¿Quién diría que por culpa de la irresponsabilidad de un entrenador surgiría uno (o en realidad, múltiples) romances?
El entrenador Ukai, por un motivo u otro, no asistió a la práctica de voleibol, dejando así al resto de los cuervos solos. Quienes quisieron entrenar, así lo hicieron, sin embargo no era obligación el participar.
A pesar de lo mucho que disfrutaban del deporte (bien, ¡les apasionaba!), como adolescentes es de lo más común querer jugar alguno de esos estúpidos juegos como el tan conocido "Verdad o reto". Pues, las personas que se dedicaron a él fueron tres: Hinata Shoyo, Nishinoya Yuu y Tanaka Ryuunosuke. No más, no menos.
Sin embargo...
—¡Shoyo!
—¡¿Sí, Senpai?!
—Los hombres de reales no juegan "Verdad o reto".
—¿En serio?
—Los hombres de reales...— Continuó— ¡hacen retos únicamente!
Tras esas palabras, un kohai iluso, y un mejor amigo alentador, dieron inicio a un juego de lo más... extraño.
Comenzaron con retos simples, tontos o sencillos, pero las cosas no podían mantenerse así por siempre, por lo que uno de ellos propuso uno que no fue del agrado a la persona a quien iba dirigido.
—Shoyo— Empezó Nishinoya—, el siguiente reto deberás llevarlo a cabo con valentía.
—¡Sí!
—Honor— Continuó—, cuidado— a cada atributo, él le contestaba energéticamente un: "Sí"—, pero sobre todo... Amor.
—¡Sí...! ¿Amor?— Se corrigió, un tanto confuso.
—Exactamente— Hinata tragó saliva.
—¿Y de qué se trata?
—Tendrás...
—Tendré...
—¡Que besar a Kageyama!
—¡¿Qué?!
—Oye, Noya-san— Intervino Ryu—, ¿eso no es un poco pasado?
—¡Para nada! Si a Shoyo le gusta Kageyama, ¿lo sabes?
—¡Nishinoya-san, guarda silencio, por favor!— Rogó el menor de los tres.
—Eh, pues que si no es nada malo.
El pelirrojo lo pensó algunos segundos, llegando a concretar quizá uno o dos minutos, hasta que decidió dar una respuesta:
—Lo haré.
—¡Qué valiente, Shoyo!
—¡Pero...!— Levantó su dedo índice— Nishinoya-san, tú harás lo mismo con...— Volvió a meditarlo.
—¡Asahi-san!— Gritó el rematador lateral presente.
—Está bien— Acordó sin ninguna queja—. Asahi-san es genial— Sonrió.
Se puso de pie de la fría duela en la que se sentaron, y se acercó al muchacho de tercero, que estaba ligeramente sudado, debido a que él sí continuó con el entrenamiento; aunque en ese momento estaba sentado, descansando, charlando con sus compañeros de tercer año.
—Asahi-san— Dijo él, con los otros dos restantes del trío a sus espaldas—, no te muevas.
—¿Y eso por qué, Nishinoya? No me digas que tengo algún bicho encima...
—No— Se hincó, y de rodillas se aproximó al mayor.
Colocó su brazo izquierdo al costado de la cabeza de Asahi, y el derecho en la mano de éste.
—¿N-Nishinoya?— Se sonrojó un poco.
No contestó. Simplemente lo besó.
Nadie especificó la duración que debería tener el beso, pero Nishinoya optó por que fuese largo. Lo profundizó incluso, no obstante, a la "víctima" no parecía molestarle aquello en lo absoluto. Puso su mano derecha en la cintura del líbero, y la otra la entrelazó con la que ya se encontraba posada sobre la suya.
—¡Qué genial, Nishinoya-san!— Alentó Hinata.
–¡Consigan una habitación!— Molestó el joven de poco cabello.
—Vaya, Asahi-san, al menos invítalo a cenar antes— Comentó Tsukishima, quien pasaba por ahí.
—Eh, Asahi, que ha sido suficiente— Interrumpió el capitán del equipo—. Nishinoya, tampoco te lo tragues.
Finalmente, se separaron.
—¿A qué vino eso, Nishinoya?— Preguntó, apenado, él.
—Tenía ganas de besarte, Asahi-san— No alargó la explicación tanto como el beso—. Ah, y Shoyo me retó a hacerlo— Se levantó y caminó rumbo a la esquina donde jugaban para continuar— ¡Hagámoslo otra vez luego!— Propuso sin mirarlo.
—Nishinoya-san, ¡eso fue increíble!
—Si yo puedo, tú también, Shoyo— Posó sus manos en los hombros de él— ¡Ryu! — lo señaló.
—¿S-sí?— Contestó nervioso, sabiendo lo que le esperaba.
—También besarás a alguien. No creas que te burlarás nada más. Será...
Ryuunosuke cruzó los dedos, pidiendo mentalmente: "Kiyoko-san".
—Eres muy iluso si crees que será Kiyoko-san.
—Oh, mierda.
—Chikara está bien.
—¡¿Ennoshita?! Debes estar bromeando...
—Yo besé a un hombre.
