DRAC© [1] ✔

By LuisianaVons

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Si la vida te da una segunda oportunidad, más te vale aprovecharla. Cada cosa que hacemos en esta vida ti... More

DRAC
R E P A R T O
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
Epílogo
Nota Final del AUTOR
¡Segunda Parte disponible! DOMINIK

CAPÍTULO 1

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By LuisianaVons


DRAC ©
Capítulo 1

—No te pregunté Drac,  fue una órden.

Esboce una sonrisa de lado pregúntandome que mierda se creía este imbécil.

—Yo tampoco te pregunté, fue una afirmación.

Los labios de Derek se juntaron y su mirada delataba ahora lo furioso que estaba. Derek asintió con su cabeza y tomó las llaves de su coche que estaban encima del sillón.

—Te espero allí hasta al medio día.

Fue lo último que dijó antes de marcharse. Mirando hacia la puerta, tomé un cigarrillo y lo encendí para contener el humo en mi boca y luego soltarlo.

—Te espero allí hasta el medio día — le imite de mal humor —imbécil.

Después de pensarlo y pensarlo,  apagué el cigarrillo y lo arrojé en el cenicero encima de la mesa. Me coloque mi chaqueta y tomé las llaves de mi auto para obdecer al imbécil de Derek. Sin más preámbulos conduje hasta la oficina de Derek, era nueva por lo tanto no la había visto antes, el muy cabrón tiene dinero para comprarse un maldito edificio pero aún así no tiene dinero para pagarme el último trabajo que hice para él. El lugar se veía elegante, si no conociera tanto a Derek diría que el dueño de un edificio así debe ser alguién elegante y inteligente, claro, no es que Derek no lo sea, sin embargo, para las personas que lo conocen bien sabrán que este efectivamente no es su estilo.

El reflejo de mi rostro destellaba en el suelo de madera, el edificio estaba prácticamente elaborado de vidrio, todo estaba perfectamente bien hasta que una chica con un uniforme extremadamente ridículo se cruzó en mi camino impidiéndome avanzar.

Sus ojos de fijaron en los míos, lo cual me provocó unas inmensas ganas de ahorcarla con mis propias manos, odiaba que me miraran a los ojos. La rubia intentó decir algo pero sus palabras quedaron atoradas en su garganta.

—No... No puede pasar sin una autorización—dijo ella con cierto temor.

La observé sin pronunciar ni una sola palabra mientras mis dedos me dolían por mantenerse tanto tiempo en puños, si no es por la voz de Derek que me hace detenerme la hubiera matado.

—Clara, déjalo pasar.

La rubia se intentó mover pero terminó cayéndose al suelo de madera, sus ojos se fijaron en los míos esperando por una ayuda que nunca llegó, al menos no de mi parte. Pasé por su lado sin mirar atrás hasta alcanzar a Derek, quien negaba con la cabeza. Ambos subimos por el ascensor.

—¿Te costaba tanto ayudarle?

Junté mis labios en una línea recta.

—Por favor Derek, asesino a personas todos los días, ¿crees que me importa si una rubia tonta se cae?

Derek iba a responder pero las puertas del ascensor se abrieron indicandonos que habíamos llegado al piso correcto. Caminamos a través del largo vestíbulo hasta llegar a su oficina. Lo primero que hice al entrar fue sentarme frente a su escritorio y sacar un cigarrillo del bolsillo de mi chaqueta.

—No se puede fumar aquí, Drac.

Le dí una calada profunda a mi cigarrillo sintiendo como el humo se expandía a través de mis pulmones para luego liberarlo. Apague el cigarrillo con las yemas de mis dedos y lo arrojé en el suelo.

Derek me advirtió con su mirada de que no debí haber hecho tal cosa pero simplemente me crucé de brazos como respuesta. Ya esto me estaba aburriendo, jamás paso tanto tiempo en el mismo lugar. Derek se sentó frente a mi,  su silla era mas alta que la mía aunque en estatura éramos prácticamente iguales, ahora el lucía mas alto.

—¿Qué sabes sobre Robert Sullivan?

Su voz sonaba firme e incluso parecía que guardara rencor en ella, pero no le presté mucha atención, el es así, odia a casí todo el país.

