Pronto pondré la letra de una canción aquí
La bufanda roja seguía intacta alrededor de su cuello luego de ser asaltado por el brusco aire de esa noche. Salió a comprar sopas instantáneas con el peor clima de la noche. La gabardina color negro abrigaba gran parte de su cuerpo, aunque, y era lo que más le fastidiaba, los guantes de lana que cubrían sus manos no estaban dándole calor debido a que eran de una textura fina.
Tampoco era como si fuera una necesidad salir a la calle, con ése tiempo tan áspero y frío, sobre todo para ir a comprar algo de comer que él ya tenía de sobra en la casa de su hermano. Además de que, incluso, podía haberle dicho a sus sobrinas que fueran a la tienda por lo que necesitaba, pero éstas no estaban en casa ya que fueron invitadas a dormir a la casa de su amiga. Por otro lado, tampoco pudo pedirle a JungSuk ni a su esposa que le hiciera el favor. Ellos salieron a una reunión en la agencia donde JungSuk trabajaba.
Gracias a dios que fue fuera de la casa esa bendita reunión...
No era difícil estar solo durante una noche, puesto que hace unos días venía durmiendo poco debido a que sus sobrinas se quedaban hasta altas horas de la noche chateando con sus amigas por línea. Y porque también a su hermano mayor se le ocurrió tener sus reuniones empresariales en plena noche, típico de cenas importantes donde la esposa estaba incluida.
Esa misma tarde, su madre KangSoo, fue a visitarlo y casi le arrancó las orejas a JungSuk porque a primera impresión, KyungSoo estaba a los últimos días de su muerte puesto que las ojeras más su resfriado era tal motivo para hacerlo ver como si ya estuviera entre el cielo y la tierra, o el infierno en tal caso.
Ella lo fue a visitar por la tarde junto a su padre, comieron juntos y conversó un poco sobre la cena de navidad que su hermano haría con su esposa e hijos. Y luego de la nada misma, el tema que tocaron sus padres no fue para nada cómodo. Habían preguntado de manera disimulada quién era su pareja o si tenía alguien por ahí a quien él no le haya presentado, lo cual le pareció extraño llegando de ellos. Fue su madre quien desvió el tema cuando lo vio a su hijo sonrojado, nervioso y titubeante, dándole la satisfacción de aguardar el tema frente a su esposo y tocarlo cuando éste no esté presente.
Ocurrió que cuando su padre se marchó a conversar con JungSuk sobre la licencia de conducir, su madre le pidió explicaciones sobre la anterior pregunta. Le contó todo sobre JongIn, sobre lo que le hacía sentir –quitando las partes que podría avergonzarle -, el cariño que este ponía en cada cosa que hacía y su odio hacia él. KangSoo argumentó que la situación que sobrepasaba no estaba bien y era como ella decía, no estaba bien para él haber sido utilizado de esa manera por JongIn, sin embargo, ¿el amor dejará de ser malicioso algún día?
KangSoo realmente, vacilante, le dijo:
—Eres un buen hombre y estoy feliz de que alguien te haya enamorado, pero no dejes que te confunda más, KyungSoo. Si realmente te gusta... —Antes de que ella prosiguiera, la interrumpió para corregirle lo último. Él amaba a JongIn—. Si realmente lo amas, haz algo por eso que sientes. Pero si él no siente más que odio hacia a ti, ¿por qué continúas aferrándote a ese cariño?
Las palabras de su madre le dejaron pensante toda la tarde, demasiado. Pero las olvidó apenas recordó que no valía la pena pensar en ello cuando sabía muy bien que luchar por JongIn era en vano y que su odio era bastante fuerte.
Ingresó al súper mercado y caminó directamente hacia las góndolas de los instantáneos, se debatió en si llevar sopa de choclos o fideos, y luego de tanto pensar, decidió por ambas cosas. Salió del súper cargando una bolsa tan aburrida como su vida.
El tono de llamada lo atacó a unas calles de llegar a la casa de su hermano. Se detuvo en medio de la acera para atender.
—¡Idiota, eres un idiota! —Alejó el celular cuando escuchó a BaekHyun gritar desde el otro lado—. ¿Por qué tardas tanto, eh? ¿Qué te toma tanto tiempo?
Recordemos que BaekHyun apareció en casa por los placeres de la vida con la idea de ser su fiel sirviente, pero nada sirvió ya que él mismo tuvo que ir a comprar las cosas para comer.
