DRAC©
Capítulo 7
Me levanté del suelo con el corazón en la boca, me dolía el rostro y seguramente tenía sus dedos marcados en mi mentón. Cuando salí observé a Gael caminar hasta los vestidores en el que había pasado la anterior escena con Drac.
-¿Qué hacías aquí?-indagó Gael con una arruga entre sus cejas.
Mierda.
-Buscaba el baño-mentí-Pero no lo encontré.
Sus ojos azules me observaron detenidamente, sus dedos tocaron mi rostro haciéndome sentir nerviosa.
-¿Qué te pasó en la cara?
-¿De qué hablas?
Su mano me agarró de la muñeca fuertemente y me jaló hacia los vestidores, observé mi rostro en un espejo que colgaba de la pared. Dios. Tenía moretones en mis mejillas.
¿Tan fuerte fué?
-Eso es... -ladee mí cabeza a un costado-Falta de calcio.
Gael frunció el ceño.
-Esta bien.
Lo esperé afuera hasta que por fin salió, olía a limpio y su cabello estaba mojado por lo que ahora se veía mas oscuro.
-¿Tienes hambre?
En realidad no tenía hambre, ni siquiera quería estar con Gael, quería volver a casa y descansar.
-Si-mentí.
Cuando volví al apartamento, Max se había ido, le había dado el día libre. Entré y me senté en el sofá, aun era de día pero me sentía agotada mas que todo emocionalmente. Me di una ducha, me coloqué ropa abrigada y salí de nuevo del apartamento. Tomé un taxi al cementerio, quería visitar a mi padre.
Cuando llegué recordé el camino hacia la lápida de mi padre, las flores que había dejado la última vez seguían alli, pero obviamente ya estaban marchitas. Me senté al frente y dejé salir un suspiro. A veces lo extrañaba demasiado. Desde que el murió casi no he tenido el mayor contacto con mi madre, siempre ha sido así, a ella solo le importa sus comodidades y no se fija que hay personas a su alrededor.
-Dime qué hacer, papá.
Unas gota de agua cayó en mi frente, detrás de esa otra y después otra, asi sucesivamente. Mi ropa comenzaba a empaparse de agua pero no me importaba, hace pocos días había conocido al chico que me dió la razón de estar aquí hoy, visitando a mi padre en el cementerio.
-Conocí al chico que acabó con tu vida, esta libre, como que si el jamás hubiese hecho nada-una lágrima se resbaló de mis ojos-No se que hacer-suspire-¿Qué debo hacer?
Permanecí en el suelo bajo la lluvia durante unos minutos más finalmente decidí irme, me hacía bien venir a hablar con mi padre, pero antes de irme observé a un chico, bajo la lluvia con un cigarrillo entre sus labios, el parecía relajado mirando una lápida, su ropa goteaba pero a el no parecía importarle estar mojandose.
Continúe caminando cuando su voz me detuvo.
-No deberías estar siguiéndome.
Me detuve, el no me miraba, sus ojos estaban fijos en una lápida, entonces se giró, su cabello caía sobre su frente, no mostraba ningún tipo de expresión, tiró el cigarrillos al suelo mojado y luego lo pisó con su zapato.
-No te estoy siguiendo-lo miré-Estaba visitando a mi padre.
No movió ni un músculo de su rostro, lo que me causó un escalofrío, por un momento se me había olvidado que estaba lloviendo. Drac se acercó lentamente a mí, pero por instinto retrocedi, mi espalda chocó contra un árbol que no me había fijado que estuviese allí antes, sus manos tomaron mi mentón pero esta vez sin fuerza, el observó mis moretones pero no dijo nada al respecto, el contacto de los anillos de sus dedos chocando contra mi piel, quemaba, mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho, pero se alejó de mi sin decir nada. Lo observé irse sin mirar atrás, parecía un ser sin ningún miedo, sin ninguna inseguridad, parecía un ser sin sentimientos.
Dejé de contener la respiración cuando me dí cuenta que había dejado de respirar, seguía lloviendo y cada vez más fuerte. Observé la lápida en la que el había estado.