¿Qué se sobre Robert Sullivan?

¿Quién mierda es Robert Sullivan?

Abrí mi boca pero luego la volví a cerrar, no conocía a ese cabrón.
—¿Recuerdas que te conté sobre un imbécil que estaba metiendo sus narices en la base de California?

Asentí, pero en realidad no le presté mucha atención ese día.

—Necesito que lo evalues y luego que lo borres del mapa.

—No lo haré.

Mi respuesta parece confundirlo, puesto a que una arruga se formó entre sus cejas.

—¿Bromeas?

Niego lentamente con mi cabeza mientras juego con su bolígrafo dorado entre mis dedos.

—Yo nunca bromeo, Derek.

Su mandíbula se tensa. Su cuerpo se aferra a la silla mientras intenta calmarse,  aún así, no me inmuta ni un poco.

—¿Qué quieres?

Doblo mi cabeza a un costado mientras lo pienso.

—Que dupliques la suma.

Mi respuesta lo ha cabreado, pero si me conoce bien sabe que lo mejor es calmarse.

—Esta bién.

—¡Oh! ¿Pensaste que era todo?

Sus manos se aprietan en puños.

—¡Joder Drac, termina de una jodida vez!

Esbozo una sonrisa.

—Lo que resta lo sabrás muy pronto.

Saqué un cigarrillo de mi bolsillo y lo encendí, salí de su oficina dejándolo cabreado y confundido a la vez, sinceramente no se muy bien que es esa otra cosa que le voy a pedir, tendré que pensarlo.

Es hora de eliminar a Sullivan...

1 mes después...

Ha pasado exactamente un mes desde que empecé a investigar al cabrón de Sullivan, gracias a ello descubrí muchas cosas sobre el, como que es uno de los empresarios mas famosos y millonarios de la ciudad, pero también descubrí que sus millones se deben a una gran cantidad de juegos sucios, el muy desgraciado no es tan inocente,  quizás si merece ser eliminado. Aparte tiene una amante, su ex esposa tiene una orden de alejamiento, tiene una sola hija que no vive en la ciudad, y lo que mas me incentiva a asesinarlo es que se dice que fue complice de una masacre en un edificio.

Asesino que mata asesino tiene mil años de perdón. Y si, se que ese no es el refrán pero es el que va conmigo y la situación.

El problema es que Sullivan jamás esta solo, excepto los sábados que espera a su amante en una mansión en las afueras de la ciudad, me ha tocado ver y escuchar cosas de mierda entre ambos. A veces quisiera matarla a ella también pero debo controlarme si no quiero volver a prisión.

Esta noche Sullivan se iría para siempre.

Después de repasar el plan una vez más, me coloque los guantes negros y el gorro que estaba junto al sofá, y claro está, de lo que dependía esta misión, mi arma letal. Conduje a merced de la oscuridad que ya se había instalado en la ciudad desde hace unas cuantas horas. La carretera estaba sola, al parecer el destino también quería sacar al maldito de Sullivan de su camino, pero quién puede culparlo.

Estacioné a unos cuantos kilómetros de la casa de verano de Sullivan, me coloqué el gorro mientras repetía mentalmente el plan.

¿Y si algo salía mal?

Improvisar.

Cuando llegue a casa de Sullivan me dí cuenta de que  el ya estaba en casa. Las luces estaban encendidas pero no tardarían mucho en apagarse. Observé su vehículo desde afuera. Tomé el silenciador entré mis manos. La alarma sonaría si le disparaba a los neumáticos, por lo tanto tendría que desactivarla primero. Busque la puerta principal la cual tenía una contraseña que ya me conocía perfectamente después de todas las veces que lo observé desde las sombras introducir su contraseña. La introduje y en unos minutos la puerta ya estaba abierta. Busqué el panel de alarmas el cuál corte de inmediato, no era la primera vez que hacía algo como esto. Tomé el silenciador y sin pensarlo dos veces, disparé a cada neumático de manera que no pudiese escapar. Mi señal de entrar fue en el momento en el que las luces de la casa se apagaron.

