Diccionario (Terminada)

By Tory-Bird

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A veces, a pesar de que nadie en el mundo te muestre como es el amor, caes enamorado aunque no lo sepas. Es p... More

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Etimología

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By Tory-Bird

-No estás enfermo.- le repitió Reiji por enésima vez a Ayato que estaba sentado en una camilla con el torso desnudo.

-¡Pues has otras pruebas!- le exigió.

-No tiene caso, tu problema es mental.-dijo señalando con su dedo su propia cabeza.

-¡¿Qué estas tratando de decir?!- le grito con una mirada amenazadora.

Reiji solo se cruzo de brazos.

-Que puedes tener algún tipo de hipocondría.

Ayato solo se quedo en silencio mientras lo partía en dos con la mirada.

-Para eso tengo que saber qué es lo que lo provoca.- continuo diciendo, a la vez que se dirigía a un sillón y se sentaba en él.-Que estas pensando cuando te pasa esto.

Espero su respuesta, pero Ayato se quedo sentado sin decir nada mientras se ponía su camiseta blanca, con una expresión indiferente hacia su hermano.

Reiji suspiro, si fuera por él lo habría despachado del lugar hace ya un buen rato, pero eso seria descortés, por lo que decidió simplemente resumirlo todo para que se largara de una vez.

-También puede tratarse de alguien.- agrego llamando la atención del malhumorado chico que tenía en frente, por lo que continuo.- Si es ese el caso, lo que sientes es algo muy normal para los humanos.- Ayato lo miro sin entender.- Ellos lo llaman amor.

-¿Y tu cómo sabes de eso?- se carcajeo apoyando las palmas de sus manos en la camilla.

-He leído novelas que hablan del tema.- contesto- Pero tú no tienes ni idea, no sabes leer.- se burlo poniendo una mano en su frente.

-¡Cállate!- grito poniéndose al fin de pie.- No me quedare aquí a escuchar tus estúpidas opiniones, fenómeno.- dijo tomando su sudadera y dando un portazo al salir del lugar.

-Qué vulgar- dijo Reiji para sí mismo.

Ayato había corrido a la biblioteca de la mansión apenas dejo a su hermano, tiró su sudadera en el primer mueble que encontró y se dedico a buscar el libro indicado.

Luego de pocos minutos estaba parado frente a una gran estantería leyendo un libro muy grueso. El diccionario.

"Sentimiento que inclina el animo a lo que le place" "Sentimiento apasionado hacia otra persona" "Objeto de cariño especial para alguien" era todo lo que encontraba respecto a la palabra: amor. No le quedaba del todo claro, la verdad no lograba entenderlo.

-Solo un humano puede entender esto.- dijo con rabia mientras serraba el libro.

Entonces cayó en la cuenta de que solo un humano o alguien que lo había sido podría explicárselo.

Solo conocía a una persona que podría sacarlo de una vez de sus dudas. Yui.

La joven estaba dormida, las luces de su cuarto estaban apagadas y la luz de la luna se colaba por la ventaba iluminando suavemente lo que alcanzaba.

De repente alguien apareció a los pies de la cama, viéndola atentamente, se dirigió hacia la mesa de noche y encendió la lámpara que estaba más cerca de la chica. Acto seguido se sentó junto a ella y meció ligeramente su hombro.

-Yui- susurro, a lo que ella apretó imperceptiblemente sus ojos y los abrió lentamente.

-¿Ayato?- dijo al reconocerlo.- ¿Ocurre algo?- dijo restregándose un ojo.

Él solo le enseño el libro que tenía en las manos y ella al verlo se incorporo quedando sentada. Entonces Ayato lo abrió y busco dentro de él.

-¿Sabes lo que esto significa?- dijo señalando con su dedo una pequeña palabra compuesta por cuatro letras.

Ella se estremeció, no entendía el por qué le venía a preguntar algo como eso en ese momento. Pero fuera de su desconcierto sintió un cosquilleo en las mejillas al leer la palabra, amor.

-Es un sentimiento.- contesto con simpleza.

Él cerró el libro y lo dejo en la mesa, la tomo de los hombros sin hacerle daño y la miro a los ojos.

