—¿A dónde estamos yendo? —interrogo a Asher mientras caminamos por las calles muy concurridas de Los Angeles.
Esta mañana despertó antes que yo y compró el desayuno para ambos, hizo café y me llevó todo a la cama antes de que yo abriera los ojos. Me sorprendió de repente lo feliz que lucía pero no hice preguntas, simplemente lo dejé estar. Ahora, tira de mi mano mientras paseamos por Los Angeles. Aunque, más que un paseo, yo diría que tiene un destino específico por como tira de mí como si el lugar a donde vamos estuviera a punto de cerrar.
—Quería hacerme un cambio de look —dice él por fin cuando ambos nos detenemos frente a un salón de belleza—. Este es mi salón de belleza de confianza, quería venir aquí hace un tiempo y hacerme algo, lo hacía a menudo antes —me dice, parece nostálgico.
—¿Por qué dejaste de hacerlo? —interrogo frunciendo el ceño.
Él toma un mechón de su cabello alborotado.
—Caleb me dijo que me veía bien de esta manera y que quería que nunca lo cambiara porque así lucía como el yo de la primera vez que estuvimos juntos —susurra con una expresión de tristeza—. Ya sabrás tú que nuestra relación es complicada... ¿Por qué mantengo un corte para complacerlo pero no me mantengo fiel a él aun cuando me lo ha pedido tantas veces? No lo sé, es algo que no comprenderé nunca y mucho menos él.
—¿Y por qué quieres cambiarlo ahora? —pregunto poniendo mi mano sobre su cabello—. Estoy seguro de que te verías hermoso de cualquier manera... pero siento que estás tratando de dejar algo atrás con este corte de pelo ¿Es algo como eso?
—Bueno, lo creas o no, Miles, en tan poco tiempo has logrado impresionarme ¿Sabes? Como persona —él alza sus ojos y me mira—. Te dije que me gustabas ¿No? Estaba hablando en serio, también en lo de ser mejor persona por ti... todo era verdad... me inspiras a dejar mi pasado atrás, a dejar a Caleb... a veces pienso que si estoy contigo tendré el cuento de hadas que siempre quise —él baja su cabeza, sus puños aprietan mi camisa—. Pero no puedo obligarme a mí mismo a olvidar todo lo que siento por Caleb solo porque te conocí, Miles... no funciona así de sencillo... por eso, este será el primer paso... hasta que yo pueda sacarlo completamente de mi sistema ¿Esperarías por mí?
Sus palabras me llenan de una extraña fuerza y alegría y al mismo tiempo estoy preocupado pero eso no quita que esté feliz.
—Tienes suerte, la verdad no tengo ninguna prisa.
Asher consiguió un nuevo corte de pelo fantástico; su cabello estaba algo largo de cualquier manera, su cabello sobresalía en todas las direcciones cuando lo alborotaba. Su nuevo look consiste en mantener los costados de su cabeza rebajados pero el mechón de adelante lo suficientemente largo como para cubrir su frente, él lo peina hacia un lado y se ve algo así como un modelo de revista. A mí realmente nunca me interesó tener el pelo largo, mi cabello siempre ha sido corto pero en Asher esas cosas se ven estupendas, de verdad admiro lo mucho que se preocupa por su imagen algunas veces, desearía que se preocupara por sus sentimientos de la misma manera.
—Cuando Caleb me vea sabrá que esto es una señal, de que las cosas van a cambiar —me dice él, una vez que estamos en casa, mientras él se mira al espejo con una especie de mascarilla puesta mientras yo salgo de la ducha.
A ambos se nos ha hecho normal convivir juntos de esta manera, aunque no lo he tocado y él tampoco me toca pero llevamos algunas semanas viviendo juntos y se siente realmente cómodo para los dos. Aunque no sé si pueda soportar verlo y no hacer nada, las bolas azules son dolorosas.
—Eso suena bien para mí —le digo colocando mi mano sobre su hombro—. Dime algo ¿Tienes miedo de la reacción de Caleb?
