Aunque la verdad duela, la gente se recupera de esas heridas mucho más rápido de lo que se recuperan de una mentira.
— Mamá, lo entiendo pero no puedo hacer nada, estamos atrapados en este pueblo, hay trancones por todos lados, es muy difícil llegar a la ciudad así, escúchalo en la radio, el tránsito está paralizado, más de veinte kilómetros—traté de explicarle a Mamá al teléfono.
—Lo sé hija, la tormenta ha sido muy fuerte. Pero ¿Qué le voy a decir a tu padre? Se enfurecerá si se entera que pasarás la noche sola con ese chico—respondió.
—No va a pasar nada, no deben preocuparse, tuvimos suerte de poder voltear y devolvernos a este pueblo.
—¿Me dices que estaban en un cementerio?— preguntó mamá por tercera vez.
—Sí, pero te lo explicaré mejor después. Es una larga historia. Por favor mamá, no te enojes. Nuestra intención era regresar a la ciudad— expliqué.
—Odio mentirle a tu padre, pero creo que él no lo entendería de esa manera. Le diré que te quedarás donde Melanie, por favor hija, sé responsable, no me falles.
—Gracias mami, te hablo luego. Besos— colgué.
Niklas se acercaba a mí con las llaves de la habitación en la mano.
Tiempo antes:
Habíamos pasado los primeros minutos en el carro sin decir una sola palabra.
Yo no sabía que creer y tampoco quería pensar en eso, decidí dejarlo para más tarde pues ahora teníamos un problema más grande y era encontrar dónde pasar la noche.
"Debido a las fuertes lluvias se registran en la autopista L33 entre Strausberg y Berlín problemas en la circulación vehicular de aproximadamente veinte kilómetros. Aún no se sabe el motivo, pero se presume que se trata de un múltiple accidente a causa de las fuertes lluvias y vientos que se registran el día de hoy. No se sabe en cuánto tiempo pueda ser resuelto el problema, se recomienda permanecer en casa y caminar en vez de manejar si es necesario".
Escuchamos decir en la radio.
Intentamos buscar rutas alternativas, pero todo estaba bloqueado por la tormenta. Niklas pensó que lo mejor era pasar la noche en un pueblo cerca de donde nos encontrábamos y yo preferí eso a estar encerrada por tanto tiempo en el carro con él después de todo lo qué pasó.
Nos desviamos tomando carretera hacia un pequeño pueblo entre Strausberg y Berlín. Seguíamos sin hablar, solo nos limitábamos a tratar de ponernos de acuerdo sobre dónde nos quedaríamos.
Llegamos a un pequeño hotel en el pueblito cerca de Berlín, llamado Altlandsberg, era pequeño pero acogedor y no había casi nadie en las calles.
Aproveché para llamar a mamá,mientras Niklas pedía una habitación para los dos. Evité pedirle una para mí sola porqué en realidad quería hablar con él, quería entenderlo y saber lo que en realidad había sucedido.
Todo este tiempo me la pasé preocupándome por Julia o por los sentimientos que Niklas pudiera tener hacia ella, pero ¿Cómo podía alegrarme sabiendo que ella estaba muerta? No, definitivamente no podía, me daba pena y dolor por ella porqué si de algo estaba segura, aunque no lo conocía, era de que ella no merecía morir.
¿Podía entender ahora el odio de Lukas?
Esa pregunta se me pasaba por la cabeza una y otra vez y llegaba a la misma respuesta : No. Porqué sea lo que sea que haya pasado la venganza nunca lleva a nada bueno.
¿Cambiaría mi opinión cuando Niklas me contara lo qué pasó? ¿Estaba dispuesto a hacerlo? ¿Me diría la verdad?.
Tantas preguntas sin respuesta, estaba confundida y aún aturdida por el hecho de saber que Niklas pudo haber cometido errores más graves de los que yo imaginé. Sin embargo quise escucharlo,no podía simplemente pensar que él la mató, no lo creía; él me dijo una vez que había matado y que no siempre fue por defensa propia o a gente que lo merecía ¿Se refería a Julia con esto? ¿Quién era Niklas en realidad?.
