Gotham Cittá: El Comienzo

By he11odarling

25.2K 1.3K 606

Mi nombre es Elena Skyline. Mis padres fueron asesinados cuando yo tenía cuatro años por un ladrón que tenía... More

Prólogo: Piloto
Capítulo I: De Vuelta a Gotham (Editado 6/8/17)
Capítulo II: Paciencia
Capítulo IV: Viejos y Nuevos Recuerdos
Capítulo V: Nuevo Colegio, Nuevo Inicio
Capítulo VI: ¿Conexión?
Capítulo VII: Skyline Enterprises
Capítulo VIII: Fin de semana no tan normal
Capítulo IX: Una Flor Condenada
Capítulo X: Noche Intensa
Capítulo XI: Huida Repentina
Capítulo XII: Una Incógnita Más
Capítulo XIII: Mensajes y Mentiras
Capítulo XIV: Apariciones, Llamadas y Celos
Capítulo XV: Enferma, Pero Todo Anda Bien
Capítulo XVI: Se Reveló La Verdad
Capítulo XVII: Excursión y Pequeña Tragedia
Capítulo XVIII: Conociendo y Reconociendo
Capítulo XVIII: Conociendo y Reconociendo (Parte II)
Capítulo XVIII: Conociendo y Reconociendo (Parte III)
Capítulo XIX: Galería de Tiro y Reginald Payne
Capítulo XX: Baile Benéfico Wayne y Skyline
Capítulo XXI: Las buenas personas guardan secretos
Capítulo XXII: Todas las Familias Felices son Iguales
¡2da Temporada!

Capítulo III: Un Enorme Riesgo

1.6K 81 42
By he11odarling

Editado el 15 de agosto del 2017, publicado a inicios de diciembre de 2016.

Me preparo rápidamente y bajé las escaleras. Saludé a Alfred y a Bruce, cuando sirvieron el desayuno empecé a comer algo rápido mirando al reloj que estaba allí.

—¿Por qué tan apurada?

—Recibí un mensaje de Jim diciendo que hay algo nuevo en el caso.

—Te acompaño.

—Está bien—Estaba por comer otro bocado cuando Bruce me interrumpió.

—No comas tan rápido—Acerco el bocado a mi boca un poco más lento y como de forma normal—. Mejor—Sonrió y yo reí ligeramente con la boca cerrada.

Después de eso, fuimos a la estación policial y nos encontramos con Jim.

—Recibiste mi mensaje.

—Sí. ¿Qué es lo que tienen?

—Esto—Me da una nota envuelta en una bolsa transparente—. La encontramos en la escena del crimen. No tiene huellas de nadie y está impresa. Se supone que sólo tú la puedes leer.  

Leo la nota en voz alta.

"Con que volviste a Gotham, éso es bueno. Aún debes seguir esperando a saberlo o mueres. Como siempre, sabes quién soy".

—¿A qué se refiere con eso?

—No tengo idea; pero es muy obvio que no va a poner su nombre.

—O piensa que sabes quién es.

—Si lo supiera, no habría llegado a Gotham en primer lugar. Ni siquiera podría estar viva ahora.

—Tienes razón.

—Entonces tendrás que esperar.

—Sí, y mucho por lo que parece.

Luego de eso, volvimos a la mansión Wayne y Alfred me llama.

—Señorita Elena, tengo algo que decirle.

—Claro, Alfred. Adelante.

—Nos conocemos desde hace poco pero le he agarrado mucho cariño, ya que recuerdo haberla visto antes como usted y el amo Bruce hacen, y quiero lo mejor para usted así como sus padres lo quisieron—Sonreí junto con él—. Así que volverá al colegio como toda niña normal.

Hablando de eso, el hecho de que Bruce y Alfred me estén recordando y yo a ellos podría significar que sabían de la verdadera pronunciación de mi nombre, ya que los Wayne lo sabían. Pero, no lo sé, no sé si alguno de los tres está listo para esto, pero quiero que se enteren por mí. Algún día de estos lo sabrán.

—Estaría bien, es mejor que estar solo—Bruce entró en la sala.

—Fue a propósito—concluí.

—Sí, lo fue, debo admitirlo.

—Bueno, ¿cuándo empiezo?

—... Empieza el miércoles, señorita Elena.

—Está bien, Alfred.

En ese momento se me ocurrió la idea más loca, riesgosa y estúpida de todo el mundo. Recuerdo que mi tía había comprado muchos cuadernos para el colegio, además de que había una pequeña biblioteca con varios libros que me servirían.

"Si no voy acompañada sería mi fin, el asesino podría estar ahí. Creo que Selina es la indicada, vive en las calles; sabe defenderse" pensé.

—Elena, ¿en qué piensas?

—... Creo que ya es obvio—Intenté no sonar tan fría con Bruce.

—En lo que pasó.

—Sí.

No me agradaba mucho mentirle a Bruce, pero es mejor que decirle toda la verdad; espero que no lo note. Voy de nuevo a mi cuarto y me encuentro con una bolsa con varios uniformes en ella, recojo uno y lo veo.