—Estoy a unas calles —respondió sin ganas, comenzando a retomar su camino. Miró hacia sus pies y bufó. Parecían dos rocas tratando de moverse por sí solas.
—¡Pues apresúrate, hombre!
—Ahí voy. Pero, ¿qué te pasa? Si es por el hambre, aquí traigo fideos para los dos —le dijo, deteniéndose en la esquina para esperar la señal peatonal.
—Descuida, ya ni quiero. Además, no quiero enredar más las cosas.
—¿De qué hablas?
—Está ahí. Le comenté que tú ya llegabas y casi me saca los ojos cuando supo que saliste solo, en estado famélico y enfermo.
KyungSoo hizo una pronunciada mueca al escucharlo. Había pasado dos días desde que recibió la noticia de que los Kim le habían dado dos semana de descanso, una semana en donde debía tratar de que su salud volviera a ser más fuerte y útil mientras por el momento el doctor Xiao se hacía cargo de sus pacientes.
En esos días no había visto a JongIn y le pareció bueno, dentro de lo que cabe. Pero nunca fue a visitarlo otra vez. La única que lo hacía a menudo era Joy. Ella siempre iba y le preparaba un té de manzanilla, conversaba un poco sobre la situación amorosa de la chica, también charlaba con SoHee y YangKyung —las hijas de JungSuk— y luego, al pasar dos horas gastando saliva, ella se despedía con un pico en los labios.
Wow, KyungSoo seguía estando sorprendido por el atrevimiento de la mujer.
—¿Quién está, Baek? ¿No es JongIn, verdad?
El otro rió.
—Pues... ¡no, claro que no! Sólo ven rápido. —Iba a refutar lo último, pero BaekHyun se despidió y colgó.
Suspiró con alivio. Entonces no era JongIn. Su rostro se llenó de dolor al descubrir que ese idiota ni siquiera iba a ir a verlo, tantos cafés y todo, pero nada de su atención. ¿Se suponía que siendo atento con él en el trabajo iba a hacer de cuenta que nada ocurrió? Realmente JongIn se podía ir al demonio.
**
—BaekHyun, ya estoy aquí.
Llegó a la cocina y no lo vio allí, ignorando el hecho de que su amigo jamás se desaparecía de ese modo ni para jugarle una broma, sacó los sobres de instantáneos y comenzó a preparársela cena de esa noche. Cuando KyungSoo abrió la sopa, el olor a menta inundó sus fosas nasales tan descuidadas que el moco comenzó a deslizarse, lo que produjo que se restregara la nariz irritadamente.
La taza que desprendía ese olor a menta estaba en el mármol, era un té de menta que le estaba poniendo los sentidos sensibles. Su madre le había preparado uno también, pero este aroma era más fuerte y desesperante. Aunque la menta no era de su agrado, agarró la taza y olisqueó el contenido, inhalando el olor con los ojos cerrados.
—El té de menta es muy bueno para el resfrío. —La voz de JongIn hizo impacto en sus oídos y de inmediato abrió los ojos para encontrarse con ese gesto que siempre el menor usaba para mirar a los niños, aunque esta vez tenía cierto brillo en sus ojos muy diferente.
Y el mensaje de BaekHyun hizo que se le frunciera el ceño. Maldito mentiroso.
—Sí, mi madre me ha preparado unas cuantas tazas esta misma tarde. —Trató de articular palabra mientras se sentaba en el taburete que rodeaba la mesa —. ¿Qué haces aquí?
—Vine a verte. Teníamos casi una semana sin vernos y eso es mucho.
—Era mejor seguir así —susurró. JongIn alzó una ceja—. Estoy enfermo. ¿Qué quisieras que hiciera? ¿Quería que fuera tu casa y te pidiera que me cuidara o arreglaras la discusión que tuvimos hace meses con tal de que acepte tus disculpas por burlarte de mí? ¿Qué debería haber hecho? ¿Ir a hospedarme en tu departamento?
—Lo de cuidarte no está realmente mal. —Se dice para sí mismo y KyungSoo logró escucharlo.
—¿Qué? —JongIn le sonríe y se acomoda en el taburete del frente, sacude su gabardina color caoba y suspiró. Achinó los ojos con la intención de profundizar su mirada y KyungSoo se mordió la lengua para evitar soltar algún gemido de satisfacción por lo guapo que era—. Dios... ¿Qué haces aquí? ¿Y dónde demonios se fue BaekHyun?