Sentí por un segundo que todo este tiempo quise sacarlo de las sombras de la culpabilidad pero al parecer sabía mucho menos de lo que debería, ¿Y si Nik era culpable y por eso era como era? ¿Si no podía vivir con el remordimiento?. Sacudí mi cabeza en negación, no podía pensar en esas tonterías, a pesar de todo lo amaba y eso no cambiaría en cuestión de horas.
(...)
Entramos a la habitación aún cortantes, aún distantes. Me quité la chaqueta y la bufanda y las puse sobre el guardarropas, eché un vistazo al lugar y me encontré con una gran cama doble, la puerta que daba al baño, un televisor, un pequeño closet y un escritorio con una lamparita, y un sofá.
No me había dado cuenta que Nik tenía un bolso en la mano, el cual ahora colocaba sobre el sofá. Comenzó a sacar ropa deportiva limpia y me miró indicándome que me podía vestir con una de las camisas que había doblado con un pantalón. Asentí en signo de afirmación y los tomé yéndome al baño.
Me vestí, aún con la mente en blanco y al salir me encontré a Nik en sudaderas con su pecho libre, acostado sobre un lado de la cama dándole la espalda a la puerta del baño.
Me acerqué a él sin dudarlo y lo abracé por detrás haciéndolo estremecerse, no lo esperaba, no contaba con mi abrazo.
—Es ropa que siempre tengo en el auto para cuando vaya a entrenar— dijo volteándose a mi lado y abrazándome de tal manera que mi cabeza quedaba justo a la altura de su pecho. Besó mi cabello y me apretó más hacia él.
—Cuéntame de ella, cuéntame qué pasó— le dije. Se tensó de inmediato y suspiró.
—Quiero hacerlo...quiero hacerlo desde hace tiempo pero no he podido. Desde que eso pasó, no he podido hablar más con nadie, no de ese tema— respondió con voz ronca.
—Necesito que me lo cuentes Nik, necesito tu versión.
—¿Porqué Salomé? ¿Porqué estás simplemente aquí abrazándome sabiendo que acabas de escuchar que maté a alguien? ¿Porqué simplemente no te alejas y ya?— preguntó.
—Porqué te amo, Niklas. Te amo, y no puedo simplemente no escucharte, por qué no le creo a Lukas, porqué prefiero creerte a ti— respondí con sinceridad. Entrelazó sus manos con las mías y carraspeó un poco. Quise moverme para mirarlo a los ojos.
—Quédate así, se siente bien rodearte con mis brazos— indicó y eso fue lo que hice. Tomó aire y noté como se tensó una vez más— Conocí a Julia a los trece años, acababa de llegar de Nürnberg a la ciudad con su familia. Lukas estaba en mi clase y nos hicimos buenos amigos, Julia estaba en una clase menos que yo, en la de Willi y siempre lo envidié por eso, fue la primera chica que me llegó a gustar pero nunca me atrevía con ella, al lado de ella me sentía como un tonto. Muchas veces iba con compañeros a la casa de Lukas y pasábamos horas jugando Play Station y yo siempre buscaba una excusa para quedarme a dormir allá— comentó— me gustaba mucho desayunar y que ella estuviera en la misma mesa, en el mismo lugar— hizo una pequeña pausa— Desde que la conocí, ella había sido muy tierna y siempre trataba de verse bien,no tenía que esforzarse mucho. Ella era hermosa— agregó. Sentí un malestar en mi estómago al escucharlo decir esto, pero lo ignoré, no tenía caso— Cuando cumplí los quince, empecé a andar con chicas y me gustaba mucho que mis amigos me alagaran por ello, comenzamos a ir a las carreras, a tomar, a drogarnos...nos gustaba meternos en problemas. Yo era el dolor de cabeza de Saskia y Mark y había metido a Willi también en esto también. Yo no podía participar en las carreras, pues aún no tenía pase de conducir pero me gustaba apostar y siempre estábamos iniciando peleas, nos creíamos los dueños del mundo— tomó aire de nuevo— ¿Sigues escuchándome?— preguntó, ya que no podía mirarme a los ojos, por la posición en la que estábamos.
—Sí, continúa por favor— respondí en un susurro.
