Su primer asesinato, ¿cómo olvidarlo?
Su primera víctima, Min YoonGi.
Su único y primer amor, Kim Taehyung.
Las calles estaban extrañamente desiertas, el aire era húmedo y el cielo estaba despejado. Lo único que podía verse era la luna y las millones de estrellas.
—Vamos bebé, tómalo con fuerza. Por el cuello, eso es.—Taehyung daba instrucciones mientras caminaba alrededor del pobre y desafortunado chico.
—¿Está bien así Tae?.—JungKook tomó a YoonGi hasta levantarlo y apretó el hueso hioides, muy fuerte.
El rostro del chico se fue colocando azul y sus ojos comenzaron a verse inyectados de sangre. Comenzó a patalear y a chillar. Taehyung aplaudía enérgico.
—Has que suene JungKookie. Coloca tu índice en el cartílago—el moreno le mostró en su propio cuello donde debía presionar. El menor asintió.
No se podía ver su rostro ya que una máscara bien moldeada de conejo cubría su tierna cara.
El chico ya había dejado de moverse y sus ocelos estaban blancos. No respiraba.
—¡Felicidades mi amor! Es tu primer muerto—el mayor le entregó un cuchillo platinado de unos treinta centímetros aproximadamente.—Este es tu premio. Ahora, pasemos a la parte que me gusta—tomó el cuerpo sin vida de YoonGi por los pies y lo extendió en frente de JungKook—Comienza a cortarlo. Yo te daré las indicaciones.
El menor tomó la hoja de acero para comenzar con su trabajo. Tenía que impresionar a su hyung.
—Corta por debajo de su garganta, con fuerza. Eso nos facilitará la extracción de las vísceras—JungKook enterró el cuchillo y la sangre salió disparada manchando su máscara blanca—Con cuidado mi cielo. Con fuerza pero con delicadeza, no olvides que lo que haces es arte. Plasma toda su vida en los cortes que vas a hacer. El amor que este chico tenía por su novio refléjalo en la sangre que saltará al rasgar su piel.
JungKook hacía su trabajo con una concentración extremadamente precisa. Al terminar de trozar el cuello, pasando la hoja por entremedio de la primera vértebra, dejó la cabeza a su lado derecho, observándola con detenimiento.
La sangre corría hacia la vereda y creaba un pequeño río de sangre. Era precioso.
—Sácale un ojo Kookie, de recuerdo.—una sonrisa se posó en la boca del mayor y le extendió un fino pañuelo de seda azul.
Con los dedos índice, corazón y pulgar extrajo el lindo ocelo y lo depositó en la tela envolviéndolo cómo un delicado tesoro.
El cuerpo sin cabeza que JungKook tenía al lado estaba frío y era perfecto. Comenzó a desvestirlo para comenzar con el quite de su corazón.
Sacó la camisa y la polera que estaba usando su víctima dejando a la luz del brillo de la luna su pálida piel, que ahora lo era aún más debido a su inexistente vida.
—Sácalo sin dudas bebé.
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