El Prometido del Príncipe Cue...

Par MindyC89

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"Los hijos pagaran por los pecados de los padres" Cuando JongIn nació, los espíritus festejaron con algar... Plus

♥Para comenzar, un pequeño aviso♥
Capítulo 1 - El trato con el Dios Cuervo
Capítulo 2 - El Palacio de los cielos.

CAPÍTULO 3 - NUESTRO DESTINO.

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Par MindyC89

-¿Padre, cómo puede ser tan cruel?- reprochó KyungSoo con enfado, decepcionado por las acciones de su progenitor.

-¿TE ATREVES A CUESTIONARME? Después de todo lo que he hecho por ti, soportando POR AÑOS, en silencio las burlas, las... miradas compasivas de los otros dioses. Todo a causa de esta patética apariencia con la que te muestras...- las palabras del dios eran dagas filosas atravesando el pecho del pelirrojo. Por medio de los ojos del ave en sus hombros podía ver la mirada de desprecio que su propio padre le daba.

-Fueron ellos los embusteros...- continuó el Dios. -...llenándose la boca con las hazañas del "sanador de almas". –bufó lo último con sarcasmo. -...Si no es capaz de regresarte a la normalidad no es digno de imaginar siquiera este templo sagrado. Ese humano resultó ser un fraude y es culpa mía, por pensar que un simple mortal podría cumplir tales expectativas. Pero será la última vez que me tomen por tonto, encontraré quien pueda romper este desafortunado hechizo.

-¿Y qué esperaba que JongIn hiciera? ¡Lo secuestró, lo mantuvo recluido en el palacio por meses! Sin oportunidad de volver a ver a su familia, al menos para saber si estaban bien. Ni siquiera le concedió la resignación que trae la despedida... ¿Cómo podría curar mi alma si la suya estaba sumida en penumbras?

El Príncipe heredero comenzaba a creer que aquello que él consideraba un infortunio, había resultado ser un regalo, ya que en su corazón no estaba enviciado de orgullo ni egoísmo. Gracias al designio de la luna, Soo estaba muy lejos de ser como su desdeñoso padre.

-¿Alguna vez ha llegado a concebir que la maldición que pesa sobre mí, tu único hijo, es incurable, que no recae en nadie mi salvación? Siento pena por usted, padre, porque jamás será capaz de comprender, ni de aceptarme por quién soy. Mis ojos estarán cubiertos de niebla, pero es usted quien está ciego.

Con esas palabras, abandonó la habitación. Dejándole bien en claro que no aceptaría a nadie más. Porque estaba convencido, después de aquel evento, que dentro de él no había nada que se debiese reparar.

Una vez en el jardín floreciente de pensamientos, KyungSoo le habló al cuervo en su hombro. -Yo no puedo abandonar el palacio, así que tendrás que ir por mí... ¿de acuerdo? alguien debe cuidar de él.

-Al menos podré verte...- soltó aquellas palabras al viento después de que el ave emprendió el vuelo, dirigiéndose al encuentro con JongIn.

***

Cuando los hombres cuervo abandonaron a JongIn en el bosque al pie de la montaña, los pies del chico se movieron por sí solos y cuando cayó en cuenta ya se encontraba corriendo rumbo a lo que recordaba su hogar.

Grande fue su sorpresa al entrar a la villa. A las afueras del pueblo, donde antes estaba su humilde casa se erguía majestuosa, una gran mansión.

El joven de piel de oro había permanecido en el cielo por 18 largos meses, tiempo suficiente para que todo cambiara. Y como se había predicho, cuando el campesino renunció a su hijo, la fortuna caminó a su lado sin darle la espalda en ningún emprendimiento.

Sus ojos se humedecieron al ver, a un lado de la lujosa vivienda, su antiguo hogar. Se mantenía exactamente como lo recordaba.

-¿Hola?...- JongIn ingresó con sigilo, llamando a quien sea que estuviese en la casa. -...estoy... estoy en casa... ¿mamá?, ¿papá?...

Cuando volteó impulsado por el sonido de la puerta al abrirse, se encontró con el rostro sorprendido de su padre, pálido como si hubiese visto un fantasma

-¿Qué estás haciendo aquí?- Inquirió con nerviosismo antes de ver a su alrededor, asegurándose que nadie más se percató de su presencia.

He...he vuelto padre... - la voz de JongIn se oía quebrada por la emoción, apenas conteniendo las lágrimas que llenaban sus ojos. Quiso acercarse y abrazarlo pero el hombre se alejó tantos pasos como los dio el chico al aproximarse.