—No... —él sonríe—. Tengo miedo de mis propias reacciones, nunca sé cuan débil voy a ser ante sus encantos —él se inclina sobre el lavamanos para abrir la llave y lavar la mascarilla de su cara, yo le tiendo una toalla cuando termina y luego se mira al espejo—. Estoy enamorado de Caleb desde que era pequeño, Miles... es difícil dejarlo ir, es difícil aceptar que ya no va a ser parte de mi día a día... incluso con todo el daño que me hizo...
—Tengo una pregunta.
—¿Qué?
—¿Por qué llorabas el día que te encontré afuera de mi trabajo?
Él me sonríe.
—Caleb acababa de comprometerse con su novia —responde—. Me envió un mensaje... él había dicho que lo haría y lo rogué que no lo hiciera pero dijo que era necesario, porque su madre quería una boda y nietos prontos así que lo hizo... me envió un mensaje diciendo "ha dicho que sí" ¿Puedes imaginar cómo me sentí?
—No, lo siento —me inclino sobre él y beso su hombro.
—Siempre traté de ser más bonito que ella, más inteligente, más servicial... —él esboza una sonrisa amarga—. Estoy cansado de competir... el problema no es ser mejor que ella, el problema es que Caleb no quiere ser gay y nunca lo va a aceptar, incluso si él me ama nunca va a aceptarme como su pareja ni para sí mismo ni para los demás.
—Mereces algo mejor —lo rodeo con mis brazos y lo aprieto contra mi pecho.
—Me pregunto si eso será cierto —él ríe.
—Lo es —beso su mejilla—. Cree en mí.
—Lo hago.
—Por cierto —coloco mis dedos sobre su barbilla y giro su cara hacia la mía colocando mi otra mano en su cintura para mantenerlo cerca de mí—, te ves hermoso, Asher —digo antes de dejar un beso corto en sus labios.
Lo suelto antes de que se le ocurra golpearme o algo y salgo del baño. Él se queda algunos minutos allá dentro y luego sale, apaga la luz de la habitación y se une a mí en la cama. Usualmente dormimos separados, él en su lado y yo en el mío pero con nuestras espaldas o nuestras manos tocándose. A él le gusta sentir que hay alguien a su lado. Esta vez él se da la vuelta y pasa sus manos alrededor de mi torso para juntarlas detrás. Mi corazón da un vuelco pero con cuidado lo abrazo de vuelta y de esa manera nos quedamos dormidos.
Cuando despierto al día siguiente, siento que hay algo cálido y suave debajo de mi brazo y mi pierna izquierda. Obviamente de trata de Asher que ha terminado bocabajo sobre estos. Cuando se percata de que estoy despierto, se voltea hacia mí y menea su cuerpo hasta quedar boca arriba. Yo doblo mi brazo alrededor de su cintura y lo atraigo más a mi cuerpo su muslo choca intencionalmente con mi erección. Debo admitir que por las mañanas siempre estoy caliente y es una tortura tenerlo a mi lado pero esta vez no estoy pensando con claridad y no quiero detenerme.
Mi mano no pierde tiempo y se escabulle debajo del suéter que usa para dormir y acaricia su piel. Es suave, tan suave que parece piel de bebé. Este chico de verdad es como un sueño.
—Miles... —él pone una de sus manos sobre mi mejilla y junta nuestras frentes— ¿Te despertaste cachondo o qué? —su voz ronca me hace sentir escalofríos y asiento con una sonrisa—. No quiero rechazarte, Mi-¡Ah! —él suelta un gemido sonoro cuando muerdo su hombro.
Yo giro mi cara levemente para verlo alzando las cejas.
—Tal vez soy sensible con los mordiscos —susurra, creo que parece apenado.
—Tu piel parecer ser muy receptiva —digo, notando que ha estado erizándose todo este tiempo debajo de mis dedos—. ¿Qué pasaría si...? —muevo mis manos más arriba, hacia sus pezones.
—¡No, no! —él ahoga otro gemido—. No, Miles, ahí no... me he vuelto extremadamente sensible en ese lugar —susurra, casi desesperado.
—No me imagino por qué —digo a mi pesar—. No es justo, yo también quiero probar cada parte de ti como esos chicos lo hicieron.
—Miles...
—¿Por qué es tan fácil hacerlos con ellos y no conmigo?
—Miles, no es así.
—Realmente no entiendo ¿Es que te estás forzando a ti mismo?