—Poco antes de cumplir los dieciséis, empecé a pelear clandestinamente igual que Lukas, éramos un equipo. Cuándo Gabriel venía de vacaciones a visitarnos él también lo hacía. Era muy bueno, siempre lo fui, pero yo quería más. Los mejores peleadores hacían parte de la banda y todos nos temían, andamos siempre buscando pelea, por joda, por diversión. Estúpido,lo sé, pero toda su atención siempre estaba en mí, todos los chicos me tenían como una especia de ídolo— explicó— y así siempre quise sentirme,sentía que no pude ser el ídolo de Leti, que le fallé a Willi,que me fallé a mi mismo. Y luego pensé en algo que jamás debí pensar— Su respiración comenzó a acelerarse y tomó aire nuevamente— Quise buscar a los hijos de puta que habían matado a mamá, quise buscar a mi padre, quería verlos muertos— dijo con odio y repugnancia— No conseguí mucho más que acabar con uno de ellos, fue la primera persona que maté— confesó, mi corazón se aceleró y sentí y escalofríos recorrer mi cuerpo, la forma en la que hablaba era diferente, parecía otro Niklas— Sentí miedo después de haberlo hecho, tenía dieciséis años y esa misma noche fue a la casa de Lukas y me monté sobre el balcón de la habitación de Julia, nunca le dije que había pasado ese día— suspiró–Le dije que la necesitaba, que me estaba enamorado de ella desde que la conocí y ella me correspondió sin pensarlo dos veces, ese día me curó las heridas que tenía con por el forcejeo con aquel hombre y yo me dormí en sus brazos. Desde ese día fuimos inseparables— finalizó.
—¿Qué pasó después?—pregunté interesada.
—Empezamos a andar pero a escondidas de Lukas. Yo siempre había andado con una chica y la otra y esa era la fama que tenía, Lukas sabía que era así y yo no quería que me alejara de ella... él pensaría que andaba con ella solo por hacerle una jugada pero no era así, yo la quería— musitó— Tran pronto como obtuve mi pase y mi carro, empecé a participar en las carreras, dejé de andar con chicas para cambiar la opinión de Lukas sobre mí, era bueno, muy bueno, igual que en las peleas. Julia me pidió una y otra vez que dejara de hacerlo pero yo me negué. Con ella era bueno, dulce comprensivo pero con los demás no quise cambiar, quise seguir tomando, drogándome y quise seguir siendo respetado— Se removió un poco para acomodarse mejor y luego continuó— Julia cumplió sus quince y pocos días después estuvimos juntos, fue nuestra primera vez y fue entonces cuándo decidimos contarle a Lukas— hizo una pausa— Lo cité en un restaurante a donde solíamos siempre ir, y le contamos lo nuestro.
—¿Cómo reaccionó él?.
—Mucho mejor de lo que esperábamos, se molestó porqué no se lo dijimos antes pero nada más y me dio un par de advertencias, para mí fue normal y eran obvias que más cumpliría, cuidarla, respetarla y todo eso que ya hacía.
—No se parece en nada al Lukas de hoy— comenté.
—Lo sé, pero el era un buen amigo. Lo de Julia lo cambió y no era para más.
—¿Que pasó esa noche? El día que murió— pregunté. Se sentó a mi lado sin poder mirarme, cabizbajo. Suspiró y carraspeó un poco.
—Yo tenía una pelea muy importante y había querido que ella fuera a verme, pero ella se negó porqué tenía miedo de ir y yo lo acepté, porqué pensándolo mejor, no quería verla en ese lugar. La cuestión es que el chico que pelearía conmigo se echó para atrás y la pelea se canceló; los chicos decidieron ir a las carreras a tomar y a hacer lo de siempre pero yo preferí ir a ver a Julia. Los padres de Lukas no estaban esos días en casa, así que me provocaba pasar la noche con ella— Frunció el ceño y empuñó sus manos— Timbré un par de veces pero nadie me abrió— tragó saliva. Y me miró fijamente—La llamé al teléfono pero estaba apagado y por unos segundos me preocupé, hasta que vi la luz de su habitación encendida. Me monté en el árbol como siempre lo hacía y escalé hasta llegar a su balcón—tomó aire y se contrajo conteniendo la rabia— A través de la ventana vi a Julia besarse con Kevin, un chico de su clase que nunca me había causado gracia, estaban en su cama, tocandose, abrazándose y yo los observaba cómo un espectador, mientras veía a mi chica acostarse con otro. Toqué un par de veces el vidrio de la ventana con ira, sus ojos se dilataron al verme y Kevin empezó a vestirse rápidamente. Ella me miraba estupefacta y no articulaba palabra. Partí el vidrio y me acerqué a ella con rabia y... levanté mi brazo para pegarle, la ira me consumía, estaba decepcionado, pero por suerte me contuve. Con mis manos cortadas por el puñetazo que le di al vidrio del balcón, salí de su habitación , gritándole que era una Perra , en busca de Kevin; bajé rápidamente las escaleras hasta llegar a la sala y noté la puerta principal abierta, escuché cómo el motor de una motocicleta era encendido y me aceleré para salir y alcanzarlo pero ya era tarde, se había esfumado.
