Mates (Camren G!P)

By turningpages97

581K 32.7K 17.3K

El pueblo de Campbellville, Ontario, Canadá siempre ha sido el hogar de Lauren Jauregui, donde dio sus primer... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
N/A
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12 (Parte I)
Capítulo 12 (Parte II)
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
¡Mi nuevo libro ya está disponible!
Capítulo 17
Fallas/errores en Wattpad
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25

Capítulo 5

16.3K 1.1K 304
By turningpages97

N/A: El multimedia es una portada alternativa que hice y tenía planeado utilizar pero como no entra, decidí incluirla en algún cap :)

Lauren's POV

Ajusté y abroché mi cinturón para luego agarrar mi camiseta, que estaba tirada en el suelo, y colocármela.

"¿Adónde vas?" Preguntó desde la deshecha cama mientras se recargaba en sus antebrazos.

"A mi casa." Frunció el ceño y se sentó, las sabanas cayendo y exponiendo su fabuloso cuerpo desnudo. "¿O acaso esperabas que me quedara aquí a cantarte canciones de cuna?" Reí sarcásticamente y retiré mi chaqueta de cuero del perchero. La habitación estaba hecha un desastre, prendas de ropa esparcidas por aquí y por allá, paquetes de condones abiertos y su sujetador rojo colgando de la manija de la puerta.

"Debes estar bromeando." Negué con la cabeza y revisé mi celular.

11:20 a.m.

Habíamos estado cuatro horas teniendo sexo desde que llegamos al motel.

"No, no estoy bromeando." Guardé mi teléfono en el bolsillo y arreglé el cuello de mi chaqueta.

"¿Vas a dejarme aquí así sin más?" Asentí y solté un leve 'Mhm'. Bufó irritada.

"Ten." Le extendí un pequeño fajo de billetes y su expresión se llenó de rabia al instante.

"¿¡ESTÁS TRATÁNDOME COMO A UNA PUTA!?" Increíble que esa linda boquita hacía unos minutos apenas estaba gritando otras cosas. Rodé los ojos y le lancé los billetes a la cama junto con otro par de llaves de la habitación.

"No. Ya pagué por la habitación, son para el taxi. Sé que gastaste tu dinero en bebidas dentro del bar." Atinó a decir algo, pero cerró la boca cuando se dio cuenta de que yo tenía la razón.

"Tómalo, no es seguro que te vayas a pie sola." A pesar de ser algo seca al irme sin siquiera dejarle mi número, no quería que nada malo le ocurriese, y si podía evitarlo, ¿por qué no lo haría?

No guardó el dinero, pero tampoco opuso resistencia ni me lo devolvió, simplemente se me quedó mirando hasta que posé mi mano en el picaporte.

"Cuídate." Giré la manija y salí de ahí, dejándola algo aturdida, con ese cabello rubio alborotado, marcas púrpuras alrededor de todo su torso y cuello y probablemente las piernas extremadamente debilitadas.

Subí a mi motocicleta y arranqué el motor, dirigiéndome directamente al bosque.

-

El día estaba bastante optimo como para no tener que pasarlo dentro de casa con la chimenea encendida. Me recosté en mi cama luego de una buena hora y media de entrenamiento y cambié de canales al azar, tal vez así encontraría algo bueno de una vez.

"¡Lauren!"

O quizás no.

"¿¡Qué!?" Respondí gritándole a mi padre.

"¡Ve por leña, mañana habrá tormenta!" Alcé una ceja, caminé hasta la ventana y asomé la mano hacia afuera. Efectivamente mañana o pasado habría una tormenta.

Lo mejor de ser parte animal, es que tus sentidos se afilan como dagas, puedes ver, escuchar y sentir todo mucho más nítido. Cosa que se agradece a la hora de llevar a cabo ciertas actividades...

"¡Ya voy!" Oí como mi padre mascullaba furioso sobre una cabaña cercana que había sido ocupada por unos humanos que no querían venderla, el ayuntamiento les había cedido el terreno a cambio de que el hombre trabajase para ellos, al parecer era un muy buen comisario.

Bajé las escaleras con prisa, mientras más rápido terminase la tarea, más rápido podría darme una ducha. El bosque es un lugar totalmente pacifico por donde vivimos nosotros, los humanos no se atreven a frecuentarlo mucho porque creen en esas historias de lobos acechando, las demás criaturas como nosotros tampoco lo frecuentan, al menos no por esta zona, porque saben que esas historias sí son reales.

Entré a la especie de granero que teníamos a tan solo unos metros de casa y retiré el hacha de donde colgaba sobre la pared de madera. Tranquilamente podía cortar los bloques con mis propias manos y sin utilizar el hacha, pero nunca se sabe cuando un humano entrometido o curioso anda por ahí, y aunque pudiese oírlos acercarse, no podía correr el riesgo. Corté cada bloque de roble a la mitad y luego esa mitad también a la mitad, dejándolos en cuartos. El atardecer se hacía notar con respecto al clima, se sentía la obvia bajada de temperatura que había ocurrido de cinco a séis. Incluso con los audífonos y música a todo volumen alcancé a oír el crujido de las ramas a unos cien metros de distancia. No era un alce ni un ciervo, era algo mucho más liviano, de unos cincuenta kilos, quizás menos. Entrecerré los ojos y mi olfato se agudizó.

