Me dejo caer exhausta en la cama de mi habitación, observo todo con melancolía, pensar que ya no viviré aquí me hace recordar todos los buenos momentos que pasé en este lugar.
Pero también hay otros motivos que me deprimen, como saber que ya no podré ver todos los días a Alex o ya no podré tener noche de chicas con Samanta, y un montón de cosas más.
Me aterra saber que cuando salga por esas puertas ya no volveré a ser la misma, mejor dicho, mi vida ya no volverá a ser la misma.
Cierro los ojos y respiro hondo, quiero recordar el olor que desprende mi departamento.
Mi felicidad dura poco, porque alguien empieza a tocar el timbre de una manera desesperada.
¿Qué no le enseñaron a ser paciente?
Le dejo la puerta abierta para que entre y él sin hacerse esperar lo hace, entrando, empieza a revisar mi departamento con la mirada.
—No todos nos podemos dar el lujo de vivir en una mansión.
—¿Estás lista?
—Si, me la pase toda la tarde empacando.
No sabía porque le había dicho eso, no me gustaba dar explicaciones y sin embargo lo había hecho y ni siquiera me las había pedido.
¿Qué me estaba pasando?
—¿Entonces ya nos podemos ir?
—Si, sólo deja cambiarme.
Fui a mi habitación, a despedirme de ésta y obviamente a cambiarme. No me percaté de la presencia de Landon, el cual al parecer me había seguido, hasta que me había quitado la blusa. Mierda.
—¿Qué haces aquí? Fuera, vete.— pero no se movía —Ahora.
Pero seguía sin moverse y cuando reaccionó y pensé que se iba a salir, me dejó atónita, venía hacia mi, hacia mi.
Se posicionó atrás de mi, su boca se encontraba cerca de mi cuello y se había encargado de colocar sus manos en mi cintura, mi cintura desnuda, todavía no me había colocado la blusa.
¿Cómo había llegado de empacar la maletas a encontrarme en esta posición con Landon?
En escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Peo no sabía que era algo bueno o malo, esperaba que fuera malo.
No quería parecer débil ni nerviosa, tampoco quería tartamudear pero termine haciéndolo. Sus manos quemaban sobre mi piel, era una sensación demasiado abrumadora —¿Q-qué ha-haces?
La pregunta fue estúpida, pero en este preciso momento no estaba pasando nada coherente por mi cabeza, y eso se lo debía a él, a Landon Evans.
—Paso tiempo de calidad con mi esposa.
—Sal de mi cuarto, quiero cambiarme.— mi voz salió más chillona de lo normal, hasta a mi me desagrado.
—Soy tu esposo, si quiero puedo mirar.
Eso basto para reunir fuerza y poder apartarme de él de un solo empujón —No seas idiota y vete. Recuerda que esto sólo es un maldito contrato no un matrimonio de verdad.
Se salió de mi cuarto dando un portazo, creo que lo había hecho enojar, pero me valía una mierda, él había interrumpido en mi privacidad.
Además era yo la qué debería estar enojada y enfada, me había "visto" sin mi consentimiento, y había hecho esas cosas raras después.
Que situación más rara e incómoda.
Salí cambiada y sólo basto que me diera una mirada para decirme que ya era hora.
Mis manos empezaron sudar y mi corazón a latir desenfrenadamente, estaba asustada, aterrada, nerviosa y un sinfín de cosas más. Tenía las emociones a flor de piel.
Entrando al auto ninguno de los dos volvió a hablar, era mejor porque se instaló un ambiente incómodo desde que habíamos salido.
Llegamos a la mansión demasiado rápido para mi gusto, estaba segura de que el camino era más largo, estaba más que segura.
En todo el camino Landon se la paso tecleando algo en su celular, al parecer era algo muy importante porque no despegaba la mirada de su celular por ningún motivo.
—Elena te mostrará tu habitación.— fue lo único que dije antes de irse a no sé donde.