—ChanYeol lo invitó a salir y me llamó para que viniera a corroborar que estuvieras bien ya que por la tarde se te había subido la fiebre —dijo sin remordimiento.
Petrificado por la información, KyungSoo explotó.
—¡¿Que ambos qué?! —gritó. Hasta donde él sabía BaekHyun no mantuvo ninguna conversación con Chan desde esa vez que este decidió ir, por segunda vez, al hospital.
—Una cita, ambos.
— ¡Lo sabía!
— ¿Que sabías qué?
—Tu primo le gusta los hombres... y tanto que decías negarlo. —Una sonrisa surcó por sus labios ante la mirada incrédula del otro.
—Espera, ¿tú no querías salir con Chan esa vez a cenar? —Las cejas de JongIn se fruncieron al instante.
—No, ni en un millón de años... Sólo intentaba que lo llevara a esa cena para que BaekHyun pudiera intentar algo, pero como sacaste ideas locas esa tarde no pude llegar a ese punto.
—Uhm, lo recuerdo —murmuró apenado, pero sin bajar la mirada.
—Y ahora sabes que estoy bien y que nada me ha sucedido, por favor, puedes irte.
KyungSoo le da unos largos sorbos al té mientras fingía estar concentrado en mirar una pequeña e inexistente miga de pan, y aun así, podía sentir la mirada del otro golpeando su frente.
— ¿Quieres saber cómo le está yendo a SeHun?
Buena táctica.
—No, estresarme me hace mal, y lo sabes muy bien.
JongIn ríe.
—¿Tampoco quieres saber sobre la fiesta sorpresa que le están haciendo a JunMyeon y a YiXing por su aniversario?
KyungSoo alzó la mirada al instante en que los nombres de la pareja —más querida del hospital— escaparon de los labios de su no-por ahora-amante.
—¿Fiesta sorpresa?... Pero su aniversario siempre es en días festivos... Oh, en navidad ¿verdad?... Pensé que... cómo tú... No, no, espera, ¿cómo sabes de ello?
JongIn volvió a reír.
—No entiendo de dónde sacaron eso de que era homofóbico, mi padre los es, ¿y por esa razón debo cargar con ese título? ¿De verdad?... He sabido todo lo que pasaba en nuestro lugar de trabajo, las citas continuas de esos dos, tus delirios por hacerte cabeza con ese rumor. ¿Qué pensabas, que era homofóbico y por eso te obligaba a obedecerme todos los años?
—Bueno, tu dabas motivos para ello, además debiste tener una buena razón para estresarme de esa manera con tanto trabajo. ¡No he estado en clubes por más de dos horas! Y mis amigos creen que eras un ser insensible que le encantaba molestarme.
JongIn se sorprendió cuando la voz de KyungSoo tomó fuerza y usó ese tono receloso, ese tono de estar rememorando los hechos y dejando fluir sus más pesados sentimientos.
—Tengo buenas razones.
—Eso espero y además, ¿qué esperabas que hiciera al recibir tus regalos cada mañana? JongInn no compras un perdón de esa manera. Te juro que has estado yendo en mal camino.
—Pero te lo he visto comerlos y eso me hace pensar en lo contrario.
—¡¿Pero qué demonios?! —Se exaltó al oírlo, se llevó el dorso de la mano a la boca y tosió de improvisto —. ¡Jesús, qué!
KyungSoo no podía creer lo que estaba escuchando. ¿JongIn espiándolo? ¿Qué clase de juego era este?
—Sonríes cuando los ves cada mañana en tu oficina, no creo que eso signifique vaya por mal camino, ¿no?
—No... ¿Qué? ¡Sí, vas mal, muy mal, en dirección opuesta! —Los ojos se le salían de sus profundidades a medida que soltaba palabras incoherentes, algunas sin sentido y otras mucho más confusas—. Bien, te perdono. Listo, adiós.
Se relaja en su silla y espera a que el otro tome sus cosas y se marchara ya mismo de su casa.
—No me iré hasta saber si voy por buen camino.
—¡Pero ya acepté tus disculpas!
Era increíble. Ahora parecía niño caprichoso.
—Y yo nunca te las pedí.
—¿Qué? ¿No lo hiciste...?
JongIn siguió sonriendo.
—No te pediré disculpas por mi error, sólo deseo saber si voy bien.
