Hermione lo miraba esperando que él dijera algo. Él la miraba fijamente, estaba callado, aún tenía las manos en las bolsas, y llevaba unas tremendas ojeras, como lo había notado anteriormente. Pero el tenerlo ahí frente a frente, no estaba siendo tan fácil como ella había pensado. Habían recorrido un largo camino desde que eran dos chiquillos peleando en el colegio, desde el día en que se volvieron a encontrar después de la guerra. Nadie hubiera podido adivinar que ellos hubieran terminado juntos. De hecho habían causado mucho revuelo con la noticia la primera vez. Pero de alguna manera él seguía ejerciendo un poder desconocido sobre ella, una atracción inexplicable, un magnetismo. Debería irse de ahí, no pedirle ninguna explicación, demonios, no le debía nada, aún y cuando la había cuidado en su estado de ebriedad, le había hecho tanto daño que no se podía considerar que le debía un favor. Sin embargo ahí estaba, pegada al suelo, con el corazón desbocado, como le ocurrió aquella vez...
Cuando la guerra terminó, Hermione no podía sentirse tranquila. Muchos habían muerto en el proceso, y aunque habían ganado, esas pérdidas serían irreparables. Fred, Lupin, Tonks, tantos otros, compañeros de la escuela, gente inocente. Sin embargo, ella había logrado proteger a sus padres, o al menos, eso esperaba. Ahora ya podía dedicarse a buscarlos y tratar de devolverles sus memorias sobre ella. Sin embargo eso había sido más difícil de lo que había pensado. Para empezar, ellos se habían mudado de su casa, sin dejar evidencia de a dónde irían, y aunque Hermione tenía algunas ideas, ideas que compartió con los aurores encargados de buscarlos, no parecía que fueran a aparecer pronto.
Ella comenzó de inmediato a reconstruir su vida. McGonagall le ofreció la oportunidad de terminar sus estudios, lo cuál aceptó gustosa, pensando en que volver a Hogwarts le ayudaría a distraerse, además de que quería cerrar ese ciclo, y necesitaba prepararse para sus E.X.T.A.S.I.S., aunque Ron y Harry no volvieron con ella, Ginny fue su fiel compañera ese año, y juntas cursaron su último año de educación y se graduaron en Hogwarts. Un año había pasado del final de la guerra. Un año y aún así no había señales de sus padres.
Harry le había ofrecido irse a vivir con él a Grimmauld Place al graduarse, pero por otro lado, Ginny le había propuesto que se fueran a vivir juntas, a un departamento alquilado, donde pudieran ser independientes, lo cuál le pareció a Hermione mejor idea, por lo que aceptó.
Ella comenzó a trabajar de inmediato en el ministerio, donde fundó un departamento que legislaría en temas de derechos de criaturas mágicas, lo cuál era su primer objetivo en muchos en su lista para hacer del mundo mágico un lugar más justo para todos. Sin embargo, a veces pensaba que la única razón por la que la habían dejado fundar dicho departamento en el ministerio, era por ser quien era, Hermione Granger, heroína del mundo mágico, no porque realmente les importara el tema. Tenía un presupuesto sumamente apretado, nada de ayuda, y siempre que sacaba el tema a colación en las reuniones, la sepultaban en papeleo y no llegaban a nada jamás. Había demasiado que hacer y ni siquiera habían querido contratarle un ayudante, era demasiado para ella sola. Estaba a punto de volverse loca con tanto trabajo, Harry y Ron, que aún estaban en la academia de aurores, siempre le reclamaban que ya nunca tenia tiempo para ellos, Ginny que aunque vivía con ella, compartía el punto de vista de Harry y Ron, le decía que se iba a quedar solterona si no se daba tiempo de conocer a alguien, salir, hacer una vida de una chica normal de 20 años, algo. Pero eso estaba muy por debajo de las prioridades de Hermione.
Un día, el ministro la llamó a su oficina, le dijo que le tenía buenas noticias. Hermione pensó que su suerte comenzaría a cambiar, y se dirigió entusiasmada a la reunión. Había tenido razón, su suerte daría un vuelco de 180 grados, sin embargo, nunca imaginó lo que pasó.
