El diario

By NataliaTrujilloRodrg

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Se trata de la traducción del fic francés Le journal escrito por Mel DoCaire Benaim. Cuando Henry hace a Emm... More

Prólogo
Pero, ¿dónde está Henry?
Una llave encontrada, otra desaparecida
Almuerzo familiar
La siesta
Interrogatorio
En Granny's
Pero ha terminado bien
Desayuno
Día en el parque
Descubrimiento
Se busca y se encuentra
Perdida
Confesión
Velada en casa de Snow
Kathryn quizás esté viva
Confesión con Caperucita Roja
Misión Gold
Primer beso
Maldición rota
Rescate
Reencuentro
Mamá Snow White
Kathryn
David
Velada a solas
Desayuno en la cama
¡Allá vamos!
Reunión
La magia está de vuelta
Por fin en casa
Vuelta a la normalidad
Epílogo

Esto comienzo mal

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By NataliaTrujilloRodrg


Diario

Le conté todo y le pedí que se casara conmigo, porque para mí era mejor escapar que tener que vivir con alguien a quien no amara.

Él aceptó, por supuesto y me dijo que había que hacer las cosas bien, entonces sacó la alianza más bonita que yo nunca había visto, sencilla, sin ninguna floritura ni artificio, representaba perfectamente nuestro amor.

Lo besé para decirle que sí y en ese momento todo se torció, escuchamos un ruido sordo que nos hizo separar inmediatamente, alguien nos había visto y no cualquier persona, no, había sido la hija del rey, Snow White, una silla de montar a sus pies, seguramente acabaría de dejarla caer.

Entonces, ella salió corriendo y me costó mucho alcanzarla, corría rápido para su edad y el vestido con el que había sido obligada a vestirme no estaba siendo de ayuda, dichosamente, ella resbaló y calló, permitiéndome alcanzarla.

Rápidamente se aseguré de que estaba bien antes de explicarle que no debía contar a nadie lo que acababa de ver. Después de asegurarme que así fuera, la acompañé a casa donde mi madre había invitado al rey y su corte a quedarse por algún tiempo. Escondí mi anillo en el bolsillo para que mi madre no lo viera y no pudiese saber que al día siguiente huiría con Daniel...

Diario

«¿Emma? ¿Estás aquí?» preguntó la voz de Ruby haciendo que cerrara rápidamente el diario de Regina.

«Hey, Rubs, ¿qué hay de nuevo?»

«No gran cosa, la rutina, ¿y tú? ¿Qué estás tramando con la alcaldesa?» preguntó poniéndose cómoda en la silla frente a mí

«Nada en especial, ¿por qué?»

«Es extraño veros juntas sin que todo acabe en pelea, así que todos estamos con la mosca detrás de la oreja. ¿No te está chantajeando o alguna otra cosa?»

«No, y por muy raro que parezca, ella es una compañía muy agradable cuando se la conoce un poco»

«A mí me da escalofríos, deberías haber visto la mirada que nos echó al mediodía, literalmente nos mató con la mirada, y tú quizás no te diste cuenta, pero da miedo»

«Rubs, le divierte más que nada veros caminar, que digo, correr cuando os lanza una de sus miradas»

«Sí, qué bien, a mí no me divierte tanto...¿Qué haces esta tarde?»

«Nada, creo...A menos que Henry quiera que nos veamos»

«Ok, pues te rapto, vamos a tener una noche de chicas, tú, Mary Margaret, Ashley y yo»

«¿De verdad? Sabes que tengo que resolver la muerte de Kathryn Nolan»

«¿Puede esperar, no?»

«Bueno...»

«¿Emma? ¿Está ahí?»

Mi salvadora, pensé al ver entrar a Regina, acompañada del ruido característico de sus tacones.

«Oh, ¿molesto quizás?» preguntó ella alzando una de sus cejas.

«En absoluto, ¿qué desea Regina?»

«Pues, venía a preguntarle qué iba a hacer esta noche, he alquilado un DVd y a Henry le gustaría mucho que se uniera a nosotros para verlo»

«¿Por qué no? Pero yo me ocupo de la comida»

«¿Sabe cocinar?» se asombró Regina haciéndome sonreír.

«Tan sorprendente como parece, pero sí, sé cocinar»

«Bien, estoy ansiosa por ver eso, a las siete, ¿le va bien?»

