'Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado."
William Shakespeare
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ADDY:
—Te ves como si estuvieras buscando problemas —dice Emily con voz cantarina mientras se prueba otra camiseta de tirantes anudados en la nuca.
—Tal vez lo estoy. —Aliso mi pequeña falda de jeans ajustada en las caderas y me pongo las desgastadas botas vaqueras que he mantenido escondidas en el fondo de mi armario desde ese verano. Cuando me doy vuelta en el espejo, me alegra haberme preparado todo el día de ayer.
Mi bronceado es oscuro y parejo, y quiero lucir lo mejor posible esta noche—. ¿De verdad crees que lo viste?
—Cariño, me obligaste a ver esa maldita foto mil veces. Y siento como si pudiera reconocerlo en una rueda de identificación por su maldita uña del pie. ¡Me has hablado tanto de él! Si este chico no es tu chico, renuncio a mi posición como tu mejor amiga y a la mejor fisgona en el mundo.—Emily se para junto a mí y se mira en el espejo por encima de mi hombro. Su cabello castaño claro es liso y cae recto por su delgada espalda; el mío está rizado alrededor de mis hombros. Sus ojos oscuros la hacen ver sexy y madura; mis ojos azules claros me hacen ver como una pequeña. Ugh. ¿No es así como me llamó Dawson la noche que me arrancó el corazón y dijo adiós.
FLASHBACK
—Sin lágrimas, pequeña. Estás hecha para alguien mejor. Olvidarás que alguna vez me conociste cuando vuelvas a esa gran casa antigua. —Sus ojos, mi tono favorito de verde oscuro, estaban casi negros en la penumbra.
Encerré mis brazos alrededor de su cintura y lo abracé fuerte, deseando poder ver el color de sus ojos.
Especialmente si esta iba a ser la última vez. No. No podía aceptar la idea de que nunca lo volvería a ver.
—No digas eso. Nunca vuelvas a decir eso. ¿Por qué no podemos seguir hablando? ¿Por qué haces esto? —Mi voz estaba sofocada por las lágrimas que no se detuvieron esa noche, o tantas otras después.
Me echó hacia atrás y la mirada que me dio fue dura y feroz.
—¿Por qué? Porque te amo como nadie jamás lo hará. ¿Me oyes,
Addy? Nunca he amado a nadie de la manera en que te amo. Y soy un hijo de puta egoísta el noventa y nueve por ciento del tiempo, pero tú eres mi única excepción. No seré egoísta. Te dejaré ir. —Me apretó junto a él, y pude sentir el latido de su corazón a través de su blanco cuello en V.
—No —le supliqué, mis manos agarrando la tela de su camiseta y
aferrándola con fuerza.
—Mierda, nena, no me hagas esto. —Él acarició mi cabello y agarré su mano, besando el tatuaje en su muñeca, ese con el que me había sorprendido un par de semanas atrás, cuando se sentía que nunca pasaríamos otro segundo separados. Mi nombre en su piel. Para siempre.
Había llorado cuando lo vi, y él me besó hasta que dejé de llorar y no hubo nada más que nuestros gemidos en la noche.
—No me hagas esto —le supliqué—. Eres lo bastante bueno para mí. ¡Te necesito en mi vida, Dawson! No puedo volver a ser la Pequeña Señorita Perfecta, haciendo lo que todo el mundo piensa que debería. Nunca me siento más como yo que cuando estoy contigo. Estoy lista para estar siempre contigo.
—No seas una maldita loca —espetó Dawson, agarrándome
ásperamente por los hombros—. ¿Esa vida de la que estás tan lista para huir? Es donde perteneces. Necesitas estar rodeada de cosas bonitas, gente agradable, la oportunidad de recibir una educación, y de una familia que pueda cuidar de ti como te mereces. Esa es la vida que es lo suficientemente buena para ti, y yo no encajo. Así que voy a retirarme. Porque quiero que tengas todo lo que te mereces, pero te puedo asegurar que no puedo sentarme y observarte vivir una vida mejor sin mí. No soy tan jodidamente bueno. Me puse de puntillas para besarlo, mis labios calientes sobre los suyos, mi dulce lengua en su boca. Supe por la forma en que sus dedos se curvaron sobre mis hombros y sus duros gemidos contra mí, que yo iba a ganar.
Yo iba a hacerlo cambiar de opinión.
Luego él retrocedió.
—Te amo, Addy. Para siempre, no importa qué, te amo a ti y solo a ti. Ahora vete lejos de mí antes de que te haga daño.
Lo alcancé una vez más, pero él se giró sobre sus talones, caminó hacia la cerca, y saltó por encima mientras yo caía sobre mis rodillas, las lágrimas convirtiéndose en sollozos y luego en gemidos.
Nunca más volví a ver a Dawson Shaw.
FIN FLASHBACK
—¡Hola! —Emily ondea una mano delante de mi cara, sus cejas fruncidas
con preocupación—. Chica, tienes que espabilarte. Esta es tu gran oportunidad. Te ves como si fueras a desmayarte. ¿Qué sucede?
