By Sonhar

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Un día Naty se levantará y vera que él no esta,le ha dejado, se ha ido a otro mundo,del que solo podrá verlo... More

Tu recuerdo

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By Sonhar

Epílogo

Ponerse los auriculares a todo voz, mientras en mis ojos solo hay lagrimas, derramadas entre mi gruesa y redonda cara .Lagrimas de odio, de amor, lagrimas que nunca se secaran, estos ojos azules y grandes nunca más volverán a tener ningún brillo. Tumbada en esta cama grande, en esta habitación recargada llena de peluches, mi infancia esta aquí, mi adolescencia, mi juventud, todo. Está almohada se ha comido más lágrimas mías, de las que nunca les desearía a nadie. Miró al techo, sin poder parar de llorar, me toco mis labios gruesos, estos labios que nunca olvidaran sus besos, recuerdo uno tras uno, desde el primero hasta el último, sus palabras en mi cabeza, ¿Por qué lloras? las princesas no lloran, ese ingles tan peculiar del gran Londres, la ciudad perfecta, que equivocado esta el mundo, juzgando las  cosas sin vivirlas, ese día, fue nuestro primer beso. Miro a las paredes, amarillas, dicen que el ese color aporta felicidad, para mi es irónico, siempre que las miro estoy llorando, odiando al mundo en  el que vivo ,prometí que esas paredes, nunca más vería y menos ellas verían mis lagrimas…Si realmente como todo el mundo  dice, ese maravilloso Dios existiera porque me hace esto, porque me  odia tanto, nunca podre ser feliz. Pegó un grito hueco, seco, desde el corazón lleno de frustración. No me importa quién me escuche, no me importa nada.

No puedo irme a un mundo de irrealidades, un mundo de fantasías, sin un buen chute de cocaína, sí las he probado todas, desde las drogas blandas hasta las duras, desde la mejor a la peor. Si, es cierto no hay ninguna buena, todas te destruyen desde lo más hondo del pecho, hasta lo más profundo del corazón, mis lágrimas caen con soltura, recordando recuerdos , muchas veces me he preguntado ¿qué haces?, ¿por qué?, tú eras la fuerte, eres fuerte, irónica que es la vida, cuándo tú te creas que te comes el mundo ,vendrá la vida con su especial sonrisa y te escupirá en la cara, ¿por que tome esas decisiones, que arrastrare toda mi vida? Cuando estas lo suficientemente jodida con la vida, no importa joderte un poco más, un poco más, solo un poco más, solo hasta que te destruyas a ti mismo.

Capítulo 1

Las 9 a. m de un Viernes de invierno cualquiera, algunos  van a estudiar otros a trabajar, pero yo sigo aquí tirada en esta cama fría, llevó sin dormir nada más de  una semana, quieta, inerte ,inmóvil, ¿muerta en vida? Puede ser la palabra adecuada en estos casos .  Escuchando la misma canción una y otra vez, la que cuenta  mi historia con él, ese chico de melena enredada y  castaña, que pocos han visto ya que un gorro de lana negro la ocultaba , con ojos marrones muy profundos, por el  sufrimiento de toda una vida, esos labios finos y sensibles, en ese cuerpo que ocultaba las heridas de guerra, más de las que cualquier persona podía soportar, Dylan.

Esta  canción la de No digas Nada de Cali y el  Dandee, donde ambos no quieren escuchar nada, no quieren saber la verdad, no quieren ver la mierda que le rodea, pero se aman, se ven en  la otra realidad, una falsa realidad, son felices así aunque se sabe que algún día alguno  se  ira, y el otro, solo será un cuerpo inerte, sin vida.

Una y otra vez repito el estribillo y derramo lágrimas  “No digas nada por favor que hablando el alma me destrozas, quiero decirte tantas cosas, quiero acordarme de tu olor, no digas nada por favor no vaya a ser que me despierte de un sueño en el que puedo verte y aun puedo hablarte de mi amor, no digas nada ten piedad, solo te pido que mañana por la noche, dormido me des la oportunidad”. Una y otra vez, recuerdos más recuerdos la cabeza me vas a estallar, nunca fuimos felices, vivíamos en otro mundo fingiendo, intentando serlo. Nunca queríamos escuchar y menos si venía del otro, no queríamos despertar y ver la realidad tan absurda que nos enredaba para destruirnos minuto tras minuto.

