"Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal".
-Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera de origen albanés naturalizada india-
Salomé Méndez.
No pensé terminar con él en estas cuando decidí ir a esa fiesta.
Que Niklas se acercara a mí y me dijera todo lo que me dijo me dejó completamente estupefacta. Cada palabra, cada gesto, las miradas que me lanzaba mientras iba al volante, la forma en la que tocaba mi mano se sentían completamente diferentes, pero exageradamente bien.
Él me hacía sentir plena.
Nunca me describí como una chica extremadamente sexy o muy interesante;me sentía simplemente como una chica normal, pero Niklas con tan sólo mirarme o sonreírme, me hacía sentir especial, única.
Bajamos del carro entrando por la puerta principal de su edificio. Su llavero lleno de cientos de llaves–tal cuál como la vez pasada– y su dificultad para abrir la puerta de su apartamento, me hizo soltar unas risillas. Él me miró tiernamente y me plantó un beso en la frente.
—Eres tan tierna cuando quieres reír a carcajadas pero tratas de evitarlo — dijo a la vez que probaba la quinta llave de la noche.
—¿Cómo es que vives aquí y aún no sabes con exactitud que llave te sirve? —pregunté divertida.
—No molestes — rió — Es que tú me pones nervioso— dijo provocándome una ruidosa carcajada que no pude contener.
—Cállate— respondí— Los piropos y el romanticismo no van contigo —bromeé.
—¡Bingo!—escuché decirle a la vez que daba vueltas a la llave y abría la puerta.
—Ya era hora — dije — Ya me estaba quedando dormida ahí afuera.
—Tonta— comentó sonriendo —¿Tienes sueño?—asentí. La verdad es que depronto había empezado a sentirme cansada— ¿Quieres que vayamos a dormir ?.
—¿Tienes alguna propuesta que me haga cambiar de opinión? — sonreí pícara, no me pregunten por qué, simplemente actúe por instinto. Y luego me sonrojé al darme cuenta de la forma en que lo pregunté.
—No lo sé—dijo acercándose un poco más a mí. Entrelazó sus manos con las mías y se inclinó para besarme — Pensaba que quizás... tal vez...— soltó nuestras manos y empezó a acariciar mi mejilla con una de ellas. Con la yema de sus dedos dibujó la figura de mis labios y me sonreía tiernamente, él estaba diferente, todo esto se sentía diferente. Me miraba sin decir nada pero a la vez esa mirada me confesaba todo, estaba llena de deseo, de anhelo, de amor. Sí, su mirada me llevó a pensar, a sentir por un momento, que él me amaba — Pensé que podríamos acurrucarnos un poco y hablar.
—¿Hablar? ¿Quieres hablar? —pregunté sorprendida.
—Bueno, sí — respondió él ahora un poco apenado. ¿Niklas y hablar? ¿Simplemente así ?
—¿Y de que quieres hablar? — pregunté tratando de sonar interesada. Lo cual estaba. Me quité los zapatos y los puse a un lado de la entrada. El hizo lo mismo y agarró mi mano dirigiéndome hacia su habitación.
—Primero ponte algo más cómodo— indicó. Abrió su armario y sacó un Hoodie grande y un pantalón deportivo— Toma, creo que esto está bien.
—Gracias— sonreí tomando lo que había buscado para mí y lo miré esperando que se dispusiera a salir del cuarto.
—¿Qué? ¿Porqué me miras así? — preguntó confuso.
—Vete— ordené. El rió divertido.
— ¿Me estás echando de mi propia habitación?— dijo tratando de sonar dolido. Sonreí ampliamente.
—Ajá— indiqué.
Soltó un suspiro y salió de la habitación refunfuñando, dejándome ahí con una estupida sonrisa dibujada en mi rostro. Lo quería,lo quería muchísimo y lo que él me hacía sentir,era de las cosas más bellas que jamás había sentido.
