We are not real brothers.

By caroislxve

75.5K 3.9K 673

More

We are not real brothers.
Prólogo.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.

Capítulo 1.

5.5K 239 24
By caroislxve

No recordaba exactamente cuántos días había pasados desde la última vez que probé alimento. Me sentía cansado y débil. El frio viento de la noche de Londres golpeaba mi rostro provocándome leves escalofríos. Había terminado en un viejo parque en una de las viejas calles de Londres y supuse que nada me pasaría si pasaba la noche ahí. Me refugie debajo de un árbol, cayendo rendido y con unas ganas infinitas de estar profundamente dormido en una cama cómoda. Mire fijamente en dirección al cielo azul y estrellado de la noche, tenía un azul oscuro, casi negro y sonreír al lograr encontrar la luna.

No recordaba el rostro de mi madre, pero, por alguna extraña razón la luna me recordaba a la mujer que me había dado la vida y, que dos meses después la había perdido por una razón desconocida para mí. Ahora era huérfano. No recuerdo, pero mi padre murió cuando tenía seis y desde entonces no tengo nada ni a nadie. Mis recuerdos fueron siendo menos en el momento en el que sentí que mis ojos pensaban tanto que no podía mantenerlos abiertos, quería dormir y descansar para después continuar mi trabajo de buscar comida.

Un sonido extraño se escucho. Gire a mi izquierda encontrándome con unos arbustos moviéndose y una pequeña risa detrás de ellos, ¿Algún fantasma? Me aterré pero como todo niño valiente y aventurero me levanté de la que sería mi cómoda cama esa noche y me dirigí a los grandes arbustos asustado de lo que me fuera a encontrar detrás de ellos. Me asome para poder ver del otro lado encontrándome con la figura de un niño pequeño jugando con un carrito rojo, el niño estaba de espaldas así que la loca idea de que era un pequeño fantasma aun no salía de mi mente hasta que él logro sentir mi presencia detrás de él. Asustándolo y alejándolo de mí. Pase por sobre los arbustos intentando acercarme al niño para decirle que no le haría daño y funcionó.

Se veía asustado, inocente, indefenso y… solo.

Tenía unos grandes ojos verde esmerada, piel tan blanca como la leche, era delgado y… pequeño. Se veía tan adorable que no podía irme y dejarlo como si jamás lo hubiese visto, no podía hacerme el de la vista gorda y dejarlo. Tenía engrapado un papel en su pequeña camisetita azul, me acerque más y él tembló.

—No te haré nada, solo necesito… esto. —Dije arrancándole el pequeño papelito engrapado en su ropa.

“Este niño responde al nombre de “Harry”, su nombre realmente es “Harold” pero lo odia. Si lo encuentras te pido que por favor te hagas cargo del pequeño. No tiene a nadie y yo, no soy lo suficientemente valiente para hacerme cargo de un niño. Espero que lo cuides bien, es frágil.

—A.C”

Fruncí el seño recordando aquella vez que vi un cartel de “Se busca perro. Responde al nombre de Max”. El niño no era un perro. Era frágil, tal parecía. Frágil e inocente y esa, no era una buena combinación para algún mayor que fuera secuestrador o un violador. Me aterré al pensar que tal vez le podría pasar algo si lo dejaba solo, además no tenía una engrapadora para volver a engraparle el papel en su ropa. Me quedaría con él y sería como su hermano mayor, seríamos inseparables.

Y lo mire. Se veía tierno sentado en el suelo con su vista ocupada observado su pequeño carrito rojo mientras pasaba por las pequeñas montañas de tierra que el mismo había creado. Se veía fascinado y no pude evitar sonreír al ver aquella imagen tan adorable. En mi corta había tenido la oportunidad de ver muchos rostros diferentes de niños de todas las edades, pero jamás, algún rostro podría compararse con el pequeño de piel lechosa y ojos verde esmeralda.

Me acerqué a él aprovechando que estaba distraído para sentarme a su lado. Se estremeció al sentirme muy cerca de él y solo bajo la cabeza, tomo rápidamente su carrito y se abrazo a sí misma para protegerse. No lo haría nada, solo quería ayudarlo. Por experiencia sabía lo que era vivir en la calle, solo; sabiendo que la gran mayoría de la gente jamás te aceptaría por ir con ropa sucia y desgastada por las finas, ricas y algunas viejas calles de Londres. Yo sabía perfectamente lo que era pasar días sin comer, viendo como una gran cantidad de personas pasan a tu lado con helados, galletas, postres y saber que nadie te dará nada. Pasar por cafeterías y diversos restaurantes esperando a que alguien se apiade de ti y te regale por lo menos las sobras, pero nadie lo hace. Yo sabía lo que era vivir en las calles, dormir bajo arboles con el peligro de que algún animal me picara, de que alguien llegara y me hiciera daño; yo sabía lo que era sufrir verdaderamente y por eso no permitiría que él también pasara por ello, yo intentaría darle lo mejor –O lo que estuviera a mi alcance- y nunca dejarlo solo.

“La soledad es tu peor enemigo en estos casos.” Pensé y era verdad.

