Atrapasueños "El Comienzo de...

De Deepwonkawilliams

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¿Qué pasaría si te enteras que la historia de la humanidad ha sido modificada, que tú no eres lo que aparenta... Mais

Prologo
Capítulo I
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII

Capitulo II

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De Deepwonkawilliams

Aun con la respiración acelerada, me tapo la boca para callar mis sollozos, no sé si he gritado mientras dormía, pero lo dudo, de ser así Carlos me hubiera despertado de ese espantoso sueño. Trato de respirar profundo para calmarme pero después de varios intentos es imposible.

Estoy aterrada.

Cada que parpadeo puedo ver la sangre oscura, las alas blancas de los ángeles, las armaduras, las espadas, el cielo oscuro, todo parecía tan real y no podía despertar, sin embargo todo era un sueño y nada era real.

—"No era real, no era real" —me repito a mí misma para tranquilizarme.

Ya no puedo cerrar los ojos, tengo miedo, por primera vez en mucho tiempo vuelvo a tener miedo, prendo la luz de la habitación y me cubro con las sabanas hasta la barbilla.

Después de una hora despierta sin poder conciliar el sueño, por miedo a revivir la pesadilla, estoy más tranquila y ahora escucho el tic tac del reloj sobre la mesa de noche, el reloj marca la 1:30 am y me sorprendo, se supone que me había dormido a las 11:45 pm, es imposible, la pesadilla me pareció una eternidad, no dormí ni una hora y para mí fue estar atrapada durante horas en ese lugar.

Un sonido de alama me despierta de golpe por la mañana, no me di cuenta en que momento me quede dormida pero me alegro de no haber vuelto a soñar nada.

Veo en el calendario la fecha del día anterior, ya es sábado y eso me recuerda a que un día como hoy pero de hace 7 años perdí a mi gran amiga, mi abuela.

Sin embargo el miedo de haberla perdido lo he revivido de nuevo pero de manera diferente, muy diferente, pero con la misma intensidad.

Alguien llama a la puerta y dejo salir un grito.

—Soy yo ¿todo bien? Baja a desayunar, date prisa, iremos a visitar a la abuela, creo que Lilian no ira, pasaremos a comprar flores para decorar la tumba—guarda silencio y vuelve a tocar—¿Aliz? ¿Estas despierta?

—Sí, ya... ya voy—digo saliendo de mi trance.

Estaba desconcertada, todo el tiempo soñaba pero era extraño, jamás me había asustado tanto en una pesadilla, por más escalofriante y oscura que fuera siempre me despertaba.

Siempre eh logrado encontrar el error del sueño y despierto solo con descubrirlo, sé que tengo la capacidad de crear todo con el más mínimo detalle en mi cabeza, yo los creo, yo me doy cuenta de lo que sueño y yo me se despertar, pero esto era extraño, ¿por qué no pude hacerlo? ¿Por qué no pude encontrar el error? pero sobre todo me sigue preocupando el no haber despertado, lo seguí viendo hasta que ya no pude más y entonces desperté.

¿Por qué?

Vivir en una casa vieja no es muy agradable, sobre todo cuando la mayoría de las casas del vecindario no están tan deterioradas como está, la casa había pertenecido a la familia de la abuela desde hace mucho tiempo, cuando era pequeña creía que era un castillo embrujado, Lilian era la bruja por supuesto, Carlos era mi noble caballero y mi abuela era la encantadora hada madrina, desde que tengo memoria la apariencia de esta vieja y deplorable casa nunca nos ha favorecido, eh tenido que soportar las críticas de la gente. "Los raros" como nos conocen en el vecindario, nunca nos devuelven el saludo cuando nosotros los vemos en la calle y cordialmente les damos los buenos días, nos ignoran, como si no existiéramos.

Mientras termino de lavar los platos, un hombre viejo con pijama se pasea por nuestra acera con su pequeño perro, vive en la casa de enfrente y siempre se pasea por nuestra banqueta para que el perro haga sus necesidades.

