Promesas que se llevó el vien...

By nowsmile123

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Cuando dos almas se enamoran, el tiempo se detiene, sus corazones hacen clic, sienten mariposas en el estómag... More

Epílogo.

Promesas que se llevó el viento

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By nowsmile123

Melody es una chica de 20 años, alegre, risueña pero con una triste infancia en sus recuerdos, ya que tras la muerte de sus padres, se hizo cargo de su tierna hermana menor, la adorable Elisa.

Terminó su carrera de Contabilidad y vive en una gran casa en la Av. Wildcherry.

Ella tiene su horario muy recargado y constantemente esta fuera de su casa por cuestiones de trabajo.

Elisa por el contrario se dedica solo a su casa.

Un día, Melody entró en una cafetería, cansada de tanto estar sentada en su escritorio trabajando, pidió un capuccino.

-Buenas tardes señorita ¿le tomo su orden?

-Claro muchas gracias, sírvame un capuccino por favor.

Cuando Melody levantó la mirada, se dio cuenta que el chico de cabello castaño y ojos azules la miraba algo especial.

-¿Qué le sucede joven, se encuentra bien?-preguntó la rubia.

-¿Qué?,...este...¡sí!,...¿p-por qué no habría de e-estarlo?

-Bueno...no sé, solo se quedó mirándome como si hubieras visto un unicornio.

-Tú eres mucho mejor que eso...

-¿¡¡QUÉ!!?

-Estee...¡nada! Entonces...un capuccino ¿no?

-Sí, y que sea rápido por favor, muero de frío.

El muchacho se retiró sin quitarle la mirada a Melody.

Sin duda, estaba muy ilusionado, pero tanta ilusión causó un desastre.

Al llegar a la mesa de la mujer de rubias cabelleras y vestido hasta la rodilla, tropezó con sus pies y terminó derramando todo el café en el vestido de encajes blancos.

-¿¡Pero qué es lo que le sucede!? ¡está usted loco!-vociferó Melody tratando de limpiar la mancha con una servilleta.

Las personas observaban asombradas su reacción, mientras que el muchacho recogía con torpeza el desastre que había en el suelo.

-P-perdón p-por favor.

-¡Ahhhggg! me iré a tomar café a otro lado.

Melody se retiró hecha una furia.

Sin embargo, el joven mesero no dejaba de mirarla, hasta que la perdió de vista.

---

Después de discutir con su jefa, mancharse con café, ir a comer a otro lado y caminar en medio de la lluvia, Melody llegó a su casa.

Se sentó en su sofá y prendió en televisor.

-¡Elisa! ¡hermanita!-gritaba Melody, pero nadie respondía.

Eso le extrañó, pues Elisa no salía de la casa con frecuencia y menos en la noche.

Melody decidió esperar un poco más, hasta que la desesperación la hizo levantarse.

La buscó en la cocina, el baño, la terraza, el comedor, el hall y finalmente en los cuartos.

Cuando entró en el cuarto de Elisa vio algo horrible.

-¡Elisa! ¡Eli...

La respiración se le cortó por un segundo cuando vio a su adorada hermanita tendida e inconsciente en el suelo.

-¡¡¡ELISA!!! ¡¡No!! ¡¡tú no por favor!!-gritaba llorando.

De inmediato llamó a una ambulancia.

Los paramédicos no tardaron mucho en venir y en poco tiempo ya estaban dentro de la ambulancia.

Al llegar al hospital, se llevaron a Elisa por emergencia y Melody se quedó esperando en el pasillo.

Después de media hora salió un doctor.

-La trajo justo a tiempo, fue una crisis de asma- dijo el galeno.

-Una...¿qué?

-Una crisis de asma, su hermana tiene asma.

Melody no lograba comprender cómo Elisa pudo haber ocultado tal enfermedad.

Después de haberle controlado el asma y recoger algunos medicamentos, se dirigieron a su casa.