Me vestí rápidamente y doblé la ropa que acababa de quitarme. Pegué un suspiro y fue seguro de felicidad. Miré la hora y me di cuenta que iban a ser casi las dos de la mañana. Recogí mi cabello en una Cola de Caballo y salí de la habitación en busca de Nik. Él estaba en el sofá acostado, se había quedado dormido; traía puesto ahora sólo unos Bóxers, ni camisa, ni pantalón. Aproveché para observarlo un poco y contemplar su cuerpo. Se veía tan exageradamente sexy, quise acariciar cada uno de sus músculos. Estaba a punto de despertarlo cuando decidí primero ir por un vaso de agua. Me dirigí a la cocina, estaba tan ordenada y reluciente que me costaba creer que un chico viviera sólo en este apartamento. Pero en general todo aquí estaba ordenado. Abrí la nevera en busca de agua fría, pero de tomar sólo encontré jugo, una botella de Coca Cola y un par de cervezas. Tomé el jugo colocándolo en el mesón de la cocina y me incliné hacia el estante de los vasos para tomar uno. Serví un poco y con el vaso en la mano, regresé a la sala. Noté que Niklas ya no estaba sobre el sofá. Quise voltearme para buscarlo pero sentí cómo unas manos envolvían mi cintura y me apegaba a un cuerpo cálido y musculoso.
—¿Cuál es tu mayor miedo? —preguntó en mi oído.
Me volteé hacia él para quedar frente a frente y me miraba interesado. Me tomó de la mano y nos sentamos en el sofá. Se acomodó acostándose y colocando su cabeza sobre mis piernas.
—¿Mi mayor miedo? —repetí su pregunta. Él asintió — Quedarme sola—respondí — estar sin mi familia o sin mis amigos. Tener que ser simplemente yo y nadie más.
—Nunca vas a estar sola—respondió con suavidad— Tú eres una chica que siempre estará rodeada de gente que la quiera.
—¿Estarás tú a mi lado?— pregunté cerrando mis ojos.
—Haré lo imposible para que así sea —respondió. Yo seguía con los ojos cerrados pero sabía con exactitud que en su rostro se dibujaba una sonrisa.
— y ¿tú? ¿ Cuál es tu mayor miedo?, Nik.
— No lo sé— respondió inseguro— Yo le temo a muchas cosas.
No podía creer lo que estaba escuchando.
—¿Tú? No me lo creo— dije sinceramente.
—Seré sincero— dijo ahora sentándose a mi lado y ofreciéndome sus brazos. Me acomodé a su lado y dejé que me envolviera con ellos. Disfruté de su aroma y de la calidez de sus músculos — Sé que es poco creíble pero de verdad le temo a muchas cosas.
—¿Por ejemplo?.
—Le temo a decepcionar a mi hermano. Él ha sufrido con todo esto tanto como yo, y si un día decidí levantarme, dejar de comportarme como un idiota y andar drogándome sin necesidad, fue por él—hizo una pequeña pausa— me gusta verlo feliz, por eso le agradezco tanto a Mel que ella esté ahí para él. Él a diferencia de mí, es una buena persona. En todos los sentidos. Sé que me ve como su ejemplo, no quiero defraudarlo —concluyó. Acaricié su cabello con mi mano y le regalé una sonrisa que el correspondió.
—¿A que más le temes?—pregunté.
— A hacerte daño— confesó— Por eso quise alejarme de ti.
—Me hiciste daño alejándote— respondí sincera.
—Lo sé. Y creo que me hice daño a mi mismo— respondió serio.
—¿Tienes fiebre?— dije riendo y tocando su frente.
—¿Porqué lo preguntas?— preguntó confundido.
— Estás...¿raro?— dije. Se acomodó un poco para mirarme mejor.
—¿A que te refieres Pumba?— dijo sonriendo.
— Tonto—dije poniendo los ojos en blanco — Estás muy sincero... no lo sé,más abierto.
—Ah,eso —respondió encogiendo los hombros.— quiero que sepas un poco más de mí, supongo.
Me incliné hacia él y lo besé.
—Me gustas mucho, Salomé— confesó y mi corazón se aceleró mucho más de lo que yo creía que era posible. Era la primera vez que él me lo decía de esa manera. Volvió a besarme con más ansias y acariciaba mi cabello mientras lo hacía— Me gusta todo de ti— me plantó un beso más profundo que el anterior— Tu aroma a Melocotón, tu sonrisa y sobre todo cuando ríes a carcajadas—Solté una risilla. Iba dando pequeños besos mientras hablaba y me decía cosas lindas. Terminó besando mis dientes porque yo no podía parar de sonreír y de sonrojarme por sus detalles— Tus ojos marrones, que se achinan al reír. La forma en la que tu nariz se mueve de un lado a otro cuando tratas de aguantar la risa— ¡Dios! ¿En qué momento me había detallado tanto?— El lunar pequeño de tu dedo índice derecho—dijo riendo. ¿Cuándo lo había notado?— La suavidad de tu piel, y la sensación que me brindas cuando me abrazas—Sus besos empezaron a intensificarse al igual que sus caricias.