Daniela C. Hench
La curiosidad me estaba consumiendo, sin embargo, sabía que no debía tener compasión con un asesino. No debía sentir nada mas que odio hacia Drac.
***
Al día siguiente decidí ir a hacer unas compras, la final era en la noche así que debía desocuparme lo antes posible. Ordené algo para almorzar, aunque últimamente casi no estaba comiendo, el apetito se me había esfumado, sentía que me perdía a mi misma, pero no podía evitarlo, no descansaría hasta ver a Drac pagar por todo lo que ha hecho.
En la noche, me duche, me coloqué un vestido pegado al cuerpo y unos deportivos, me senté en el sillón mientras esperaba que Barbara viniese por mi. El timbre sonó, tomé mí bolso que estaba encima del mesón, mi teléfono y salí del apartamento.
-¿Quién eres y qué has hecho con mi amiga Amber?
Le sonreí con los labios cerrados mientras caminabamos hasta el ascensor.
-Tu amiga esta aquí.
Ella arqueo sus cejas y me esbozó una sonrisa socarrona.
-¿Te vestiste así para un chico?-una de sus cejas se subió causandome un escalofrío, no entendía cómo lo hacía-¿Thomas?
-¿Qué? -la miré sintiendo mi rostro ruborizarse-Claro que no, estás loca, Barbara.
-Tu lo estas-se detuvo y me observó a través de sus largas pestañas-Por Thomas.
Saludé al conserje y subí al auto, definitivamente mi amiga había perdido la cabeza. Después de que ella subiera, pusó en marcha el auto. En el camino ibamos cantando canciones y haciendo bromas sobre las chicas del grupo de porristas, en menos de lo que pensé ya estábamos en el picodromo.
-Está vez no te alejes de mi-le supliqué, recordando aquella noche sola en la carretera.
-Tranquila pequeña, mami esta aquí-chisteó pero no le devolví la sonrisa.
Ambas nos sentamos en la zona VIP, gracias a Thomas, el tenía privilegios asi que sus amigos también se beneficiaban de sus privilegios, Bárbara se sento a mi lado, dejándome al lado de Thomas, sabía que lo hacía apropósito.
-Luces preciosa, princesa.
Mis mejillas se ruborizaron así que desvíe mi mirada.
-Tu también luces bien.
Cuando la final comenzó, salió un hombre con un micrófono, no había visto a Gael por ningún lado pero sabía que debía estar nervioso, hasta yo lo estaría.
-Buenas noches damas y caballeros, sean bienvenidos a la final de Drag Racing-las personas empezaron a silbar y a aplaudir con euforia-¡El primero en salir es nuestro guerrero de Troya, nuestro aquiles, Gael!
Gael saludó al público como si estuviese acostumbrado a hacerlo, le gustaba ser el centro de atención y en realidad le quedaba bien.
-¡Ahora démosle la bienvenida al dueño de la pista, el hijo del infierno, Drac!
El no saludó a nadie, ni siquiera se molesto en mirar a nadie. Gael lucía nervioso, pero cualquiera con un oponente como Drac lo estaría. Drac se colocó el casco he encendió el motor de su moto haciendo que el lugar vibrara.
-Gael esta muerto-murmuró Thomas.
No dije nada al respecto pues la tensión que había en el lugar era increíble. Ambos competidores encendieron sus motos y cuando la rubia en tanga lo anunció, ambos arrancaron, eran muy buenos pero Drac tenía mas ventaja, Gael hacía todo su esfuerzo pero cuando estuvo a punto de repasarlo su moto cayó haciendo que Gael también cayera, las personas se levantaron para ver que había sucedido con Gael, unas personas se acercaron a ayudarlo. Finalmente Drac había ganado pero eso no sorprendió a nadie.
Me levanté y me dirigí a la pista lo mas rápido que pude, las personas chocaban contra mi hombro y me empujaban pero logré llegar, Gael tenía la ceja ensangrentada y las manos rojas, se quitó el casco molestó y lo tiró al suelo, apenas podía caminar.
