AMBER ©

By TRomaldo

8.7M 469K 134K

Aaron Foster nunca supo en qué momento las cosas cambiaron con ella. Empezó siendo solo un juego para él, bes... More

AMBER
Prólogo
CAPÍTULO 1: Primera vez
CAPÍTULO 2: Promesas
CAPÍTULO 3: Odiosa diversión
Capítulo 4: ¿Interesado, Aaron?
CAPÍTULO 5: La primera fiesta
CAPÍTULO 6: Discusiones
CAPÍTULO 7: Expectativas equivocadas
CAPÍTULO 8: Tensión
CAPÍTULO 9: Los amigos de Megan
CAPÍTULO 10: ¿Verdades?
CAPÍTULO 11: Una fiesta cualquiera
CAPÍTULO 12: Hermanos Bradford
CAPÍTULO 13: Chantaje
CAPÍTULO 14: Auto sabotaje
CAPÍTULO 15: ¿Celoso?
CAPÍTULO 16: ¿Amigos o enemigos?
CAPÍTULO 17: Corazones rotos
CAPÍTULO 18: Volver a verla
CAPÍTULO 19: Amber y Trent
CAPÍTULO 20: Jane
CAPÍTULO 21: Fuera de lugar
CAPÍTULO 22: Cogorza
CAPÍTULO 23: De verdad y dolores
CAPÍTULO 24: Secretos
CAPÍTULO 25: Descubierto
CAPÍTULO 26: De encuentros y juegos
CAPÍTULO 27: ¿Juegas?
CAPÍTULO 28: La última noche
CAPÍTULO 29: Es Marcel
CAPÍTULO 30: Problemas
CAPÍTULO 31: Tú, nada más
CAPÍTULO 32: Emily Prescott
CAPÍTULO 33: La familia de Aaron Foster
CAPÍTULO 34: Revelaciones
CAPÍTULO 35: ¿Estás dispuesto?
CAPÍTULO 36: ¿Aaron o Marcel?
CAPÍTULO 37: Adiós
CAPÍTULO 39: Verte de nuevo
CAPÍTULO 40: El amor
CAPÍTULO 41: No podría odiarte
CAPÍTULO 42: Cómo intentar olvidarla, por Aaron Foster
CAPÍTULO 43: Confesión
CAPÍTULO 44: ¿Eras?
CAPÍTULO 45: Final
EPILOGO
Último anuncio.

CAPÍTULO 38: La decisión correcta

83.1K 5.5K 1.4K
By TRomaldo

En cambio noL.P

La decisión correcta



Aaron había pasado tantos días pensando en cómo terminar con ella que lentamente empezó a, realmente, arruinar todo entre ambos. Se alejó de ella sin haberlo previsto y después de algunas cortas semanas estuvo callado, lejano a Amber. Apenas pasaban tiempo juntos y, si apenas, no conversaban como debían. Se veían a veces en las noches, cuando ella regresaba del trabajo y Aaron se pasaba en cualquier lugar menos cerca de ella.

La evitaba. Intentaba no verla ni tenerla cerca porque le dolía en desmesura ver aquellos preciosos ojos y aquellos suaves labios que no volvería a probar. Hasta aquella última y jodida noche de la que se arrepentiría para siempre. Después de largas noches e interminable semanas, acababa de llegar otra noche a altas horas de la madrugada. Entre en silencio y fue cuando entró a su habitación cuando la vio sentada al borde de la cama, los ojos ojerosos y los párpados temblando del cansancio. Se veía tan cansada que su pecho se estrujó dolorosamente al ver el atisbo de preocupación y tristeza infinita que los ojos marrones de Amber tenían.

No supo qué hacer por lo sorprendido que se quedó al verla poniéndose de pie con firmeza, claramente molesta cuando acortó la distancia entre ambos y lo apunto seriamente con el dedo índice, el rostro sonrojado de la molestia y los labios presionados en una fina línea recta.

―Quiero que me digas, Aaron Foster, ¿qué diablos está sucediendo? ―preguntó exasperada―. ¡Son las cuatro de la madrugada!