Shampoo de fresa.

Cuidando mis pasos me aproximé a su posición, gracias al grosor de los troncos no sería fácil verme a simple vista, por eso no fue muy dificultoso escabullirme hasta llegar casi a la orilla del lago. La encontré junto al extenso cuerpo de agua, sentada debajo de un árbol y leyendo una de esas novelas sobrevaloradas de romance adolescente. Su cabello estaba suelto, las suaves ondas cayendo perfectamente por sus hombros. Llevaba unas converse negras en sus pequeños pies y un overól extraño que en vez de ser pantalón abajo, era falda. Lucía como si llevase sólo un sujetador abajo, sin ningún tipo de blusa o camiseta.

Se veía bien, muy bien. Al pararse y dejar el libro sobre un tronco cortado, pude notar que no era un sujetador lo que llevaba, era un bikini de color azul marino. Se quitó las tiras del overól y lo bajó completamente, haciéndome recorrer su cuerpo con mi mirada.

¿Qué no le han dicho a esta chica que hay locos sueltos por ahí?

Aunque la ropa que suele usar cotidianamente favorece mucho a su figura, verla semi-desnuda era mucho mejor que eso, y no pude evitar sentir la necesidad de arrancar ese bikini y hacerla mía contra un árbol. Percibí mis ojos cambiando de color al ardiente dorado con verde.

Qué bueno que sólo yo paso por aquí.

El imaginar que alguien más la viese así hacía que mi mandíbula se tensara y mis puños se apretaran. Era un simple y rotundo no. Nadie más debía verla de esta manera.

Negué con la cabeza y vi a Camila entrar al lago lentamente, mojando sus brazos, hundiendo su preciosa cintura y luego sumergiéndose hasta las clavículas. Permaneció un buen rato en el agua hasta que trató de alzar los brazos y la brisa le pegó, haciéndola temblar. Me apresuré a tomar una toalla del granero.

Camila's POV

El agua no estaba tan fría como creí, pero el viento al salir era bastante fresco y mi piel no tardó en erizarse. Froté mis brazos con mis manos para darles calor y cuando estaba a punto de buscar la toalla, caí en la cuenta de que como una idiota había olvidado ponerla en mi bolso.

A ti sola te pasan estas cosas, Camilita.

Vestirme sería lo mejor para no pasar tanto frío, así que agarré mi overól e intenté subirlo lo más rápido por mis piernas, pero el muy maldito claramente tenía que pegarse a mi piel cada dos centímetros.

¡UGH!

"Yo que tu hubiese traído una toalla." Di un respingo y me volteé para encontrarme con la persona que menos creí ver en un día cualquiera fuera del instituto. Llevaba una toalla negra en la mano y la extendió, ofreciendola. Sus facciones no decían nada de su estado anímico, esta chica a veces era totalmente indescifrable. "¿Vas a tomarla o prefieres congelarte?" Acercó más la toalla a mí. Asentí estirando mi mano y empuñándola para después pasarla por mi cuerpo y finalmente mi cabello.

"Gracias..." Ni siquiera movió un pelo en respuesta, permaneció mirándome, como si quisiese adivinar lo que estaba pasando por mi cabeza. Apretó su mandíbula y recién ahí noté lo definida que se encontraba toda su figura, tapada por vestimentas semejantes a las de uno de esos leñadores fortachones.

"¿Por qué estás así vestida?" Alzó una ceja manteniendo la seriedad en su rostro.

"Yo debería preguntar lo mismo. Por desgracia hay mucho maniático suelto por ahí, no deberías andar sin una camiseta." ¿Acaso ahora le importaba lo que me sucediera? "Mi padre me envió a cortar leña, como sea ese no es tu asunto. Deberías ir a casa, se está haciendo tarde." Presioné mis labios juntos y sequé unas gotas que caían de mi barbilla. ¿Por qué me trataba así? Yo jamás le había hecho nada.

Lauren se giró y comenzó a alejarse.

"Hey, no me dejes sola aquí." Echó un pesado suspiro.

"Viniste sola y pensabas quedarte sola si yo no hubiese aparecido, ¿qué es lo que cambió?" Agaché la cabeza apenada.

"Que ahora si está oscuro..." Musité ligeramente inaudible. El fresco ya estaba aumentando y mis piernas empezaban a temblar mientras apretaba el borde de la toalla que me envolvía. Lauren gruñó y tomó bruscamente mi mano.

