía con su mirada en el campo, lista para cualquier cosa que se le ponga en frente, pero internamente buscaba molestarme como las niñas tontas en primaria. Pero la curiosidad me mataba. Y sé que es irrumpir en la privacidad de Derek, pero...

—¿Quién es Paige? —pregunté mirándola.

Si analizo sus gestos puede que consiga más respuestas que por sus palabras. Los gestos son difíciles de engañar. Las palabras pueden mentir.

—Su novia —respondió con rapidez. Luego alzó los hombros—. Su ex-novia. Está muerta. Él la mató.

—Mientes —gruñí—. Derek no haría eso. No mataría a alguien inocente y mucho menos a su novia —argumenté. Era imposible que le creyera tal estupidez. Kate podía estar mintiendo. No, corrijo, ella está mintiendo.

—¿No me crees? —cuestionó retóricamente—. ¿Nunca te preguntaste por qué los ojos de Derek son celestes cuando los de Scott son dorados?

—Tal vez es algo de la genética... —deduje. Lo había pensado en su entonces pero no sabía lo suficiente para dar con una teoría acertada. Y con el tiempo y las lunas llenas, se me olvidó tal detalle.

—Está el dicho, los ojos muestran lo que es el alma —explicó ella, aún con la vista clavada en el camino de lejos podía ver el instituto—. Todos los hombres lobo tienen el color dorado por ser Betas, principiantes. El Alfa tiene ojos rojos por ser el líder... ¿Y el celeste? Muestra que tu alma es fría y cruel. Porque has quitado la vida de un inocente.

Me mantuve callada. No sabía lo de los colores de ojos, aunque era algo obvio que el rojo era de líder, nunca pensé que el celeste sería por esa razón. Claro está, Kate puede seguir mintiendo. No creo que Derek haya quitado la vida de un inocente, su novia. Si Kate no mentía, estoy segura de que Derek tenía una razón. Tal vez solo había sido un accidente.

—¿Todavía no me crees? —preguntó ella girando un poco su rostro, mirándome unos segundos antes de volver a la carretera—. Piensa entonces en cómo te trató cuando se conocieron. Probablemente fue rudo y sin interés en saber de ustedes. Eso es porque le recuerdas a ella. A Paige. Castaña, pequeña, inocente, capaz de ver algo bueno en él...

—¿Cómo sabes todo esto? —gruñí queriendo que deje de hablar—. No te conozco, para mí todo lo que dices es pura mierda.

—Vaya, quién diría que tú dijeras esas palabrotas —bromeó con una sonrisa de lado. Me dediqué a mirarle con odio mientras entraba el auto al estacionamiento del instituto—. Si sigues sin creerme puedes preguntarle tú misma a Derek.

Detuvo el auto y se inclinó sobre mi asiento para sacar algo de la guantera. Entre sus manos sostuvo una cinta adhesiva de color metálico. Intenté zafarme, pegarle con mis manos, brazos o piernas, pero la cazadora era buena a la hora de secuestrar personas. Parecía tener práctica. Tomó mis manos y de un rápido movimiento las unió con tres vueltas de cinta. La piel me quemaba con el pegamento de la misma. Dejé escapar un gemido de dolor cuando la cortó con sus dientes, haciendo que mi piel doliera aún más. Luego sacó otro pedazo y lo puso sobre mis labios.

—No es nada personal, querida —dijo antes de salir del auto y caminar hacia el instituto. A unos metros vi el Camaro estacionado junto al Porsche de Jackson.

Intenté abrir la puerta, aún con mis manos atadas, pero no podía. Kate la volvió a trabar. Alargué mis brazos y volví a abrir la guantera. Quería encontrar algo filoso con lo cual cortar la cinta. Además de querer escapar, la cinta me estaba irritando la piel. Sentía como mis pequeños pelitos se salían de mi piel dolorosamente.