Aaron bufó y tragó en grueso, reuniendo todo su valor para mantenerse frío e inexpresivo. Necesitaba mantenerse completamente indiferente si quería terminar aquello. Todo era por ella, para hacerla feliz y que tuviera aquella familia sin discusiones ni peleas por terceros, por culpa suya. Y aun así le resultaba imposible. No tenía idea de cómo iba a hacer aquello sin hacerle daño ni, mucho menos, rendirse a ella por completo una noche más.

―Tenía cosas que hacer. ¿Tienes algún problema con eso? ―La retó―. Mira, realmente estoy muy cansado para esto ―murmuró con sinceridad―. Dejemos esto para mañana.

Con todo su corazón, con todo lo que sentía por ella y todo aquello que era capaz de hacer por su bienestar, deseó internamente que aquella fuera realmente la manera correcta de hacer las cosas. Quiso estar convencido de estar tomando la decisión correcta por ambos y no estar arruinándolo todo, por el contrario.

No

La tenía allí mismo, en frente suyo y aquel le resultó ser el momento más oportuno de terminar con aquello. Pero no siquiera lo pensó. Sólo dejó que las palabras salieran de él de la manera más fría que pudo. Tenía que mantenerla lejos de él.

―Esto no se trata de si estabas ocupado o no. No es la primera vez que pasa esto. Quiero decir, has estado viniendo demasiado tarde todos estos días ―empezó a decir ella con firmeza y molestia, de pie frente a él furiosa―. Me evitas y apenas me hablas. Estoy harta de esto y quiero que me digas qué...

―Bien lo haré ―La cortó de manera repentina―. Estoy cansado de esto. Simplemente ya me aburrí de esto y creo que lo nuestro no tiene ningún futuro ―mintió con descaro, presionando la delgada sábana entre sus dedos mientras dejaba salir las palabras como veneno de él mientras, con su corazón deteniéndose con fuerza, la veía derrumbarse frente a él.

Giró el rostro sintiéndose aún más cobarde al saber que no podía siquiera verla de aquella manera. Se sentía tan miserable que realmente sintió su corazón romperse dentro de él en miles de pedazos. La quería tanto... ¿Cómo podía ser capaz de hacerle daño a alguien tan dulce como ella? ¿A alguien que le dio todo su amor y cariño sin dudarlo ni un segundo?

Sus pulsaciones se aceleraron bruscamente contra su pecho al sentir unas frías manos arropar su rostro de manera temblorosa pero firme. Amber tiró de él suavemente hasta que sus ojos se cruzaron con dolor.

―Eso no es verdad ―murmuró ella en un hilo de voz―. Yo te amo, ¿sabes? Si pasa algo, cualquier cosa, sabes que puedes decírmelo y lo resolveremos juntos, Aaron.

Aaron puso toda su fuerza de voluntad en tomarla de las manos y alejarla lo que le pareció necesario de él. No podía tenerla tan cerca y pensar con la claridad que debía en ese momento.

―No tiene sentido seguir cuando esto murió hace tiempo.

¿De qué hablas? ―rió ella, acercándose a él y tomándolo de las mejillas con firmeza, inclinándose para darle un suave beso en los labios que hizo a su corazón latir desbocado―. Nada a cambiado entre nosotros.

¿Por qué se lo ponía tan difícil?

―¿Lo ves? Todo sigue igual. Dime la verdad ―dijo Amber con desesperación―. Aaron, mírame a los ojos y dime la verdad. Sea lo que sea lo entenderé pero, no me mientas.

Sus ojos se cerraron una última vez y, tomando una fuerte inspiración, la contempló con una molesta sensación de vacío en el cuerpo antes de escurrirse de entre sus brazos.

―Amber, por dios, ¡basta! No quiero seguir contigo, y ya. Eso es todo, no te humilles más y acéptalo ―pidió desesperado.

Ella tembló a escasos metros de distancia de él en su corto pijama, abrazándose a sí misma. Con los labios entreabiertos, vio los ojos de Amber empañarse en lágrimas, un ligero pucho acunar aquellos labios que tanto adoraba. Se sintió tan vacío y miserable que, por un momento, quiso mandar todo a la mierda y correr a ella, abrazarse a su cintura y decirle que sólo quería verla feliz con aquello que ella siempre soñó. De hacerlo, Amber solo tendría más problemas con Marcel hasta el punto de, seguramente, separarlos aún más.