Al llegar se sentaron en el sofá para conversar.

-¿Eli, por qué no me dijiste nada?

-¡¿Nada?!...so-sobre qué.

-Sobre tu enfermedad, ¡tienes asma!

-¡Ahhh! Eso, bueno...no te lo dije porque...porque...mmm... ay es que no quería preocuparte, tienes suficientes problemas laborales como para darte uno más.

-Eli, sabes que eres mi hermanita menor y sólo nos tenemos a las dos, ¿qué haría yo sin ti?

-Bueno...entonces...¿no soy un problema?

-Claro que no tontita y no quiero que me vuelvas a ocultar algo, ahora, ya es hora de dormir, hasta mañana.

---

Al día siguiente, Melody se dirigió a su trabajo, dejando advertida a Elisa que tomara sus medicamentos.

Salió muy apurada ya que ese mismo día tenía una entrevista con una empresa muy importante.

Salió corriendo de su casa (literalmente) y cuando ya estaba llegando chocó con alguien y cayó al suelo.

-¿Se encuentra bien señorita?-dijo ayudándola a levantarse.

-Sí, muchas gracias solo que...-en ese momento, Melody alzó la mirada, logrando ver al mesero castaño de la cafetería-...¡¡¿tú otra vez?!!

-¡Señorita! Usted es...

-Sí, yo soy a la que le manchaste el vestido blanco que llevaba puesto.

-En verdad, lo siento mucho, yo no quería mancharte es sólo que...

-Escucha, en este momento tengo asuntos más importantes que atender así que ya me voy.

-Al menos déjame verte en la tarde para conversar.

-¡Estás loco!

-Tal vez, pero por favor conversemos en la tarde, ¡en la cafetería!.

-¡Ahh!...mmm...ok. Ahora tengo que irme adiós.

-Adiós.

Melody se fue rápidamente y algo confundida por esa conversación, pero decidió continuar su día, su nuevo día.

---

Al salir de su trabajo, Melody estaba muy feliz, ya que la entrevista había sido todo un éxito, pero de pronto, sintió que alguien la hizo voltear.

-Hola señorita, ¿vamos a la cafetería?-dijo el muchacho.-me lo prometiste. ¿No?

-Bueno...está bien, después de todo te lo prometí.

Ambos se fueron a la cafetería, pidieron dos cafés y un pan baguette.

-¿Te gusta?

-Claro que sí -respondió la rubia metiéndose un trozo de pan a la boca.

-Eres muy bonita.

-Ya lo sé, me veo al espejo todos los días ¿no?

-Pues...sí. Vamos al grano.

-¿De qué?

-Oyeee...sé que es muy rápido pero...¿quisieras...no sé,... salir conmigo?

-Ja, ja, ja, ¿yo? ja, ja, ja...ahhhhh...no sé. No eres mi tipo.

-Pero...¿como amigos?

-Tal vez. Lo pensaré.

---

En su casa, Melody daba vueltas en su cama sin poder dormir, pensando en esa pregunta...¿quisieras salir conmigo?

Sinceramente ella no sabía qué responder.

No le veía nada especial al joven alto, apuesto, ojiazul y castaño, bueno...siendo sincera...sí sentía algo, pero...trataba de darle la contra, pues no quería enamorarse. Su padre abandonó a su madre cuando era muy pequeña y desde ese momento, Melody creyó que todos los hombres eran iguales, y decidió no enamorase para no sufrir lo que su mamá sufrió.

Pero se le estaba haciendo muy difícil controlar sus sentimientos.

---

Al día siguiente...

Melody llegó a su trabajo muy apurada.

Ingresó a su oficina dispuesta a sentarse en su cómoda silla y relajarse, pero encontró a una señorita alta, de cabello negro y corto, ojos verdes y tacones rojos...su jefa.

-Je-jefa ¿q-qué hace aquí?

