Háblame.

By Alwaysinmymind_

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Desde esa noche, nada volvió a ser normal para ella. (Historia participante del Desafío Musical Watty 2014) G... More

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—Jack, es la hora —anunció el jefe al muchacho.

Este miró por última vez a su líder antes de dirigirse hacia la casa de la joven Kelly Grew. Velozmente, Jack llegó al hogar de su próxima víctima, para poder hacerla al fin uno de los suyos.

Era mucho el tiempo desde que Jack observaba a esa muchacha, esta había creado en él diferentes sensaciones que eran imposibles de explicar con palabras razonables.

Entró sigilosamente por la ventana y se acercó lentamente hacia la que sería pronto una nueva vampiresa, juntamente con él.

Tan solo unos centímetros más. Se acercó en dirección a su cuello, a punto de morderla al fin. Kelly abrió los ojos de un momento a otro, antes de que Jack pudiera llevar a cabo su misión. La muchacha gritó como nunca antes lo había hecho, ya que nada más abrirlos, se había encontrado con unos colmillos blancos como el nácar, provocándole así el chillido que había emitido. Su respiración era más agitada de lo normal, estaba más que asustada, lo que ella no sabía es que este miedo desaparecería de un momento.

Jack tapó su boca con su mano pálida y fría, creando en ella un escalofrío. Fue un movimiento rápido, mientras producía más gritos por parte de la chica, los fuertes colmillos del muchacho se enterraban en el cuello de la pobre chica.

Después de esa noche, nada volvió a ser igual.

1 semana más tarde...

Se encontraban entre las montañas, en su hogar desde hacía un poco más de un siglo. En todo el camino, la muchacha no se había interpuesto en ninguna ocasión, lo cual era una procupación para Jack y una satisfacción para los que acompañaban a este último.

La transformación de la muchacha todavía no estaba completa, todavía faltaba una semana más para que esta terminara. La explicación del por qué de este largo cambio de humano a vampiro, es porque eran los "Dark blood", uno de los grupos de vampiros más importantes, por ser los únicos de poseer la sangre oscura (de ahí el título). Por esa misma razón, era más lenta la transformación.

—Jack, ve con ella por las montañas, no la pierdas de vista. Aunque todavía no posea más velocidad que nosotros, es realmente rápida si se lo propone —ordenó el jefe al chico de pelo castaño.

El joven asintió lo más serio posible, mientras que sus pensamientos divagaban por otra parte, felices de poder estar con la hermosa muchacha que vivía eternamente en él. Jack se dirigió hacia donde se encontraba Kelly, abandonando por completo a su jefe.

Su puerta se abrió, y ella salió sin mostrar ningún sentimiento grato como agradecimiento. Tan solo caminaba con normalidad. Ambos paseaban por los pasillos del castillo oculto entre las montañas. El silencio reinaba en ese espacio, cosa que Jack quería evitar lo más rápido posible.

Cuando ya salieron, como si ella ya supiera a donde ir, caminó todo recto, decidida para llegar a un pequeño camino que había entre dos montañas, que estas se situaban en frente del hogar de Jack y muchos vampiros de su misma sangre más.

Todo el tiempo solo se oía la brisa de medianoche y los pasos que iban dando conforme andaban. El cabello de Kelly jugueteaba, gracias al viento que ahora había. Jack agarró la mano de la chica que adueñaba su corazón desde hacía pocos meses, y ella entrelazó los dedos. Poco después, él la paró con un poco de brusquedad, haciéndola girarse hacia su dirección, provocando que la chica esperara una respuesta.

—¿Esque no vas a hablar? —dijo al fin el joven, esperando una respuesta rápida.

Ella no emitió palabra, solo lo observó durante un par de segundos. Tan solo se limitó a negar con la cabeza, vocalizando algo con sus labios, que Jack no podía oír. Kelly se acercó al muchacho y le besó la mejilla. Miró su mano, donde sus dedos seguían entrelazados con los de él. Acercó estos a su mejilla, y se acarició con cautela con ellos.

Jack agarró su otra mano y la miró a los ojos. Intentó leer su mente, pero no conseguía nada, al parecer, estos estaban en blanco. Ella soltó sus manos, e intentó seguir el camino, pero él se lo impidió, volviéndola a agarrar de las manos.

Háblame... no me ignores, solo háblame... —musitó Jack a la dulce chica.