Había una lapicera. Era lo más filoso que había. Logré tomarla con ambas manos pero me costó intentar romper la cinta con ella. Tenía las manos unidas y la cinta la tenía en las muñecas. La única forma de romperla con una lapicera era intentar agujerear uno de los costados para que una mano escape. Pero era imposible, demasiado difícil.

Alcé mi vista después de alrededor de diez minutos. Vi a Derek ahí con su chaqueta de cuero junto a Jackson, vestido similar. Golpeé el vidrio de la ventana intentando gritar su nombre. Aunque lo que salía de mi boca era algo similar a Drghm. Los dos tomaron el Camaro de Derek, al poco tiempo salieron del estacionamiento. Kate salió unos segundos después.

—Esto es trabajo en equipo, amiga —comentó mientras arrancaba el auto y seguía al Camaro.

Pasaron minutos en los que estuvimos en silencio. Yo no podía decir nada por la cinta en mi boca, y Kate parecía demasiado entretenida por la persecución sigilosa.

De lejos podía ver la casa Hale y dos figuras en la entrada. Me surgió una idea, pero dudé si ponerla en marcha o no. El ver a Derek ahí y saber que Kate le mataría o peor, fue lo que me impulsó a hacer aquella locura.

Me tiré sobre la cazadora. Tomé el volante con mis manos unidas mientras ella se quejaba por mi rebeldía como prisionera y giré el mismo hasta chocar contra un árbol.

Por suerte, mi plan no fue tan desastroso como pensaba. El auto se chocó contra el árbol pero el vidrio no explotó y tampoco me hice daño ante el impacto. Las airbags funcionaron como debían y me salvaron de un buen golpe, ya que no llevaba cinturón.

A mi lado, la castaña clara estaba inconsciente. Se abría dado la cabeza contra el espejo retrovisor o el techo, no lo sé. Pero aproveché la oportunidad para salir. Sentía un leve líquido caer por mi ojo izquierdo y luego sentí un ardor en mi frente.

Intenté abrir la puerta a mi costado. Con las manos no podía. Así que utilicé las piernas. Me moví de costado, de espalda a la cazadora y golpeé la puerta con mis piernas. Creía que no me había golpeado en el impacto, pero estaba equivocada, me dolían como el infierno.

Me obligué a seguir intentando. No podía haber hecho la parte más difícil del plan y ahora no poder escapar. Golpeé por tercera vez. Las lágrimas de ira se juntaban al borde de mis ojos. Dejé escapar un gruñido fuerte, digno de un lobo, para luego golpear con todas mis fuerzas.

La puerta se abrió levemente. Había un árbol que bloqueaba la mayor parte de la puerta, pero logré empujar la misma lo suficiente para salir de allí. Me giré para asegurarme de que Kate siguiera inconsciente. Después corrí hacia la casa Hale lo más rápido que pude.

Las piernas me dolían, especialmente el área de las rodillas, la piel de mis muñecas empezaba a irritarme demasiado, la sangre del golpe de mi izquierda empezaba a molestarme, pero aún así seguí. Tardé alrededor de cinco largos minutos hasta llegar a la puerta.

Me permití respirar unos segundos al entrar. Escuché que Derek decía mi nombre con un tono preocupado. Sus brazos pronto me agarraron antes de que cayera al piso. En frente estaba Jackson, sobre las escaleras, las mejillas húmedas y los ojos rojos. Había estado llorando. Mi cerebro no intentó buscar una razón.

—¿Quién te hizo esto? —gruñó el de chaqueta de cuero mientras me quite la cinta. Gruñí el asentir el dolor de esa área y la de mis manos.

—Kate —dejé escapar. Derek me miró con una mezcla de confusión, preocupación y enfado—. Ella adivinó dónde estarías y te siguió.

—¿Dónde está ella? —volvió a gruñir, alcé la mirada ante la intensidad de sus palabras. Se había transformado en lobo, sus cejas perfectas habían desaparecido y podía ver sus colmillos.

—Hice chocar el auto —susurré cediendo ante el cansancio producido por el choque—. Está inconsciente.