¿Qué gana con hacer enfadar aún más a la ogra de Lilian?

Carlos sale por la puerta y yo lo sigo.

—¡Buen día señor Santaella! —Saluda mi padre y como siempre, no nos saluda, nos subimos al coche y una vez en marcha mi padre lo vuelve a saludar—que tenga un buen día señor Santaella.

Aun con el ruido que hace mi padre por salir del parking, escucho como el señor Santaella gruñe y dice entre dientes:

—¿Buen día? ¡Ha! Todos tendríamos un buen día si tu estúpido coche se estrellara con otro estúpido conductor y murieras con toda tu estúpida familia.

Frunzo el ceño solo de pensar que no es el único de los vecinos que nos deseen la muerte, no entiendo porque todo el vecindario odia a la familia, mi padre nunca me ha dicho las razones, siempre dice que en un vecindario hay de todo, están los populares, los devotos, entre otro tipo de familias, a nosotros nos tocó ser los raros, por desgracia, aunque no sé porque.

El auto por fin sale del parking y se acomoda en la calle, arranca y por el retrovisor veo como Lilian sale de la casa hecha una fiera, con una escoba en la mano para ahuyentar al perro del vecino.

El cementerio municipal de la ciudad es antiguo y tiene una área muy grande, lleno de árboles enormes y viejos, Lo primero que vez al llegar es una alta entrada hecha de piedra en forma de arco, sobre esta se encuentra una leyenda en letras grandes.

"Del polvo eres y al polvo volverás, bienvenido a tu penúltima morada, el juicio designará tu ultima casa"

Sin duda aterrador.

Carlos había comprado de camino al cementerio unas flores, las favoritas de la abuela, margaritas blancas, los sábados por lo regular el cementerio está lleno, sin embargo aún es muy temprano para que todos lleguen, solo hay unas pocas personas que arreglan las tumbas de sus familiares, encienden velas y varas de incienso para aromatizar el ambiente y las decoran con centenares de flores, nosotros por supuesto no hacemos nada de eso a excepción de limpiar la tumba cada año.

Mi familia no es tan religiosa, nunca lo habíamos sido. Jamás entramos a una Iglesia o templo, éramos ateos o eso creía yo, lo cual me ayudaba mucho en la escuela, porque siempre opinaba de manera científica, después de todo, el próximo año estudiare la carrera de biología, decir que de la nada alguien lo creo todo es una locura. Estoy de acuerdo en la teoría de Darwin, aunque no me simpatiza la idea de decir que mis primeros antepasados eran ignorantes.

Las tumbas se apilan en hileras dejando pasillos en los extremos para poder pasar, los restos de la abuela están casi en los últimos pasillos del cementerio, en una tumba con decorado de marmolería blanca, dos años después de su muerte papá mando decorarla, tiene cuatro torres de mármol que le dan un aspecto de castillo medieval, también tiene una especie de capilla con bóvedas en lo alto. Siempre me ha parecido lindo, triste pero lindo.

—¿Qué te parece? lo mande hacer la semana pasada, es un bonito detalle ¿no crees?—Me dice Carlos señalándome una estatua sobre las torres, sobre estas había una estatua de...

—Ángel—digo con un nudo en la garganta

El ángel me mira de forma agresiva, tiene una flecha sobre su hombro como si estuviera a punto de lanzármela. No sé qué aspecto tendrá mi rostro pero siento como las pupilas se me dilatan y el corazón se me acelera. Retrocedo un poco y choco contra otra tumba, si de algo estoy seguro es que a partir de hoy...

"Odio a los ángeles"

—¿Estas bien? —me pregunta preocupado mi padre, asiento con la cabeza. Me alejo de la tumba hasta que siento que estoy fuera del alcance de la vista del ángel y me siento sobre otra tumba.