—Noya-san, a ti te gusta él.
—¿Y qué a ti no te gusta Chikara?
—No es como si me desagradara, pero...— Se ruborizó de solo pensarlo—. Es vergonzoso.
—Eres fuerte, Ryu, tú podrás.
—¡Yo podré!— Se autoalentó.
—¡Así es!
—¡Podré!— Inició a dar un trote ligero buscando a Ennoshita, y apenas dados algunos pasos, lo halló. Seguía gritando al lado de Noya, pero cuando lo vio toda motivación se hundió.
—¿Qué hacen ustedes dos?— Les cuestionó el próximo capitan.
—Somos tres, en realidad— Contradijo el líbero, señalando al más pequeño que faltaba.
—Hola, Hinata.
—Hey.
—¡Ennoshita!— Interrumpió—, yo...
—Eres muy ruidoso, Tanaka.
—Ennoshita...— Repitió, susurrando.
—No te hagas el gracioso, por favor— Dijo conteniendo la risa ahogada que tenía en su garganta.
—Bueno...— rascó su nariz con el dedo índice y enrojeció— ¿te importaría si...?— Rió nerviosamente— Si nosotros...
—¿Qué, Tanaka? No hagas tanto rollo, no es como si me fueras a pedir salir.
El joven, quien ya estaba rojo, tomó un color más intenso. Ennoshita también se ruborizó, pensando que tuvo razón en lo que dijo.
—¿Es eso?— Preguntó en un murmullo.
—¡No, no!— Cubrió su cara con las palmas de sus manos—. Algo así, pero no exactamente...
—Suéltalo ya.
—¿Te importaría si nosotros nos besamos?
Chikara no lo resistió más, parecía literalmente un tomate andante. Se agachó y cubrió todo su rostro en sus rodillas.
—¡Si no quieres, no!
Lo peor era que, realmente quería.
—Está bien...— Se reincorporó— No es nada de otro mundo un beso, sabes.
—No, no lo es, ¿verdad?— Volvió a reír.
Cuando las risas cesaron, se mantuvieron callados por alrededor de un minuto.
—¿No vas a hacerlo, Tanaka?
—Esperaba que tú iniciaras.
—Tú fuiste quién lo pidió— Reclamó—, no creas que yo daré el primer paso.
—Bien...— Caminó unos pasos. Se encorvó un poco, aunque realmente poco, pues su diferencia de altura era mínima. Tomó la mejilla de Ennoshita y la acarició.
—¿Vas a hacerlo o no?
—¡Sí...! Todo a su tiempo...
—Agh.
Al final, él sí debió dar quien diera el primer paso.
Terminó con todo el drama detallado. Besó a Tanaka. Apenas y se movieron, sus nervios eran demasiados como para ser tan valientes (comparándose con Nishinoya). Ennoshita se aferró a la camiseta de él, en la parte baja, cerca de la cintura, halándolo abajo.
Esa fue una de esas experiencias "Cortas, aunque totalmente maravillosas".
—Es una lástima que no vinieras a pedirme salir— Fueron sus palabras al separarse.
—Tal vez otro día— Sonrió.
De nuevo, regresaron al lugar del origen.
—Vaya, qué tarde es— Dijo el único restante—, Natsu debe estar extrañándome. Mejor me voy ya.
—No tan rápido, Hinata. Tú fuiste la razón de todo esto, sabes. Y eres el que falta.
—¡Así es, Shoyo!
—Noya-san, tú disfrutaste del reto.
—Cállate, Ryu, también tú. Y Shoyo también lo hará.
—¡Kageyama!
—Tanaka-san, silencio, por favor— Susurró.
—¡Kageyama, tu senpai te llama! O debería decir... ¿Alguien especial?
—¿Qué sucede, Tanaka-san?— Se acercó, dejando de lado sus saques.
—Hinata quiere hablar contigo.
—¡Eso no es...!— su superior lo empujó para que llegara con él.
—¿Qué quieres, idiota?
—Vaya que eres grosero, Kageyama-kun.
—¿Buscas pelea?
—No— Frenó en seco— Quiero besarte.
—¡Qué directo, Shoyo!
—¿Besarme?— Se ruborizó mínimamente— ¿Por qué?
—Porque me gustas.
—¡Así se hace, Shoyo!
Kageyama se mantuvo callado.
—¿Tu respuesta es...?— Interrogó el más bajo, sin dar más rodeos.
El muchacho de cabello negro se removió, inseguro. Volteó a otro lado; cuando regresó la mirada, se dio cuenta de que la persona frente a él, en ningún momento dejó de verlo. Había seguridad en esos ojos, determinación, pero sobre todo, exigían una contestación.
Recargó su cabeza en el hombro de Hinata. Él la acarició. La tomó y lo encaró, manteniendo sus manos en las mejillas ajenas. Tobio hizo la misma acción. Se miraron algunos minutos, Hinata cerró sus ojos, indicando que podía besarlo de una vez. Obedeció.
Apenas y se rozaron.
Pero fue sencillamente único.
Y cuando el entrenador preguntara luego qué habían hecho... Sería una respuesta muy extensa.