-Eso es trampa-se quejó Gael-¡Eres un maldito tramposo, Drac!
No me había fijado en que Drac estaba allí, hablando con Derek, el pareció querer ignorarlo pero Gael no se detuvo.
-¡Eres un falso!-le gritó Gael-¿Por qué no le dices a todas estas personas quién eres?
Drac lo observó con la mandíbula rígida, las venas de sus brazos eran mas visibles ahora. Preferí detener a Gael antes de que empeorara la situación.
-Cálmate Gael.
-¿Qué me calme?-me observó pero luego desvío su mirada a Drac-¿Qué harás, le diras a tu mami que te llamé falso?-Gael esbozó una sonrisa-Cierto, no tienes, porque la asesinaste, hijo de puta.
Gael ni siquiera se dió cuenta cuando ya Drac tenía sus manos en puños golpeando el rostro de Gael una y otra vez, su nariz empezaba a sangrar sin embargo, logró defenderse y golpeó a Drac en un ojo y en la boca, las personas armaron un bullicio, el unico que intentaba detener a Drac era Derek, y Thomas que intentaba sostener a Gael, Drac estaba dejando a Gael inconsciente hasta que el mismo hombre del micrófono habló.
-¡La policía ha llegado!
Todas las personas empezaron a correr hasta la salida, pero Drac parecía enfocado en matar a Gael a golpes.
-¡Drac basta! ¡Por favor!-le supliqué.
Sus ojos me observaron durante unos segundos y finalmente se alejó de Gael. Gael no podía hablar, estaba prácticamente inconciente. El hombre del microfono se a acercó a Derek diciéndole algo, Derek solo asintió.
-Saca a tus amigos de aquí, llévalo al hospital pero que no abra la boca o quien se va a meter en problemas serán ustedes por estár en carreras ilegales-me dijo Derek.
Thomas lo observó pero no dijo nada, entre todos, Thomas y yo logramos meter a Gael al auto de Bárbara.
-Será mejor que no vengas, Am-dijo Bárbara-No quiero que te metás en problemas si nos atrapa la policía.
Asentí con mi cabeza simplemente porque ella tenía razón. Volví adentro del picodromo para poder hacer una llamada cuando observé los vestidores, allí estaban las cosas de Gael y alguien tenía que buscarlas, caminé hasta los vestidores, la puerta estaba abierta así que entré, recordé el locker de Gael y lo abrí cuando escuché una voz detrás de mi.
-Deberías irte, la policía no tardará en llegar.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, aun así me giré sobre mis talones y me sorprendí al darme cuenta lo cerca que lo tenía. Estaba asustada. Un cigarrillo estaba en su boca y una de sus manos impactó contra el locker a un costado de mi rostro. El olor a cigarrillo me estaba asfixiando.
-Venía a recoger las cosas de Gael.
Observé su ceja ensangrentada y su labio partido, su pómulo estaba hinchado. El le dió una calada al cigarrillo y luego soltó el humo mirando a otro lado.
-¿Qué estás mirando?-indagó en tono neutral.
Creo que el podía percibir lo nerviosa y asustada que estaba mis piernas flaqueaban.
-Nada...
El sonido de la policía me alertó, tampoco quería ir a la policía.
-Creo que debo irme.
-Tus amigos ya se fueron.
Su cercanía me estaba matando. Quería llorar, pero claramente no lo haría frente a el.
-No me importa-intenté moverme pero el no me dejó.
-Te llevo.
Frunci el ceño y sin poder evitarlo el recuerdo de aquella noche que me dejo en plena carretera apareció en mi mente.
-¿Piensas que voy a dejar que me lleves?
El me observó a través de esas largas pestañas que bien podrían suscitar la envidia de cualquier mujer.
-Pienso que no tienes opción.
Mordí mis labios nerviosa. El tenía razón, pero no podía irme con el. Pero tampoco podía dejar que la policía me atrapará por estar viendo carreras ilegales.
-No nos queda mucho tiempo, Sullivan.