- Señorita Granger, pase por favor, gracias por venir, tome asiento
- Gracias ministro, soy toda oídos
- Bien, me he enterado que ha solicitado en repetidas ocasiones que se le asigne un asistente en su departamento, pero como sabrá, el presupuesto del ministerio está un poco limitado con el asunto de las reparaciones de guerra y demás - Hermione asentía cortésmente, estaba segura que por fin le mandarían la ayuda que tanto había solicitado - sin embargo, he hecho algunos arreglos para concederle el apoyo que ha solicitado
"¡Bien, por fin!", pensó Hermione.
- ¡Muchas gracias señor! La labor que intento hacer es muy importante, en verdad me vendría bien la ayuda
- Bien, me alegro. Debe saber que quizá lo que le conseguimos no es el perfil que exactamente estaba solicitando, sin embargo, me acerqué al programa de servicios sociales para que le asignaran a su ayudante. Este chico es muy inteligente, en el pasado tuvo algunos problemas de actitud, pero ya lleva un par de años de servicio social en el mundo muggle y lo ha hecho muy bien. No hemos tenido quejas de conducta en todo este tiempo
"Oh no... definitivamente esto no es lo que esperaba, pero bueno, ayuda es ayuda y yo estoy desesperada" pensaba Hermione tratando de no perder su sonrisa cordial mientras escuchaba al ministro, después de todo, no quería que pensara que era una mal agradecida
- Creo que ustedes harían un buen equipo y que usted sería una influencia sumamente positiva para él y para su rehabilitación. De hecho, creo que se conocen
- ¿En serio? ¿Quien es? - dijo ella cordialmente, pero comenzaron a presentir peligro...
- El señor Malfoy. Draco Malfoy
Hermione se quedó helada. Abrió mucho los ojos, la boca, y comenzó a sentir un escalofrío. ¿De dónde sacaba este hombre que ellos iban a ser "un buen equipo"? No podía ni estar segura que no terminarán sacándose los ojos en la primera semana
— Mire se que ustedes no eran amigos ni nada por el estilo — "y que lo diga" pensó ella recordando — pero el chico tiene una sentencia de servicio comunitario que cumplir y... bueno no muchos están dispuestos a recibirlo para trabajar con ellos, sin embargo creo en segundas oportunidades, creo que se le debería dar la oportunidad, después de todo es sólo un chico que se vio inmiscuido en una guerra, en el lado malo de ella, justo como usted, por eso creo que quien más lo puede comprender es usted, además, le repito, se que será una influencia positiva para él. Entonces, ¿le parece que se lo envíe el lunes?
A ella le pareció que no iba a poder negarse. Además le pareció injusto que nadie quisiera trabajar con Draco, digo, él era horrible pero era cierto, era sólo un chico, merecía una segunda oportunidad.
— Está bien — dijo con una sonrisa fingida
A Hermione siempre le había encantado su trabajo. Siempre se levantaba con mucho entusiasmo, llegaba temprano, y comenzaba su día. Este lunes era diferente. Sentía que iba rumbo al matadero. Se le había hecho tarde, caminaba arrastrando los pies, no había podido dormir, por tanto tenía ojeras como de un panda. Abrió la puerta de su oficina y encontró al ministro con el diablo en persona. Si... ese era el demonio encarnado. Draco Malfoy. Sólo que más alto. Más fornido. Más maduro. Su expresión estaba relajada, no había perdido su porte elegante y aristocrático, sus ojos grises la atravesaban mientras la miraba con indiferencia. Bueno, el buen libro decía que el diablo sería atractivo... por fuera... ella lo conocía demasiado bien para dejarse engañar.
— Señorita Granger, justo como lo platicamos el viernes, le dejo con su nuevo compañero, el señor Draco Malfoy
— Granger — dijo él con su voz profunda y grave, que seguía arrastrando las palabras, pero sin embargo no veía más odio y desdén, sólo indiferencia
— Malfoy — contestó ella dando un leve asentimiento con su cabeza
— Bien, los dejo para que se pongan al día — y dicho esto, salió
— Escucha Malfoy, lo que hago aquí es importante, necesito mucha ayuda y sin embargo estoy atascada aquí contigo, por tanto, no tengo paciencia para tus estupideces, espero hayas madurado un poco y no me des problemas o no dudaré en reportarte y no te darán la liberación de tu servicio, ¿oíste?