—Yo... solo... ¿viste su muñeca? ¿Tenía el tatuaje? —Mis palmas están cubiertas de sudor, estoy tan nerviosa.
Suspira.
—Por enésima vez, él estaba usando esos brazaletes de cuero en las muñecas, así que no lo pude ver. ¿Pero un metro noventa y dos de alto? Comprobado. ¿Cabello oscuro como el diablo? —Sonrío y continúa—. Comprobado. ¿Los malditos ojos verdes más sexy que haya visto en mi vida? Mmm... demonios, cariño, ¡mejor llevas tu culo a ese bar antes de que lo recoja para mí! No olvides, me dijiste todos los sucios detalles sobre tus noches de pasión antes de que te convirtieras en una vieja puritana, así que sé lo que ese chico puede hacer. Gráficamente.
—¡Emily! —Siento que mis mejillas se encienden, pero mi mejor amiga solo
se ríe.
—¡Es él! Es él, él, él, y necesitas mover tu pequeño culo a ese bar y sacudir lo que tu mamá te dio en su cara, porque, cariño, eras linda como un pastelito a los diecisiete, pero te has convertido en una maldita zorra en los últimos tres años y medio. Ese chico va a tenerte desnuda y jadeando en el baño del bar...
—¡Emily! —La tiro del brazo y la llevo a mi pequeño Jeep rojo, esperando que no tropiece con sus tacones y me tire al suelo antes de llegar al bar donde se supone que está Dawson.
—Mira el camino —advierte Emily mientras giro bruscamente. No puedo evitarlo.
Mi corazón está acelerándose, mis manos están temblando. Estoy pensando en cómo fue la última vez que hicimos el amor.
La forma en que su cuerpo se movía sobre el mío. Un tiempo después de que él se fue, me prometí que nunca estaría con nadie más.
Pero, con el tiempo, el agujero en mi corazón se hizo malditamente grande y vacío, y quise llenarlo.
Encontré un buen chico que mi padre amaba, y, después de unos meses juntos, tuvimos sexo.
Sí. Tener sexo es todo lo que hicimos. Porque estoy segura de que no habíamos hecho el amor. No era nada parecido a lo que había sido con Dawson.
Después de que ese chico y yo nos separamos, no me molesté otra vez. ¿Cuál era el punto? Sabía que mi corazón estaba con Dawson, y sabía que nadie más podría hacerme feliz.
Supongo que esperaba volver a verlo, ¿pero que fuera tan real? ¿Que estuviera tan cerca? No pude detener los temblores que sacudían mi cuerpo.
—¿Y si tiene novia? —le pregunto a Emily, mientras nos metemos en el auto. Mi voz sale deprisa porque tengo miedo de decir las palabras.
—Entonces deja a la puta por ti —dice Emily, pasando a través de las canciones de su iPod hasta que encuentra algo que le gusta. Canta a todo pulmón una canción de Adele, así que tengo que hacer mi siguiente pregunta dos veces.
—¿Y si no quiere estar conmigo? —repito, bajando la música—. ¿Y si inventé todo esto en mi cabeza y en realidad nunca fue así? Han pasado tres años. Él nunca trató de enviar un email, llamar, venir cuando yo estaba en la ciudad... nada. ¿Estoy siendo patética? Me lo dirías, ¿verdad?
Emily me agarra una mano y aprieta.
—Cariño, eres una persona inteligente, bella y dulce. Y Dawson estaba locamente enamorada de ti. En aquel entonces, su partida puede que tuviera sentido, pero has tenido tiempo para hacer lo que tenías que hacer, te fue genial en los estudios, viajaste por el mundo... y todavía lo quieres. Me imagino que él va a estar muy feliz de escucharlo. Lo vi en el bar y no estaba coqueteando ni mirando a las chicas.
Asiento.
—Y si él, um, quiere, uh...
Es terrible que esté pensando en hacer el amor con él otra vez, pero Emiliy simplemente pone su cabeza hacia atrás y se ríe.
—Addy, cariño, si ese chico quiere esparcir pétalos de rosa en la cama y hacerte el amor tiernamente, saltaré y aclamaré. Has necesitado una buena rodada en la cama durante un largo tiempo. —Sonríe, y miro hacia adelante, sin estar dispuesta a decir cualquier otra cosa a la bocona de mi amiga—. Nunca tuve problema encontrando un aventón a casa si he bebido demasiado, y creo que Chase podría estar allí esta noche.
Ni siquiera intento ocultar mi cara.
—¿Chase? Te prohíbo ir a casa con él otra vez. Ese chico te quiere
solamente para una cosa.
Parpadea sus largas pestañas hacia mí.
—Nena, lo que pasa es que si quiero dársela a él, entonces todo es justo. Y bueno. Mmm, tan condenadamente bueno. —Cierra sus ojos y se agita en el asiento.
—Estás loca. —Me río, y estoy muy contenta de tener a Emily
ayudándome a olvidar las mariposas golpeando sus alas cada vez más fuerte en mi estómago.
Porque voy a verlo. Finalmente. Y estoy tan malditamente asustada. Y tan malditamente lista.
Manos a la obra.