-Pues...vi que no llegaste a la reunión con los arquitectos, así que decidí pasar por tu oficina.

¡Melody había olvidado por completo su reunión! Ésta, era una reunión muy importante que definiría el siguiente proyecto de la compañía, Melody había sido designada para hacer el presupuesto ¡¡y lo había olvidado!!

-¡¡El presupuesto!!-dijo Melody golpeándose la frente con la palma de su mano.-lo olvidé señora Holson, lo siento, no volverá a suceder algo así.

-Pero por supuesto que no volverá a suceder algo así ¿sabes por qué? Porque la nueva contadora no olvidará ningún trabajo designado. ¡adelante Tara!

Por la puerta negra de la oficina ingresó una jovencita pelirroja, alta, ojos negros y algunas pecas en su piel blanca.

-Tara, ella es Melody, Melody, ella es Tara, la nueva contadora.

-Se-señora Holson ¿q-qué quiere de-decir con eso?- dijo Melody tartamudeando.

-Quiero decir ¡¡¡¡QUE ESTÁS DESPEDIDA!!!!

-¡No! Por favor señora usted no puede hacerme esto, he trabajado por cinco años aquí y mi hermana tiene asma.

-Lo siento mucho Melody, ya son tres veces que olvidas algún trabajo y ya estoy harta así que pasa a la recepción por tu liquidación y vete porque estás ¡despedida!

La pelirroja alzó la barbilla en señal de derrota y Melody salió de la oficina con lágrimas en los ojos.

Pasó por su liquidación, se despidió de sus compañeros de trabajo entre abrazos y sollozos, para luego salir por la gran puerta de la empresa donde trabajó por mucho tiempo.

Salió corriendo hacia la alameda para llorar sentada en una banca.

Cuando ya estaba por llegar tropezó con una patineta, pero no cayó, pues el joven de la cafetería evitó la caída.

-La salvé señorita -dijo ayudándola a enderezarse.

-Supongo que sí.

-Espera un segundo... has estado llorando.

-¡Eso no te importa! ¿qué haces aquí?

-Pues...pasaba para recogerte de tu trabajo.

-¡Ese ya no es mi trabajo!-dijo Melody dando pequeños golpes en en pecho del joven.

-Shhh...tranquila, no llores.-el mesero la abrazó tan fuerte que Melody se calmó.-no te preocupes, ya sé lo que pasó, tus colegas me lo contaron todo, pero aquí estoy yo para consolarte.

-Gracias-dijo Melody entre sollozos.-gracias por seguir conmigo a pesar de lo mal que te trato.

-Te prometo que siempre estaré contigo para ser tu fiel confidente.

-Te lo agradezco...

-Iván, mi nombre es Iván.

-Gracias Iván.

Después de ir a la cafetería "Sweet Cofee" (la cafetería en la que se conocieron y además el lugar de trabajo de Iván), él la llevó a su casa y luego se fue.

En su casa, Melody se tiró en su cama a pensar...¿de dónde comerían ella y Elisa?, ¿de dónde sacarían dinero para cubrir las necesidades básicas de toda casa? ¿conseguiría un nuevo empleo?

---

Melody seguía preocupada por lo sucedido, pero decidió no tensionarse más, salió a almorzar a un restaurante con Elisa.

No le contó su problema para no generar que le viniera una crisis de asma.

Al llegar a su casa, encontró a Iván sentado en los escalones que conducían a la puerta.

Iván: Hola Melody.

Elisa: ¿Quién es él? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué te mira? ¿¡CÓMO SABE TU NOMBRE!?

Iván: Soy su futuro novio.

Melody: Elisa entra a la casa.

Elisa: Pero...

Melody: Obedece.

*sonido de la puerta*

Melody: Mi futuro novio¿eh? ¿Qué haces aquí?

Iván: Quise venir a verte.

Melody: Y...para qué.

