-Hace un frio endemoniado, más que en invierno Marinette...
-Por favor, no digas que tienes frío porque me da frío...-expresó la azabache mientras veía a su novio congelarse.
-Por favor, podrían controlarse, estoy teniendo frió gracias a ustedes...-Nella expresó molesta mientras se acurrucaba en los asientos del Aeropuerto de Cuzco.
Su hermana Krysti habia salido a conseguir un taxi y debido al mal clima que habia los Franceses estaban sufriendo mucho con el frio, si, estaban pálidos de tanto frío mientras que Nella se mantenía quieta para guardar su calor. Pero le era inútil.
Tan inútil que por un momento creyó que sus huesos se romperían por el intenso clima helado. Nella rebuzno cual burro y luego se sacó la casaca , sus labios rojos por el frío comenzaban a volverse levemente morados. Se la puso a Adrien y Marinette para que se abrigaran y luego caminó hasta la estantería de la cafetería del Aeropuerto de Cuzco. Pidió un café expreso, se sentó en la barra y comenzó a beberlo.
Un trago tras otro, se lamió los labios cuando pudo oírse así misma cuando era pequeña, recuerda que su madre las llevaba de pequeñas a Cuzco , jugaban por horas con las llamas y luego se dormían en el granero de la casa de la Abuela. Estiró sus manos hacia el techo estirándose, haciendo sonar los disco de su columna, se dobló el cuello y luego hizo circulo con los hombros. Ya estaba lista.
-Marinette... cuando estemos en Francia, quiero que nos casemos. De una manera sencilla...-movió su cabeza de un lado a otro- Solo personas que conocemos... gran multitud nos traerá problemas..
-Eso mismo pensé yo ahora mismo...-comenzó a ver alrededor. Las personas se aglomeraban y hablaban de una manera que no entendían. Se quedarón ahí hasta que Nella y Krysti volvieron.
-Come on, blond french... -Nella se tomó de la cintura, miró a todos lados- Too many people in one place, this is boring ...
-Podrías hablar en español. No estoy entendiendo nada de lo que dices....-Se sobó la mejilla con algo de desesperación.
-Estoy hablando de esta manera para espantar a las personas, deberías saberlo...-Marinette rió cuando los cabellos de Nella se erizaron.
Adrien y Marinette se miraron y comenzaron a reír, si, se veía graciosa pero más que eso era su manera de hablar y reaccionar al lugar. Quizás, era algo problemático todo esto. Pero era algo necesario, cuando tomaron el taxi comenzaron a sentir el calor, pasearon por los lugares que les parecía totalmente rustico, como si se transportaran a siglos antes de que nacieran. La gran plaza por donde pasaron los dejó asombrado y una serie de personaje que observaron mientras el auto llegaba a su destino.
-Este lugar, es realmente hermoso...-expresó Marinette con los ojos brillosos. Adrien nunca la habia visto tan feliz como ese día.
-Uhmm, es hermoso y frio...-Adrien la acurrucó en sus brazos hasta que llegaron al hotel. Nella abrió la puerta para que salieran del Auto. Krysti fue la primera en entrar para ver si los cuartos estaban listos. Dos cuartos separados camas matrimoniales. Excelente elección.
La noche transcurrió rápido, para cuando menos se lo esperaban estaban en la ciudadela. Caminando entre los grandes muros de piedra que no parecían haber sido movidas por el hombre, sino por una clase de maquina. Supuso entonces Adrien que al no ver maquinas en esa época utilizaron algún tipo de táctica para colocar las piedras de una manera tan armoniosa.
Marinette tocó las paredes, lizas, bien cuidadas. Comenzó a correr y se escondió de Adrien, caminó por todos lados, caminó hasta volverse a encontrar con la mirada esmeralda de Adrien. Sonrieron y se tomaron de las manos, se abrazaron con necesidad y luego se besaron con amor. Marinette sentía que cada minuto con él era una bendición, quisiera quedarse así por siempre, haber sufrido en la preparatoria solo la hizo apreciar todo lo que tenia ahora, lo amaba y él la amaba con la misma intensidad de mil soles.
-Quisiera que esto durara para siempre...-expresó Marinette abrazándose fuertemente a Adrien- Estar así, en esta quietud infinita, aquella que solo tengo en tus brazos...