Al parecer tenía muchas que hacer, era un hombre ocupado, eso yo lo sabía de sobra y así era mejor. Eso quería decir que nuestras convivencia sería pequeña, yo trataría de evitar todos los encuentros posibles.
Genial, ahora me encontraba sola, estaba segura de que terminaría perdiéndome en esta mansión, era gigante.
Una señora que se ve que ronda los 50 años se acerca a mi con una amable sonrisa en el rostro, creo que ella será mi apoyo aquí.
—Hola señorita, mi nombre es Elena, soy la cocinera de la casa.
—Un gusto, yo soy Emily.
—Le mostraré su habitación, sígame.
Después de subir al segundo piso dobla a la derecha y me guía a la tercera puerta, espero poder recordar todo el trayecto si no me perderé cuando salga a buscar algo.
Todavía seguía encantada con la casa, simplemente era hermosa, la otra noche sólo había podido conocer el piso de abajo, pero ahora que conocía el segundo sólo me maravillas más.
Vaya, jamás me imagine tener una vida así, llena de lujos y comodidades, seguía sin creerme que está fuera mi vida ahora. Pero no era todo color de rosa, porque para obtener esto primero tuve que pasar por el estúpido contrato.
—Cualquier cosa que se le ofrezca, estoy a su servicio.
—Claro, gracias por todo.
—Para eso estoy, que pase buena noche señorita Emily.
Se fue dejándome sola en la espaciosa habitación, la cual era hermosa, rústica pero al mismo tiempo era moderna, y además gigante. Y también demasiado lujosa para mi gusto.
Pero no me podía quejar, era obvio que en esta casa no habría cosa que no tuviera lujo y elegancia.
Toda esta situación que estaba viviendo me tenía abrumada, me mezclaba todas las emociones, emociones que no sentía hace años y qué había tratado de evitar.
Sin pensarlo ya me encontraba marcando el número que no pensé volver a llamar en años, porque algo en mi, decía que debía hacerlo.
Después de timbrarlo un buen rato me mandó al buzón de voz, está confundida, al principio había deseado que no me contestará pero al final termine anhelando lo contrario. Así que claramente me dolió que no me contestará.
Después de debatirme otro rato en si le volvía a llamar o así lo dejaba, decidí mandarle un mensaje.
Se que es tarde para pedir tu ayuda y que yo fui la responsable de nuestra separación, pero aún te necesito. Lamento haberme dado cuenta tan tarde. Sólo espero que algún día me puedas perdonar.
Te quiere, Emily.
Ya estaba hecho, ya no había vuelta atrás, ya había enviado ese mensaje y sólo quedaba esperar la respuesta.
Estaba nerviosa, no sabía que era mejor, una respuesta favorable que me alegrará o una que me rompiera el corazón.
No lo sabía, no sabía nada, ni que hacer con mi vida. Tampoco quería atormentarme con los recuerdos así que baje a buscar la cocina, tenía hambre, vería que encontraba.
Esperaba que hubiera un buen menú, se supone que era una buena casa así que tendrá que haber buena comida.
Baje, después de un buen rato perdida la encontré, pero no llegue si quiera a poner un pie adentro, solo me quedé embobada con la escena que estaba frente a mis ojos.
Landon estaba comiendo de una manera demasiado animada con Elena, como si la viera como una madre, tal vez si lo hacía así.
Así de esa forma, parecía una buena persona, se veía tan vulnerable y cariñoso.
Tal vez Landon no era tan malo después de todo, tal vez si tenía corazón.
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N/A
Nuestra pequeña Emily está abriendo su pequeño corazoncito y dejándonos ver sus sentimientos, mientras que Landon sigue siendo Landon. Pero al aparecer no con todos.
¿Qué tal el momento de calidad de Landon y Emily? 7u7
Capítulo hecho con todo mi amor, esperando ver sus estrellitas brillando y sus opiniones.