Apagué el horno dejando las pizzas dentro para que no se enfriasen antes de subir a hablar con Henry. Había una diferencia entre el mundo de los cuentos de hadas y la vida real, y pensaba hacérselo comprender, Regina, aunque no lo mostraba muy a menudo, tenía un corazón, un corazón que Henry se divertía pisoteándolo alegremente.
Toqué a la puerta y esperé a que me dejara pasar, lo que hizo rápidamente. Llevaba puesto un pijama azul cielo sobre el que estaban dibujadas estrellas amarillas y naranjas.
«Emma» sonrió él «creía que era Regina»
«Acabo ahora mismo de hablar con ella»
«Ah...» dijo él simplemente dejándose caer sobre la cama
«Sí, ah, ¿sabes? Aunque tú creas que ella no tiene, Regina tiene un corazón y cuando le hablas como lo has hecho hace un momento la hieres. Y además, no entiendo nada, parecía que las cosas entre ustedes dos iba mejor en estos últimos días»
«Lo sé, era por la Operación Cobra, he pensado que si ella te quería y tú a ella, eso bastaba para romper la maldición, pero a la vista está que me he equivocado, así que ya no sirve de nada que finja ser amable con ella»
«¡Henry! De verdad no es nada justo lo que estás haciendo, sabes que ella es de verdad simpática, bueno no con todo el mundo, pero contigo sí»
«Es falso»
«No, es de verdad y lo sabes muy dentro de ti»
«Yo creo que no» respondió con aplomo el pequeño
«¿Ah sí? Entonces, explícame por qué Regina estaba muy preocupada cuando acabaste en aquella mina. O, ¿por qué te adoptó? ¿Por qué se esfuerza tanto en soportarme si no es por ti?»
«Solo intenta manipular a la gente»
«No lo creo, sé cuando alguien miente, chico, y ella no miente cuando dice que te quiere, en el pasado tampoco la creí, pero ahora sí»
«¿No me dices esto solo para que sea amable con Regina?»
«No, te lo digo porque es la verdad. Así que, haz un esfuerzo con ella, ¿de acuerdo? Antes de que leyeras todos esos cuentos, la querías, ¿no?»
«Por supuesto que sí, ¡pero yo no sabía que era la Reina Malvada!»
«¿Y nunca te has preguntado por qué la reina malvada llegó a ser malvada? ¿Que quizás haya una razón?»
«Es verdad que el libro no lo cuenta...¿De verdad crees que ella era buen antes?» preguntó Henry mordiéndose el labio inferior y reflexionando sobre el asunto.
«Uno no nace malvado, se llega a ser» sentencié «Piensa en ello por mí, ¿ok?»
«De acuerdo»
«Y haz un esfuerzo con Regina, ¿de acuerdo?»
«Ok» suspiró él levantándose «¿Podemos ir a comer ya?»
«Sí, podemos» sonreí antes de seguirlo hasta la cocina donde la morena nos esperaba dando vueltas «Hey, aquí estamos, creo que Henry tiene algo que decirte»
«Sí...» murmuró haciéndome poner los ojos en blanco «Siento haber sido tan malo contigo»
«Un poco más de entusiasmo no te haría daño, chico, parece que te mandamos al matadero» suspiré yo mientras una ligera sonrisa aparecía en los labios de la morena.
«No pasa nada Emma, acepto tus excusas, Henry»
«Bien, entonces, ¿y si comemos? ¡Tengo un hambre!» exclamé yo haciendo que la sonrisa de Regina se agrandara.
«Estómago andante» se burló ella mientras cogía una manopla para sacar las pizzas del horno «Yo me ocupo de la cena, ustedes pongan el DVD»
«¿Vamos a comer delante de la tele?» preguntó Henry con sus ojos iluminados
«Por supuesto y mientras tanto yo voy a meter la manzana envenenada en la pizza de Emma» replicó Regina picándome el ojo mientras que la mirada de Henry se abría de horror, y tras comprender que era una especie de pequeña venganza ante las observaciones que nuestro hijo hacia desde hacía algún tiempo, decidí ayudarla un poco.
«Si no le molesta, me gustaría evitar la manzana en la pizza, pero en el postre, ¿por qué no?»
«Pensaré en ello, con chocolate y helado, ¿le va bien?»
