Él era mayor que Beatriz por 13 años.
Tiz tenía 19 y era su alumna en clase de literatura inglesa. Lo vio por primera vez cuando entró al salón de clases, más obligada que por gusto, e inmediatamente sus ganas de estar allí se elevaron hasta el cielo. Fabricio estaba sentado en el escritorio con actitud despreocupada, usando unos pantalones rotos de color negro y botas militares. Tenía el cabello desordenado y una camisa cuadriculada en diferentes tonos de azul. Su barba lucía un tanto descuidada, pero a ella eso no le importaba. Lo miró de reojo mientras se dirigía a su lugar, sintiendo su mirada sobre su nuca hasta que tomó asiento y cruzó las piernas. Inhaló.
Mientras él se presentaba, Tiz repasó su cuerpo de pies a cabeza un par de veces. Fabricio dijo tener seis novelas publicadas y una maestría en literatura por una universidad que a ella le sonaba importante. Dijo también que era apenas su segundo semestre dando clases, y mientras pronunciaba esas palabras, se acariciaba la barbilla con el pulgar y el índice. La mirada de Tiz cayó en su boca, hasta que él reparó en que ella lo miraba e hizo una pausa. Beatriz se concentró en las líneas de su cuaderno mientras sentía como todo su cuerpo se llenaba de un calor incómodo. Fabricio reanudó su presentación, luego, pidió a cada uno de sus 16 alumnos que hicieran lo mismo.
- Me llamo Beatriz, pueden llamarme Tiz si lo prefieren. Todos mis amigos me dicen así - aunque había concentrado su vista en un punto blanco en la pared, ella sentía que el maestro la observaba fijamente. - Me gustaría escribir una novela alguna vez...
- ¿Qué tipo de novela? - la voz ronca de Fabricio la puso alerta.
Tiz se acomodó el cabello tras la oreja y tartamudeó una respuesta.
- Suspenso...
- Excelente - el maestro se levantó del escritorio. - Vamos a trabajar en que lo logres - Beatriz sonrío tímidamente al tiempo que subía el escote de su camiseta.
Fabricio recorrió sus dientes con la lengua de manera casi imperceptible.
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