La mariposa recordará por siempre que fue gusano. ~Mario Benedetti
•••
—¿Dónde estamos? —pregunté.
Este lugar estaba oscuro y el edificio era muy viejo y descuidado.
Unas enormes rejas se divisaban a su alrededor. Sólo unas cuantas luces estaban encendidas, el resto era solo pura oscuridad.
Nos bajamos del Taxi y me ofreció su mano, más que para protegerme sentí que era algo que él necesitaba para sí mismo; así que me envolví en su brazo y le sonreí indicándole que para mí todo estaba bien. En la entrada del lugar había un gran letrero Staatswaisenhaus für Kinder und Jugendliche "Hand Gottes" que en español quería decir "Orfanato estatal para niños y jóvenes La Mano de Dios". Me quedé en Shock al leer esto, me imaginaba lo que venía. Pero no podía entenderlo.
¿Qué había del señor y la señora Heine?
—Willi y yo conocimos a Melanie,Gabriel y Esteban cuando yo tenía 8 años. Nuestros padres han sido amigos toda la vida, incluso antes de que ellos nacieran— comenzó a contarme. Su voz sonaba quebrantada— Te preguntarás entonces...o quizás no...¿Por qué vinimos a conocerlos a penas cuando teníamos 8 años?, la respuesta es fácil Salomé; sobre todo si estamos aquí en frente de este lugar....Willi y yo somos adoptados. Somos hermanos de sangre, sí. Pero no somos hijos de Saskia y Mark Heine, al menos no biológicos— tomó un respiro y abrió su boca para continuar pero no pudo articular palabra alguna. Sabía que esto para él estaba siendo difícil. Lo abracé con mucha fuerza. No sabía que decirle, no sabía que hacer para que se sintiera mejor nada más que abrazarlo y que sintiera que yo estaba ahí para él.
—Han encontrado una linda familia, Niklas— dije
—Hemos tenido suerte— asintió— Pero yo tampoco he sabido como comportarme—continuó— por naturaleza no soy una buena persona Salomé y a mis padres eso les ha costado. Saskia me ama como si hubiera nacido de ella, pero sé que los he decepcionado mucho— dijo.
—¿Cómo puedes decir eso? Sólo mírate, estás estudiando medicina y aparte lo haces por qué te gusta. Eres un completo idiota, sí— dije y él rió— Pero en el fondo eres una gran persona y eso lo saben los demás. Eso lo saben tus amigos y eso Nik, eso es lo único que debería importarte.
—No siempre ha sido así, Salomé. Yo he hecho muchas cosas de las que no estoy orgulloso—confesó.
—¿Pero eres consciente de ellas no? Y aunque no te conozco lo suficiente, debo suponer que estás intentando cambiarlas.
—Siempre vuelvo y caigo — dijo— No tengo la fuerza de voluntad suficiente.
— ¿Estamos hablando de Drogas?— pregunté sin más. Me miró sorprendido, supongo que no esperaba que yo fuera tan directa.
—Sí–aceptó—entre tantas otras cosas más.
La verdad no me sorprendía que Niklas estuviera en esas. Su forma de ser tan de chico malo era algo que encajaba perfectamente en ese perfil. Sin embargo me gustó el hecho de que hubiera sido sincero conmigo.
Que consumiera drogas no me había sorprendido ahora, pero sí quería saber todos los motivos que lo han llevado a eso. Niklas era adoptado, lo sé; pero ha conseguido una familia llena de amor o al menos eso parecía.
—¿Quieres contarme más sobre este lugar? — pregunté.
—¿No me dirás nada sobre las drogas? — dijo sorprendido.
—No sé qué debería decir al respecto y en todo caso, justo en este momento quisiera saber más acerca de este lugar que de cualquier otra cosa—respondí y él me regaló una sonrisa.
— Willi y yo vivíamos con mamá, nuestra mamá biológica quiero decir— dijo haciendo una pausa— él y yo eramos muy pequeños y nuestra hermanita también— miró al cielo mientras mencionaba su nombre. Mi piel se estremeció, ¿Debía preguntarle dónde estaba? ¿Ó la respuesta era muy obvia? ¿Ó estaba mal interpretando el momento?—Sí, ella murió— dijo Niklas contestando mi pregunta mental—Y todo fue mi culpa— musitó. Una lágrima comenzó a recorrer su mejilla y éstas estaban ruborizadas. Nik había empuñados sus manos y nos sentamos en una banca afuera del orfanato.
—No digas eso— dije. No sabía que había pasado, pero sabía que él no era culpable de nada. No podía imaginarme eso.