—Sé que esto aún te afecta Aliz—me dice compasivo—pero tienes que comenzar a aceptarlo—no tiene ni idea de lo que me está pasando en estos momentos—la tumba está muy sucia, ¿porque no vas por un poco de agua antes de que llegue más gente? mientras...—busca una escoba—yo le quito la suciedad de aves y las hojas secas que se han metido dentro.

Asiento de nuevo y mi padre hace un chiste malísimo acerca de los gatos y mi lengua.

Tomo una cubeta y me dirijo hacia la única llave de agua que hay en el cementerio. Hay cientos de hojas secas regadas por el suelo y mientras camino crujen bajo mis pies, lo que me alegra, porque de esa forma me concentro en el sonido y no en mis pensamientos que por cierto están totalmente desordenados.

Mientras camino, disfruto del aire que azota mi cara y escucho al viento silbar tan suave cuando pasa a través de las ramas, amo la paz que hay en estos lugares, tan tranquilos y silenciosos, al igual que la biblioteca, mi santuario favorito.

Mis pensamientos están tan concentrados en el aire que al escuchar un crujido brinco y alerto todos mis sentidos.

No quiero buscar la fuente del sonido, aunque sé que en otra situación lo haría, pero este no es un buen momento para jugar, así que simplemente apresuro el paso hasta llegar directo a la llave. Lleno la cubeta y regreso de nuevo a la tumba de la abuela, sin embargo, esta vez tengo la extraña sensación de que hay alguien escondido entre los árboles, el día esta nublado y por las abundantes ramas no hay suficiente luz en algunas zonas, entonces comienzo a caminar sin dejar de ver el árbol en el que me ha parecido ver algo.

Otro crujido suena en otra de las zonas oscuras, entonces veo como dos hombres salen de sus escondites, ambos llevan sudadera oscura y pantalón de mezclilla, la gorra de la sudadera les cubre la cara y una vez fuera de su escondite se descubren la cabeza, sus rostros son delgados y pálidos, tienen los labios rojos y sus ojos son negros como la noche, uno de ellos lleva un piercing en la ceja, ambos se separan y comienzan a rodearme, algo en mi interior me alerta y me dice que corra, pero no lo hago, quiero saber quiénes son.

Tomo una rama del suelo y les apunto con ella, ambos se miran y comienzan a reír. Sé que me veo estúpida con una cubeta y una rama pero no dudare en usarla si es necesario.

—¿Qui-quiénes son ustedes?—digo con la voz temblorosa.

Retrocedo poco a poco y ellos se siguen acercando, en un abrir y cerrar de ojos uno de ellos lanza una patada arrebatando la rama de mis manos, provocando que mi desequilibrio arroje toda el agua al suelo. La rama cae a unos pasos de mí, pero si me agacho para recogerla puede que me capturen y no quiero saber cuáles son sus intenciones, así que no pienso correr el riesgo, retrocedo pero tomo la decisión equivocada y mi espalda choca con el tronco de un árbol.

Me tienen acorralada.

—No les tengo miedo—miento

«¿Qué tenemos aquí August?»—dice uno de ellos, el de los piercings inhala tan fuerte que lo logro escuchar y dice:

«Mmm... carne fresca Tom y huele delicioso»

«La quiero toda para mi»

—¿Qué quieren?—les grito.

—«No tienes ni idea de lo que queremos de ti»

Sus voces parecen venir de todos lados menos de sus labios, son seductoras y a la vez escalofriantes, como si el viento hablara por ellos.

Me quedo inmóvil cuando los dos bloquean mi camino por ambos lados y comienzan a examinarme de pies a cabeza.

«Ella... es diferente, no huele como los humanos»—Dice August quien parece ser el jefe entre ellos dos.

—«¿Crees que sea una de ellos?»

—«Debe ser una de ellos, desde que llego note ese aroma en el aire, además sé que nos está escuchando, solo ellos pueden hacerlo»—dice y me sonríe.

—«¿Cuánto crees que nos den por ella?»