Mientras me contaba esto mi mente comenzó a dejar de pensar. No podía creer lo que escuchaba, no podía pensar con claridad.
—Me subí a mi auto sin regresar a donde Julia, estaba lleno de ira y no quería descargarla en ella así que me fui a las carreras. Tomé demasiado y también me drogué. No tenía pensado competir pero me ofrecí a hacerlo. Lukas y los demás chicos trataron de evitarlo, nadie entendía lo que me pasaba y yo solo quería dejar de sentir, yo sólo quería olvidarme de todo. Me monté en el auto preparándome para correr cuando noté que alguien ponía su mano en mi hombro, supe de inmediato quién era, era ella. Tenía los ojos rojos de tanto llorar, quise abrazarla pero el dolor en mi pecho y la decepción y mi orgullo eran más grandes.
Flashback (Niklas Heine).
—Niklas escúchame.
—Lárgate de aquí sino quieres que todo el mundo se enteré de la clase de puta que eres— mis palabras le dolían, podía notarlo, pero a mí decirlas me dolía mucho más.
—Niklas, sé que lo que hice no estuvo bien, pero tienes que escucharme. No puedes competir, por favor, te matarán.
—¿Matarme? ¿Quién? ¿Tu amante Kevin? Qué venga ese hijo de perra, que yo lo mato a él sin tener piedad.
—No Nik, escúchame— rogó una vez más— Ellos me han estado amenazando desde hace días, te quieren ver muerto.
—¿Ellos? ¿De que mierda me estás hablando Julia?— pregunté fastidiado— Ve a seguir puteando con otro de los chicos de aquí, tienes muchas opciones.
Me volteé dándole la espalda y me dispuse a entrar a mi auto.
— ¡Te hablo de los que mataron a tu madre! — gritó. Algo en mí se removió y volteé a verla. Estaba asustada y me estaba diciendo la verdad.
—¿Qué cosa?— pregunté.
— Ellos me han estado enviando mensajes desde hace días Niklas, quieren venganza porque aseguran que mataste a uno de ellos. Me advirtieron que tuviera los ojos bien abiertos en la carrera de hoy, pero como sabía que no competirías, hice caso omiso a sus advertencias. Dijeron que me utilizarían para verte sufrir. Vamos Nik, por favor vámonos— rogó. Vi en su mirada lo asustada que estaba y supe que decía la verdad.
La tomé de mi mano y entramos al auto. Encendí el motor y me alejé de todo sin rumbo fijo. No quería que le hicieran daño y mucho menos por mi culpa,por más decepcionado que estuviera, la amaba más que nada.
Aceleré el auto y le pedí que no dijera nada, que permaneciera callada porque aún tenía rabia y no quería ofenderla más.
Eso hizo.
Yo no podía pensar claramente, veía doble a causa del alcohol y no podía concentrarme.
De un momento a otro nos dimos cuenta como un carro negro completamente blindado nos venía siguiendo desde hacía varios minutos, aceleré el auto aún sin saber hacia dónde dirigirme . La carretera estaba prácticamente sola y yo intentaba no perder el control del vehículo.
De la nada chocamos contra un árbol haciendo que por un lapso de tiempo perdiera el conocimiento, pero luego reaccioné. Noté que Julia no se encontraba a mi lado. Oí unos gritos y puse mis manos sobre mi cabeza, esperando que el dolor cediera, fue en vano. Bajé del auto y vi cómo dos hombres tenían a Julia contra su auto negro y la estaban manoseando. Mi ira incrementó y tambaleando caminé en su dirección.