Y eso no quería.

―No me puedes dejar... sola... ―dijo la castaña con la voz rota―. Creí que yo te importaba.

"Y lo haces, amor"

No dijo nada más y salió de la habitación con un molesto nudo en la garganta. Quería tirar todo y gritar, arrancarse los cabellos y maldecir todo por haber arruinado lo que más quería con todo su ser.

Estaba tan acongojado que su corazón no dejaba de palpitar con fuerza en cada latido que rompía contra su pecho. Sentía sus ojos escocerle en demasía y, de pronto, todo a su alrededor pareció haberse desmoronado frente a sus ojos. Le dolió aún más de lo que creyó cuando la vio salir corriendo al baño entre sollozos. Apenas había conseguido lidiar el sueño en la habitación contigua. Y cuando despertó, lo primero que hizo fue correr a su habitación con la esperanza de poder verla ante él una vez más.

No la encontró en ninguna parte. Aaron apenas consiguió mantenerse tranquilo en su apartamento los días siguientes a aquellos en los que Amber Larousse no se presentó ninguna noche. Sentía enloquecer de la preocupación, sin rastros ni llamadas de ella por ningún lado. Daba vueltas por todos lados y la buscaba en cada rincón de la universidad. La conocía demasiado bien como para saber que no sería capaz de cometer una locura, pero, como fuera, los nervios y la infinita preocupación no pudieron con él hasta aquel sábado por la tarde cuando, después de darse una ducha helada, tocaron a su puerta

|...|

Amber Larousse levantó la mirada perdida al oír la puerta abrirse con fuera y rapidez.

―¿Puedo saber dónde te has metido? ―fue lo primero que oyó decir con molestia y preocupación en la voz, deseando con todas sus fuerzas abrazarla y mantenerla protegida entre sus brazos hasta que aquel torbellino se calmara en su interior.

Pero no dijo nada aún. Amber sólo le tendió una caja de llena de las pertenencias del muchacho en silencio. Él lo recibió algo sorprendido, sonriendo altanero hasta que vio lo que había dentro.

Se mantuvo callada, apoyada bajo el marco de la puerta con el pecho doliéndole mientras Aaron retiraba una pequeña caja aterciopelada.

―Amber, esto... Es tuyo― dijo con la voz ronca, tendiéndole la caja donde el collar de oro blanco, que alguna vez él le había regalado, yacía― Tómalo.

―Tú me lo diste― se encogió de hombros sin recibirlo― Pero es tuyo.

Frunció el ceño al ver cómo la mano de Aaron temblaba mientras le tomaba la suya y tendía la cajita en su palma. Levantó la vista hacia él sorprendida, su corazón latiéndole a mil por hora hasta que Aaron se alejó como si su contacto le quemara.

―Ahora es tuyo― murmuró él, evadiendo su mirada y fijándola nuevamente en la caja

―No, Aaron, tú...

―No quiero nada que tenga que ver contigo, entiéndelo

Aquello le cayó encima como un balde de agua fría. Tan helado y repentino que sintió su respiración detenerse con dolor. Su pecho aún le ardía cuando volvió a abrir la boca pero incapaz de volver a mirarlo.

―Supongo que entonces puedo recoger lo que es mío, ¿no? Quiero irme de aquí lo más pronto.

Si antes se sentía mal, ahora estaba peor. Las lágrimas le cosquillearon los ojos, un nudo en la garganta y su corazón latiendo tan lento que todo parecía un sueño.

―¿Qué? ―murmuró él anonadado, la voz destilando sorpresa ante aquella pregunta. Con los labios entreabiertos y el entrecejo fruncido, dejó las palabras salir a borbotones de su boca―: ¿Cómo que...? ¿Tan pronto? ¿Dónde vas a quedarte?

―¿Qué te importa a ti de todas formas? ―soltó ella con furia, encarándolo―. No pensaras que seguiré viviendo en tu apartamento después de esto, ¿o sí? ―Se burló.

Creyó sentirse victoriosa por haberlo dejado con la boca cerrada. Pero ver confusión y arrepentimiento en los ojos azules de Aaron la golpearon aún más.

―No había pensado en... eso.

