Cuando estaba pequeña, recuerdo que Papá, Sarah, Sasha y yo, algunas veces en las noches íbamos al techo de nuestro hogar, siempre llevábamos con nosotros una manta y la tendíamos en el suelo.
Papá empezaba con una pregunta simple.
"¿Cómo se sienten?"
Entonces, en orden, respondíamos. Normalmente, Sasha duraba horas hablando, pero la escuchábamos. Luego, Papá decía:
"¿Cómo se sienten con sus hermanas?"
Y dependiendo de las cosas que hayan pasado aquel día, respondíamos. Entonces las preguntas siguientes eran Random y las hacíamos nosotras, Sarah, Sasha y yo. Pero, sabíamos que era el momento de irnos cuando Papá decía.
"Ya es hora, elijan 10 estrellas. Las más grandes y hermosas."
En silencio, cada una elegía a sus diez estrellas... Con el propósito de pedir un sólo deseo.
"Le pedirán el mismo deseo a las diez estrellas, entonces las estrellas concederán su deseo diez veces mejor de lo esperado."
Esa era su teoría, al crecer nos íbamos dando cuenta de que esto eran sólo ilusiones, pero aún así, sabiendo aquello, pedíamos el deseo a las diez estrellas más grandes y hermosas.
Hoy, decidí subir a media noche a ver las estrellas, traje conmigo una manta. La noche estaba fría, la luna estaba llena y las estrellas parecían tener una fiesta. Estaba acostada sobre la manta, con un vestido para dormir y encima un abrigo de Joel.
Suspiré mirando las estrellas en busca de las diez más grandes y hermosas.
Mis angelitos hacían sutiles movimientos dentro de mi vientre. Quizás a mi lado no había nadie, pero definitivamente con las vidas creciendo dentro de mí, no me sentía sola.
—¿Por qué están tan inquietos? —les susurré.
—Quizás porque no has comido desde que volvimos del estudio, muñeca. —la voz de Joel sonó calmada y adormilada, por alguna razón no me asusté.
—Comí algo antes de subir, no quise despertarte. —le dije.
—Lo sé, me he acostumbrado a acariciar a mis hijos mientras duermo, entonces no encontré a mi mujer y menos a mis hijos a mi lado y casi enloquezco al no encontrarte en ningún lado de la casa. —tomó asiento a mi lado. —Pero luego encontré aquella nota "Bebé... Si despiertas..." —fue interrumpido por un bostezo.
—"Estoy en el techo". —terminé la oración por él. —Eres valiente al venir sin camiseta, ese pantalón no te salvará de este frío, toma. —Intenté sentarme, pero mi vientre no me dejó hacerlo sola. Joel me ayudó.
—¿Qué me darás? —preguntó, curioso.
—Esto. —me quité su abrigo antes de que protestara. —Póntelo y abrázame... Es mejor.
—Creo que es mejor que tú estés totalmente abrigada, no te preocupes por mí. —intentó ponerme el abrigo de vuelta, pero me rehusé.
—Vamos Joel, póntelo y abrázame... ¿No ves que también es una excusa para que me abraces? —chantajeé, haciendo puchero.
—Bueno, está bien. —cedió, sonriendo de lado.
—Gracias amor de mi vida, ahora siéntate detrás de nosotros.
Siguió mis peticiones y se sentó detrás de mí, sus piernas quedaron a la par con las mías. Sus manos rodearon mi vientre y su cabeza fue a parar en uno de mis hombros.
—¿Por qué viniste sola para acá? —preguntó con calma en mi oído.
Suspiré.
—Siempre he intentado tener un recuerdo feliz de Papá, y esta noche soñé con él... Y desperté, sentía que lo extrañaba, en realidad, me encantaría que estuviera aquí para que compartiera todo esto con nosotros. —admití.
—Te entiendo, mi reina.
Asentí, puse mis manos sobre las de él. Suspiré y decidí contarle lo de las diez estrellas y el deseo.
—Eso suena hermoso, algún día lo haremos con nuestros hijos. —sentí su sonrisa abrirse paso en su rostro.
—Te amo tanto, Joel. —dirigí mi mirada hacía las estrellas. —Que me falte todo menos tú...
—Tranquila, mientras pueda sabes que siempre estaré aquí.