"Ven." Agarré mi bolso como pude en el apuro y la seguí. No me quedaban muchas otras opciones ya que la ojiverde tiraba de mi mano y me llevaba a quién sabe dónde. Entramos a un granero algo viejo pero bien mantenido donde me soltó la mano e instantáneamente sentí un vacío y el frío volver a recorrer mi cuerpo. Analicé el lugar con mis ojos, solamente había un armario y una mesa en la que al parecer se fabricaban cosas, ya que estaba llena de pedazos de madera y clavos. La pared estaba revestida con una cantidad gigantesca de herramientas que colgaban de tornillos. Abrió las puertas de madera del armario, todo parecía estar hecho de madera o metal ahí. "Ponte esto." Me lanzó una bola de ropa. "Y luego te irás." Asentí tímida y desdoblé el montón de prendas. Había una camiseta y una chaqueta de cuero.

"Date la vuelta." Frunció el ceño y arrugó la nariz.

"Ya te he visto semi-desnuda, Cabello." Hice una seña con el dedo, insistiendo.

"Ugh." Se volteó y cruzó sus brazos.

Me tomé un segundo para respirar, tomé la toalla y la dejé caer al piso, retirando mi overól de mi bolso y pasándolo nuevamente por mis piernas. Mi bikini estaba todavía demasiado mojado, si me lo quedaba puesto iba a pescar un fuerte resfriado.

Podría quitarme el sujetador y ya, con esto puesto no se me verá nada...

Desaté el nudo y me despojé del mismo para después meterlo dentro de una bolsa de plástico donde tenía planeado guardarlo. Llevé mis manos hacia atrás e intenté subir el cierre del overól.

Rayos. No había pensado en esto.

Era imposible. Por eso mi madre me había ayudado hoy en la mañana. La ayuda de Lauren sería la mejor y única opción si no quería andar por ahí con el overól por los tobillos y los pechos al aire.

"Uhm... ¿M-me puedes ayudar con esto?" La pelinegra al verme permaneció quieta por unos momentos.

Lauren's POV

Ver a Camila sosteniendo su overól para cubrir sus pechos era algo que jamás había imaginado que me calentaría tanto, su delgada y curvada figura debajo de esa prenda debía ser la cosa más bella que había 'visto' en mi vida, ya que sólo podía darme el lujo de imaginarla. Sus piernas, tersas y delicadas al igual que sus manos temblaban y no quería hacer nada más que darles algo de calor. Me paré detrás suyo, puse una mano debajo de su omóplato y con la otra aprisioné el cierre entre mis dedos. Camila corrió todo su cabello hacia un lado, exponiendo su espalda y hombros, ambos desnudos.

Puta mierda.

¿Qué demonios tenía esta chica?

Fui subiendo el cierre despaciosamente, para poder pasar el mayor tiempo posible admirando su piel. Rocé su columna vertebral con el dorso de mi mano y ella jadeó casi imperceptiblemente. Cuando el cierre llegó al borde no sé qué sucedió conmigo, pero me mantuve inmóvil con las manos aún en su lugar. Mi cálido aliento chocaba contra su nuca y quise-No, necesité, besar su cuello, sus labios, su estomago, sus pechos y follarla duro sobre la polvorienta mesa que mi padre había construido. Sabía que Camila era virgen, probablemente no preparada para dejar de serlo todavía. Y no entendía por qué, pero estaba dispuesta a esperar por ella, lo que me asustaba.

¿Te estás encariñando con una humana, Jauregui?

Mi yo interior riéndose de mí.

Claro que no.

¿Estás segura de eso?

Una maldita sonrisita en su rostro.

"Vete." Dije secamente.

"P-pero-"

"¡Vete!" Dio un salto del susto. En cuestión de segundos su rostro se transformó y una expresión dolida se apoderó de sus facciones. Tomó su bolso junto con mi chaqueta y salió del granero a paso rápido. Cuando percibí su aroma lo suficientemente lejos, mis nudillos se tornaron blancos y mis ojos brillaron. Golpeé la puerta del armario y lancé la mesa por los aires.

¿Qué carajos te ocurre, Jauregui?


Nota: Me gusta cómo quedó el capítulo, espero que a ustedes también :)

PD1: Iba a darle un auto a Lauren, pero acabo de decidir que mejor es la moto.

PD2: Lauren Leñadoregui es toda una daddy *heart eyes emoji*

Si les gustó, por favor voten, comenten, pásense por mi otro fic y tengan un hermoso día (o noche.)

Continue Reading

You'll Also Like

278K 25K 73
La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia. Especialmente por su madre, quien cr...
250K 17.3K 89
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
54K 1.6K 71
Gabriela Rodríguez (Gabi) tenía todo lo que cualquiera deseaba, era una joven con un futuro prometedor en el mundo del modelaje, era una chica amable...
1M 96.9K 51
❝Nunca hubo un cuento de hadas en el que un hombre peleara por su amada con más fuerza o desesperación de lo que Thomas Shelby pelearía por su Daisy.❞