—Tú no sabes nada Salomé—dijo leyendo una vez más mi pensamiento— Mamá era una buena mujer, se preocupaba mucho por nosotros, nos cuidaba y a nuestra manera y en nuestra pobreza...éramos felices. Su único problema era el maldito de mi padre y el hecho de que ella nunca se atreviera a tomarnos e irnos lejos de él— dijo, esta vez su voz estaba llena de rencor y rabia–Una noche—comenzó a contar mirándome fijamente— Él salió como siempre a tomar, le gustaba apostar lo poco que se ganaba y gastarlo en el maldito alcohol. Siempre andaba metido en problemas, siempre iba gente a buscarlo a la casa y a amenzarlo sino les pagaba. Él de alguna manera lograba salir de sus problemas, yo estaba muy pequeño, no recuerdo cómo lo hacía. Pero esa noche no le funcionó. Se había marchado a hacer lo que siempre hacía. Willi y yo dormíamos en nuestra habitación y mamá estaba en la suya con Leticia, mi hermana. Alguien tocaba la puerta una y otra vez desesperadamente y gritaban el nombre de papá. Salí de mi habitación y ahí estaba mamá con Leti en sus brazos. Me ordenó que despertara a Willi y me entregó a Leti junto a un morral con ropa y algo de comida y dinero. Me dijo que nos amaba y que la perdonáramos por nunca haberse atrevido a luchar por nosotros. Yo tenía mucho miedo Salomé, yo era un niño de unos siete años en ese entonces, Willi tenía cinco y mi hermanita solo tenía unos cuantos meses. Salí por el callejón de la casa junto a mis hermanos, no sabía a donde ir. Mamá no tenía hermanos, ni familia; desde que se había metido con mi papá se había alejado de todos—Su voz estaba cada vez más débil y él estaba sumergido en llanto. Me envolví en sus brazos y puse mi cabeza en su pecho, podía escuchar los latidos de su corazón, latía tan rápidamente. Besó mi frente y se relajó un poco—Cuando llegué a la calle con mis hermanos, comenzamos a correr. Escuché un grito y un disparo...yo sabía que era ella...sabía que era mamá pero no quise voltear, no pude hacerlo — concluyó.
Yo estaba sin palabras, me imaginaba a un niño tan pequeño y tan frágil, lleno de miedo y a la vez de tanta responsabilidad. Sentí un dolor en mi corazón, quería besar a Niklas, decirle que todo estaba bien ahora. Sabía que ese no era el final de la historia, sabía que la parte que venía iba a ser más difícil de la que acababa de contarme.
—¿Quieres irte? — me preguntó mientras acariciaba mi cabello, aún sobre su pecho, con la yema de sus dedos. Negué con la cabeza.
—Quiero que sigas—dije— Sé que también te hace bien hablar de esto— Besó mi frente nuevamente.
—Nunca había hablado de esto con nadie; no de esta manera. Nunca nadie me había visto llorando a causa de esa noche. Willi es siempre el que habla de esto y yo prefiero quedarme callado— respondió.
—Si es muy difícil para ti, entonces no debes contármelo. No quiero que te sientas mal por esto— dije .
—Quiero hacerlo—contestó— Necesito hacer esto y no sé porqué pero necesito que sea contigo.
—Adelante— asentí. Me miró y me abrazó mucho más fuerte que antes. Nunca jamás pensé que terminaría hoy así con Niklas. Todo esto era tan íntimo y sentía de verdad que nos conocíamos desde siempre. Sus brazos eran tan confiables para mí.
—Mis hermanos y yo pasamos varios meses durmiendo en la calle, yo trataba de cuidarlos y a mi hermanita le compraba leche cada vez que podía. Conocí a mucha gente que nos ayudó y también a mucha que nos quiso hacer daño pero siempre Salomé, siempre estábamos juntos, inseparables. Yo hice muchas cosas que no debía, robé a muchas personas para poder conseguir algo de comer para mis hermanos. Duraba días sin comer nada, sólo para que lo que teníamos alcanzara para ellos. Dormíamos en los bancos, estos siempre dejaban la parte de los cajeros abierta y en la noche casi nadie llegaba así que era un buen lugar para protegernos del frío. Muchas veces quisieron separarnos, supuestamente para ayudarnos pero siempre lográbamos escapar—miró de nuevo hacia el cielo— Hasta que un día alguien se dio cuenta de que siempre éramos los mismos tres niños que andábamos caminando solos por las calles y llegaron unas personas justo cuando estábamos en uno de los cajeros...quisieron llevarnos con ellos a un Orfanato. Willi y yo nos negábamos a aceptar que hicieran eso con nosotros, así que corrimos con Leti en nuestros brazos— hizo una pausa para tomar aire. Nuevamente noté sus ojos llenos de lágrimas— Yo la maté Salomé y eso nunca me lo voy a perdonar— luego de decir esto comenzó a sollozar más fuerte. Lo abracé.