Rápidamente caminé hasta la puerta y rodee la casa, tampoco era un idiota que entraría por la puerta principal. Sullivan siempre dejaba una ventana abierta por la cual había entrado más de una vez. La ventana se abrió fácilmente, adentre mi cuerpo a través de ella y en segundos ya estaba adentro. Esto sería pan comido.

La ventana daba con un corredor, según los planos del arquitecto que diseño la casa,  la habitación principal estaba en el segundo piso. Con pasos sigilosos seguí caminando hasta que me encontré con una gran escalera. Subí y al final del corredor ví unas grandes puertas, supuse que esa sería la habitación de Sullivan. Con cuidado tomé el pomo entre mis manos para abrir la puerta cuando una voz me interrumpió.

—¡Alto!

Mierda.

Me giré lentamente hasta encontrarme cara a cara con Sullivan que sostenía un arma con fuerza. No pude evitar sonreír la situación me causaba gracia, pero al parecer eso confundía a Sullivan.

—¡Arrodíllate antes de que te mate!

Cualquier persona que hubiese escuchado esa amenza hubiese hecho lo que el pedía pero yo no soy cualquier persona y estaba aquí por una razón, no me iría hasta conseguirlo.

—¿Me estas amenazando?

Mi voz era natural sin una pizca de nervios, lo cual le asustó.

—¿Quién te mandó?

Lo miré con el ceño fruncido.

—No te equivoques, a mi nadie me manda.

Me acerqué un paso a lo cuál el retrocedió.

—¡Te dije que te arrodilles! —gritó desesperado.

Iba a decir algo cuando el sonido de la puerta detrás de mi me interrumpió.

—Papá...

La chica retrocedió cuando me vió con un arma apuntándole a su padre, aproveché a que Sullivan se había desconcentrado y le disparé en la pierna. Sullivan se desestabilizó, asi que le disparé nuevamente en el brazo y luego en su otra pierna mientras su hija se encerraba en su habitación.

Que inteligente...

Sin embargo, Sullivan logró dispararme en el pecho,  pero no fue gran cosa, mi pulso se aceleró,  ya sentía ganas de ahorcarlo con mis propias manos.

—Acabemos con esto...

Disparé en su cabeza, no pude evitar abalanzarme y empezar a golpearlo hasta que su boca y nariz empezarán a sangran, no podia controlarlo, había algo que me hacia querer seguir golpeándolo pero me detuve cuando ya Sullivan no se movía, ni respiraba, ni sentía.

Tome aire intentando calmarme y me levanté,  tomando mi silenciadora. La bruja de la maldita chica. Ella me vió, ahora tendría que matarla, no era una idea tan mala después de todo llevaba sangre de un asesino en sus venas. Cuando abrí la puerta la observé llorando en un rincón, cuando sus ojos se fijaron de mi presencia sus lágrimas empezaron a salir más rápido mientras retrocedía.

Acabemos como esto, Drac.

—¡Te lo suplico, no diré nada, yo no vi nada, lo juro!

Apenas si lograba entenderla a través de tantos sollozos.
Mientras más me acercaba ella retrocedía.

No es tan estúpida.

Mátala ya,  Drac.

Es hija de un asesino.

Ahorcala.

Mi mente formulaba miles de formas para acabar con su vida pero justo cuando estaba a punto de hacerlo la sirena de la policía me indicó que ya estaban aquí. Corrí hacia ella y la obligué a levantarse tomándola del mentón, acerque mis labios a su oreja mientras sentía su cuerpo temblando ante mi.

—Más te vale aprovechar esta segunda oportunidad, porque si me entero de que has dicho algo volveré y no solo te mataré a ti, sino al resto de tu familia.

Ella mantenía sus ojos cerrados.

—¿Me escuchaste?

—Si... Si —tartamudeó.

La alarma de la policía me decía que si no me iba en este instante volvería a prisión y ese es un precio que no estaba dispuesto a pagar. No otra vez. Así que desaparecí antes de que pudiera darse cuenta.

Pero lo había logrado. Había acabado con la vida de Sullivan. Solo que aún no entendía por qué no acabé con la de su maldita hija. Mas le vale no hablar o tendría que acabar lo que esta noche inicié.


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