Sigo escuchando y escuchando la maldita canción, esa canción que no para de recordarme a él y amarillearme la cabeza con sus estúpidos besos, caricias y sonrisas. Hasta que digo, ¡NO!

Apago la música, enredada en lágrimas y miro al techo blanco, nada que comentar sobre él. Me levanto, veo la pared de enfrente, amarilla, me quedo observándola durante un tiempo, y miro a la estantería, llena de libros que una vez leí, libros que me enseñaron cosas de todo tipo, libros con los que viajé a todas las partes del mundo, y con los que soñé miles de historias felices y que nunca tuve ese final feliz. Entre esos libros hay un álbum de fotos, de pasta dura y color rosa pastel, elegido por la inmadurez que mostraba en esa época, ya lo recuerdo el álbum de mis 18  añitos. Lo abro y observo, primera foto Noelia y yo, ella está de pie con sus pantalones anchos típicos, su melena marrón y ondulada echada por delante y en sus ojos hay brillo, ella esta echada un poco para delante y yo echada en peso en su espalda sonriendo, mi  pelo por encima del hombro y rubio oscuro mis ojos azules hace años, saco la foto de la carcasa y puedo observar la frase, ''Los recuerdos nunca se olvidan´´. Al ver la foto recuerdo, ese día, fue el día que nos dieron las notas de Primero de Bachillerato y vimos que todo había salido bien y pasábamos de curso, la sonrisa  se ilumino en nuestra cara y queríamos disfrutar, un año y nos largábamos. Mis lágrimas caen al recordar como corríamos de  un lado para otro, riéndonos, como dos niños pequeños cuando ven los regalos de los Reyes Magos. No me siento capaz pasar la página y ver la siguiente foto, paso. Salimos David y yo, mi mejor amigo, yo salgo dándole un beso y el con su peculiar sonrisa y esa cara alargada con su tez castaña, es guapo, no puedo llorar, aunque mi mundo esté totalmente hundido. Sacó al foto y detrás de esta pone ''Siempre, no hace falta prometerlo´´. Esa foto fue en unas fiestas hacia medio año de la foto. Paso a la siguiente foto  y ahí estamos Javi y yo en mi espejo él con su cara regordeta y sus ojos redondos y marrones sacando la lengua, yo con mis labios refunfuñados. Cierro el álbum en un golpe seco. Basta de recordar.

Gente pasando corriendo por esa habitación grande y oscura, sin ningún mueble, donde las deudas por la cocaína se lo  habían llevado todo, el chico con el gorro de lana mirando al suelo ,con la mirada perdida, ellos le cogían de la camiseta y decían o me devuelves la pasta o  os mataremos, el estaba inmóvil ,no se movía.

Me despierto de golpe, sudando y gritando Dylan Dylan, una y otra vez, miro para todos lados y no el, no está.

De repente, mi madre, esa mujer de pelo rizado que los años se marcan en sus canas y en sus arrugas que entran por los ojos.

-          ¿Qué te pasa cariño?- agacha la cabeza e intenta no llorar- ¿Otra pesadilla?

En mi posición sentada agachó la cabeza. No puedo llorar. Joder.

Mi madre se acerca a mí, me levanta la cara y en  mis ojos ve las marcas de guerra. Empieza a llorar, se limpia las lágrimas.

-          ¿Qué han hecho contigo? Tú no eras así- Me besa la mejilla y se levanta para irse - ¿Cómo vas a cuidar a un bebe, si no puedes cuidarte a ti?

-          ¿Qué? –Digo levantando la cabeza- ¿Estoy embarazada?- Sonrió después de hace mucho tiempo y me tocó la barriga.