-Marinette, yo quisiera simplemente que el tiempo se detuviera y no corriera más para que todo esto sea una eternidad... Una que solo nosotros podamos vivir... -expresó Adrien apretándola a él con dulzura.
"No quiero que esto acabe "
Nella se encontraba sentada sobre uno de los muros, observaba la inmensidad de Cuzco, de las ruinas, de lo que podía ver en su radio ocular. El viento chocó sobre su rostro y entonces dijo que era hora de regresar. No podían estar más en este lugar. Cuzco y la melancolía no se podían mezclar. Se paró sobre el muro y saltó hasta estar detrás de ellos. Krysti tomaba fotos de ellos juntos, se veían tan lindos. Como para portadas. Con los ojos brillosos fotografió a su hermana y luego todo lo que transcurría.
-Debemos regresar...-expresó ella sonriendo a medias- No es un lugar donde deban estar tristes...
-No estamos...-La mirada de la mujer peruana fulminó a la de Adrien- Queremos...
-No es sobre lo que quieras, es sobre lo que debes hacer. Deben casarse en Francia, luego, podrán pasear todo lo que deseen...
-Pero, amamos este lugar.. queremos saber más de él....-expresó la azabache con cierto toque de molestia por lo expresado por Nella. Acaso ¿No lo sabía? Ella quería experimentar todo.
-Fiorella encontró a su hija...-expresó Nella con la cabeza gacha- Es decir... el cuerpo de ella en el maletero de un auto calcinado...
-Fiorella...-Adrien se atragantó con su propia saliva antes de pensar en lo que podría estar sintiendo su amiga, su hermana, esa persona importante en la vida de su padre y la suya misma.
-¿Cuándo sucedió? - Krysti bajó la cámara fotográfica, apretó las manos y luego sonrió evitando el llanto. Si, había sucedido hace un par de días, los días en que ellos recién pisaban la tierra del sol de los incas.
-Hace dos días...-dijo ella mordiéndose los labios, era sensible, demasiado sensible con este tipo de cosas- Fiorella nos pidió que no les dijéramos nada pero hasta ahora no vimos lo injusta que era esa decisión para ustedes...
-Supongo que quieren que los lleve al Aeropuerto...-Adrien asintió mientras Marinette lloraba a cántaros, como no podría dolerle eso si era la chica con la cual había compartido un buen tiempo de convivencia
-¿Acaso no lo ves? Nos ocultaste información preciada para nosotros, queremos servirle de apoyo a Fiorella y tu... nos has retrasado...
-Ella sabía que su hija aparecería muerta, ella misma me lo dijo y Antonella lo dijo también...-apretó los puños Nella mirando a Adrien- Deben irse ahora mismo...
Marinette comenzó a correr junto con Adrien, se subieron al primer Taxi y cuando llegaron por sus cosas, estaba todo listo para que el avión despegara, los boletos, los equipajes, todo estaba en orden. Solo les quedaba esperar unas 17 horas para llegar a Francia y poder estar a lado de Fiorella. Quizás incluso le faltaban más horas por viajar pero ellos necesitaban estar con su amiga, eran después de todo su único apoyo muy independientemente de Ali.
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Fiorella se encontraba en un estado deplorable, no era fácil afrontar tal situación. Nunca una madre está preparada para ver partir a un hijo, jamás, pero ella debía demostrar lo contrario. En algún momento pensó que su hija estaba viva y la llamaría mamá mientras corría a sus brazos. Pero el padre de la muchachita era una maldita escoria. Venganza o no, ella ya no estaba a su lado y estaba perdiendo poco a poco las ganas de vivir.
-Mi hija.... No... RossMary, No...-los alaridos medios ahogados de Fiorella retumbaban en las paredes de la habitación donde era velada el cuerpo de la que era su hija.
-Lo siento mucho, no sabíamos que esto...-Gabriel intentaba consolarla mientras que Félix miraba desde una esquina el ataúd de la que fue su amiga.
-Mi niña, tenía apenas 6 años, ella no merecía morir en esto....
-Nadie merece morir, la muerte llega y nos toma entre sus manos...-expresó Gabriel acariciándole la cabeza- Pero ahora está en un lugar mejor, en uno donde realmente pueda hacer lo que ella desee...
-Mi niña, era tan linda...