—¿Sarah? —dijo otra voz. Me giré y vi su cuerpo en el piso de arriba, justo al borde de las escaleras estaba Scott—. ¿Qué ocurrió? —preguntó estando a mi lado.

—Vete con ella —le ordenó Derek levantándome y entregándome a Scott como si fuera una bolsa de patatas. Scott me agarró con fuerzas. Oculté mi rostro en su cuello, sentía que mis párpados estaban increíblemente pesados.

No sé bien qué ocurrió después. Escuché disparos y que Scott intentaba ocultarse, pero creo que unas balas le dieron ya que pronto volví a estar en el piso. Él me había dejado caer. Gruñí un poco ante el dolor, por suerte ninguna bala pegó contra mi cuerpo.

Llegué a una vaga conclusión, Kate ya no estaba inconsciente. Sentí como Derek me movía detrás de una pared. Intenté ayudar, levantarme, moverme o correr. Pero mi cuerpo no me hacía caso. Derek me estaba protegiendo, me estaba salvando nuevamente.

Mi cuerpo estaba contra la pared y su cuerpo me protegía de las balas. En un momento, el ruido de disparos se detuvo. El silencio me hizo poder concentrarme más en lo que ocurría a mi alrededor. Tenía a enfrente a Derek, aún en su forma de lobo.

—Estarás bien, ¿si? —escuché que decía. Asentí levemente, no estaba preocupada por mí, sino por él.

—¿Qué hay de ti? —susurré aunque no sé si me escuchó. Mi vista se estaba volviendo nublada, apenas podía ver con claridad.

Lo que sí pude ver con visible claridad era que Derek se acercó a mí y depositó un suave beso en mi frente. Obviamente, si tuviera las suficientes fuerzas haría algo al respecto. Como bromear, quejarme o tomar esa estúpida chaqueta de cuero y darle un buen beso en sus labios.

Palabra clave: si tuviera fuerzas.

—Estaré bien —dijo después de besar mi frente. Parpadeé con lentitud. Al volver abrir los ojos vi a Derek gritándole algo a Jackson mientras él abría la puerta.

Antes de que todo se volviera negro, escuché un gruñido. Un gruñido de hombre lobo.

•••

Desperté en un lugar que no conocía. La cabeza me dolía junto con el cuerpo. La sala era pequeña, la luz blanca cegaba un poco mi visión pero pronto me acostumbré.

Giré la cabeza, aún mareada pude identificar a Deaton, al lado una mesa metálica que tenía el cuerpo de Scott. Él estaba dormido o inconsciente mientras su jefe tenía unas pinzas en la mano. Deaton alzó la mirada cuando vio que me iba despertando, sonrió de lado.

—Me alegra de que estés despierta, Sarah —mencionó.

El mareo desapareció después de unos segundos. Gruñí levemente mientras me incorporaba. Estaba sobre una superficie metálica y me empezaba a dar frío. Me ordené un poco el pelo antes de hablar.

—¿Dónde está Derek?

—Lo lamento —respondió el veterinario con sus ojos cafés viendo directamente a los míos—. Ya no estaba cuando los encontré a ti y a Scott.

—¿Qué le pasa a Scott? —pregunté señalando unos huecos en su torso. Había un poco de sangre alrededor de las heridas. Deaton no respondió al instante, hundió una de sus pinzas en uno de los agujeros y segundos después extrajo un pedazo de metal.

—Balas de acónito —explicó él dejando la bala estropeada sobre otra mesa—. Una vez que se las quite todas, podrá curarse.

—¿Sabe Stiles que...? —empecé diciendo. No sé si Deaton supo que me Kate me secuestró y que ni papá ni Stiles sabían dónde estaban. Si él logró contactar a mi hermano, me sentiría más segura. Él alzó la mirada antes de meter su pinza por otro agujero.

—Lo llamé —asintió con una suave sonrisa—. Salió por comida hace unos segundos.