Asentí con mí cabeza mientras lo seguía en silencio, todos se habían ido, aunque quedaban algumas personas afuera del lugar, el se detuvo cuando llegó a su motocicleta.
Frunci el ceño.
-¿Qué pasa?
-No iré en una cosa de esas-señalé la motocicleta.
-¿Te refieres a la moto?-asentí-¿Tienes alguna mejor idea?-no respondí, el se subió y la encendió haciendo demasiado ruido-¿No piensas subir? -no me moví, no subiría allí, con el-Deja de ser tan ridículamente fastidiosa por primera vez en tu puta vida.
Estaba de pie, apunto de subir a una moto con un chico con mas tatuajes que sentimientos y para colmo, el chico que ha hecho de mi vida un infierno en el último año. Había jurado vengarme de el, pero jamás me detuve a pensar en como lo haría. ¿Cómo haces sufrir a una persona que no tiene absolutamente nada, ni sentimientos, ni personas que lo quieran, no nada?. ¿Cómo haces sufrir a una persona que quieres ver muerta?.
Entonces lo decidí.
Me subí a la motocicleta, sintiendo el corazón en la boca, me coloqué el casco que me dió e intenté alejarme lo más que pude, en cuestión de segundos el arrancó. Sin poder evitarlo mis manos se aferraron a su abdomen y mis ojos se cerraron inevitablemente. Íbamos a toda velocidad sentía el aire frío chocar contra mis piernas descubiertas y ahora que lo pienso no fue buena idea ponerme un vestido. Tan pronto sentí que nos detuvimos abrí mis ojos. Estábamos frente a un semáforo.
-¡Espera!-le grité antes de que volviera a arrancar-¿Sabes a donde vamos?
El no me contestó y arrancó nuevamente, intentaba mantener mis ojos abiertos pero era prácticamente imposible y yo tenía casco, no se como el podía manejar como si nada, la luna estaba en su lugar, se veía brillante, redonda y grande, simplemente perfecta, sería un momento muy hermoso si no estuviera en la moto del asesino de mi padre. No entendía cómo llegué a este punto, cómo acepté que me trajera, cómo perdí mi dignidad de esa forma.
El recuerdo de esa noche que asesinó a mi padre llegó a mí cabeza.
Acabábamos de llegar a casa de mi padre, cenamos, vimos una película pero a mitad de la película me quede dormida. El ruido de una ventana me despertó, quise dormirme de nuevo pero no lo logre observé la luna desde mi ventana, estaba brillante, redonda y grande. Jamás había visto a la luna en esa faceta, luego escuché como alguién discutía frente mi habitación. Me levanté con cuidado y abrí la puerta, un chico con guantes le apuntaba a mi padre, mi padre me hizo una seña que claramente significaba que me encerrara en mi habitación. Lo hice y cubrí mis oídos para no tener que escuchar los disparos, observé la luna, seguía allí, latente y con fuerza, me daba la esperanza de que mi padre saldría bien, me senté en el rincón cerca de la ventana para observarla mejor, cuando alguien forzó la manija de mi puerta, unos ojos aceitunados me observaron, las lágrimas caían descontroladamente a través de mis mejillas, me dolía algo, sentía que algo dentro de mi se había roto. El chico se acercó con sigilo, lo observé desde mi rincón, en realidad casi no lo podía ver bien, mi vista estaba nublada. Él me obligó a levantarme, colocó sus manos en mi mentón, y acercó su rostro a mí oído, sus ojos eran mieles verdosos, sabía que jamás los podría olvidar. Me dijó algo pero no lo escuché, cada momento pasaba lentamente frente a mis ojos, hasta que finalmente se fué, observé a los policías hacerme miles de preguntas, pero yo nada más tenía cabeza para esos ojos que me arrancaron el corazón ese día, esa noche un sentimiento nuevo apareció en mi.
Cuando me fijé ya habíamos llegado a mi edificio, me quité el casco y bajé rápidamente, no miré hacía atrás, corrí hasta mi departamento y me encerré en el. Observé la luna desde la ventana.
Tenía que apresurarme a actuar.