Un claro de gesto de incredulidad y desespero se apoderó del rostro de KyungSoo.
—¿Vas bien en qué? ¿No estabas haciendo todo estoy para no tener una carga de consciencia por haberme humillado? ¿A qué demonios estás jugando, JongIn?
—No estoy jugando a nada, Kyung.
El nombrado apretó sus labios, formando una línea recta. JongIn se irguió, quitándose la gabardina y para consiguiente inclinarse y abrigar a KyungSoo con ella. Este, por su parte, se quedó inmóvil mientras observaba perplejo las acciones de JongIn, las cuales parecían decirle mucho más que las palabras. El moreno le sonríe antes devolver a sentarse y mirarlo directamente en los ojos.
—¿Por... por qué lo hiciste?
—Estás enfermo KyungSoo, ¿cómo piensas estar sin un abrigo?
KyungSoo sacude la cabeza en cuantose da cuenta de que JongIn intentaba cambiar de tema.
—No JongIn, responde la pregunta... ¿por qué lo hiciste?
La mirada que Kyung le dirigía al más alto era tan penetrante y fuerte que hasta el frío invierno huiría de la cuidad por ello. Pero es que KyungSoo quería respuestas, quería saber si estaba en lo correcto, de que las posibles ideas que JongIn estaba preocupándose por él más que por recibir una disculpa fueran ciertas y que aquel hombre fuera capaz de mostrarle que lo quería.Él deseaba que JongIn le respondiera a esa pregunta con palabras propias y bien dichas, palabras que lo llevarían al limbo de la emoción con tal de escuchar que él lo amaba –o gustar,da igual.
—JongIn. —Su voz llena de impaciencia cada vez aumentaba más el tenso ambiente rodeándolos.
—KyungSoo...
—KyungSoo-shi, le dije que use el abrigo aun si se encontraba en casa porque puede...
Joy se detiene abruptamente debajo del umbral con bolsas y el abrigo de KyungSoo colgando de su hombro. La muchacha mira con intriga y con un poco de sorpresa a JongIn, luego su mirada cambia notablemente al observar los nervios en el mayor de los tres. Kyung tenía las mejillas un poco rojas, y ella no sabía si era por la ira o porque estaba avergonzado, aunque prefiere creer que era la primera opción.
—Porque te podría dar neumonía. — Ella decide terminar la frase y, antes de avanzar hacia el más bajo, miró con una tierna sonrisa a JongIn antes de acercarse al de ojos grandes.
—Joy, qué bueno verte —murmuró el más bajo con una sonrisa demasiado nerviosa para el gusto de los otros dos.
—Kyung-shi, buenas noches. —Ella tomó sus mejillas para que los labios del mayor quedasen mucho más grande de lo que ya eran, y luego unió los suyos en un suave roce de labios que no duró mucho pues Kyung fue apartado cuidadosamente de la cercanía de la chica.
—Buenas noches, señorita Joy. —JongIn dice entre dientes y guió al más bajo mientras sus manos se encontraban apretando con un poco de fuerza sus hombros para mantenerlo cerca de él.
—Oh, señor Kim.
Las manos del hombre quemaban su piel, sin embargo su rostro mostraba confusión y un poco –quizás mucha-vergüenza por pensar que la mujer había oído la conversación.
—Joy nena, ¿qué haces por aquí? —preguntó KyungSoo tras haber quitado las manos del moreno de su cuerpo. Rápidamente se sentó para no sentir que en cualquier momento iba a caerse de culo al piso por lo nervioso que estaba.
—Mi abuela me dio una lista de remedios caseros para estas situaciones, y sé que usted no es amigo de ellos, pero me gustaría...
—Cuidarlo con las recetas de tu abuela. —Terminó la frase JongIn con un chasquido de lengua.
—Sí... eso mismo... ¿Podría empezar ahora? Es que me gusta mucho cuidar de los demás.
—Oh, está bien. —KyungSoo trató de quitarse el abrigo de JongIn con la idea de ayudar a Joy, pero el moreno se acercó en un momento de voluntad y afianzó sus manos una vez más en sus hombros y lo retuvo justo en ese taburete. Levantó la mirada por la impresión de haber sido tan cuidado. Se sonrojó al dar de lleno con la cara atractiva del moreno—. JongIn...
—Quédate aquí. Yo iré a ayudarla —le ordenó y él a duras penas asintió, más ido del mundo que presente en él.
—Bien.
Ahí voy, guey