«Bien» asentí

«Entonces, hasta luego» me sonrió ella dándose la vuelta rápidamente para salir de la estancia dejándome de nuevo sola con Ruby.

«¿Qué?» pregunté finalmente al sentir su mirada clavada en mí

«¿Y nuestra noche? ¿Lo has olvidado?»

«Lo siento, pero Henry está por delante de cualquier otra cosa y de momento Regina está de buen humor, así que me aprovecho mientras dure»

«Si pudiera ser amable con otras personas además de contigo y con Henry, ¡espero que sepas que eres una privilegiada!»

«Me doy cuenta, solo espero que dure un tiempo»

«Te lo deseo, bueno, tengo que volver al trabajo, ya conoces a Granny. Piensa que me paso todo el día sin hacer nada» resopló la morena levantándose y saludándome antes de salir y dejarme sola.

Iba con retraso, mucho retraso, Regina iba a matarme y no lo decía a la ligera, sabía perfectamente que era capaz.

Abrí la puerta del coche y cogí el plato que tenía al lado, dándome prisa en subir los escalones que llevaban a la mansión de la morena, pero visiblemente no lo bastante rápido, ya que la puerta se abrió sobre una Regina que parecía más pequeña, seguramente porque estaba descalza y no subida en sus tacones de diez centímetros, mientras que yo solo estaba a mitad de camino.

«Llega tarde Emma» me lanzó ella con tono reprobatorio a la cara, aunque sus ojos parecían decir lo contrario, incluso parecía divertida.

«Lo sé y prefiero no decirle por qué, me arriesgaría a que no quisiera seguir pagándome»

«¿De verdad?» preguntó frunciendo el ceño.

«Vale, ok, es posible que el expediente que estaba leyendo fuera tan apasionándote que...»

«¿Que se haya quedado dormida?» terminó ella mi frase con una de sus sonrisas burlonas, mezclada con otra cosa que no puede identificar.

«¿Tan previsible soy?» resoplé a llegar a su lado.

«No, pero como ha podido comprobar, a mí también me pasa a veces...»

Sonriendo al recordar a la morena y sus manchas de tinta en su rostro, me di cuenta de que yo era la única que lo veía como un buen recuerdo. Parecer tan natural, sin ninguna máscara, sin artificio ante mí no era algo que ella hiciera muy a menudo.

«No piense que me volverá a ver así, no volverá a ocurrir»

«Nunca diga nunca jamás, pero aunque no la vea más de esa manera, como usted dice, ya tengo un recuerdo» sonreí moviendo mi teléfono bajo su nariz.

«¡No ha hecho eso!» exclamó abriendo sus ojos como platos.

«Puede ser que sí, puede ser que no» le respondí antes de entrar y guardar mi teléfono donde ella nunca lo encontraría, es decir, en mi sostén.

«Ok, ¿qué puedo hacer para que borre eso?» preguntó cerrando la puerta detrás de mí y dirigiéndome hasta la cocina en la que dejé mi plato que contenía algo que gustaría a Henry, estaba segura.

«Nada en absoluto»

«¿Emma estás ahí?¡Genial!» exclamó Henry corriendo hacia mí bajo la mirada de desaprobación de la morena.

«Henry, ¿cuántas veces te he dicho que no corras por las escaleras? ¡Y además en calcetines! Realmente quieres hacerte daño» suspiró ella al ver que, en efecto, el pequeño estaba en calcetines.

«Lo siento» dijo aunque se veía que no lo sentía en absoluto «¿qué vamos a comer?»

«Pizzas» le respondí al oído, su rostro se iluminó

«¿De verdad?»

«Mira tú mismo»

Tomándome la palabra, levantó la servilleta bajo la cual se encontraban dos pizzas, una sobre la otra.

«¡Guay! ¿Las has hecho tú?»

«Sí, de ahí mi retraso»

«Creía que se había quedado dormida» sonrió divertida Regina apoyándose en el horno.

«También eso» reconocí yo mientras su sonrisa se agrandaba dándome ganas de sonreír a mí también, no entendía por qué, pero eso me pasaba cada vez más en su presencia «Habrá que meterlas al horno, solo las he precalentado antes de venir»

«Muy bien, déjeme un momento que encienda el horno»

Haciendo lo que decía, la morena encendió el horno contra el que todavía estaba apoyada.

«Henry, ¿no te había pedido que fueras a lavarte para que te pusieras el pijama antes de cenar?»