-¿Cómo se siente?- pregunto con necesidad.

Yui abrió sus ojos sorprendida por la reacción y su extraño tono de voz. La verdad es que ella solo podía hablar desde su perspectiva, por lo que decidió decirle cómo se sentía hacia la persona que tanto amaba. La cual tenía la suerte de estar justo en frente de ella, tomándola de los hombros.

-Pues... t-tienes muchas ganas de estar con esa persona- le dijo con voz temblorosa.- a-demás, tiendes a sonrojarte cuando están cerca.- le contesto mirando sus manos con un leve sonrojo en sus mejillas.

-¿Cómo tú ahora mismo?- dijo riendo.

Ella no contesto y miro hacia otra dirección, sintiendo que sus mejillas se coloreaban un poco más que antes.

-¿Qué más?- le susurro con calma.

-Harías lo que fuera por ver que sonríe, ya no te importan sus defectos.- se encogió de hombros- y...

Guardo silencio pues Ayato de un momento a otro se acerco más a su rostro.

-Dime.-dijo con los ojos clavados en los de ella.

-S-sus caricias resultan algo... - no pudo continuar, la cercanía y el tema de conversación que mantenían la confundía demasiado. Si dependía de ella, ya se habría lanzado a sus brazos pero sabía perfectamente que él no lo entendería, para ella la percepción que tenía el chico de este tipo de cosas era muy retorcida y estaba fuera del entendimiento de Yui.

Milagrosamente el chico de ojos verdes no insistió con sus preguntas, ya tenía la información que deseaba, ahora solo le quedaba experimentar para asegurarse de que lo que estaba pensando era cierto.

Sin más, soltó sus hombros y la abrazo cálidamente acercándola a su pecho, su cabeza estaba apoyada en ese lugar, respirando su aroma varonil y serró sus ojos. Él bajo su cabeza y poso sus labio en la coronilla de Yui serrando también sus parpados.

-¿Se siente bien?- pregunto al escucharla dar un suspiro.

En ese momento ella abrió los ojos y pensó "¿Estará jugando conmigo?" era irremediable pensar eso ya que era lo que solía hacer, se burlaba algunas veces cuando la veía sonrojarse luego de haberla confundido interiormente con alguna frase o una atención hacia ella. Estaba confundida, ella sabía lo que sentía pero no tenía ni remotamente claro lo que pasaba con él.

-¿Qué soy para ti?- se sorprendió diciendo la chica.

Él entonces la soltó un poco para mirarla a los ojos.

-¿Qué?

-¿Estás jugando conmigo o solo soy comida para ti?- trato de alejársele de él con los ojos llorosos fijos en los suyos.

Ayato miro hacia abajo, tratando de acercarla más a él nuevamente.

-Es lo que quiero averiguar.- susurro.

Ella se paralizo "¿Ni él lo sabía?" eso al menos le dio una esperanza, podía ser que en algún lugar escondido de su ser estuviera pensando en ella de otra forma que no fuera la que ella pensaba desde el comienzo. Podía ser otra cosa, y si era el caso, ¿hasta dónde le permitiría llegar para que lo descubriera?

-Te ayudare.- esbozó una sonrisa al verlo sorprendido por lo que dijo. Y siendo sincera ella también lo estaba.

La mirada de Ayato se ilumino y sus labios se separaron ligeramente. No esperaba que ella dijera eso, en cierto modo no entendía lo que querían decir sus palabras, ya que no sabía con que se encontraría.

Luego de mirarse unos cuantos segundos más en silencio, ambos se arrodillaron en la cama uno en frente del otro, como si supieran lo que tenían que hacer. Yui no acertó a hacer cosa alguna, pues el chico había tomado la iniciativa. Cogió sus manos y las acaricio entre sus dedos, luego los deslizo por sus brazos hasta llegar nuevamente a sus delgados hombros. Entonces la miro fijamente a los ojos, fue evidente que tenía las mismas preguntas que él en ese momento. Ambos tomaron la decisión individualmente de dejarse llevar, no necesitaban darle un nombre a todo lo que sentían, nada más que estar juntos era lo importante.