-Lo sentimos por ti... -expresó María Antonella meciendo a su bebé en brazos. Su esposo Shihiro la tomaba de los hombros, quería reconfortarlos a todos pero no sabía cómo.
-Espero que ... encuentre la paz... - expresó el esposo de Antonella tocando el Ataúd con suavidad, como esperando sentir el milagro de la vida nuevamente. Pero, no, se sentía la enorme tristeza de perder a alguien amado.
-La amaba... - Fiorella se abrazó al ataúd con fuerza mientras intentaba no gritar de dolor, pero era imposible, su fortaleza no le ayudaba mucho esta vez.
Lejos de poder sostener una conversación si llorar, Fiorella intentaba no gritar mientras hablaba. ¿Cómo fue que su hija terminó así? Su hija fue noble y terminó por dar su vida por sus dos pequeños amigos y eso demostraba lo valerosa que había sido. Increíblemente estaba siendo velada, no cabía la menor duda que el padre de Rossé Mary o RossMary era una escoria.
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En la casa cerca a un río, en Japón se encontraba una niña jugando con algunos insectos que había encontrado durante la expedición en el Jardín. Una niña de tez trigueña, cabellos cafés y por supuesto una mirada color esmeralda tan intensa como el color de los pastizales. Rió cuando uno de sus bichos luchaba por sobrevivir.
Su padre vino a su encuentro pasando por el pasaje, aquel donde se podía apreciar unas cuatro puertas corredizas típicas de las casas antiguas de Japón. Una de las puertas se abrió y salio una mujer de avanzada edad. Lo acompañó hacia donde estaba RossMary y luego llamó su atención para que lo observara.
-Mary...-dijo sonriendole Chao a su pequeña niña- Ya mamá no nos molestara jamás. Está Feliz haciendo su vida con Ali y se ha encargado de organizar tu entierro...
-Entierro...-expresó Rossé soltando todo sus bichos - Pero yo no estoy muerta...
-Pero ella ha enterrado sus recuerdos sobre tí, está más que claro que no quiere verte...- la abuela habló con ternura, como si eso fuera algo que se dijera con ese tipo tono de voz.
-Mamá no sería capaz de olvidarme, mamá puede hacer cualquier cosa, menos reemplazarme por Ali...-expresa ella abrazándose a sí misma, como para no creerlo. Le duele el corazón, se le seca la garganta y mira a todos lados, claramente no está bien, necesita muchas cosas ahora mismo- Necesito... a mi madre
-Tu madre está en tu funeral... no quiere volver a verte, me lo dijo directamente a la cara... lo grabé para que quedara constancia de su deseo...
El televisor se encendió , la voz de su madre, el rostro de su madre, la mirada fria de la misma observando la cámara. Su padre comenzaba a hablar de las innumerables razones por las cuales debería ella regresar con él. Pero ella parecía no hacer caso, negó con la cabeza y se cruzó de brazos.
-Mi hija está muerta para mi, ella no vive... vi su cuerpo calcinado, vi su ropa quemada , no caeré en tus estúpidos juegos Chao...
-Entonces, no crees que haya posibilidad de que ella esté viva. No crees que puedo yo tenerla. Prefieres pensar que está muerta y no sucumbir ante mi...
-Prefiero honrar su memoria simplemente no cayendo en tu trampa. Necesito ser feliz y esto claramente me hace sentir todo lo contrario
-Entonces, prefieres dejarla morir...
-Ella está muerta, no solo lo digo yo, lo dice la ciencia...
-Eres tan estúpida, tu hija se decepcionará de ti....
-Si ella está viva, se que comprenderá por qué la estoy abandonando.
-Entonces, me quedaré con ella, con todo lo que devenga de su esfuerzo desde ahora. Atente a las consecuencias de escoger a alguien que ni siquiera te merece...
Los dientes de Rossé Mary rechinaron con fuerza, su padre juró que había visto esa mirada antes en su madre y definitivamente no era un sentimiento muy bueno el que provocaba tal expresión.
-Que esperas que hagamos ahora -dijo finalmente Chao cruzándose de brazos mientras su hija era consolada por su madre.
-Haré sufrir a FIORELLA BARTOLINI... por todo el daño que me está haciendo...-expresó con determinación. Apretó las manos y se levantó. Una niña prácticamente de 7 años con pensamientos de grande.