Iván: Para invitarte a cenar. Hoy. A las ocho. Al "Delicious Food" . ¿Aceptas a mi irrrrrresistible prropuesta?

Melody: Mmm... Ok.

Iván: ¡Perfecto! Paso por tu casa a las ocho.

En la noche...

Iván estacionó su camioneta afuera de la casa de Melody.

Se quedó adentro esperándola, hasta que salió.

Llevaba puesto un vestido negro hasta la rodilla, una cadenita de oro y tacones dorados.

-Te ves muy linda. 😆

Melody resopló tratando de quitar el mechón que caía cubriendo uno de sus ojos verdes, luego entró a la camioneta y se sentó en el asiento del copiloto.

-Mi hermana me peinó -dijo Melody tratando de esbozar una sonrisa forzada.

-Igual te ves muy linda.

Conducieron al restaurante, al llegar, pidieron un champán y dos filetes con ensalada waldorf.

-Mañana no podré ir a verte-dijo Iván.

-¿Por qué?

-Pues...porque...porque tengo trabajo, sí eso.

-Claro. Hoy vienes cariñoso y gentil, me invitas a cenar, compras la cena más cara y todo para decirme que mañana no podrás verme porque tienes trabajo.

-¡No! Te traje aquí y me comporté así porque quería decirte que te amo y si quieres ser mi novia.

-Espérate ¿qué?

-Que si quieres ser mi novia.

-¡¡Síííí!!

*Abrazos, un beso y toda la cena romántica*

Al día siguiente...

Melody se levantó muy tensionada, ya que como recordaremos no tenía trabajo.

Se puso las pantuflas de panda que le regalaron en navidad y se dirigió a la cocina con la intención de preparar algo de desayunar para ella y para Elisa, sin embargo, cuando salió de su cuarto, observó que la casa estaba reluciente, el piso trapeado, los electrodomésticos limpiados y todo muy ordenado.

De pronto, vio a Elisa sentada en el sofá, con una taza de leche en la mano y el televisor encendido.

-¿Elisa? - murmuró Melody tratando de no hacer tanto ruido.

-¡Ahhhh!

-Lo siento...

-Eres tú. Me diste un gran susto hermanita. ¿Qué haces aquí? ¿por qué no fuiste a trabajar?

-Mmm...este...porque... porque...porque me dieron vacaciones.

-Nunca has sabido mentir. Dime la verdad.

-Esta bien, pero prométeme que lo tomarás con calma y no te pondrás tensa.

-Lo prometo.

-Me despidieron.

Elisa empezó a tener problemas para respirar y Melody le dio su medicamento para que se tranquilizara.

-C-cómo que te despidieron.

-Llegué tarde a una reunión y mi jefa me despidió.

-Ahora que haremos Melody, qué haremos.

-Tú no te preocupes por eso, yo lo resolveré.

Elisa le preparó el desayuno a Melody y luego se fue a su cuarto.

Melody apagó la televisión, ya que no estaba dando nada interesante y también se fue a su cuarto.

Ella no sabía qué hacer, pensó en conseguir un empleo, pero su jefa era una señora muy importante y famosa, seguro ya había difundido a todos sus contactos la noticia de su despedida, así que esa no era la mejor opción, pero al menos lo intentaría.

De repente se le vino a la cabeza una palabra: Iván.

¿Qué estaba haciendo Iván en ese momento? Recordó que le había mencionado que no podría ir a verla ese día porque tenía mucho trabajo, pero...no dijo que no lo podría llamar.

Melody marcó a su teléfono (él se lo había dado en la cena)

Ocupado, ocupado, ocupado.

Iván no contestaba el teléfono, raro.

Melody decidió salir a buscar trabajo, Elisa estaba dormida, así que decidió salir sigilosamente dejando una nota en la mesa del comedor.

"Elisa:
Salí a buscar trabajo,
por favor no salgas a
buscarme, estoy bien.
Come tranquila, yo
regresaré por la tarde.