Ahora yo estaba encima de él,besándolo con desesperacion mientras él intentaba ser delicado.
— Fui un tonto al tratar de alejarme de ti— dijo casi sin poder hablar, con la respiración entrecortada.
—¡Shhh!. Sigue besándome— le ordené y él no dudó en hacerlo. Comenzó a acariciar mis caderas con sus manos debajo del Hoddie que tenía puesto. Sus besos empezaron a bajar a lo largo de mi cuello y sus manos comenzaron a subir hacia mis pechos. Amagó en busca de mi aprobación y yo tomé sus manos y las posicioné sobre ellos. No era la primera vez que hacía esto, tampoco es que nunca hubiera hecho nada con Nate, en realidad solo nos faltó dar el paso final.
—¿Estás segura de querer continuar?— preguntó indeciso.
—Yo te diré cuando tengas que detenerte — respondí. Él asintió y comenzó a quitarme el Hoddie. Sentí como lentamente la parte de su cuerpo sobre la que estaba sentada,comentaba a abultarse y solté una risilla que él correspondió al comprender de que se trataba.
— Reacciona más rápido contigo de lo que creía— dijo divertido.
Me gustaba estar así con él. Se sentía bien. No, más que eso, se sentía perfecto.
Comenzó a acariciar mis pechos y luego recorrió mi espalda con sus manos. Tan ásperas pero tan suaves a la vez. No dejaba de sonreírme y eso me hacía sentir aún más especial.
—No te dejaré ir de mi lado. Eres todo lo que me imaginé. Dime que sientes de la misma manera que yo—dijo.
—Me siento cómo tú te sientes— dije agitada— Me gustas mucho, Nik—agregué. Él sonrió y me observó detenidamente por un momento. Se estaba abriendo a mí, me estaba mostrando exactamente el Niklas que yo todo este tiempo creía que era.
Quise provocarlo y comencé a moverme un poco sobre su amigo. Él soltó un gemido que me gustó mucho, así que no paré.
—Me estás volviendo loco— confesó entre pequeños y silenciosos gemidos.
Siguió besándome y acariciándome suavemente,mientras me decía cosas bonitas,cosas que nunca pensé que podrían salir de esa boca. Me sentía tan suya aunque no habíamos hecho casi nada, no más que tocarnos un poco. Me abrazó y me acurruqué en su pecho, besó mi frente y luego mi hombro.
—Me alegra haberte hablado aquella vez en el centro comercial— susurró.
—¿Era cierto todo lo que dijiste sobre mí ese día?— pregunté risueña.
—Claro que no, sólo no sabía como acercarme. Un chico malo siempre impacta más que el típico imbécil que llega a echarte un piropo ¿No?.
—¡No! — respondí riendo a carcajadas y el me siguió.
—Me alegro de que estés aquí— dijo.
—Andas como muy "Me alegro"hoy ¿no?— bromeé.
Me abrazó y luego nos levantamos hacia su habitación. Me acomodé a su lado y en menos de unos segundos nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro. Me dormí sobre su pecho siguiendo el ritmo de su respiración.
Me sentía feliz,gracias a él.
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Espero que este capítulo les guste tanto como a mí me gustó escribirlo. Espero que haya sido especial y que los haya hecho sentir lo que quería trasmitir. Niklas no es de piedra. Les deseo un feliz Año Nuevo y nos vemos el otro año jajaja ok, lo siento. Tenía que decirlo🤣😂 ¡Un gran abrazo y hasta el marteeees!
¡Algo más! He subido la sinopsis y el prólogo de una nueva historia que quiero compartir con ustedes el otro año,échenle un ojo y me comentan qué tal. Gracias por leer,ya casi llegamos a las 500 lecturas.¡SON LO MÁXIMO!
Capítulo dedicado a la súper Azzaroa y olé.😘
-May.