Confundido por el rechazo del hombre, JongIn buscó en sus memorias algún acto suyo que motivara aquel desaire de quien lo había cuidado por 16 años.

-No debes estar aquí... será mejor que te marches de inmediato...- Masculló mientras tomaba al chico de las muñecas, arrastrándolo fuera de la casa.

-Pero... padre... yo...- el joven intentaba apelar a los buenos sentimientos del hombre, pero todo fue en vano, cuando se detuvieron, ya estaban lejos de la casa.

-¿Qué parte no entiendes?- preguntó lleno de desdén dando un empujón al chico. -...Este ya no es tu hogar... no me importa a donde vayas siempre y cuando sea lejos de aquí.

El corazón de JongIn terminó de romperse cuando fue exiliado por su propio padre fuera de los terrenos de su familia, sin permitirle siquiera ver a su madre por última vez.

Fue el miedo a perder sus bienes, a ganarse el odio de su esposa por haberle mentido o por las desgracias que anticipaban la presencia del moreno. Cualquiera que fuera el motivo, el hombre condenó a su propio hijo a vagar solo por el bosque, sin nada más que un abrigo de piel para cubrirse del frio nocturno.

-No lo entiendo... ¿acaso hice algo mal? ¿Es porque no pude curar a KyungSoo?- JongIn repasaba en su mente una y otra vez lo que había ocurrido, sin encontrarle explicación a sus pesares.

Fue cuando estaba por ceder ante el sueño que un graznido lo hizo elevar la mirada, reconociendo de inmediato al ave agarrada a la rama de un roble.

-Kyung...- soltó en un susurro y trepó al árbol, asegurándose a la misma rama en la que descansaba el cuervo. -...no sé qué hacer, no puedo regresar a casa... no soy bienvenido en ninguna parte... y no entiendo que hice mal... –se desahogó entre sollozos sin saber si el príncipe lo pudiera escuchar o no.

Y de hecho así era, KyungSoo no solo podía ver a través de los ojos del ave, sino que también oía a JongIn lamentarse. Mientras avanzaba en su discurso más quería el bajito estar al lado del humano, no mediante un pájaro sino de cuerpo presente. Le dolía su soledad tanto como lo era su deseo por subsanarlo.

Durante los días siguientes el cuervo guió los pasos de JongIn, muchas veces descansaba sobre sus hombros como antes lo hacía en los del pelirrojo. La esencia del príncipe por medio del ave mantenía oculta la de JongIn, por lo que lo mantenía a salvo de otros demonios.

JongIn hablaba con él como si Soo estuviese junto a él, no le importaba no oírlo ya que el bajito sabía como enviarle señales en forma de respuesta.

En una de sus tantas charlas, el chico le había contado sobre la bufanda tejida que había perdido meses atrás, de lo significativa que era para él y de cuanto lamentaba no tenerla.

Esa conversación motivo al príncipe a buscarlo, una misión relativamente fácil ya que al ser tan significativo para JongIn, su energía espiritual estaba impregnada en la prenda, resplandeciendo de entre las demás. Soo únicamente tenía que seguir las huellas.

El trozo de tela se encontraba guardada en una de las habitaciones de la mansión de sus padres, conservado como si fuese el más preciado de los tesoros. Con sumo cuidado tomó la bufanda entre sus garras y retomó el vuelo alejándose lo más rápido que pudo de ahí.

Cuando regreso al lado del humano, lo encontró rodeado de una pandilla de ladrones, en ese tiempo era muy común la caza de esclavos.

-Sera más fácil para todos si no te resistes mocoso, muerto o herido no nos sirves de nada.- soltó uno de los hombres mientras los demás acorralaban al más joven, quien apenas contaba con un tronco viejo para defenderse.

JongIn en su corta vida no había presenciado siquiera una pelea, mucho menos participó en alguna.

El primer hombre se abalanzó contra él, intentando arrebatarle la madera de las manos mientras otro sujetaba sus brazos por detrás. Inmovilizado por sus secuaces, el líder del grupo se acercó para asestar el golpe final, tomando el mismo tronco seco se dispuso a noquear al chico.

JongIn cerró los ojos rendido, todos lo abandonaban, su padre y ahora hasta el príncipe. Pero los volvió a abrir cuando los graznidos incesantes del cuervo se hicieron presentes. El ave de negro plumaje defendía con furia al chico de piel de oro, dando fe a las palabras de KyungSoo: Serían sus garras, si debía defenderlo a él o a sí mismo.

Pero eran demasiados y no tardaron en someter a su protector. JongIn veía con impotencia como apedreaban al ave que lo había cuidado y protegido.