Se levantó, aplastó a los bichos y se retiró de la sala, como si fuera una adolescente, caminó hasta su cuarto, se tiró a la cama y cerró los ojos para evitar pensar en lo que había escuchado y visto. Su madre la había dado por muerta, la había dejado sola. Su padre tenía la culpa, no, su madre la tenía. ¿Quién tenia la culpa?
-Los dos... - se respondió así misma. Pero también comenzó a oír una voz, algo que le decía que se callara.
Cerró los ojos, miró dentro de si misma y logró ver lo que le estaba hablando. Era ella, con una sonrisa, mirando sus uñas y sentada sobre la rama gruesa de un árbol. Se quedó observándola por un momento. Acaso podía verse en su cabeza. Todo lo que aconteció era nuevo para ella.
-Entonces mamá nos ha dejado a la de Dios... -expresó la niña que estaba sentada en la rama gruesa.
-Mamá no tiene toda la culpa... Mamá hizo lo mejor que pudo y aunque me ha hecho daño, espero que sea feliz...
-Eres algo tonta, Rossé, tu madre nunca te quiso. Si te hubiera querido ¿Crees que te hubiera dejado? Ella ha dejado que todo esto nos consuma, prefirió a Ali que a ti, eres realmente tan lamentable.
-Eso es totalmente una mentira....
-Eso no será posible... Lo siento mucho...
Rossé estaba dormida, lo suficiente como para no sentir el pinchazo de una aguja, aquella que en su interior tenía una de las más potentes drogas. Pero, ¿Por qué? ¿Por qué tan pequeña? ¿Acaso había una razón?
-Lo siento hija, pero es la única solución... para que mis palabras lleguen a ti... debo ponerte esto... por favor, Odia a tu madre...
La niña dentro de su cabeza, aquella que la llamó tonta pronunció lo último que dijo su padre.
-Odia a tu madre, con todas tus fuerzas. Fiorella debe morir....
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Marinette corrió por el pasaje que daba a la sala del Aeropuerto, los vuelos se anunciaban para despegar mientras ella corría con todas sus fuerzas al igual que Adrien. Las maletas los esperaban y el taxi estaba listo para que los llevara a donde Fiorella. Un largo día tardaron y a lo único que alcanzaron fue a ver el ataúd de Rossé metido al horno para ser carbonizado mientras Fiorella lanzaba alaridos de desesperación.
-Lo sentimos tanto por ti Fiorella...-expresó en susurro Adrien mientras tomaba los hombros de Marinette.
-No quise que esto pasara...-dijo Marinette soltando una lágrima tras la emoción del momento.
Fiorella apenas y quería escuchar las voces de los demás, era demasiada presión para ella y Ali lo sabía. Intento desesperadamente acercarse al horno y sacar el cuerpo de su hija pero era demasiado tarde, las llamas habían alcanzado la temperatura perfecta para ella ahora fuera cenizas.
-Ya no está, Fiorella. Tu hija, mi hijastra, ya no está...-dijo Ali sosteniendola de las muñecas. Terminó por desmayarse, como para no creerlo.
Adrien y Marinette corrieron hacia ella, desde ese momento pasaron exactamente dos meses para que sucediera el acontecimiento mas hermoso que pudo haber pasado en su vida.
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-¡ Hoy es el gran día Alya! - sonrió Marinette cuadrando la cámara para que Alya observará su vestido - No es hermoso, hoy me casaré con él , al fin me casaré con Adrien...
Los padres de Marinette terminaban de arreglarse, ya habían enviado los bocaditos al lugar pactado con el Señor Agreste, La pequeña Bridgette también se arreglaba en el cuarto de su prima para poder verse lo más radiante posible. Y ¿Por qué no? Félix iría al gran evento del años con toda la familia Agreste.
-Yo iré con los anillos...-dijo Bridgette tomando la almohada y la cajita- Soy la dama de honor...
-Oh, la dama de honor más hermosa del mundo mundial... -Expresó Alya desde el teléfono. Alya parecía aun no estar lista, quizá ella no vendría a la boda.
-Perdoname por no ir a tu boda, estamos en Hollywood y Nino no quiere perder su trabajo como director. Pero no se preocupen, estaremos en cuanto podamos con ustedes- la cámara se apagó y la videollamada se cerró de inmediato. Marinette sentiría la ausencia de Alya.