―Como sea, no te interrumpiré mucho tiempo. Me iré en seguida y podrás librarte por fin de mi presencia.

Presionó los labios mientras asentía rápidamente, sintiendo una lágrima deslizarse por su mejilla mientras ingresaba a la habitación de Aaron que tantos recuerdos le traía. Le dolía tanto aquello que no le importó arrancar sus pertenencias de donde estuvieran y meterlas en su maleta. Recordaba haber llegado allí y, al contrario, haber desempacado donde sería su nuevo hogar con él dándole besos por doquier.

No podía creer que aquello estuviera sucediendo. Amber había creído que todo estaba tan bien entre ambos, que la ruptura le resultó como una bofetada, dolorosa y repentina. Amber estaba tan perdidamente enamorada de él que no podía creer cuando él le declaró que, prácticamente, estaba aburrido de ella.

―Entonces si... si hay alguna cosa más solo tíralo, no quiero volver a verte ―dijo mientras jalaba su maleta, ignorando que había estado él mirándola todo el tiempo bajo el marco de la puerta.

Y entonces, cuando sus miradas cruzaron, los ojos de Aaron relampaguearon sobre ella, o al menos esa fue su impresión.

―Amber...― susurró con la voz apenas audible, tan baja que no pudo reconocer lo descorazonado que fue cuando musitó su nombre.

Retrocedió un par de pasos, incapaz de detener el llanto, y la pequeña caja que tenía en la mano se lo aventó con furia y dolor a los pies de él. Ahogó un sollozo cuando la caja se abrió a los pies de él y dejó ver el hermoso collar que algún día se lo regaló. "Así nunca me extrañarás, princesa"

―Yo tampoco quiero nada que me recuerde a ti, Aaron.

Aaron Foster se agachó torpemente a coger el collar con el corazón hecho un nudo.Quería con todo su ser que se lo quedara ella. Porque que si aquello había acabado, al menos deseaba que jamás lo olvidara, que siempre lo recordara y lo guardara en su memoria. No quería que lo olvidara, eso no.

―Amber, por favor...― murmuró y se reprendió internamente por lo desesperado que se oyó―. Esto es tuyo.

Entonces estiró la mano, obligándose a tensar el brazo porque de lo contrario iba a temblar todo su cuerpo.

Pero Amber, entonces, pareció detenerse a observarlo fijamente, analizándolo lentamente.

―Espero no tener que verte jamás, Aaron

Y lo último que pudo ver con su corazón rompiéndose en miles de pedazos fue su cabellera castaña salir de su apartamento. Deberían golpearlo muy fuerte por hacer sufrir a un ángel como Amber.
Pero todo estaría mejor así, ella sería más feliz y eso era lo que importaba.

Cerró la puerta con fuerza, derrumbándose por primera vez en muchísimos años. Cerró los ojos ante aquella batalla que acababa de perder. Apoyó la espalda sobre la fría pared y se dejó caer con los ojos escociéndole como nunca antes. Con las manos en la nuca y la cabeza entre las rodillas, un par de furiosas lágrimas se deslizaron sobre sus labios. No podía creer que la había perdido para siempre. Que acababa de desaparecer cualquier oportunidad feliz entre ellos por su propia decisión.

Todo era por ella, se recordó una y otra vez con desesperación. Y él iba a quedarse allí, sólo en aquel lugar cuyo cada rincón le recordaría a ella para siempre. Sabía que sería un completo martirio quedarse en un lugar que tan doloroso le resultaba. Aaron Foster realmente deseó saber que había hecho las cosas de la manera correcta.

.

Buena semana todos;)

Continue Reading

You'll Also Like

735 127 35
Armando, tras obtener su título de ingeniero en Europa, regresa a su país con la ilusión de visitar la nueva hacienda de su hermano. Al llegar, descu...
128K 6.2K 33
SINOPSIS Ellos no pensaron reencontrarse 6 años después, ellos no sabían lo que iba a empezar desde el primer dia que se vieran, y ellos no pensaron...
2.5K 145 10
Bella, es una chica de 18 años que vive con su hermano mayor valentín, parece ser una chica completamente normal, pero lo que pocos saben es que a l...
216K 16K 27
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...