18 de Agosto de 1815
—Y esta es carta de su tía, Lady Williams.
Agarré la carta que me ofrecía mi mayordomo.—Gracias.
—¿Se le ofrece algo más, señor?
—Oh, no. Puede retirarte.
—Con permiso.—hizo una reverencia y salió del comedor.
Sabía que mis tías se pondrían como locas, pues cada una me había envidiado dos cartas, luego las leería, así que las puse a un lado y seguí desayunando.
***
Ya había leído las cartas, lo mismo que la otra, como: "¡Qué has hecho Damien Becher! ¡¿Cómo te has atrevido?!" "¡Asume tu responsabilidad y cásate!" "Te iremos a visitar pronto".
Caminé a mi ventana, la de mi habitación, y observé a todos trabajar, yo también tenía mucho trabajo pero me había tomado unos minutos para descansar un poco.
¿Casarme? No estaba entre mis planes. Pensaba en seguir mi vida, libre, pero veo que al destino le gusta jugar.
Me di la vuelta y caminé hacia mi escritorio, donde estaba todo mi trabajo; me senté y empecé a escribir cartas a mis socios, debía de enviarlas ese mismo día pero, no tenía cabeza para el trabajo, sólo quería pasar por lo menos este día libre, tener un tiempo para pensar, pensar en mi futuro, sé que suena muy estúpido pero sí, me preocupaba mi futuro y las consecuencias de este.
En el momento que me acerqué a Camille, no pensé en las consecuencias, pero ahora llevo el peso de estas.
Escuché que alguien tocaba mi puerta.—Adelante.
Entonces entró mi mayordomo con una carta en su mano. Fruncí el ceño. ¿Cuándo mis tías se cansarían de enviarme cartas?
Hizo una reverencia.—Señor Becher, una carta de la señorita...
—¿Señorita?—lo interrumpí.
—Sí, la señorita Shannon. No tiene apellido señor, sólo dice Shannon.
Ya sé quien es... Ella volvió.—Dámela, y gracias.—dije para que se retirara de inmediato. Tomé la carta que me ofreció.
—Con permiso señor.—hizo una reverencia y se dio la vuelta, cerrando la puerta detrás de él.
Me apresuré a abrir aquella carta, pero lo único que saqué de allí fue un anillo, pero no cualquier anillo.
Lo solté y lo dejé encima de mi escritorio, ella lo había tenido todo este tiempo, ¿por qué?
Entonces saqué la pequeña nota que traía aquel sobre.
"Lo he encontrado, espero se lo des a tu futura esposa.
Shannon."
Jamás.
***
—¿Por qué ella tenía el anillo?—me preguntó Robert aún sosteniéndolo.
—No lo sé, no lo sé.—me dolía la cabeza de pensar en el asunto. Estaba confundido y molesto.
Escuché a Greg suspirar.—Bueno Damien, no sé pero esto se me hace muy extraño.—volteó a verme.—¿Ella no...?
Negué con la cabeza.—No lo creo.—interrumpí abruptamente negando.—Ella no estaba ese día. Estaba en Bath con su familia.
—Bueno, pero, ¿cómo lo consiguió si no?
—No le preguntaré, haré como si eso nunca llegó.—dije, no quería volver a pensar en aquello.—Simplemente lo dejaré pasar.
—¿Estás seguro?—ambos preguntaron con asombro.
—Lo estoy, no diré nada de esto y espero ustedes tampoco.
—No lo haremos.—contestó Greg.—Me tengo que ir, quedé de ir con Alfred a ver las nuevas tierras que compró.
—Bien.—dije simplemente.
—Adiós.—se despidió de Robert.
—Adiós, nos vemos mañana en la casa de los Jeffrey.
—Allí estaré.—se encaminó a la puerta y abrió, para cerrarla detrás de él.
—No creo que sea coincidencia.—dijo Robert, dejando el anillo en el escritorio.—Deberías de investigar.
Levanté mi mirada y lo miré cansado.—A qué te refieres?
—Vamos Damien, abre los ojos.
—No puedo pensar en más, con lo ocurrido.
Escuché su risa.—Oh, vamos, no es tan malo casarse.
—¿Qué no lo es? Entonces, ¿por qué no estás casado?
—Simplemente no ha llegado la indicada.
Me reí.—¿Enserio crees en eso? Pareces mujer.
—Sí y no me me cambies de tema.
—No quiero hablar de eso, Robert, tú más que nadie sabes los malos recuerdos que me trae pensar en ello.
—Lo siento pero tú sabes que eso no es coincidencia.
Rodé mis ojos.—¿Por qué siempre debes de pensar mal de Shannon?
—¿Por qué siempre debes de pensar que es una blanca palomita?
—Robert, por favor. Ya te he dicho que ella no tiene nada que ver en lo que ocurrió con... Bueno, no tiene nada que ver. ¿Comprendes? Ella estaba en Bath con su familia, no estaba en el campo.
—¿Y si te mintió?—y volvemos a lo mismo.—¿Qué tal si te hizo pensar eso?
—Sus padres me lo confirmaron.
—Bueno, yo sólo te digo que ella no podía haber tenido el anillo a menos de que...
—¡Por favor Robert!—exploté al recordar.—No me hagas recordar más.
—Lo siento.—dijo.—Pero recapacita acerca de. Te veo luego.—Se encaminó a la puerta.
Suspiré y me dejé caer hacia atrás en mi silla.—¿Por qué? ¿Qué se me pasa?
Por mi mente pasó todos los sucesos de aquel día y una pequeña lágrima amenazó con salir, pero rápidamente la quité.
Abrí los ojos y volví a tomar el pequeño anillo.
"... Espero se lo des a tu futura esposa..."
¿Dárselo? No, jamás.
Lo miré una vez más y abrí un cajón del escritorio, donde lo metí hasta el fondo, bajo cartas y documentos que allí había.
Suspiré pesadamente y llevé mis manos a mi rostro mientras me ponía a pensar en otras cosas para distraerme.
***
Ok, mil disculpas pero estoy pensando en terminar Defender mi honor y avanzar de inmediato esta o dejar de publicar en Defender mi honor mientras emparejó esta con la otra, ¿qué dicen?
Estephania 🌸
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Editado el 5/junio/2020