Kelly cerró los ojos y juntó sus manos. Jack, confundido, hizo lo mismo. La mente de ella estaba inundada con un par de palabras, que estas se repetían. Un simple «Te quiero» , uno detrás de otro.

—Yo... también de quiero, Kelly  —murmuró soltando sus manos, para poder acariciar su mejilla con suavidad.

Lentamente se acercó a ella, intentando acortar la distancia entre sus labios, Kelly se negó a conectarlos.
Se dio media vuelta y siguió caminando entre el hermoso paisaje, lleno de estrellas, en el que se hallaban.
Jack, aturdido, corrió tras ella para pedirle explicaciones, pero la muchacha tan solo se limitaba a callar y seguir su camino.

—Necesito que me hables... Necesito escuchar tu voz. Háblame, aunque no te escuche háblame... Por favor...

Ella volvió a juntar sus manos. Jack pudo percibir sus dos únicas palabras que invadían su mente, un simple «No puedo».

Él confuso, no sabía que hacer ni decir. ¿Por qué no podía? Al fin y al cabo, no era tan difícil ¿O tal vez sí?

Kelly abrió su boca y gesticuló unas palabras que lamentablemente no se pudo oír ni el más mínimo de lo que había dicho.

Ella frustrada por el intento que no dio un buen resultado, se volvió a dar la vuelta, ignorando a Jack.
El resto del camino, estuvieron invadidos por un reconfortante silencio.

***

Los días habían pasado, a ella tan solo le faltaban un par de días para ser inmortal, pues todavía no se había convertido del todo en vampiresa.

Kelly seguía muda, como desde el primer día en el que él la vio, después de ese tremendo chillido.

Usualmente, a medianoche paseaban por la montaña. A ella le gustaba estar al aire libre, al menos por la noche, ya que cuando era de día debían permanecer encerrados en ese castillo oculto que había entre las dos montañas más altas.

—¿Me estás oyendo Jack?

El susodicho sacudió su cabeza y levantó su vista hacia su jefe, que permanecía a su lado.

—No, lo siento. ¿Qué decía? —procuró ser lo más educado posible.

—Kelly, ha desaparecido. ¿Sabes dónde pudo haberse metido? —intentó decir con suavidad.

Jack se quedó mirando un punto fijo en el suelo, intentando recordar algún sitio en concreto donde su amada podría hallarse. Al segundo, le vino el único lugar donde se podría encontrar: en una de las montañas donde solían acudir a medianoche, donde allí la noche les invitaba a olvidar, a relajarse...

—Dame un par de minutos —pidió Jack mientras iba alejándose de su jefe.

Caminaba entre la oscuridad, ascendiendo la montaña, donde en la cima se encontraba una delicada muchacha, castaña y de pelo largo, que este se movía frenéticamente gracias a la ventisca que hacía.

Tocó su hombro levemente para llamar su atención. Sus ojos color miel se toparon con los suyos, ella solamente asintió con la cabeza como saludo. Él en cambio, cogió su mano y la besó cautelosamente.

—¿Qué haces aquí sola? ¿Por qué te escapaste? —habló él, dirigiéndo su voz hacia el horizonte.

Ella giró su cabeza hacia el muchacho y este hizo lo mismo hacia Kelly. La susodicha juntó sus manos y cerró los ojos, para intentar comunicarse con él, como había hecho todas las veces anteriores. Jack le intentó leer la mente una vez más.

«Estoy disfrutando de mis últimos minutos de vida. No lograría soportar ser una vampiresa, y menos seguir toda mi vida siendo muda desde la noche en la que empezó la transformación. ¿Sabes? antes de que aparecieras tú, siempre había querido suicidarme, odiaba mi vida, mi trabajo, lo odiaba todo, y sigo haciéndolo. Siendo sincera, no sé cuantas veces me he planteado las maneras de cómo suicidarme. En fin, aquí estoy, donde aprovecho para decirte que te quiero, que aunque muera, recuerda esto: vivo eternamente en ti. Te quiero, Jack».

Pensadas estas palabras por parte de ella que había transmitido a Jack, soltó sus manos, giró su cabeza hacia el horizonte y luego hacia el suelo, donde finalmente se tiró al vacío, sin importarle lo demás.

Jack se quedó estético, era uno de esos momentos donde no podía reaccionar. Lágrimas empezaban a brotar, pero estas no calmarían el daño que estaba sufriendo ahora mismo.

Empezó a correr por las montañas, sin saber qué dirección tomar, qué pensar, qué hacer. Lo único que sabía, era que la había perdido.

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