-Alex, despierta ya -dijo mi mamá, quitándome las sábanas- Hoy es el gran día.
- ¿Gran día? - pregunté aún tirada en la cama- ¿De qué hablas? El "gran día" fue cuando nos mudamos acá, y ya son casi tres semanas de eso.
- ¡Oh, no es eso! Hoy es la cena con los Harries -recordó jalándome de los brazos- Anda, levántate ya, que tienes que ir a hacer las compras.
-¿Qué? ¡Anda tú, mamá! O que vaya Michael, o Athenea -le dije levantándome lentamente.
-No, vas tú, nosotros tres tenemos que ir a inscribirlos a la escuela -me informó con una sonrisa- el dinero y la lista están en la mesa, y las llaves... me las llevo porque tú aún no manejas. El supermercado está a una calle, supongo que lo encontrarás fácil.
-Vale, vale, ahora vete, quiero tomar una ducha -le pedí, moviendo los brazos.
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"Leche sí, galletas listo, ajá, ajá, esto ya está, sí, sí, sí, sip, sí, sí" pensaba mientras tachaba mentalmente cada cosa de la lista; cuando choqué con alguien.
- Perdón, iba distraída -le dije a la rubia- Espera... ¿Anna?
- ¡Oh mi Dios! ¡Alex! ¿Qué haces tú acá? ¿Por qué no estás en NY? -preguntó todo tan rápido que solo entendí la última pregunta.
- Me mudé a Londres, de nuevo -dije con una sonrisa, por encontrar a mi amiga.
Anna Fields, una rubia de ojos azules que podría pasar como plástica y hueca, sin embargo era todo lo contrario. La conocí a ella y a su prima Marley, hace 4 años en un campamento de verano para chicas.
- Uhm, hola -saludé con una mínima sonrisa- Soy... Alexandria.
- ¡Hola! -dijo una rubia- ¡¡Yo soy Anna!! Tengo 16 años, y ella es mi prima, Marley.
Una castaña con cara de "no mato ni a una mosca" me dio una sonrisa muy dulce. La saludé con la mano.
- Bueno... espero que nos llevemos bien.
- ¡Definitivamente nos vamos a llevar bien! -exclamó Anna- ¿Supongo que eres nuestra compañera de cabaña?
-Supones bien -le dije con una sonrisa- Así que... Marley, ¿Anna es así de alegre todo el tiempo?
-Sí -dijo Marley con pesar, pero con una sonrisa cálida.
La observé, había cambiado, estaba unos centímetros más alta, su cabello estaba más oscuro y más largo, usaba más maquillaje y definitivamente, se veía mucho más delgada. Toda una Barbie.
- Has cambiado, Annie -le dije con una sonrisa- ¡Pareces modelo!
- Bueno, lo soy, pero también voy a la Uni -sonrió- ¿y tú? ¿Irás?
- Sí, Diseño Gráfico. ¿Y cómo está Marley? -pregunté- ¿Sigue acá?
- Ella está fabulosa, vivimos en una casa en el centro, junto a una amiga más, ¡y se consiguió a un novio guapísimo! -exclamó- Esta en Bristol, desde el lunes, pero vuelve hoy a la tarde.
- Eso es genial, bueno Annie, tengo que irme -le sonreí- pero antes, dame tu número, así podemos quedar algún día.
- Claro que sí, mi queridísima Lex -exclamó riendo.
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- ¡Alex! ¿Dónde has estado? -preguntó mi mamá ligeramente preocupada. Dejé las bolsas en la mesa de la cocina.
- En el supermercado, en realidad. ¡Me encontré con Anna! ¿La recuerdas? ¿Del campamento Sunshine? -mi mamá era la mayor fan de Anna en ese entonces.
- ¡Claro que sí! Espero verla por aquí algún día, ahora ve a ducharte o algo, y luego bajas a almorzar -ordenó la jefa. Cuando Johanna quería, era toda una mandona, hasta me daba miedo y eso que medía 1.59cm.
- En seguida, capitán -dije riendo.
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- Bueno, los quiero a todos listos a las 7pm, ¡eso te incluye, Dave! -le dijo a mi papá que leía distraído el periódico- ¿Entendido?
- Entendido -afirmamos todos riendo.
- Mamá, ¿es formal o no? -preguntó Athenea- Quiero estar bien para la ocasión.
- Athenea, cariño, los gemelos son mayores por 6 años, no tienes oportunidad -dijo mi mamá suavemente, a lo que Mike y yo soltamos una carcajada- Pero es formal.
- Mamá, no quiero estar con ellos, duh -mintió, pero todos sabíamos que se moría por tener aunque sea un pequeño romance con alguno de ellos.
- ¿No es obligatorio usar vestido, no? -pregunté inocentemente.
- ¿Es broma, no? Acabo de decir que es formal, ¿Alex eres sorda? -preguntó mi mamá irritada- Esta cena tiene que ser perfecta.
- Jo, a Rebecca y Andy les caes bien de cualquier manera, no te pongas tan histérica -papá rió mientras le acariciaba el cabello a mamá- Estas asustando a los chicos.
- Bueno, miren que tarde es, ¡ya casi son las 5pm! Es mejor que suban a alistarse, ¡tú también Dave! -ordenó mamá en su faceta de dictadora,...de nuevo- Y quizás yo también debería ir a alistarme.