—Quisiera voltearme, pero tus hijos no me dejan... Siéntate delante de mí, quiero besarte. —admití, riendo.
Con cuidado y en silencio, cumplió lo que pedí, se sentó en medio de mis piernas, de frente a mí. Su torso chocaba con mi abultado vientre, pero podía besarlo.
—Aquí está tu Pimiento caliente, listo para un beso.
Reí ante sus palabras. Tomé su rostro entre mis manos y aún riendo besé sus labios.
—Sabes, me encanta que estemos aquí, este ambiente de paz es precioso... Pero no quiero que te resfríes, mi reina. —dijo, besando mi frente. —Vamos a casa.
Asentí.
Cuando volvimos a nuestro hogar, fui a la cocina en busca de un baso de agua aunque preferí tomarme un baso de jugo. Joel esperó por mí en la entrada de la cocina hasta que fuimos a la cama.
***
Una conmoción fuera de mi habitación logró despertarme, Joel no estaba a mi lado, podía escuchar gritos pero no distinguía que decían. Casi corrí a asearme y vestirme antes de salir a ver el escándalo.
Me quedé en Shock cuando vi a Richard sostener a Andreina, Zabdiel sostenía a Caitlyn, y Patricia, Joel, Erick, Wendy y Christopher se encontraban en medio de todo el escándalo. Al ver la cara llena de ira de las dos chicas y la forma en la que eran sostenidas entendí que se estaban peleando... Lo que no entendía era:
1) ¿Cuánto duré durmiendo que mi casa estaba llena de gente?
2) ¿Qué hacía Caitlyn aquí?
3) ¿Por qué estaban todos aquí y yo no sabía que iban a venir?
—¡Suéltenme, déjenme terminar de arrancarle la cabeza a esa pe...
—¿¡QUÉ DIABLOS ESTÁ PASANDO AQUÍ!? —grité, interrumpiendo la palabrota que estaba por salir de la boca de Andreina.
—¡Zaphir! —chilló Patricia, sus ojos chispearon preocupación al verme.
Honestamente estaba furiosa, no entendía lo que estaba pasando y simplemente ver a Caitlyn me ponía de malhumor.
—Estoy esperando una explicación. —dije, esta vez, mirando a Joel.
—Muñeca, por favor entra a la habitación, por favor. —pidió.
—Richard, trae a Andreina a mi habitación. —pedí. —Saquen a Caitlyn de mi casa. —exigí.
—¡No entiendes, Zaphir! —gritó Caitlyn. —¡Eres una idiota!
—¡LLAMARÉ A LA POLICÍA SINO SE VA DE AQUÍ! —grité.
—Lo siento. —murmuró Zabdiel.
Estaba más que segura de que él odiaba estaba situación, sacó a Caitlyn como pudo de la casa y cerró las puertas con seguro. Andreina fue por su cuenta a mi habitación, se veía muy molesta. Wendy se unió a nosotras y pedí que por favor no nos molestaran en lo que ellas me explicaban que había ocurrido.
—Bien, ya que están más tranquila... ¿Qué fue todo eso? —pregunté.
—Yo le explico. —pidió Wendy.
—Está bien. —asintió Andreina.
—Habíamos acordado venir y sorprenderlos para luego ir todos a Almorzar juntos, cuando llegamos encontramos a Joel discutiendo con Caitlyn, Patricia fue quien nos abrió. —asentí, escuchando sus palabras. —Joel se alteró y le dijo que fuera, entonces Caitlyn empezó a insultarte y a maldecir a tus angelitos.
—Yo sigo. —pidió Andreina, Wendy asintió. —No soporté ver eso y te defendí y ella me abofeteó, entonces, simplemente le devolví lo suyo... Pero los chicos nos separaron.
—Entiendo, ¿Qué hacía ella aquí? —pregunté.
—No tenemos idea... Debes preguntarle eso a Joel. —dijo Wendy.
—¡JOEL! —grité, esperando ser escuchada por él.
Tomé asiento, un mareo recorrió mi cabeza dejando tras el un ligero dolor de cabeza.
—Aquí. —dijo, entrando y cerrando la puerta detrás de él. —¿Estás bien?
—¿Qué hacía ella aquí? —pregunté, ignorando su pregunta.
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HOLAAAAAA!!!
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