Tu hermanita,
Melody."

---

Melody se dirigió a muchos bancos, pero ninguno le daba suerte, así que decidió optar por establecimientos de comida rápida, pero tampoco consiguió empleo.

Se le acabaron las ideas, ya no se le ocurría nada, cuando...

¡¡¡El famoso "Sweet Cofee"!!!

Era el lugar de trabajo de Iván, además si la contrataban, podría pasar más tiempo con Iván, ya que serían compañeros de trabajo. Ya estaba. Intentaría ser contratada por el "Sweet Cofee".

---

Al llegar a la cafetería, percibió el olor a café y eso la relajó un poco.

Se presentó en la oficina del gerente y presentó su currículum.

¡La contrató!

Melody estaba contratada y además muy feliz, de inmediato se puso el uniforme y se dirigió a su oficina.

En todo el día no supo nada de Iván. Pero supuso que estaba en otra área y por eso no lo podía ver, además aún no sabía que ella trabajaba ahí y si lo sabía qué ganaría buscándola, exacto, nada. Decidió no seguir preocupándose y seguir trabajando.

Al día siguiente...

Melody salió muy temprano a trabajar, pero esta vez sí pudo ver a Iván ingresar.

-Miren quién vino a trabajar.

-¡Melody! q-qué haces aquí.

-Pensé que te alegraba verme. ¿Por qué no viniste ayer?

-Ahhh...este...mi tía se enfermó y no pude venir. Y tú...

-Me contrataron como contadora. Genial ¿cierto?.

-S-sí,mu-muy genial.

-Bueno adiós me voy a mi oficina.

Ambos se retiraron a sus respectivas áreas se trabajo.

Melody le había contado a Iván que la habían contratado, es decir, que serían compañeros de trabajo; bueno, en conclusión, Melody fue honesta con él.

Sin embargo, no todos en este mundo dicen la verdad, e Iván, era uno más de este grupo.

Después del trabajo...

Melody estaba muy contenta: su novio era perfecto (o al menos según ella), tenía trabajo estable (por lo menos por ese entonces) y ya era hora de salida (...)

De pronto, chocó con alguien.

-¡Disculpe!

-No se preocupe- Melody alzó la cabeza logrando ver a un trabajador rubio de ojos azules, con quien había chocado.

-Espera un momento...-dijo el joven escaneándola con la mirada- ¡tú eres la chica nueva! ¡la amante de Iván!

-La... ¿qué?-dijo Melody algo nerviosa por la palabra "amante".

-Ja, ja, ja, ja, olvida lo que dije no lo comprenderás.

El chico se fue murmurando entre dientes y burlándose.

Melody quedó un poco desconcertada y triste por esa frase: "la amante de Iván", ¿a qué se refería con eso?.

En ese momento alguien la abrazó por atrás, era Iván, pero ella se soltó.

-¿Qué pasa? ¿hice algo mal?

-No,...es que...un muchacho rubio me llamó tu amante.

-No-no le hagas caso, te prometo que nadie volverá a llamarte así.

-Pero...dime, ¿por qué lo hizo?

-Pues...no sé, pero no importa, no volverá a pasar.

---

Esa noche, Melody, daba vueltas en su cama sin poder dormir, seguía creyendo que eso de "la amante" sí era importante.

Pero decidió no hacer caso a sus presentimientos.

Al día siguiente...

Melody se despertó con dolor de cabeza, ya que como recordaremos, la noche anterior estaba estresada.

Era sábado, no tenía que ir trabajar.

Seguía preocupada por lo de ayer.

Ella quería mucho a Iván, era el amor de su vida, su novio, su confidente, su media naranja, ella lo amaba de verdad, con todo su corazón, con toda su alma, pero no sabía si él también la amaba.

Decidió investigar.

Abrió su laptop y escribió en el buscador: Iván Joel Mendoza Castillo.