El diseño es muy bonito. Trata de un saco azul, una camisa blanca, una pequeña corbata azul y amarillo a rayas, una falda hasta las rodillas y unos zapatos negros. En eso, tocan la ventana.

—¡Hey!

Reí ligeramente, no lo sabía, así que no es su culpa.

—¡Está abierta!

Selina entra.

—¿Irás al colegio?

—Sí, comienzo el miércoles. ¿Puedo pedirte un favor?

—¿Robar cuadernos y libros para ti?

—No. En la casa de mi tía hay muchos cuadernos y libros que ella compró para futuras clases. No quiero hacer que Alfred gaste dinero por algo que ya tengo pero tampoco quiero ir sola.

—Déjame entender. ¿Quieres que te acompañe a un lugar donde tu mayor enemigo puede situarse para matarte y para buscar libros?... Dime cuándo y dónde antes de que cambie de opinión.

—En la calle que está en frente, hoy a la medianoche... Consigue armas por si acaso.

—Yo me encargo. Pero si Bruce se entera, no es mi culpa.

—Ya oí todo—Bruce entra—. Estaba abierta.

—Olvidé ese pequeño gran detalle—murmuré—. Estoy comenzando a pensar que me vigilarás a toda costa.

—Acostúmbrate. Pero, ¿sabes? Es la idea más loca, estúpida y riesgosa que puedas pensar.

—Eso mismo pensé.

—Sólo llámenme si hay una emergencia, y si está allí trata de sacar fotos.

—Está bien.

Luego de eso, esperé hasta las once y media para agarrar mi bolso y poner una linterna, una cámara instantánea, el cuchillo y dejar un espacio para lo que pienso llevar. Como tenía una pijama puesta me cambié por una muda de ropa negra. Llevo en el bolsillo de la chaqueta llevo las llaves y una linterna para Selina a la mano. Cuando estoy por bajar por la ventana se encienden las luces.

—Alfred está durmiendo; y no quiero que te caigas de cabeza. Ven.

Bajé las escaleras silenciosamente con Bruce hasta la salida de enfrente.

—Te esperaré en tu cuarto. No pongas más en riesgo tu vida.

—Y tú no husmees mis cosas.

—De acuerdo.

Salgo por la puerta y cruzo la calle, encontrándome con la chica que tuvo que vivir desde hace tiempo en las calles; o mejor dicho, Selina.

—Ten—dijimos al unísono. Ella me da un revólver y yo le doy la linterna.

—¿Cómo llegabas allá?

—La parada está por aquí.

Fuimos caminando—o mejor dicho, trotando—hasta la parada. Nos subimos en un autobús y pagué dos montos: El de Selina y el mío. Después de un tiempo llegamos a nuestro destino. La casa de mi tía no estaba tan lejos, de hecho un poco sí, pero no tanto si corremos. Logramos entrar fácil gracias a las llaves, tuvimos que atravesar la banda de la policía que decía "Línea Policial, No Pasar".

—Mi cuarto es la primera puerta a la izquierda, yo busco en la biblioteca que está por el mismo camino.

Caminamos hasta llegar a la puerta que solía conducir a mi cuarto y Selina intenta abrirla, pero no lo logra.

—Cerrado—Saco otra llave del mismo llavero y logro abrirla.

—Busca en las gavetas.

Yo avanzo hasta llegar a la biblioteca pequeña de la casa y entro allí. Veo varios libros. Recojo varios, los que me servirían para este año escolar—cualquiera que tuviera el número 9, pues me dijeron que curso el 9no grado—y los pongo en el primer compartimento del bolso—ya que éste es muy espacioso.

Todo está normal hasta que oigo pasos y veo la luz encenderse. Si fuera Selina me habría hablado, por lo que concluyo que es él.

Lo veo sentarse y leer un libro elegido al azar. Lo más extraño, se quitó el pasamontañas para leer claramente. Saco la cámara y le tomo 3 fotos haciendo lo mejor posible para que no se escuchara el sonido que ésta provocaba.

—Oh vamos, Elena, tú puedes—me alenté a susurros en lo que intentaba salir.

—¿Quién está ahí? —"Demonios". Él se puso el pasamontañas—. ¿Elena? ¿Elenita? ¿Eres tú? —Saco un libro de su sitio y lo tiro lejos de mí y de la salida—. ¡Ajá! —Él corre hacia ésa dirección y yo a la otra lo mejor posible para que no me viese y cuando llego a estar cerca de la salida siento una mano en mi hombro y muchísimos presentimientos malos—... Te encontré—Trago saliva y sin darme cuenta enpalidezco—. No deberías tenerme miedo. Espera, sí deberías—Él ríe.

En eso, tomo confianza y agarro la pistola para apuntarlo.

—No te temo. Si lo hiciera, no habría llegado aquí. ¿Por qué mataste a mis padres?

—Me debían dinero.

—Claro, y mi nombre se escribe con H—respondo sarcásticamente y vuelvo a ponerme seria—. ¿¡Por qué demonios lo hiciste!? ¡Dime la maldita verdad o te juro que que disparo!

—No deberías saberlo ahora.