«Sí, pero quería ver primero a Emma»

«¿Tenías miedo de que la matara mientras estabas en la ducha?» preguntó divertida la morena pasando una mano por el cabello de Henry.

«Podría ser» respondió él haciéndome fruncir el ceño mientras que la mano de Regina se detenía en sus cabellos antes de retirarla completamente haciendo que la buena atmosfera del momento cayera.

«Ya vuelvo» dijo la morena antes de salir y dejarme sola con Henry.

«Eso no ha estado bien, chico, tu madre intenta esforzarse de verdad y tú no haces nada para hacérselo más fácil»

«Ella es la reina malvada, solo intenta hacerte creer que es amable para después engañarte mejor»

«No voy a discutir eso ahora contigo, ve a bañarte, más tarde hablaremos. Voy a buscar a Regina»

Suspirando, Henry salió arrastrando los pies. Yo metí las pizzas en el horno, sin olvidar poner el tiempo, solo faltaba que las pizzas se quemasen. Y salí de la cocina para buscar a Regina.

Recorrí toda la casa buscando a la morena sin éxito. Solo me quedaba su habitación ante la que me encontraba en ese momento.

Inspiré profundamente y toqué a la puerta, esperando que me dejara entrar, y no tardó en hacerlo. Abrí la puerta y pasé tímidamente mi cabeza encontrándome a Regina ante la ventana triturando en sus manos el collar que llevaba al cuello.

«No piensa lo que dice» dije entrando en la habitación

«Sí, lo piensa, y usted lo sabe muy bien» me respondió sin moverse

«Se le pasará y sé que le da igual, pero no creo que usted desee matarme, confío en usted»

«Es la única en esta ciudad» suspiró la morena

«Quizás porque los demás no la conocen como yo, he aprendido a conocerla en estos últimos días, porque seamos honestas, usted tampoco hace nada para que ellos cambien de opinión»

«¿Qué querría usted que yo hiciera? De todas maneras, ellos ya tienen todos su opinión»

«Bueno, pues haga algo para que esa opinión cambie»

Suspirando de nuevo, Regina se dio la vuelta hacia mí, dejando ver su rostro descompuesto, su máscara de ojos se había corrido, sus ojos estaban rojos y ligeramente hinchados.

«¿Ha llorado?» me asombré en voz alta

«¿Le sorprende que pueda llorar? Por lo que se ve piensa igual que los demás, que no tengo corazón»

«¡Nunca he dicho eso!, sé que tiene un corazón, solo queda que se lo enseñe a todo el mundo»

«¿Ah sí? ¿Y qué debería hacer según usted?» preguntó finalmente

«No lo sé, intente ser amable, deje de mirar a todo el mundo como si fuera a matarlos con la mirada»

«¡Eso no es verdad! ¡Nunca hago eso!» exclamó ella con un desagrado evidente que me hizo reír a carcajadas mientras que ella me miraba incrédula.

«No, no es evidente...Así como no es evidente que es lo que está intentado hacer en este momento» dije después de haberme calmado «De hecho creo que ni siquiera usted misma se da cuenta»

«¿De qué no me doy cuenta?»

«De esto» sonreí acercándome a ella para cogerla del brazo y llevarla ante el espejo, la solté justo delante para que pudiera ver su propio reflejo en el cristal «casi siempre tiene esa mirada oscura cuando mira a alguien que no sea Henry» y me gustaba pensar que conseguía borrarla cuando me miraba a mí, aunque no estaba segura. Si me equivocaba y ella decidía no verme ni en pintura, estaba segura que no lo soportaría, comenzaba a apreciar de verdad todos esos momentos pasados con ella y Henry, tenía la sensación de tener una familia por primera en mi vida.

«¿De verdad tengo siempre esta cara?»

«A veces no, a veces consigue borrarla y sonreír y créame, le sienta mucho mejor»

Pero ese momento tuvo que pararse cuando el timbre del horno sonó abajo.

«Voy a sacar las pizzas, mientras, piense en lo que le he dicho»

«¿Y...sobre...Henry?»

«Hablaré con él, aunque piense que es la reina malvada, no tiene que hablarle de esa manera»

«No está obligada a hacer esto, ¿sabe?» me respondió mirándome con sus ojos oscuros.

«Lo sé, pero lo hago porque pienso que es lo correcto» sonreí antes de salir de la habitación dejando sola a la morena.

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