«Hola otra vez, rubia, ¿estuvo bien el desayuno?» preguntó Ruby, apoyada en su coche con una ligera sonrisa divertida en sus labios.
«¡Habría estado mejor si no me hubieras molestado! Pero bueno, he pasado un buen momento»
«Lo sabía»
«¿Sabías qué?»
«Que Regina y tú habíais hecho cosas, es por eso que no volviste anoche»
«No hablaré de eso contigo, de hecho no lo hablaré con nadie que no sea Regina, y ella no está aquí, así que, no digo nada»
«Pero sí que es susceptible la señora»
«No soy susceptible, sencillamente protejo mi vida privada, venga, ahora, vámonos, me gustaría tener tiempo para darme una ducha, cambiarme de ropa y ver a mi hijo antes de ir a esa reunión»
«Y quizás pasar por la oficina, ¿no?»
«También, aunque estoy segura de que David hace un excelente trabajo él solo»
«Sí, pero aún eres la sheriff, él solo es el ayudante»
«Lo sé, pero en cuanto todo lo de Regina esté más calmado, me podré concentrar mucho mejor en mi trabajo. Lo que no debería llevar mucho tiempo si consigo convencer a alguien de que Regina no es la Evil Queen que todos conocieron en el mundo de los cuentos de hadas»
«Si hay alguien que pueda hacerlo, esa eres tú y sabes que puedes contar con mi ayuda, la de Henry, la de Kathryn e incluso la de David, todos estaremos ahí para ayudarte»
«Gracias, no sé lo que haría sin vosotros»
«Harías cualquier tontería» me sonrió Ruby tomándome por los hombros antes de abrirme la puerta y dejarme entrar en el coche, mientras ella daba la vuelta para para sentarse también y dirigirnos a la mansión.
Faltaba una media hora para la reunión y ya daba vueltas por el despacho de Regina, de aquí para allá. En media hora pondré en juego la libertad de la mujer que amo ante toda la población de Storybrooke. Me senté en la silla de la morena y saqué el teléfono, pasando las fotos de Regina, las de Henry conmigo, intentando calmarme como podía. No oí la puerta abrirse, ni a Mary ni a David acercarse a mí.
«¿Emma? ¿Todo bien?» me preguntó mi padre poniéndome una mano sobre mi hombro, lo que me hizo sobresaltarme «Lo siento, no quería asustarte»
«No te preocupes, ¿ya es la hora?»
«No, aún no, veníamos solo a ver si tú estabas bien»
«Si te digo que sí, ¿me creerías?»
«Realmente no» me respondió él con una ligera sonrisa «una foto muy bonita»
«Gracias» susurré yo volviendo a mirar mi teléfono en el que se encontraba una foto de Regina y mía, tomada esta mañana, mientras desayunábamos. Había cogido mi teléfono, lo había alargado y había cogido a Regina por la cintura, ella aún mantenía una de las tortitas en sus manos de manicura perfecta, una sonrisa feliz en su rostro, sus ojos brillantes con el mismo resplandor que los míos, simplemente de felicidad, la felicidad de estar juntas.
«Se parece mucho a la Regina de antes» escuché a Snow, sorprendiéndome «tenía esa sonrisa cuando me salvó la vida»
«Ella ha cambiado, ¿sabes? Aunque tú no quieras creerlo, no está fingiendo cuando está conmigo»
«Me gustaría mucho creerlo, de verdad que sí, pero ella ha hecho tanto daño a nuestra familia que me cuesta confiar en ella. Pero tengo confianza en ti, así que puedo intentar creer en un posible ablandamiento de Regina Mills, pero te aviso, si te hace el menor daño, esta vez no detendré su ejecución»
«¿Qué es esa historia de ejecución?» pregunté no muy tranquila
«Una vez conseguimos capturar a Regina, pero no puede llevar a término su ejecución»
«¿Quisisteis matarla»
«¡Ella también intentó matarnos, y varias veces!»
«Sí...es verdad...» suspiré concentrándome en mi teléfono. Cambió de imagen y se puso a vibrar, una llamada de Regina. Recuperando mi sonrisa, me di prisa en contestar «Hey...»