Asentí agradeciéndole con la mirada. No soportaría saber que él estuvo preocupado toda la noche porque desaparecí dejando mi celular y mi bolso en la puerta de la casa.

Me bajé de la mesa apretando los labios. El dolor de las piernas no era tan insoportable como lo recuerdo, y mi cabeza dejó de doler una vez que dejé de moverme. Escuché el sonido metálico entre otro pedazo de bala y la mesa. Cerré los ojos.

Pedí permiso para ir al baño. Deaton me explicó que había uno al final del pasillo. Caminé con lentitud sin querer tentar a la suerte. Una vez que llegué, abrí la canilla y me mojé las manos. Me mojé también la cara antes de cerrarla y mirarme al pequeño espejo. Tenía una pequeña cinta blanca en mi frente a la izquierda, justo al borde del cuero cabelludo. Era un pequeño corte, no me dolía.

Miré mis ojos. Tenía unas horribles ojeras. Por suerte, ningún moretón del choque se veía en mi rostro. No podía decirle a nadie que estuve involucrada en un choque automovilístico. Kate probablemente limpió el desorden por su cuenta y nadie creería que la tía de Allison me secuestró.

Suspiré cansada. Sentía como si no hubiera dormido en días. Analicé mi cuerpo. Mis brazos estaban bien, un poco irritados en donde la rubia puso cinta pero nada más. La remera magenta junto con mis jeans oscuros estaban sucios de tierra, mi cabello grasoso y muy despeinado (más de lo usual). Necesitaba darme una ducha.

Salí del baño y me encontré con un Scott vivo y sin remera, sin rastro de sus agujeros de bala. Me tomó de la mano y me miró con preocupación.

—Hay que encontrar a Allison.

Me llevó afuera de la clínica, donde estaba mi hermano con su Jeep y una bolsa de plástico. Stiles me abrazó con fuerza al verme ahí parada, vivita y coleando, le acaricié la espalda diciendo que estaba bien.

En el trayecto hacia la casa de Scott, los dos me contaron sus versiones de ayer por la noche. Al parecer, Melissa tenía una cita con Peter. El Alfa intentaba convencer a Scott de unirse a la manada de una forma u otra. Stiles chocó levemente el auto en el que iban la señora McCall y Peter distrayéndolos de su cita. Protegiéndola.

Para ese momento, yo estaba con Kate en el instituto. Expliqué lo que me había ocurrido y pronto, todos estuvimos en la misma página. Ahora debíamos encontrar a Allison porque Peter sabe que su tía se llevó a Derek y piensa torturarla o algo así para conseguir recuperarlo.

Una vez en la casa McCall, subimos a la habitación de Scott. Él no encontraba su celular, dio vueltas por toda su casa tratando de encontrarlo. Pero nada. Le dijimos que simplemente compre uno nuevo, respondió que no podía pagarlo.

Stiles y yo nos fuimos de allí cuando Melissa llegó. Scott nos avisó que había llegado y que estaba llorando en su auto por el desastre de su cita. Mi hermano y yo sabíamos que debíamos darle espacio a Scott para estar con su mamá. Ella no merecía que Peter la usara así, no merece nada malo desde lo que ocurrió con el papá de Scott. Tema que nunca se habla.

En casa, me dediqué a dormir. Y en tratar de no sentirme culpable por lo que le ocurrió a Derek. Yo le salvaría, encontraría la manera de devolverle el favor.

•••

—¿Qué? ¿A qué se refiere con que Scott no puede ir al baile? —cuestioné sosteniendo mi celular entre mi hombro y mi oído mientras me servía algo de jugo. Le dije a papá que no me sentía bien como para ir al instituto, y como casi nunca falto salvo cuando me enfermo, me dejó quedarme en casa.

El corte de la frente se está curando. Por suerte mi cabello puede ocultarlo así papá no lo vio y mis piernas dolían menos, aunque si hacía demasiado esfuerzo debía descansar un poco. Stiles me mantuvo al tanto de lo que pasaba en el instituto mediante mensajes, pero decidió llamarme en el horario de la cafetería.