«Genial, ven chico, vamos a poner el DVD»
«Pero...¿ella te va a envenenar y la dejas que lo haga?»
«Chico, estaba bromeando» sonreí agarrándolo por el brazo para salir de la cocina.
«¿La Sirenita y Blancanieves y los siete enanitos? ¿De verdad?» pregunté cuando la morena entró en la estancia con una bandeja donde llevaba las pizzas, los vasos y la bebida.
«¿Por qué? ¿No le gustan los dibujos animados? Siempre he pensado que Úrsula es muy divertida»
«¿Ya te la has tropezado?» preguntó Henry haciendo sonreír a Regina, con una de esas misteriosas sonrisas, la que tenía cuando ella sabía algo que los demás ignoraban.
«No, si no es en mis sueños cuando era pequeña»
«¿Tú has sido niña?»
«Eso no ha sido amable, Henry, y además aquí yo soy la sheriff, así que si alguien tuviera que hacerle un interrogatorio a Regina, sería yo»
«¿Desde cuándo la defiendes de esta manera? Pensaba que estabas de mi lado» gruñó el pequeño cruzándose de brazos con expresión enfurruñada.
«Desde que te comportas como un pequeño ingrato»
«Pffff, prefería cuando os peleabais todo el tiempo, al menos no estabais siempre de acuerdo»
«Eres tú quien lo quisiste así» añadí «así que ahora lo asumes. Bueno, ¿cuál vemos?» pregunté alzando las dos películas para que Regina y Henry pudieran elegir.
«Yo preferiría La Sirenita, ya tenemos una Reina Malvada aquí, no hay necesidad de ver otra en la televisión»
«¡Henry Mills, no comiences otra vez!» exclamé yo ¿La Sirenita le parce bien Regina?»
«Sí» me sonrió ella sentándose en el sofá de cuero negro mientras yo metía la peli en el dvd, y después me senté a su lado «¿Vienes Henry?»
«Prefiero ir al sillón» respondió él mientras cogía un trozo de pizza y se iba al susodicho sillón.
«¿Estás seguro?» preguntó la morena a mi lado
«Sí, está bien, gracias»
«Como quieras, si tienes frio, coge la manta...»
«Regina...» la interrumpí apoyando mi mano en su brazo «deje que se enfurruñe, ya parará cuando se cansé. Y se aburrirá más cuando vea que no le hacemos caso» le susurré al oído para que solo ella me oyera, y sorprendí una sonrisa en el rostro de Henry, haciéndome comprender que se estaba comportando como el más odioso de la tierra a propósito, un malvado actor, aún no sabía por qué se comportaba así, pero pensaba hacerlo desembuchar.
Asintiendo a lo que yo le acaba de decir, Regina cogió también ella su trozo de pizza, dándole un mordisco antes de volverse a colocar en el sofá y subir sus pies.
«Puede quitarse sus zapatos» dijo Regina mirándome
Al darme cuenta que, efectivamente, no me había quitado los zapatos, me incliné rápidamente para quitarme las botas negras de tacón antes de sentarme correctamente en el sofá no sin haber cogido mi trozo de pizza de la mesa del salón.
Los dibujos animados habían acabado hacía poco y Henry ya dormía en el sillón, mientras que Regina parecía luchar contra el sueño, sueño que acabó por poseerla porque vi cómo sus ojos se cerraban y su cabeza de ladeaba dulcemente, hasta aterrizar en mi hombro, los efluvios de su perfume embriagándome totalmente. Creo que puedo convertirme fácilmente en una adicta a ese olor, pero era de todo, menos una buena idea, yo no debía engancharme a Regina Mills, ella era ese tipo de personas con las que nunca se sabe cómo comportarse, a veces dulce y sonriente, a veces, rodeada de un muro de sarcasmo más alto que ella...De hecho, el único momento en que se podía percibir su verdadera identidad era cuando dormía...
Tras decidir que tenía el derecho a una buena noche de sueño, la cogí con cuidado en mis brazos, no pesaba más que una pluma, no iba a ser complicado llevarla...Inconscientemente cerró sus puños en mi camisa haciéndome sonreír, ¿por qué no era siempre así?