«Buenos días otra vez, sé que tu reunión es en diez minutos y que tendrás seguramente otra que hacer que hablar conmigo, pero...»
«Jamás tendré otra cosa mejor que hacer que hablar contigo» le respondí «¿Qué ocurre, amor?»
«Quería saber si estabas bien»
«Bien, un poco nerviosa, no quiero equivocarme en mis palabras, toda nuestra vida futura depende de ello»
«Estoy segura de que lo vas a hacer bien y si utilizas lo que sabes sobre mí, no te culparé, que lo sepas. Si eso nos permite vivir con algo de normalidad...»
«Lo sé, pero quiero evitarlo lo máximo que pueda, tenías razón, eso solo te concierne a ti y nadie más»
«Pero si eso me permite regresar y vivir contigo, dilo»
«Ok, pero si tengo que utilizarlo, que sepas que no lo haré a la ligera, solo lo haré porque de verdad no tenga otra solución»
«Lo sé y es por eso que te permito usarlo, ¡confío en ti!»
«Gracias, no tienes ni idea hasta qué punto eso me llega al corazón, te amo»
«Yo también te amo, como nunca he amado a nadie»
«Es recíproco. Te tengo que dejar, tengo que irme»
«Ok, ¿me llamarás en cuanto haya acabado?»
«Prometido, serás la primera en estar al corriente de cómo salga todo, ¡hasta luego!»
«Hasta luego» me respondió ella colgando. En ese momento me di cuenta de que había mantenido la conversación delante de mis padres, tenía tanta necesidad de escuchar su voz que me había olvidado de todo lo que estaba a mi alrededor. Al girarme hacia ellos, vi con asombro a Snow sonreír, y yo que pensaba que le iba a dar un ataque...
«¿Todo bien?» preguntó finalmente David
«Sí, todo muy bien» le dije con una sonrisa boba en mi cara
Esbozando una sonrisa, David no tuvo tiempo de replicar, ya que la puerta del despacho de mi morena se abrió dejando ver a Henry, Ruby, Belle y Kathryn.
«Todo el mundo está abajo, puedes venir» me informó Ruby
«Ok, ¿os quedáis todos conmigo, no?»
«Estaremos todos allí» me tranquilizó David mientras me levantaba de la silla como una autómata. Todo se decidía ahora, mi futuro, el de Henry y sobre todo el de Regina. No sabía lo que haría si los habitantes de Storybrooke no aceptasen que Regina hubiera podido cambiar, seguramente abandonaría la ciudad con ella, para irnos lejos, ella tendría que poder abandonar Storybrooke, pero ya me ocuparía de eso. Ella podrá hacerlo, yo haré todo para que podamos vivir juntas aunque no sea aquí...
Al entrar en la sala que ya había servido hacía unas semanas para la elección de Sheriff, solo que esta vez era toda Storybrooke la que se encontraba frente a mí, inspiré una última vez antes de caminar hacia el estrado y carraspear para llamar la atención sobre mí.
«Buenos días, para lo que no me conozcan aún, soy la sheriff Emma Swan, soy la hija de Mary Margaret o Snow White, como es conocida en la tierra de los cuentos de hadas, y de David Nolan, al que Snow llama Charming. También soy la madre del más maravilloso muchacho que hay sobre la tierra, Henry, que no sería el maravilloso chico que es si no hubiera sido criado por Regina Mills, a la que todo el mundo llama Evil Queen...»
«Esa bruja...» refunfuñó Leroy en primera fila, haciendo que varias voces en la sala se pusieran de su lado.
«Todos os habéis acostumbrado a llamarla así, pero ¿acaso una sola persona de las presentes se ha tomado aunque sea dos minutos para intentar ver cómo es ella bajo esa capa de hielo? Por supuesto que no, es más fácil odiarla, querer matarla sin saber quién es realmente. ¿A cuántos de vosotros realmente ha hecho daño? ¡Me gustaría saberlo!»
Al ver mi teléfono iluminarse, señal de que tenía un mensaje, me di prisa en cogerlo, asombrada por la persona que acababa de mandármelo, me disculpé rápidamente antes de salir por los bastidores.