—¡Niklas! ¡Ayúdame por favor!— gritaba Julia entre sollozos mientras uno de los cerdos la besaba por todas partes.
Yo no lograba mantenerme firme.
Saqué el arma del bolsillo de mi pantalón y la apunté hacia ellos.
—Un pasó más chiquillo y te vuelo la cabeza— dijo el otro tipo que se encontraba ahí— Mataste a nuestro hermano y eso lo pagarás. Te mataré como maté a tu madre y a tu padre.
Y ahí fue cuando lo supe...papá también había muerto. Sentí una punzada en mi pecho, por más mal padre que haya sido, era mi padre al fin de cuentas.
Vi cómo el otro empezaba a subirle el vestido a Julia y se bajaba sus pantalones preparándose para penetrarla.
—¡Nik! ¡Nik! — gritaba una y otra vez. Y yo intentaba ver bien lo que estaba sucediendo. Mi cabeza estaba a punto de estallar y todo lo veía doble. El alcohol, mi ira y decepción, las drogas y el golpe se habían juntado en un instante. Julia comenzó a gritar más fuerte y con más asco. Solté el gatillo del arma y apunté hacia ellos.
—Observa como la hacemos nuestra Stein, observa cómo nos cobramos tu maldita mala jugada. Es lo último que verás en tu vida, su cara rogando por que la salves y a nosotros disfrutando de su cuerpo,¡morirán los dos!de eso me encargaré yo— dijo el animal que seguía apuntándome con su arma.
Fruncí el ceño intentando ver más claramente, tenía la mente en blanco, solo pensaba en una cosa: debía sacar a Julia de ahí.
Apreté el gatillo de la pistola y si esperar nada, disparé.
Fue la decisión más estupida que he tomado en mi vida.
Él tipo empujó a Julia haciendo que la bala se introdujera exactamente en su pecho causándole una muerte casi instantánea. El otro lleno de ira disparó hacia mí, rozándome el hombro, por eso tengo la cicatriz, y yo más frustrado que nunca, solté un grito ahogado y les disparé varias veces,hasta que ninguno de ellos se movió.
Corrí hacia dónde Julia con la esperanza de que se moviera, de que despertara y me sonriera, de que me mirara con sus ojos verdes y me dijera que todo iba a estar bien. Los efectos del alcohol, de las drogas, del golpe y de toda esa mierda desaparecieron completamente en cuestión de segundos. Nunca olvidaría a esa Julia en mis brazos, llena de sangre y sin vida, por mi culpa.
Salomé Méndez :
Las lágrimas recorrían mi rostro y yo había empezado a temblar.
Veía a Niklas, quien ahora estaba destruído con su cabeza entre sus piernas y llorando imparablemente.
Había empezado a fumar un cigarrillo–supongo que para calmarse un poco–por eso no me quejé, no dije nada .
Temblaba mucho más que yo y con sus manos halaba de vez en cuando un mechón de su pelo. Le pegó un puñetazo a la cabecera de la cama.
—¡La maté!— gritaba una y otra vez enfurecido—Debí morir yo. Debí de apuntarme con esa pistola— volvió a decir como por quinta vez.
Sus manos habían empezado a sangrar por los puñetazos que daba una y otra vez.
Yo estaba en un trance, callada, sin saber qué decir, sin querer decir nada. Mi dolor en el pecho se agudizaba cada vez que gritaba que la muerte de Julia había sido su culpa.
Me estremecía cada vez que golpeaba con fuerza la pared o la cama.
Me dolía verlo así, él había tomado una decisión fatal, una decisión que no podía cambiar. Pude imaginarme cómo debió ser esa noche para él, la peor noche de su vida.
"Es en los momentos de decisión cuando se forma tu destino.—Tony Robbins."
••••••••••••••••*•••••••••••••••
Lo prometido es deuda. Espero muchos comentarios sobre este capítulo. Quiero que me digan todo lo que piensan mientras lo leían. Es importante para mí. Por fin nos enteramos de algo bueno😋
Nos vemos el próximo martes. Saludos.
May