Encontró la biografía, pero el resultado le destrozó en mil pedazos su corazón, cuando vio:

Estado Civil: CASADO.

Casado, casado, ¡¡CASADO!!, era todo lo que su cabeza repetía como un eco en una cueva.

Melody derramó una lágrima sobre el teclado sin quitar la vista de la pantalla.

-¿¡Qué he hecho!? -dijo murmurando.

La pobre no podía creer lo que sus inocentes ojos verdes estaban observando.

Iván y ella eran... ¿amantes?

-No, no, no todo lo del internet es cierto, tal vez solo lo confundieron con otra persona...yo...no pude haber destruido un matrimonio, no lo hice -se decía tratando de consolarse.

¡Beep! ¡Beep! Sonó su celular...era Iván.

-A-aaló Iván.

-Hola princesa ¿qué haces?

-Entré a internet para investigar.

-¿Qué investigaste?

-Nada...olvídalo. Oye...¿puedes venir hoy en la tarde a mi casa?

-Me extrañaste, ¿cierto?

-Sí, además... necesito hablar contigo.

-Sobre ¿qué tema?

-Ya te enterarás sólo ven por favor.

-Ok.

---

Melody estaba sentada en un rincón de su habitación, con los ojos rojos por las lágrimas y en posición fetal.

-¡¡Melody!! Tu novio vino a visitarte.-dijo Elisa.

-¡Ya voy!-respondió Melody dirigiéndose a la puerta.

Era Iván.

Traía un ramo de rosas rojas frescas en el brazo y una caja de chocolates con forma de corazón.

-Hola princesa -dijo Iván acercándose a Melody para darle un beso.

-Siéntate-respondió ella volteando su rostro para impedir beso.

Se sentaron en el sofá para tres personas y comenzó la conversación.

-Melody...¿estás molesta? primero fue lo de la cafetería y ahora no quieres darme un beso. ¿Acaso...hice algo malo?

Melody mantenía la mirada fija en el florero que adornaba la mesa de centro.

-No hiciste nada malo.

-Entonces...

-Yo hice algo malo.

-No Melody tú ni hiciste nada malo, tú eres linda, amable, alegre, eres...¡perfecta!

-Nadie es perfecto Iván, nadie es realmente honesto tampoco.

-No digas eso.

-Es verdad. *silencio* Al menos eso sí es verdad.

-¿En qué te basas para decir eso?

Melody volteó y le envió una mirada amenazadora, luego rió por tres segundos y se calló.

-Iván...¿tú siempre me has dicho la verdad?-dijo alzando una ceja.

-Yo...¿por qué lo preguntas?

-Por favor responde.

-Pues...sí, yo siempre te he dicho la verdad.

-Sabes, Iván, te voy a contar una historia.
Una vez, hace muchos años, hubo una mujer, una mujer muy bromista. Ella era actriz, pero utilizaba su talento para fingir tragedias, ahogos, traiciones y todo lo que te puedas imaginar. Ella se enamoró de su mejor amigo y se hicieron novios. Se casaron, y vivían muy felices. Un día, ella salió embarazada. Ambos cuidaban mucho de su bebé, la querían mucho.
Ella continuaba haciendo bromas, moderándose para que no salieran mal. Pronto, se dio cuenta de que lo que estaba haciendo no eran bromas, sino mentir, decidió buscar el consejo de alguna amiga, pero se dio cuenta de que no tenía ninguna, pero...¿sabes? No le importó. Siguió mintiendo y fingiendo situación horribles, las cuales le parecían graciosas.
Sin embargo, un día, sus mentiras llegaron demasiado lejos. Le dijo a su esposo que había abortado, porque no podía soportar el dolor de las contracciones.
Él no podía creerlo, el amor de su vida mató a un niño inocente que ni siquiera había nacido. Se retiró impactado y llorando al baño, se encerró y a la mañana siguiente lo encontraron muerto, se había ahorcado. La esposa enloqueció. Constantemente le hablaba a las cenizas de su esposo y finalmente tuvo a la bebé. Ella fue criada por esa mujer, esa loca que jugó con los sentimientos de su compañero de vida, esa mujer...era mi abuela.