Que no puede ir al baile, Watson —dijo cínico—. Tiene Economía abajo y si no la sube puede salir del equipo. El castigo del entrenador es no dejarlo ir al baile.

—Eso es estúpido —acoté tomando el celular con mi mano—. Scott irá de todas maneras, quiere mantener vigilada a Allison.

Sí, también hablamos con Jackson para que él la cuidase pero no sé si eso servirá de algo —agregó él. Lo sentía masticar a través de la línea—. ¿Encontraste algo sobre Derek? —preguntó con la boca llena. Negué con la cabeza, luego recordé que él no podía verme.

—Nada. He buscado lugares abandonados o lugares que los Argent tengan en la ciudad —comenté moviéndome de un lado a otro en la cocina. Cuando hablo por teléfono nunca me quedo quieta—. Pero nada.

—¿Irás con Allison hoy a buscar un vestido? —dijo después de unos segundos.

—Sí. Dijo que Lydia le quería compensar por lo que ocurrió con Scott en la oficina del entrenador. Y me pidió que le acompañase después de clase.

Scott me pidió también que la vigilara —agregó él.

Podía verle suspirar cansadamente. Entiendo su frustración. Nosotras íbamos por los vestidos, él debía estar por ahí sin lucir sospechoso de estar en la sección femenina espiando a su hermana y a dos de su compañera. Aunque le dijera que no era necesario que fuera, él lo haría de todas maneas. Y aún más al saber que fui secuestrada hace poco por una loca. Creo que no quiere cometer el mismo error y mantenerme en su vista.

—Intenta no ser tan obvio —pedí con una sonrisa.

¡Qué dices! Si soy el Capitán Discreción —presumió él.

—Claaaaro. Y por eso nadie sabe de tu enamoramiento de Lydia —molesté con una sonrisa de lado. Stiles bufó.

Cállate.

•••

Si hace dos meses me hubieran dicho que estaría comprando vestidos con Lydia Martin y una chica nueva... Creo que hubiera explotado de la risa.

Pero exactamente eso estaba haciendo. Por suerte, no la estaba pasando tan mal como habría pensado. Lydia podía ser un poco molesta, pero Allison sabía qué decir para que se callase. Incluso le obligó a cancelar con el chico quien iría al baile para ir con Stiles. Después, mi hermano (que estaba oculto en el área de los perfumes haciendo el ridículo) y la pelirroja se fueron entre los vestidos. Stiles parecía alegre de saber que iría con Lydia al baile y Lydia hacía que Stiles llevara sus opciones de vestidos. Supongo que los ganan en esa situación.

Con Allison empezamos a ver vestidos en una sección. Finalmente ella sacó uno y me lo mostró. Era un vestido bordó, sin escote, con encaje en el área del pecho y en los brazos. No era ni largo ni corto, la tela terminaba justo sobre la rodilla. Era realmente lindo.

—Creo que este te quedaría asombroso, Sarah —fue lo que dijo. Me lo fui a probar solamente para complacerle. Al verme ya con la prenda, saltó de la alegría al decir: — ¡Matt se desmayará cuando te pase a buscar!

Pero la fantasía no duró mucho. El vestido salía cuatrocientos dólares, y no tenía plata para pagarle. Por muy bien que me quedara, no me lo llevaría.

—Irás con ese vestido, Stilinski. Yo lo pagaré.

—No pedirte eso, Allison —dije—. Conseguiré otro vestido, no es problema para mí.

Allison rió — Te lo compraré, Sarah. Te lo debo, fuiste una gran amiga y me has ayudado con el rompimiento con Scott, siendo él tu mejor amigo —indicó. No sabía si mencionarle que lo último no contaba ya que ellos dos parecían estar amigándose nuevamente, pero lo dejé pasar—. Además, Lydia pagará el mío, tengo dinero para pagar el tuyo —apreté los labios, Allison no me iba a dejar salir de allí sin este vestido—. Vamos, Sarah. Matt te amará con este vestido.