Abriendo la puerta de su habitación suavemente con el pie, la dejé con cuidado en su cama antes de deshacer suavemente el agarre sobre mi camisa, después la metí bajo las sábanas, subiendo el cobertor hasta sus hombros antes de darle un beso en la frente.
«Buenas noches, Regina» susurré antes de salir de la habitación y cerrar con sigilo la puerta detrás de mí. Bajé a ocuparme de Henry para que también pasara la noche en su cama y no en ese incómodo sillón, pero ya estaba despierto.
«¿Dónde estabas?»
«He llevado a Regina a su habitación. Se quedó dormida sobre mi hombro, bueno, digamos que su cabeza se deslizó sobre mi hombro, así que pensé que sería mejor que durmiera en su cama y no en el sofá. Venía a buscarte para llevarte también a tu cama, pero como se ve que no estás durmiendo, vamos a poder hablar y esta vez, quiero la verdad. ¿Qué intentas hacer?»
«No gran cosa...En fin, nada importante...»
«Henry...» suspiré mientras que él se ponía nervioso en su sitio, comprendiendo sin duda que no iba a poder escapar a mis preguntas esta vez.
«Ok...» suspiró él «Tengo una teoría»
«¿Una teoría? ¿Sobre qué?»
«Sobre la manera de romper la maldición»
«¿Ah sí?»
«Creo que hay que encontrar un Amor Verdadero a la Reina Malvada»
«¿Y nunca has pensado que ella puede que tenga a alguien en algún lugar?» pregunté yo no pudiendo evitar penar en ese Daniel, del que Regina hablaba en su diario, del que yo no sabía aún si existía o no, sobre todo cuando se veía de qué más hablaba ella...
«Porque se sabría
«¿Y cómo? No se sabe nada de la Reina Malvada, en todo caso nada de antes de que se convirtiera en malvada»
«Es verdad» reconoció Henry «Pero ¿cómo podemos descubrir si fue así?» preguntó finalmente
«Ni idea» le respondí yo, era consciente de que debería hablarle un día u otro de ese diario, pero deseaba guardarlo para mí algo más de tiempo, con ese pequeño libro de cubierta negra, tenía la sensación de estar unida a la morena y eso me gustaba, sin saber verdaderamente por qué...«Pero, dime, no has respondido del todo a mi pregunta, ¿qué intentas hacer?»
«Esperaba que tú fueras el Amor Verdadero de Regina» confesó él haciéndome abrir desorbitadamente los ojos, mientras la idea entraba en mi cabeza...No, era imposible, ese no sucedería nunca...Aunque ella estaba muy buena, que su perfume me volvía loca y que...No, necesitaba parar ahora mismo...Moviendo la cabeza, dejé escapar
«¿Bromeas, espero?»
«Bueno...No...Pensaba que estaría bien que las dos estuvieseis todo el tiempo conmigo sin que pelearais siempre»
«Ya no peleamos tanto»
«Lo sé...»
«Pero nunca habrá nada más entre nosotras» continué yo mientras un ligero pinchazo se hacía sentir en mi pecho sin que supiera por qué «Nunca estaremos juntas, pero creo que podremos llegar a ser amigas...¿Entiendes, chico?»
«Sí...»
«Pero eso no nos impedirá seguir haciendo veladas como esta, bueno, para eso tendrás que pedirle perdón de verdad a Regina o ella terminará creyendo que soy una mala influencia para ti»
«Prometido» sonrió
«Ok, ahora, a dormir, creo que necesitas un buen descanso»
«De acuerdo. ¿Trabajas mañana?» preguntó mordiéndose ligeramente el labio inferior, el mismo gesto de Regina cuando quería preguntar algo, pero no estaba segura.
«Es domingo, así que no, ¿por qué?»
«¿Crees que podrás venir a desayunar con nosotros?»
«¿Por qué no? Traeré los croissants»
«De acuerdo» sonrió Henry abrazándome y dándome las buenas noches antes de subir corriendo las escaleras, pero se detuvo de repente a la mitad «Oh y coge un hojaldre de manzana para mamá, le encanta todo lo que lleva manzana, así que debería gustarle»
«Lo haré» le dije «Buenas noches, chico»
«Buenas noches, Emma» sonrió de nuevo antes de emprender la subida corriendo, dejándome sola abajo, dejándome con el encargo de cerrar la puerta cuando me marchase, pero antes, iba a recoger el salón...