-Significa que...¿ella mató a tu abuelo?

-Significa que una mentira le puede costar la vida a alguien y que una mentira, ya sea, grande o pequeña, es mentira al fin y al cabo. Las mentiras tienen patas cortas, Iván, y tarde o temprano salen a la luz.

-Melody yo...lamento mucho lo de abuela pero...

-¡No necesito de tu lástima! Necesito que seas sincero, Iván Mendoza.

-Pero...yo te he dicho la verdad.

-Iván, si no puedes responder esa pregunta con sinceridad, solo responde esta y te podrás ir...¿cómo se llama tu esposa?

Iván palideció.

-N-no sé de q-que estás habl-hablando.

-Iván. Lo sé todo. Por favor dime, cuál es su nombre.

-Yo...está bien. Su nombre... es... María, María Lisbeth Medina Salas.

-Que lindo es su nombre. Seguro ella es muy bella. Vuelve con tu familia, Iván, seguro ellos sufren cuando no estás, por mi culpa. Por favor no les hagas más daño, ellos no tienen la culpa de nada.

-Pero...

-Por favor, hazlo por mí.

-¿Qué pasará contigo?

-Yo estaré bien.

-Pero yo te amo Melody.

-Si aunque sea me amas un poco, ve con tu familia, por favor-dijo Melody mojando con sus lágrimas el vestido floreado que llevaba puesto.

Iván le entregó los presentes que trajo y luego se retiró sin decir una sola palabra.

---

En su cuarto, Melody estaba sentada en su silla violeta de oficina y tenía las flores en su regazo.

Empezó a romper una a una las olorosas rosas rojas derramando lágrima tras lágrima sobre el edredón blanco.

Todo pasaba por su mente como una película.

El momento en el que conoció a Iván, cuando se chocaron, cuando la consoló porque la habían despedido, la cena, las flores y todos los momentos más lindos que había vivido junto a él.

-¡¡¡NOOO!!!-gritó Melody a tiempo que tiraba los tallos al suelo y salía de la cama.

Se paró, tiró su lámpara, sus edredones y sábanas, su ropa, en conclusión, hizo toda una rabieta.

No se resignaba a que ella era la culpable de la destrucción de un matrimonio. Lo que le habían hecho a su madre, lo había hecho ella también.

Decidió arreglar sus errores.

---

Melody salió con una dirección en su mano y se dirigió a la calle "Family's Street" para enmendar lo que había hecho.

Tocó la puerta de la casa de fachada beige.

-Buenas tardes señorita ¿le puedo ayudar en algo?-preguntó la mujer que abrió la puerta. Era delgada, trigueña, de ojos negros y cabello castaño hasta la cadera.

-Usted es...¿María Lisbeth Medina Salas?

-Pues...sí. ¿Qué desea?

Unos brazos la rodearon por atrás, para luego abrazarla...Iván.

-¿Quién es mi amor?-preguntó Iván, pero palideció al darse cuenta que era Melody.

-Hacen una pareja hermosa-dijo Melody derramando algunas lágrimas sobre su blusa.-perdónenme por causarles tanto daño, por favor nunca se separen, luchen para que su amor sobreviva ante cualquier adversidad, sean una familia feliz y nunca, nunca se guarden secretos.-dijo Melody llorando y mirándolos fijamente.

Dos pequeños niños salieron con dos patinetas de la casa. Miraron a Melody por un momento y luego se fueron.

-Tienen unos hijos hermosos...bueno...adiós.

Melody se fue corriendo y llorando, mientras que los esposos se quedaron boquiabiertos.