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- No pienso usar un vestido -me dije a mí misma- Eso es para chicas.
- ¡Tú eres una chica, Alex! -exclamó Mike que pasaba por allí.
Bufé y me tiré a la cama, sin darme cuenta que Mocca estaba allí.
- Perdón, perdón, perdón -le dije acariciándolo- Lo lamento, Mocca.
- Cariño, Mocca no te entiende -dijo mi mamá suspirando- Como sea, vine a decirte que tienes que usar vestido. Y yo, he escogido uno para ti.
Lo saco de la caja que traía, era muy bonito. No era muy corto, ni muy largo, era color rojo vino, y... no lo sé, no soy buena describiendo. Pero era muy lindo.
- Jo... ya que voy a usar un vestido... ¿puedo... usar mis Vans? -pregunté con mi mejor cara de inocente.
- No, ni siquiera lo pienses -me dijo muy severa.
- ¿Y mis botas de combate? ¿Las marrones? -pregunté, intentando de nuevo poner una cara inocente.
- Uhm... vale, pero solo por esta vez -sonrió, pero luego su expresión cambió a una de disgusto- Aunque pensándolo bien, no. Quedará horrible, usarás los tacones rojos que te compré el año pasado. Y si te los pones, te daré un pequeño regalo.
- ¿Hay algo más, no? ¡Siempre hay algo más! -exclamé, Jo no daba "regalos" solo por ponerte unos zapatos.
- Y me dejas arreglarte... a ti y a Athenea, pero ella no necesita incentivos -dijo divagando- Di que sí, o te obligaré y no te daré nada.
- Erm... vale, ¿me das ya el regalo? -le pedí- Y no se te ocurra ponerme maquillaje exagerado o te mato, Jo.
- Yo no haría eso, odio cuando las chicas se maquillan en exceso y lo sabes, hija -rió.
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Bueno, eran las 8 y estábamos aún en casa, solo faltaba -redobles por favor- Michael. Él era en serio peor que una chica para estas cosas, y cuando sabía que iba a haber una chica (que no seamos sus, como él nos llama, "raritas" hermanas) se tarda aún más.
- ¿Quién fue el que le dijo que Emmy Lou existía? -pregunté mirando a todos.
- Puede que se me haya escapado -dijo Athenea en un susurro- Pero vamos, no sabía que se demoraría tanto.
- ¡Michael James Banks, apresúrate o te dejaremos! -gritó mamá con la cara roja de ira- Alexandria Rose, Athenea Blue, apuren a su hermano.
O mamá estaba muy muy enojada, o estaba muy muy nerviosa, solo nos llamaba por nuestros dos nombres en esos dos momentos. Yo voy por una mezcla de ambos.
- No será necesario ya estoy listo -dijo Mike bajando, ganándose un golpe en la nuca de parte de papá- Ouch.
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Bien, no sé porque vinimos en auto si viven a dos casas de nosotros, literal, pero bueno, mi familia es rara. Bajamos y mamá, debo decir una muy nerviosa Johanna, tocó el timbre. La tía B abrió la puerta, y sentí como si los años no hubieran pasado. Era la misma Rebecca que yo recordaba con la misma sonrisa deslumbrante.
- ¡Oh, mi, Dios, Johanna Banks que hermosa te ves! -exclamó abrazando a Johanna.
- ¡Para, Becky, tú te ves muchísimo mejor! -dijo mamá riendo.
- La pequeña Alexandria ha crecido tanto, oh, pequeña pelirroja, tú también te ves hermosa -dijo apretando mis mejillas.
- Uhm, gracias tía B -dije incómoda y me moví a un lado.
- ¿Qué hacen aún afuera? Pasen, pasen -dijo invitándonos a todos a pasar.
Una vez dentro y pasados 10 minutos, la tía B conocía a los mellizos y los mellizos conocían a Emmy Lou, al igual que yo.
- Así que, tía Becca, y los, uh... y los... gemelos, ¿estarán hoy? -preguntó Athenea, créanlo o no, tímida.
- Sí, pero salieron con Andy a comprar las bebidas -rió- ¿Te gustan?
La cara de Athenea pasó de blanca a roja a todos los colores posibles. Asintió lentamente y sonrió un poco. Emmy Lou le sonrió para reconfortarla.
- Me gustan sus videos, son divertidos -dijo bajito. Esto era todo un espectáculo, Athenea tímida y avergonzada, ¿por qué no lo estoy grabando?
Oímos la puerta principal abrirse y bueno, también un grito bastante femenino.
- ¡Mami, estamos en casa! ¿A qué hora llegan los Banks? -era uno de los gemelos, pero no sé cuál, intentando sonar como niña.
Y aparecieron, oh holy macaroni, me habían dicho que eran guapos, pero no TAN guapos. Eran altos, bastante altos y dios, esos ojos. Dios, dios, dios, dios.
- ¿Alex? -preguntaron los dos dioses griegos, espera... ¿qué?..., los gemelos- ¿Eres tú?
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Outfit de Alex: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=110282315&.locale=es Siéntantese libres de cambiarlo por algo de su imaginación, jaja.
Alba, xx.