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Los invitados entraban a la boda Fiorella ocupaba una de las primeras filas en la Iglesia y muy escondida, una Alya vestida de blanco esperando a que el novio apareciera. Cuando finalmente el rubio hizo su aparición con su traje blanco, Alya rió. Nunca había visto a Adrien con un traje blanco puesto, parecía ser simplemente una mancha blanca entre todos los hombres. Se acercó lentamente por su espalda y le propinó un fuerte abrazo.
-Alya... estás aquí. Es un gusto recibirte, despues de tanto, tanto, tanto tiempo de no vernos... -sonrió Adrien abrazándola con fuerza mientras le daba vueltas en su eje. Vaya , que grata sorpresa se estaba llevando el día de hoy.
-No podría perderme su boda, somos amigos, desde siempre. No podía fallarles...
-Bienvenido al mundo de los casados...-expresó Nino desde unos metros de distancia. El brillante anillo de oro que llevaba en una de las manos hacía referencia a la boda simbólica que tuvo con Alya- ...Desde ahora eres hombre de familia, tendrás hijos y podrás hacer lo que desees... es una nueva libertad con límites...
-¡Nino! Deja de meterle miedo a Adrien o terminará dejando a Marinette en el altar...
-Jamás la dejaría solo por lo que Nino hiciera ese tipo de comentarios, aunque debo admitir que estoy ansioso por verla en el altar....
-¡Ahí viene la Novia! - Las damas gritaron fuerte acomodándose ansiosas en sus asientos. Nino y Alya se ocultaron en la primera fila y cuando Marinette llegó al altar , giró su cuerpo y los pudo visualizar. Las lágrimas cayeron, incontenibles, los sollozos de la novia apenaron a los padrinos.
Nino y Alya, sonrieron desde lejos y aplaudieron cuando Marinette bajó del altar para abrazarlos, con fuerza, antes de que el padre ingresara. Solo le tomó dos minutos para dar inicio a la ceremonia. Su largo vestido blanco la hizo caminar con cuidado, para no pisarlo y caer. La marcha Nupcial marcaba el paso que daba la dama de honor con los anillos y a lado de ella Félix que miraba con seriedad a su hermano y este le devolvía la mirada con la misma intensidad.
Marinette y Adrien se quedaron mirando, escuchaban lo que decía el padre con atención. Estaban tan ansiosos que a penas y podían pronunciar los votos, terminaron riendo el uno del otro hasta que tocó el momento de ponerse los anillos.
-Yo, Adrien Agreste, te entrego a ti este anillo en símbolo de nuestra unión, para con esto tengas plena conciencia de que estaré contigo en las buenas, en las malas, en la salud , en la enfermedad y hasta los últimos días de mi vida... -se inclinó hasta Bridgette, cogió la mano de la bebé y la besó. Tomó la cajita, la abrió y tomó el anillo que iba a ir en la mano de ella. Se lo encajó perfectamente mientras veía a Marinette morder su labio inferior.
-Yo, Marinette Dupain-Cheng, te entrego a ti este anillo en símbolo de nuestra unión, para con esto tengas plena conciencia de que estaré contigo en las buenas, en las malas, en la salud , en la enfermedad y hasta los últimos días de mi vida... - Marinette cogió al final el anillo y con esfuerzo hizo que entrara en el dedo de Adrien.
-Entonces , no tengo nada más que decir, quedan casados por la voluntad de Dios y que solo por tu voluntad sean separados...
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Tres largos meses pasaron desde que la familia Agreste Dupain-Chen comenzaron a vivir juntos. Era apenas martes 24 de Diciembre por la tarde y Marinette esperaba ansiosa la llegada de su amado esposo. Por alguna razón este se estaba tardando. Cuando llegó , se lanzó a sus brazos, lo beso, le acarició el rostro y sonriendo de oreja a oreja dijo lo que al menos, para Adrien era como valsamos para los oídos.
- Vamos a tener un hijo.... Estoy embarazada....-sonrió ella entregándole la prueba de embarazo que de inmediatamente él botó al suelo, ella iba a tener un hijo de él y eso a él le encantaba.
-Eres la mejor, te amo...-dijo él abrazándola con fuerza- Tengo algo que decirte también....
-Dime , ¿Qué es lo que tienes que decirme?...
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SOLO RECUERDOS DE TI