Por primera vez lo oigo gruñir enojado antes de levantarse y colocarse de rodillas en la cama, inesperadamente toma mi mano y la lleva hacia sus pantalones, colocándola justamente sobre su prominente erección.
—¿Te parece que me estoy forzando a mí mismo, Miles? Eres jodidamente caliente ¿Estás siquiera consciente de ello? ¿Te lo han dicho alguna vez? ¿Qué estás tan bueno que podría comerte entero, eh? —él pasa una de sus piernas sobre mi regazo y me acorrala tomando mis manos para sostenerlas con las suyas sobre mi cabeza—. No eres gay, Miles, o por lo menos, no lo has sido durante tanto tiempo como yo... y solo quiero darte tiempo para asimilarlo, no quiero que te asustes y también... Miles, tú no eres uno de mis clientes, yo de hecho siento algo por ti y quiero que sea especial... llámame ridículo y todo lo que quieras, llámame estúpido o triste intento de una chica como hizo Caleb, no me importa, yo solo quiero... un momento bonito... ¿Es eso... mucho pedir?
Casi puedo sentir el dolor en su garganta cuando traga esas lágrimas y de repente me siento el sujeto más estúpido del mundo. Resoplo y echo mi cabeza hacia atrás, alzando mis brazos para tomar a Asher entre mis brazos y apretarlo. Él deja que lo abrace durante un rato mientras deja salir un poco su frustración.
—Lo lamento —digo de verdad apenado—. Te prometo que te daré un hermoso momento.
—Lo siento, por pedir tantas cosas tontas —masculla contra mi camisa.
—¡No! Tú mereces eso y más —insisto—. Es mi culpa, estoy desesperado por tenerte, por marcar territorio que a veces olvido lo que de verdad importa... y tienes que saber que no te estoy tratando como a una chica, te trato como a cualquier persona que merezca un bonito romance. De verdad me gustas, Asher.
—Y tú a mí.
—Por cierto ¿Tan bueno que podrías comerme? Pensé que no era tu tipo.
Él levanta su mano y me golpea en el pecho.
—¡Obviamente era mentira!
Yo me río pero me mantengo abrazándolo otro rato más.
Las vacaciones de primavera llegan rápido este año, sobretodo debo agregar que el tiempo vuela cuando vives con alguien que te cae tan bien como Asher. Incluso es cómodo escribir cuando él está cerca porque es una especie de editor súper prolijo que arregla todos los capítulos que le paso y los vuelve un buen porcentaje más increíbles. He avanzado con mi historia mucho más de lo que esperaba y ni siquiera estamos a la mitad del año. También, él me inspira; su personalidad, sus gestos, sus pensamientos, lo que siento por él... todo es gran material para trabajar con eso.
—Tendrás que darme mucho crédito cuando publiques tu libro —me dice él mientras está sentada frente a la computadora con sus gafas de lectura puestas mientras arregla el último capítulo que acabo de escribir—. Estoy haciendo todo el trabajo sucio.
—Pero lo disfrutas —respondo, sirviendo un café para él.
—No puedo decir que no —él suspira—. Amo leer y limpiar errores y editar y toda esta mierda ¡Argh! Quiero hacer esto para toda la vida.
—Genial, tienes futuro como editor entonces —le digo sentándome a su lado en la mesa de la cocina—. Podrías conseguir empleo en una editorial luego de graduarte, nos falta un año, podrás hacer esto muy pronto para toda la vida.
—Tienes razón —él me mira con una sonrisa—. Y publicaré todos tus libros, lo juro —él se inclina y me besa la mejilla—. Eres un escritor de puta madre.
—Y tú tienes una boca muy sucia —me río.
—No lo puedo evitar, mi padre no me crió con ningún filtro.
—¿No te reprendía por decir groserías?
—No, él me reprendía por sacar malas notas, por preocuparlo, por no escuchar sus consejos cuando la cagaba pero jamás por decir groserías —él se ríe—. Mi padre tampoco tuvo alguien que lo criara con filtros, solo nos teníamos el uno al otro así que en casa éramos de esta manera.