—«Litros Tom, muchos, muchos litros, pero podríamos deshidratarla antes de que ellos lo hagan».

¿Deshidratarme? Tom se acerca a mí y toma mi rostro en sus manos.

—«Descuida, tratare de hacerlo rápido para que sufras un poco menos»

No sé qué intenta hacer, pero aprovecho que se encuentra distraído entre mi hombro y la barbilla para darle un rodillazo en la entrepierna, sin embargo eso no funciona y me sonríe malévolamente, entonces aprovecho para darle con la cubeta vacía en el rostro, eso lo hace perder el equilibrio y se aleja lo suficiente como para liberarme, sin pensarlo dos veces corro rumbo a la tumba de la abuela.

Me regaño a mí misma por no estar ni a medio camino, el cementerio es muy grande.

Ellos comienzan a seguirme y siento como sus pisadas se alejan de las mías, soy muy veloz y eso se lo debo al entrenamiento de béisbol, corro aún más rápido, pero ellos dejan de correr y no puedo evitar girar para ver qué sucede.

—¿Que rayos...?—digo

Ellos empiezan a escalar los árboles con mucha facilidad y comienzan a seguirme desde ahí, lanzándose de rama en rama como si fueran unos expertos acróbatas.

—Hay no—digo en un susurro para mí

Me giro y vuelvo a correr, esto es una locura los puedo sentir tan cerca de mí, casi pisándome los talones, la tumba de la abuela ya no queda muy lejos y comienzo a gritarle a Carlos.

Sigo corriendo y gritando con todas mis fuerzas para que Carlos me escuche, mientras que ellos siguen hablando de lo delicioso de mi aroma.

Malditos pervertidos.

Después escucho otro ruido detrás de mí, más grande que los anteriores, entonces giro y una enorme rama me golpea aventándome lejos. La cubeta sale volando de mis manos, no pude evitar soltarla después del golpe, por el rabillo del ojo la veo derivar el adorno de una tumba, destruyendo lo que parece ser la estatua de...

"un ángel" ¡¿es enserio?!

Papá llega poco después y me ayuda a quitarme la rama de encima, mi ropa está llena de polvo y piñas de pino al igual que mi cabello. Tengo una mano raspada, tal vez provocada por querer evitar que la rama me golpeara.

—Aliz, cielo. ¿Que... qué te paso? —dice sin poder evitar que se le forme una sonrisa de diversión en su cara al ver que me sacudo.

Miro por todos lados y no los veo.

—¿Y los hombres? ¿Dónde... dónde están los hombres? —pregunto desorientada

—¡¿Hombres?! no lo sé, supongo que en donde siempre, Aliz... ¿te sientes bien?

Pero que rayos ¿es enserio? ¿Cómo puede ser esto algo divertido? está mal de la cabeza o qué.

—Papá unos hombres me seguían, iban... iban a matarme o a comerme no sé—digo desesperada—deja de reírte—le digo al ver que de nuevo no puede contener la risa.

—¿A comerte?—arque la ceja—¿porque querían comerte? solo que fuese a besos Aliz—dice y se hecha a reír de nuevo.

No-lo puedo-creer, eso viniendo de labios de mi padre es más que un insulto.

Carlos prefirió regresar a casa y volver en otro momento cuando me sintiera más tranquila. Por más que intente explicarle que unas personas me estaban siguiendo y que habían casi volado en los árboles, él dijo que tal vez estaba estresada y por consecuente los había alucinado, por si fuera poco, jamás me escucho gritar, solo escucho el crujido del árbol y le entro curiosidad por saber que había pasado, jamás se hubiese imaginado que yo estaría involucrada, sin embargo lo que yo decía era absurdo, por eso era mejor volver a casa y después él se encargaría de regresar a limpiar la tumba.

En el camino de regreso a casa, estaba enojada, no me había creído y yo había quedado como una perfecta loca, pero yo sé lo que vi, no estoy quedando loca.

¿Verdad?

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