---

En su casa, Melody se encontraba encerrada en su cuarto sin poder creer lo que había hecho.

-Destruí un matrimonio, yo lo destruí, tengo la culpa.-era todo lo que pasaba por su mente.

En toda la noche no durmió, ni cenó, ni habló, solo estuvo en su cama echada y llorando.

No conseguía liberarse de su culpa.

Cuando el reloj marcó las 00:00 su teléfono sonó...era Iván.

-Aló.

-Melody...no sé si esto ayude, pero...mi esposa me dejó y...ahora sí podemos estar juntos.

Melody cortó la llamada.

¡¡Ella había hecho que su esposa se vaya!!

Ya era suficiente, no podía más con esa culpa.

Tenía que quitarse ese sufrimiento de encima, pero nada la aliviaba.

Intentaba buscar una solución. Pensaba, se jalaba los cabellos, pero no conseguía solucionar su problema, hasta que...

Pasó por su cabeza una terrible solución, una muy mala, una que ni yo, ni tú, ni nadie debería pensar...el suicidio.

Era, según ella, la única solución que daría fin a su tormento para siempre.

Decidido, lo haría, pero...¿cómo?

No quería dejar entrever que fuera un homicidio.

No quería dañar a Elisa, pero tampoco quería cargar con eso toda su vida.

Entonces, tomó una decisión.

Tomó el frasco de veneno para roedores y con lágrimas en los ojos...dejó caer el contenido a su vaso.

A la mañana siguiente...

Elisa se despertó a las 5:00 am, como de costumbre.

Empezó a hacer sus actividades normales: limpiar, barrer, preparar el desayuno y todo sin hacer mucho ruido, ya que no quería que Melody se despertara.

A las 7:00 am, ya todo estaba listo. La casa limpia, los muebles y cojines ordenados, el piso limpio y el desayuno preparado.

Elisa le había preparado un desayuno especial a Melody, ya que ese día era su cumpleaños.

Abrió el cuarto se su hermanita dispuesta a entrar cantando FELIZ CUMPLEAÑOS.

Sin embargo, la bandeja cayó de sus temblorosas manos al ver a Melody en el suelo e inconsciente.

-No, no, ¡no!, ¡¡¡NOOO!!! ¡¡¡¡¡MELODYYYYY!!!!!

En el suelo, tirada, pálida, con sus labios sin color, con el vaso vacío y...muerta; estaba Melody.

Elisa temblaba, lloraba y la abrazaba muy fuerte pidiéndole que regrese y que no la deje sola, pero... ya era demasiado tarde.

Elisa reunió todo el coraje que pudo para llamar a la policía e informarles lo sucedido.

Llegaron a su casa, recogieron el cuerpo, lo llevaron a la morgue y una vez ahí, llego el asesino indirecto...Iván.

Sin embargo, apenas fue visto por Elisa, ésta lo sacó del lugar a empujones y llantos, advirtiéndole que jamás vuelva a acercarse a ella ni a ninguna persona de su familia.

Iván comprendió su frustración y se retiró muy avergonzado.

El entierro fue muy triste para Elisa, fue acompañada de algunas amigas y amigos del barrio en el que vivió momentos inolvidables junto a su, ya difunta, hermanita.

Las mentiras son muy malas. (algo que yo debería aprender).

Están consideradas pecado, recordemos el octavo mandamiento: "No dirás falso testimonio ni mentirás".

Desde un pequeño: yo no rompí el florero, hasta un, yo no lo asesiné.

Las personas mienten en el trayecto se su vida, en el colegio, en el trabajo, en la casa y en cualquier otro momento; las mentiras no son pequeñas o grandes, son mentiras.

Éstas pueden llegar a traer grandes tragedias, como la de la historia, sin embargo, nosotros somos los que controlamos nuestras palabras y no hay justificación para eso.

Así que pensemos dos veces antes de decir una mentira, ya que puede terminar en terribles desgracias.





























































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