Fue cuando recordó algo que el príncipe le había mencionado: Él soy yo... en otro ser. Eso significaba que lo que le suceda al cuervo, también lo sufriría KyungSoo.

-¡BASTA!- JongIn saco fuerzas de donde no tenía para liberarse de sus captores interponiéndose entre ellos y el espíritu cuervo, recibiendo por él las pedradas y golpes.

-Kyung... lo... lo siento... todo es mi culpa... - musitó entre quejidos antes de ser envueltos en una fuerte ventisca, como si se encontraran en el centro de un tornado. El moreno mantenía al cuervo contra su pecho. El corazón de JongIn se detuvo cuando el ave dejó de moverse. -...si tan solo... hubiese podido curarte... nada de esto estaría pasando...- el chico rompió en llanto cuando el ave se transformó en cientos de luciérnagas. Al mismo tiempo los vientos se dispersaron dejando al joven nuevamente a merced de los bandidos.

-Ya me hartaste mocoso, esta vez no tendremos piedad... - Amenazó el hombre armándose con unas cuerdas para someterlo.

El chico de tez morena se mantuvo estático en el suelo, resignándose a su destino, no pondría resistencia.

El sujeto se veía victorioso antes de que las fuertes ráfagas regresaran, en esa ocasión el viento era tan fuerte que les rasgaba la piel. Los bandidos, asustados, huyeron despavoridos.

Cuando las ráfagas cesaron y no hubo más que el sonido de la naturaleza para romper el silencio a su alrededor, el joven levantó la frente del suelo encontrándose con la figura de un hombre. Portaba un par de alas negras que nacían de su espalda como los ciervos del Dios Cuervo, pero a diferencia de esos seres robustos, su complexión era más bien pequeña.

JongIn distinguió el carmín de sus cabellos e incrédulo se levantó del suelo para corroborar sus sospechas.

-¿Kyung...Soo?

Al oír su nombre, el príncipe volteó y el chico de piel de oro por fin pudo notar el fuego en los ojos del bajito. – ¿Estás bien? JongIn ¿No te lastimaron? Volé hasta aquí lo más rápido que pude, fue difícil... los años te hacen perder la práctica.

-Kyung... estas aquí... - el más joven se acercó con torpeza y rodeó al bajito en un fuerte abrazo. -...pensé que... pensé que te perdí para siempre... -soltó entre sollozos, con tal emoción que no le cabía en el pecho.

-Me salvaste... y gracias a eso... yo pude salvarte también...- explicó en voz baja mientras acunaba el rostro en el pecho ajeno. –el pecho de Innie es tan cálido...

El príncipe se separó por un momento, dirigiéndose a unos arbustos. –Sé que cayó por aquí... -comentó mientras hurgaba en aquel verde follaje. – ¡Aquí esta!

El más joven observaba extrañado las acciones del bajito, ladeando la cabeza cuando se acercó nuevamente con las manos en la espalda.

KyungSoo sonrió ampliamente al tenerlo cerca de nuevo. JongIn estaba perdido en aquellos belfos en forma de corazón, tanto que no se dio cuenta cuando el pelirrojo le coloco la bufanda hasta que se valió de esta para besar a su prometido en los labios.

No fue sino después del tercer beso cuando notó la prensa alrededor de su cuello. –Lo encontraste... pero... ¿don...?

KyungSoo lo beso una vez más impidiendo que termine sus cuestionamientos. El alto lo entendió y simplemente desistió de sus intentos, dedicándose completamente a disfrutar del sabor del contrario.

-¿Y ahora?- preguntó en un susurro.

-Mmm puedes volver, si deseas, al palacio de los cielos conmigo, o podemos quedarnos aquí...- respondió el pelirrojo elevando sus hombros. -...mientras estemos juntos, ¿qué importa el lugar?

Decidieron regresar juntos al lugar más allá de las montañas, bajo la mirada protectora de la luna. En donde vivirían por siempre, no como aves enjauladas sino como soberanos.

Fue así como el chico de piel de oro rompió con la maldición del príncipe cuervo, ganándose su lugar en el reino de los cielos.

Mis amores♥ 

Esta es la última entrega^^  espero que hayan disfrutado de la lectura♥

Muchas gracias a SchadenfreudeAwards por permitirme participar*^* y por la inspiración con aquel fanart*-* fue una muy buena experiencia^^

Muchas gracias por sus estrellitas y comentarios^^ si no contesté a alguno es porque no lo vi;-; 

que pasen una hermosa noche mis amores♥ nos leemos en próximas publicaciones :*



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