— Hay cosas que no cambian ¿verdad? Eres tan simpática como te recordaba
— Y tu tan patan como te recordaba. ¿Podrías dejar de lado nuestra vieja rivalidad y madurar un poco? Hablo en serio. Ahora, comenzaremos por acá, ven — y dicho esto lo puso al corriente sobre todos los pendientes que tenía.
Él la siguió en silencio, la miró como si estuviera loca cuando ella le preguntó si no tomaría notas, pero al parecer había entendido todo bien y trabajaba rápido y en silencio. Era muy extraño. Al cabo de un par de días apenas y habían cruzado palabra. Era una calma extraña. Muy extraña.
Pero un día, se encontró rodeada de un par de secretarias con las que ocasionalmente iba a comer. Eran buenas chicas, pero a veces le recordaban demasiado a Parvati y Lavender
— Y ¿qué tal te va con tu compañero?
— ¿Con Malfoy? Bastante bien de hecho, no es como pensé — dijo con sinceridad
— Waaa lo sabía! Siento que ustedes despiden una tensión sexual tremenda
— ¡¿Qué?! — dijo ella indignada
— Es que es tan guapo... eres tan afortunada
— ¿De qué demonios hablas?
— Oh vamos, Hermione no finjas que no lo sabes, además ¿no me digas que no era tremendamente popular en el colegio?
- Emm, pues popular no es la palabra que yo diría, más bien, digamos que se encontraba entre los chicos más guapos del colegio - dijo ella recordando como cuando a alguien se le ocurrió esa idea en el colegio inicialmente la habían mirado como si estuviera loca, aunque eventualmente todas acordaron que aunque era un odioso, si era bastante atractivo
- ¡Ya ves! ¿y aún así dices que no eres afortunada de trabajar con él?
- ¡Absolutamente no! - por alguna razón se había comenzado a poner nerviosa - dije que era considerado de los más guapos, no que no fuera un dolor en el culo todo el tiempo
- Oh bueno, ¿qué tan malo puede ser? Yo siempre lo encuentro tan callado...
- Eres afortunada, cuando estábamos en la escuela JAMAS estaba callado y todo lo que salía de su boca no eran más que sapos y culebras
- ¿Qué? - ups, dicho muggle
- Es un dicho muggle, significa que sólo hablaba cosas negativas ¿entienden? insultos, burlas, intrigas, cosas así. Creo que jamás de los jamases lo escuché decir si quiera un comentario neutral, ya no digamos algo bueno...
- Si bueno, pero tienes la oportunidad de convivir con él ahora que ya ha madurado. Ya sabes que los hombres son idiotas, trogloditas e inmaduros hasta que llega un punto en que pueden comportarse, y entonces, si se ven así como tu compañero Malfoy... Merlin... que afortunada - repitió Sarah
- Bueno supongo que algo debió haber madurado ya... — reflexionando detenidamente, él ya no era tan molesto como en el colegio, era cierto, ahora era callado, misterioso...
- ¡Lo ves!
- Pero no por eso voy a invitarlo a salir Loraine — dijo reaccionando
- Pues deberías, harían una muy bonita pareja Hermione, tu eres bonita y mereces que un chico te haga feliz y creo que él sí que podría arrancarte una sonrisa o dos si se lo propusiera
- Lo único que Draco Malfoy querría arrancarme Sarah sería la cabeza, si pudiera, pero soy demasiado lista para él — dijo ella rodando los ojos
Ambas chicas rieron y ella salió de ahí. Iba reflexionando sobre la plática con las chicas ¿él realmente había cambiado? ¿Qué tanto? Cuando entró en su oficina, casi se le sale el corazón del susto. Él estaba ahí, recargado sobre el escritorio con los brazos cruzados sobre el pecho, y cuando ella dio un salto y un respingo por el susto, él sonrió de medio lado.
Y a ella no paraba de latirle el corazón... lo había atribuido al susto pero tiempo después, tuvo que reconocer que esa había sido su primera pista de que él le atraía, aún en contra de su voluntad...