Nota de la autora:
¡MADRE MÍA EL CAPÍTULO QUE SE VIENE! ¡DISFRUTAD Y NO OLVIDÉIS COMENTAR!
-¿Tú a qué edad perdiste la virginidad?
-A los 19 años, cuando llevaba ya un año con Isabelle.
-Todo el mundo la ha perdido entre los 17 y los 20 años, mientras que yo con 22 aún soy virgen.
-Bueno, a cada uno le llega cuando tiene que llegar, por eso no te preocupes.
Viajamos a Turín para visitar a mis padres. Ellos insistieron en que nos quedásemos en casa, que no molestábamos, pero con las intenciones que traíamos, les convencimos de que si queríamos hacer turismo, lo mejor era quedarnos en un hotel para no estar entrando y saliendo todo el día.
-Tengo miedo de no caerles bien a tus padres.
-Les vas a caer bien, no te preocupes por eso.
Narra Marco:
-Hola Marco, estamos encantados de conocerte.- Dijo Charlotte, la madre de Carina.
-El placer es mío.
-No, es nuestro.- Dijo Andrea, el padre de Carina.
Ambos eran como me los había descrito Carina. Su padre era mucho más abierto y amable que su madre que era algo más tímida y fría. Cuando estuvimos de vuelta en el hotel le comenté a Carina que su padre se parecía a ella en la personalidad y que mi actitud era parecida a la de su madre.
-Así que somos como ellos.
-Exacto. Yo como tu madre y tú como tu padre. Ah, y es cierto que te pareces a tu madre, menos en el pelo. Esa melena pelirroja pocas personas tienen la suerte de tenerla.
-¿Te estás poniendo tontorrón, Marco Reus?
-A veces me suele pasar, pero no quiero que te sientas presionada.
-El chico frío de vez en cuando se calienta.
Carina me hizo reír a carcajada limpia. Esta era una faceta suya que no conocía.
-¿Quieres que intentemos algo?
Carina se quedó callada unos segundos.
-Si no quieres, dímelo, no pasa nada.
-Sí, sí quiero, pero tengo miedo.
-¿Quieres que empecemos con toqueteos?- pregunté.
Ella asintió moviendo despacio su cabeza.
Me senté en la cama y ella se sentó encima de mí, comencé a masajear sus pechos y pronto sentí que ella estaba ya excitada así que bajé mi mano hacia su intimidad y ella soltó un gemido.
-Creo que ahora me toca a mí.- Susurró ella.
Llevó su mano hacia mis abdominales donde los acarició tranquilamente, quité mi camiseta para que ella pudiera masajearlos, se sonrojó. No era la primera vez que me veía sin camiseta, pero sí la primera en una situación como esta, con los dos bastante excitados y con ganas de más.
Ella no pasaba de mis abdominales así que la ayudé bajando su mano hacia mi intimidad, pero no la introdujo por el pantalón. Aun así, provocó que yo me excitase, yo llevaba mucho tiempo sin realizar este tipo de caricias, siempre que me acostaba con alguien íbamos directos a la unión de nuestros miembros.
-¿Quieres seguir?
Ella susurró un sí en mi oído entonces comencé a mover su cuerpo encima del mío, nuestras intimidades rozaban y su clítoris con mi erección provocaban gemidos en ella, pero también en mí.
-¿Esto es lo que se llama petting?
Asentí concentrándome en agarrar su culo y moverla aún mucho más deprisa.
-¿Te gusta?- pregunté mordiendo mi labio.
-Sí.- susurró ella mientras que gemía.
Besé su cuello repetidamente y ella me imitó.
Finalmente, ella tuvo un orgasmo, lo noté porque un escalofrío atravesó fuertemente su espalda y gritó mucho más fuerte de lo que lo había hecho antes.
-¿Te has corrido?- pregunté.
-Estoy muy mojada, supongo que sí.
-Eso es que sí. Para la primera vez está muy bien.
-¿Y tú?- preguntó ella.
-No, pero a veces esto suele pasar. No todo puede ser perfecto.
-Podemos hacer que tú también tengas un orgasmo.
-¿Lo estás diciendo en serio?
Ella asintió.
-¿Qué tengo que hacer?
Nota de la autora:
¿Qué os parece? La dulce Carina ha dejado de ser tan tímida y se ha lanzado al mundo del sexo. ¡Pronto veremos más momentos de estos!