—Dividiremos el precio y de una forma u otra te devolveré el dinero —ordené. Allison no tiene ninguna obligación de comprarme nada, todo lo que he hecho para ayudarle es porque es mi amiga. Los amigos no cobran su amistad.

Ella asintió. Me informó que iría a ver una sección de vestidos blancos y rojos mientras yo me descambiaba. Me tomé demasiado tiempo quitándome el vestido, no era tan ajustado pero sí que oponía una dura resistencia al querer salir. Alrededor de diez minutos, logré salir. Respiraba agitada y mi pelo estaba desordenado. Parecía haber salido de una guerra en vez del vestidor. Miré la prenda con reproche.

—Tienes suerte de que Allison esté de tu lado —le comenté como si el vestido pudiera responderme o entender.

Alcé la mirada después de no-hablar con mi vestido. De lejos vi a Allison agarrando uno hermoso, divido por una cinta roja, arriba de negro brilloso y abajo, blanco emplumado. Estoy segura de que Allison podría elegir el vestido más horrible y a ella le quedaría genial.

Luego un hombre se acercó a él. Y no tenía que ser una genio para saber que era Peter Hale. Aunque estaba algo lejos, caminé lo más rápido que pude para evitar que él la incomodase o amenazase. Él y Allison estaban analizando un vestido plateado antes de que pudiera interrumpir. De lejos se podía ver que la morocha estaba incómoda. Yo también lo estaría, Peter actuaba como un maldito violador.

—No estás sola, ¿no? —escuché que dijo. Me adelanté, haciéndome ver. Allison suspiró de alivio. Peter alzó las cejas al verme, un poco sorprendido.

—No, no está sola. Ahora si nos disculpas, debemos seguir viendo vestidos —dije con una sonrisa falsa.

Peter abrió la boca, dispuesto a opinar sobre mi pedido. Pero la voz de la persona en los parlantes le interrumpió. «Atención, clientes. El dueño de un Mazda azul, patente 5768. Su auto está siendo remolcado.» Allison maldijo por lo bajo, se disculpó y corrió hacia el estacionamiento. Peter y yo quedamos solos en esa sección. Por mucho que me diera miedo, sabía que no me haría nada. Al menos no en público.

Él me dedicó una suave sonrisa, pero proviniendo de Peter eso no podía ser algo bueno. Bajó la vista hacia el vestido y opinó silenciosamente.

—¿Sabes? A Derek le gusta más el verde —indicó sin borrar su sonrisa. Apreté los labios.

—Mira, estoy buscando a Derek tanto como tú lo haces —dije ignorándole—. Pero Allison no te llevará a él.

Peter dejó escapar una sonrisa — Veo porque le agradas —mencionó—. Eres divertida —agregó usando su voz misteriosa. Se acercó más a mí, su mirada clavada en la mía—. Pero algo estúpida. Allison me llevará a Kate, y ella a Derek. No hago esto sólo para recuperar a mi sobrino, sino para matar a la perra.

—¿Quieres matar a Kate? —pregunté frunciendo el ceño—. Sé que no es una grandiosa persona, pero ¿por qué? Todos los que has matado han estado relacionado con el incendio de su casa. La casa Hale. ¿Ella qué tiene que ver con eso?

Él me miró como si tuviera pena de mí. Al parecer parecía lamentar que fuera tan idiota. Esperé a una respuesta, mientras más sepa mejor. Derek no es demasiado abierto, las cosas que me enteré de su pasado fue porque Kate hablo de ello. Ella le conocía mejor. Y una vez que lo recuperara, le preguntaría yo misma respecto a Paige y sus ojos. Por el momento no pensaba en eso. Sino en encontrar a Derek.

—Todo —respondió él acercándose nuevamente. Podía sentir su respiración en mi rostro. Luego se alejó, miró hacia atrás y sonrió de lado—. Bien jugado, Scott. Pero no podrás protegerla todo el tiempo.

Luego, Peter se alejó.

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