—¡Me importa un endemoniado escarabajo cuándo debo saberlo según tú! ¡Lo quiero saber ahora!

—Bien, te lo diré.

—¿En serio? —Bajé la guardia un poco.

—... No.

En eso, le disparo en el brazo derecho; pero él a pesar de haberlo recibido me arrebata el revólver y me apunta.

—Voy a hacer lo que no pude hace 10 años... Nadie me lo impedirá otra vez.

—Excepto yo misma.

Lo golpeo en varios lugares, en especial el estómago. Por suerte, él dirigió sus manos ahí, dándome la oportunidad de agarrar el revólver, lo cual hice.

—Qué mal que tus ridículos padres no vean esto—dijo cuando se calmó—. De veras, son más ingenuos que tú.

—¡No hables así de ellos!

Lo golpeo con todas mis fuerzas, hasta incluso llegar a dejarlo estéril. Posiblemente, en realidad no lo sé. Vuelvo a tomar la pistola que estaba en el suelo porque se me cayó en lo que lo volvía a golpear, pero él se pone sobre mí y siento un objeto en mi frente, exactamente sobre mi ceja izquierda.

No siento ningún peso en la mano derecha—la cual era la que sostenía el revólver—. Me lo había quitado, ash, soy tan tonta.

—Pobre Elenita, la huerfanita—bromeó—; creíste que ganarías.

"Acompañada o no, sería mi fin. Debí venir en la mañana" pensé hasta que oí más pasos y siento un golpe en la cabeza, lo último que veo es el revólver que me arrebataron cayéndose en mi pecho, al igual que oigo a alguien gritando que es de la policía y la luz de una linterna sobre mi cara, por último, sentía que alguien me llamaba mientras me sacudía, su voz se oía lejana pero parecía ser la de Selina. Luego de eso, todo se puso oscuro por un tiempo.

—¡Elena! ¡Elena! —oía la voz de Bruce un poco lejana, pero de a poco la escuchaba perfectamente. Se le oía preocupado. Abrí los ojos y lo primero que vi fue una luz potente, me fui acostumbrando a ésta—. ¡Elena, despierta!

—Hola, Bruce—saludo con una voz apenas audible.

—¿Qué pasa contigo? Hiciste lo que te dije que no hicieras.

—No era intencionalmente. ¿Qué pasó? ¿Cómo lo sabes?

—Selina me llamó por el teléfono fijo al oír tus gritos de enojo, podía escucharlos desde mi casa. Llamé a Jim quien fue por refuerzos y te encontramos noqueada en la biblioteca con un revólver sobre tu pecho.

—Vaya. ¿Dónde estamos?

—En el hospital.

En eso, entró un doctor.

—Señorita Elena, ya despertó. ¿Se siente bien?

—Sí, me siento bien.

—¿Segura? La encontraron muy pálida.

—¿Cómo reaccionaría si el asesino de su familia lo encuentra donde no esperabas del todo pero que a la vez sospechabas en el fondo que podría estar allí?

—Tiene razón. Ya que no está herida ni nada malo puede salir ahora mismo.

—Gracias.

—No hay de qué, señorita Skyline.

El doctor se fue.

—Debes controlar tus actos—me aconsejó segundos después de que el doctor se fuera—. Casi pierdes tu vida.

—... Y por eso voy a entrenar.

—¿Qué? Elena, en serio te estás buscando problemas.

—No busco problemas, busco entrenamiento. Busco vencer todos y cada uno de los miedos que tengo. Quiero probarme, saber hasta dónde puedo llegar.

—No, no quiero que hagas lo que yo.

—No se trata de ti, es lo que decido hacer. Si lo más probable es que me lo encuentre por cualquier lugar, tengo que calmar mi miedo y estar preparada para lo que venga.

—Será difícil.

—La vida es difícil, y más para varios.

—... Yo te enseño, ¿sí? —Asiento con la cabeza.

Después de eso—y de un par de minutos—, salgo del hospital con Bruce y Selina me habla.

—Elena, sabes que tenía que hacerlo.

—No me enojé contigo, ¿por qué lo haría? Si no fuera por ti y por Bruce, ya estaría muerta y lo sabes.

—Sí, lo sé. A la próxima vez iremos de día.

—Tenlo por seguro, pero para eso va a pasar un buen tiempo.

—Éso espero, el bolso está muy pesado—Los tres reímos—. No, en serio; ¿cuántos libros pusiste?

—No los conté.

—Una pregunta: ¿Tomaste una foto?

—No—Bruce me mira con una cara de "¿Es en serio?"—. Tengo 3, y en todas aparece su cara.

—Ésa es mi chica.

—No soy tu chica, Bruce. Mañana se las daré a Jim.

Después de eso, volvimos a la mansión y me quedé pensando antes de dormir.
"¿Cómo estarán las empresas y la mansión Skyline?"

Continue Reading

You'll Also Like

224K 16.1K 34
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
98.1K 13.4K 19
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
554K 75.2K 45
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
25.1K 15 1
[TERMINADA] La segunda guerra mágica se está acercando. Ha llegado la hora final, el momento de tomar las decisiones más difíciles y de abandonar la...