—Suena algo divertido —digo—. Mi madre me lanzaba una chancla cada que decía una grosería y tengo tres hermanas mayores que son iguales a ella, mi hermano mayor y yo sufrimos cuando intentábamos actuar como si fuéramos cool y relajados.
—Por favor... —Asher rueda los ojos—. Debiste ser popular ¿eh? Entre las chicas, me refiero.
—Mi hermano era más popular que yo —respondo—. Todas mis novias terminaban conmigo por él, con eso te digo todo.
—Debe ser un adonis.
—También te gustaría si lo vieras.
—No creo.
—Claro que sí, es una versión mejorada de mí.
—¿Y la tiene más grande que tú?
—¿Cómo sabes que la tengo grande?
—Hay cosas que solo se saben... eres afroamericano ¿No?
—Mitad afroamericano, mi madre es blanca, por eso mi piel es más clara.
—Es suficiente para mí —él minimiza la ventana con el capítulo en mi laptop y va directo a mi archivo de fotos—. ¿Tienes fotos de tu familia aquí?
—Sí, claro, en el álbum de la fiesta de navidad hay muchas.
—Bien, veamos.
Él pasea por las fotos donde estamos mi madre, mis hermanas y yo y luego llega a una donde estamos solo mi hermano y yo junto al árbol de navidad. Él es un poco más alto que yo y tiene los ojos azules de mi madre y el cabello castaño claro también, su piel es mucho más clara y tiene una linda sonrisa como dicen mis hermanas.
—Es como una fotocopia en negativo de ti —dice Asher—. Es blanco.
—Te dije, mi madre es blanca.
—Honestamente, pensé que eras latino pero tus labios me hicieron dudar.
—Heredé los labios de mi padre —me encojo de hombros.
—¿Dónde está tu padre? No aparece en las fotos.
—Se fue —respondo—. Dejó a mamá hace un tiempo.
—Oh, lo siento —él me mira—. Debe ser guapo si te pareces a él.
—Mucho más alto y oscuro.
—Suena delicioso.
—Asher, por favor.
Él ríe y echa su cabeza hacia atrás, yo ruedo los ojos.
—Es una broma —dice—. Y de verdad, no sé que es tan especial acerca de tu hermano... sí, es guapo pero supongo que no lo conozco lo suficiente para decir que es mejor que tú... definitivamente, tú eres mi favorito y te elegiría mil veces antes que él.
Esas palabras son palabras que nunca había escuchado antes y por lo tanto, me sorprenden y me emocionan. Aprieto mis labios antes poner mi mano sobre su nuca para empujarlo contra mi boca. Le doy un beso, solo usando mis labios, porque es hasta donde él me permite llegar por el momento. Aunque yo deslizo mi lengua sobre sus labios, él no los abre para dejarme pasar. Es decepcionante pero sé que lleva tiempo y soy paciente.
—Debes dejar de darme besos tan calientes —susurra él cuando suelto sus labios—. Me tientan demasiado.
—Esa es la idea.
Él ríe y pone su frente contra la mía.
—¿Te das cuenta de que no hemos salido en dos días de vacaciones que llevamos? —me pregunta esbozando una de sus sonrisas astutas—. Deberíamos ir a cenar... y luego... venir aquí de nuevo... y hacer algo especial.
—¿Seguro?
Intento esconder el hecho de que estoy tan emocionado que podría gritar.
Él asiente varias veces.
—Bien, haré reservaciones.
Justo cuando me levanto para ir por mi celular, el timbre suena. Nunca ha sonado desde que me mudé aquí, es extraño y Asher se encoge de hombros. Tengo que dirigirme entonces hacia la puerta. Cuando la abro, me encuentro con un extravagante hombre mayor que está usando un abrigo de piel y gafas de aviador. Ambos nos miramos como si fuéramos la persona más extraña que jamás hubiésemos visto.
—¿Quién eres tú? —me espeta él lanzándome una mirada de arriba abajo.
—Esa es mi línea —le digo—. ¿Puedo ayudarlo en algo?
—¿Quién es? —Asher se acerca a la puerta detrás de mí y mira al hombre que lo mira de vuelta—. Oh por Dios santo ¿¡Papá!?
¿¡Papá!?
¿¡Justo ahora!?
¿¡Por qué!?