-¿Puedo quedarme?

Le resultaba extraño que se lo pidiera, en otras ocasiones simplemente lo habría hecho sin importar que ella lo quisiera o no.

Al no conseguir respuesta, se acercó lentamente hasta su cuello, un lugar muy conocido por Ayato, pero esta vez la intención lo cambiaba todo. Sintió su aroma un momento y luego rozo sus labio hasta la clavícula, provocando un escalofrió en su compañera. Sintió la caricia de los dedos de Yui enredarse entre sus cabellos justo detrás de la nuca. Él comenzó a besarla suavemente, subiendo hasta su mandíbula, rosando sus mejillas, besado su frente y finalmente lo que lo mantenía tan inquieto, sus labios. Jamás había recibido un beso suyo a pesar de que él había sentido su tacto con sus labios en dos oportunidades.

Comenzó siendo apenas un rose, luego se juntaron un poco más besándose gentilmente. Él se sorprendió al sentir como ella le correspondía, abrió los ojos ligeramente para verla, ella estaba sonrojada y sus ojos estaban serrados. Por su parte estaba satisfecho con esa imagen, volvió a juntar sus parpados y profundizo un poco más sus caricias, atrayéndola desde su cintura. De a poco se fue haciendo más demandante, acariciando sus labios con sus lenguas para después luchar entre ellas. Ella comenzó a quejarse por la falta de aire, por lo que tuvieron que separarse.

Ayato la vio tan hermosa con sus mejillas sonrojadas, sus ojos color crepúsculo brillando cual dos gemas preciosas, mirándolo fijamente como si pudiera ver su alma.

Sin previo aviso, los instintos volvieron a él. La sentó a horcajadas sobre su regazo y la abrazo apasionadamente por la cintura, acaricio sus suaves piernas, desde las rodillas hacia arriba. Luego tomo los bordes de su pijama y lo subió hasta quitárselo, sin siquiera darse el tiempo a admirarla, se quito su camiseta blanca y la abrazo, sintiendo al fin el rose y el calor de su piel contra la suya.

-Yui...- suspiro en su oído.

Ella puso sus manos en su espalda abrazándolo mientras susurraba su nombre con los ojos serrados. Esto era totalmente desconocido para ella pero se sentía demasiado cómoda estando así con él como para sentir miedo en ese momento.

-Te amo...- la escucho decir suavemente contra la piel expuesta de su cuello, provocándole cosquillas.

La abrazo un poco más fuerte, y busco sus labios, besándola apasionadamente tratando de decirle y explicarle todo lo que no podía decirle en palabras, debido al sentimiento desconocido que lo invadía. Mientras lo hacía buscaba una forma de estar más cerca de ella, acaricio su vientre suavemente hasta llegar a sus pechos, lugar que aseguraba ser poco impresionante, pero al sentirlos se dio cuenta que estaba equivocado. Ella se arqueo al contacto y lo abrazo más fuerte, acariciando sus suaves y despeinados cabellos.

Se separaron lentamente de su apasionado beso, y ella le rogo espacio al sentir sus labios en su cuello nuevamente.

-Por favor... espera.

Ayato la miro fijamente algo preocupado, esperando a que ella se explicara.

-Yo no...

Lo comprendió, retiro sus manos de la zona que estaban atacando y la abrazo recostándola en la cama, quedando él sobre ella. Le beso la frente, y la tapo con las cobijas de la cama, se quito los zapatos, apago la luz y se acostó junto a ella abrazándola y sintiendo el aroma que provenía de su cuello.

Jamás había estado en un lugar tan reconfortante, se sentía al fin tranquilo. No importaba si ella aun no estaba lista para lo que él ya tenía tanta experiencia, pues ya había aclarado sus dudas y solo era cuestión de tiempo para poder unirse a ella para siempre.

Esa noche no ocurrió nada más allá, pero si fue lo que marco el inicio de algo que ambos esperaban que jamás acabara.

Yui no se había equivocado, desde esa fatídica noche en que Cordelia había desaparecido de la vida de todos, hasta Ayato había hecho un cambio.

FIN <3

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