— Todo está bien Nik— dije acariciándolo. Ahora era él quién tenía su cabeza sobre mi pecho— Tú solo querías ayudar.
—Yo no debí oponerme. Debí quedarme ahí y ella estaría ahora con nosotros— respondió entre sollozos. Me partía el alma ver a Niklas así, estaba segura que nadie nunca lo había visto tan débil— Yo la llevaba en mis brazos y Willi se agarraba como podía de mi chaqueta, al cruzar un semáforo un auto no nos vio y nos chocó. Estuvimos varios días en el hospital, el que menos sufrió fue Willi pero ella...ella no resistió mas de un día—Nik no era capaz ya te articular las palabras y yo le indiqué que debía dejar de hablar y simplemente abrazarme. Lo hizo pero él quería seguir hablando así que lo dejé— Nunca me he perdonado su muerte Salomé, Willi jamás me ha culpado por ello, pero yo sé que soy el culpable de todo. Mi única responsabilidad era sólo protegerlos y yo no lo logré. Les fallé...–tomó aire para poder seguir hablando— ...después de unos días Willi y yo terminamos en este lugar— dijo señalando el Orfanato— Muchas familias quisieron llevarse a Willi, ya que el era más pequeño y no tenía los problemas de conducta que yo tenía. Él siempre ha sido un buen chico ¿sabes? De él siempre he estado orgulloso. Yo nunca permitía que se lo llevaran de mi lado. Una vez se lo llevaron, pero Willi no paraba de llorarme a mí y creo que ha sido la única vez en la que se ha portado mal— indicó ahora riendo— La familia que se lo llevó era muy religiosa, así que Willi aprovechó eso y quebró algunos de los santos de la colección de la señora y se comportó como un perfecto malcriado. Para ese entonces ya tenía unos seis años y fue poco antes de que los Heine decidieran adoptarlo— Se levantó de mi pecho y ahora me miraba fijamente— Se lo habían llevado otra vez, sin mí— recalcó estás últimas dos palabras— Dejé de ver a Willi por casi dos semanas y me las ingenié para escaparme de aquí e ir por él. Había escuchado que la familia que lo había adoptado era muy conocida en el país...Después de muchos intentos en vano, pensé de verdad que lo perdí para siempre. Y me sentí como la peor basura del mundo— dijo de nuevo débilmente— Fue entonces cuando un día él vino a visitarme junto a Saskia. Willi le había contado todo por lo que habíamos pasado. Él siempre había sido un niño muy maduro. Saskia también se había encariñado mucho con él y convenció a Mark de adoptarme a mí también, ella dijo que lo mejor para Willi y para mí era permanecer juntos. Y no te imaginas lo agradecido que estoy con ella hasta el sol de hoy por haber hecho eso. Nos han dado una vida increíble. Se han preocupado por nuestra educación y Mark...bueno, él puede llegar a ser a veces muy estricto, sobre todo por qué se la he puesto muy difícil con mi actitud pero Salomé, la vida nos dio una oportunidad a mí y a mi hermano. Siempre deseé que Leticia hubiera tenido la misma oportunidad que nosotros, yo se la quité...
—Shhh— dije poniendo mi dedo índice sobre sus labios— No fue ni será nunca tu culpa Nik, fue un accidente, tu solo intentabas permanecer con tus hermanos. Dios sabe por qué hace sus cosas ¿entiendes?— él lloraba de nuevo— ¿Entiendes Nik? — repetí— Fue solo un accidente, no tienes culpa de ello.
—¿Puedes hacer algo por mí en este momento?— preguntó. Y yo sin pensarlo dos veces me acerqué a él, lo abracé y seguidamente lo besé. Él se relajó un poco más y se acercó mucho más a mí. Su beso era una explosión de emociones, las mismas que en ese momento seguro sentía. Me besaba sin querer apartarse de mí .Me besaba con miedo, con intensidad. Me besaba cómo para asegurarse de que yo realmente estaba ahí. Desde ese día y desde ese momento mi corazón le pertenecía. Sabía que sacarlo de mi vida no iba a ser nada fácil. Tampoco estaba dispuesta a hacerlo.