-          Sí- Dice mi madre girándose y sorprendida a ver mi sonrisa- Cuando estuvimos en u hospital de Reino Unido el médico nos lo dijo,  que un chico te había llevado al hospital ,que tenias una sobredosis- dos lágrimas bañan sus ojos al pronunciar esta palabra- y que estabas embarazada-

-          ¿Un bebe de Dylan?-Miró mi barriga, sonriendo- Tu papá te ama, aunque no puedas verlo para que el te lo demuestre

-          ¿ Cómo vas a cuidar a un bebe si no puedes tenerte en pie?- Me dice mi madre

-          Es mi hijo y de Dylan – Tragó saliva- No lo daré en adopción

-          ¿Ni a sus abuelos? – Se me vinieron a la cabeza millones de historias que me había contado Dylan acerca de sus padres, porque huyo de su casa, ese hombre como le arruino la vida. No pienso permitir que hagan eso con mi bebe, así tenga que volver a ese mundo para poder mantenerle.- Tienen  mucho dinero y no le faltara de nada

-          ¿Sus abuelos? Ni muerta- Agache la cabeza – Es mi hijo y se queda conmigo. ¿Para que le destroce la vida como lo hizo con su hijo?

-          ¿Qué? –Dice mi madre intrigada

-          Nada

Capítulo 2

Aquí estamos amado Londres, lugar en el que se me acabaron las lágrimas. Tierra prometida de sueños.

Me bajó del avión. No llevó equipaje ¿Para qué? Fue una pelea inmensa con mi madre venir. Sabe lo que he sufrido en esta ciudad, no quería que lo volviera a recordar. Pero él, tengo que verle así sea en su tumba.

Estoy segura que está en el Cementerio de Highgate, el más lujoso de todo Londres, un patrimonio cultural. Su padre, el Señor Miller. Don Erick Miller, nunca permitiría que su hijo fuera enterrado en un cementerio de poca monta, no dirá que fue matado o murió por sobredosis. Joder. No sé por qué murió, mi mundo se derrumba. Si fue asesinado, el padre habrá pagado una importante suma de dinero para que nunca sea descubierto por la policía. Él me dijo más de una vez que su padre se inventó que él  estaba de viaje, aprendiendo idiomas y culturas. No sé porque esa gran herencia familiar, sola sé que no es algo bueno, ya que el odio de Dylan hacia él era muy anterior.

Llegó al Cementerio, busco por todos lados Dylan Moore. Él no quería tener nada de su padre y con 16 años. Se cambio el apellido y se puso el de su madre, Katherine Moore, lo que me hablo de ella, es que era una mujer muy guapa con pelo color azabache y unos ojos que derretían al mismísimo demonio. Era culta, educada, ayudaba a  todo el mundo, esto era una pelea constante con su padre, lo más importante le  quería, al contrario de su padre un hombre egoísta, déspota, avaricioso, que le odiaba.  

Voy paseando por este cementerio como un perro sin amo. Buscando su tumba, cuando por fin, hay esta. Esa tumba lujosa, donde está su nombre Dylan Moore.

Me derrumbó, me pongo de rodillas y empiezo a llorar, como hace mucho tiempo no lo he hecho.

-          Dylan, tengo en mi vientre un hijo tuyo- Me limpió las lágrimas y me siguen saliendo a brotes- Joder,  ¿Por qué te has ido?¿ Crees que lo hubiéramos dejado todo por él?-Me toco el vientre- Te prometo que no le pasara como a ti y a mi.- Me limpió las lágrimas- Lo defenderé con uñas y dientes. Sacare el carácter que siempre me pediste- Mis ojos se miran las manos llenas de jeringazos- Los recuerdos me matan, me arde la cabeza con ellos. Te necesito.

De repente alguien me toca la espalda. Me giró con los ojos empapados.  La mujer del pelo azabache.

-          ¿Nathy? -  Dice con gesto amable

-          ¿Elisabeth?-Me levantó

-           ¿Sabes Inglés?

-          Sí. Estuve aquí cinco años- Trago saliva.- ¿Cómo sabes mi nombre?

-          He ido a veros a ti y a mi hijo, muchas veces. Solo una vez el estaba bien- Dice en un inglés educado y cortes, mientras que sus ojos se inundan- Y tú no estabas.

-          Estaba en el hospital- Trago saliva- ¿Usted fue la que me lo pagó todo?

-          Si, fui yo-  Gira la cabeza- ¿Vamos a tomarnos un café?

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