Hoy me desperté demasiado temprano, hoy era uno de esos días especiales en el que sientes que te ira bien y era prácticamente era lo que mi corazón sentía.
Vería de nueva cuenta a mi papá, después de 4 meses podría abrazarlo otra vez.
Mamá dijo que papá esperaría por mi en la salida de la escuela, ella se encargaría de llevarme.
Sonrío a más no poder y mi cuerpo esta lleno de alegría.
Tome mi mochila al termino de mi desayuno era más grande que yo pero aun así era poco peso.
En el trayecto la radio sonaba a todo volumen mientras ambos parecíamos locas cantando a todo pulmón.
—Recuerda esperar a papá a la salida— me recordó mi mamá para después plantar un gran beso en mi mejilla. sonreí al sentir la sensación, era de los pocos que aun le gustaban los besos de mamá.
—Adiós má— hice un movimiento con mis manos en señal de despedida y ella lanzo un beso al aire.
vi el coche rojo desaparecer por las calles.
Recorrí cada pasillo de la escuela asta llegar a mi salón donde habían niños jugando y revolcándose en el piso, nada mal para un niño de quinto año.
La chicharra sonó dando por fin la entrada, todos se encontraban sentados a esperar que la maestra por fin llegara.
El día casi paso volando y era hora de salida, lo que estuve esperando por fin había llegado.
Ahí estaba el, corrí lo mas rápido que pude a sus brazos dándole un fuerte y cariñoso abrazo.
Toque su rostro y lo vi con anhelo al igual que el a mi, como si quisiese aprenderme cada facción de su rostro.
—Papá— susurre casi inaudible, seguía sin poder creerlo.
Beso mis mejillas como el papá cariñoso que es.
—Campeón— dice por fin, su voz era casi irreconocible para mi -Que grande estas- Nos separamos de aquel abrazo aunque aun no planeaba soltarlo
Sonreí impaciente y el solo se dedico a revolver mi cabellera castaña, para después tomarme de la mano y dirigirnos al parque.
Ojala todos los días fueran así, pienso.
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