Decidí salir de mis pensamientos y concentrarme en el pequeño niño que “responde al nombre de Harry” y que se veía claramente asustado e incomodo con mi presencia y verdaderamente no lo culpaba ni un poco, yo me sentiría igual a él en un momento así. Respire hondo y profundo rezando para no asustar más al niño y que aceptara venir conmigo. No le mentiría de la vida que tendríamos, al fin y al cabo, seguramente no lo entendería, se veía demasiado pequeño.

—Harry… —Llamé al pequeño, quien rápidamente volteo a mirarme con la mirada asustada y cristalina, como si ya lo hubiesen lastimado.

“Su madre lo abandono Louis, ¿Cómo esperaba que estuviera?” Habló la voz estúpida de mi conciencia

“Esperaba que no lo entendiera” Le dije en mi defensa.

“Es pequeño, no estúpido”

Me abofeteé mentalmente y me sentí estúpido por tener una discusión con mi conciencia en un momento como este.

— Mi nombre es Louis, ¿Cuántos años tienes? — ¿Buen inicio? ¿Mal inicio? No importo, de todos modos aun no sabía cuántos años tenía y me serviría como información. El niño me lanzó una última mirada para luego ver sus pequeñas y delicadas manos, alzó su mano mostrándome sus cinco dedos y sonrió tímidamente. Volvió a mirar su mano y su confusión fue evidente. Negó rápidamente. Con su mano aun alzada solo que esta vez bajo dos de sus delgados y blancos dedos, mostrando solo tres de ellos.

— ¿Tres años? ¡Vaya! Si que eres pequeño, yo tengo once. —Me acerque a el dudoso de cómo fuera a reacción él, pero, para mi buena suerte él se quedo ahí sin moverse. Me senté a su lado observándolo. A él pareció importarle muy poco mi presencia así que continuo jugando con su carrito de juguete, lo paseaba por las pequeñas montañas de tierra que seguramente el mismo había formado.

No podía negarlo, me parecía triste ver como un niño de tres años era abandonado por su madre. Una madre cobarde. Desde que mis padres murieron y tengo que estar en las calles averiguando donde podré conseguir algo de comer, eh aprendido mucho de la vida, mucho más de lo que un niño de mi edad debería saber. Sabía de la pobreza, de los engaños y de las mujeres que vendían su cuerpo a desconocido, sabía de drogadictos y violadores, al igual que de los secuestradores, sabía de policías corruptos, sabía de la delincuencia en el mundo, sabía de la tristeza y de la soledad, pero lo único que no conocía era la felicidad.

Nunca me gusto parecer un niño solo y desdichado, siempre intentaba ser positivo y pensar que algún día iría con mis padres y podría ser feliz junto a ellos. Quería conocer la felicidad junto a ellos porque si no era con ellos, no era con nadie.

Sentí la repentina necesidad de llorar y odiar al mundo, pero no podía porque yo no odiaba a nadie. Tampoco mi vida. Era un sentimiento que yo no conocía en absoluto y aunque me entristecía el hecho de saber que no tenía a nadie ni a nada, me gustaba ser positivo.

Lancé un suspiro regresando a la realidad. Volviendo a ese parque detrás de un arbusto sentando al lado de un niño de tres años que encontré o me encontró por… ¿Error? ¿Coincidencia? Lo que fuera. Me haría cargo de él, sería como su hermano mayor, porque no podría ser un padre y mucho menos una madre, comenzando porque no tengo cabello largo ni me gustaba usar ese maquillaje. Yo lo cuidaría y le enseñaría lo bonito que es la vida a pesar de que no siempre te vaya bien en ella. Le enseñaré a ser positivo siempre, tal y como yo intento serlo cada día.

—Harry… —El mencionado me miro con sus hermosos orbes verdes. Una pizca de confusión se asomo por sus ojos. —Quería proponerte algo. Aquí dice que quien te encontrara se hiciese cargo de ti y bueno, yo te encontré. —Dudé en estar diciendo las cosas correctamente o bueno, algo claras para que el me entendiera pero aun veía la confusión en sus ojos y estaba seguro que la seguiría viendo. Solo tenía tres años. —Te propongo que seamos hermanos. Harry, quiero ser quien te cuide, prometo hacerlo. También prometo enseñarte cosas, te aseguro que estarás bien… yo te protegeré como a mi pequeño hermano.

No sabía exactamente que le había dicho, no salió como esperaba y tampoco era como si lo hubiese tenido ensayado lo que diría. Solo salió. Tampoco estaba seguro de que él lo hubiera entendido, pero mis dudas desaparecieron cuando él pequeño me miro y me regalo una adorable sonrisa apareció en su pálido rostro dejando ver un par de hermosos hoyuelos haciéndolo ver más tierno e inocente. El niño era simplemente perfecto y aunque quisiera no lo dejaría, no podría dejarlo solo a su suerte, el moriría y de eso estoy seguro.

Harry aun no respondía, pero su sonrisa seguía intacta en su rostro aunque ya había dejado de mirarme. Jugaba con sus manos nervioso, tal vez buscaba una respuesta para darme o la forma de dármela. Por mi mente paso la opción de que quizá el niño era mudo y por eso su madre no quiso hacerse cargo de él, pero por alguna razón que desconocía mi idea había sido descartada a los segundos; lo más probable era que es algo tímido o solo buscaba la manera de decir un: “no, yo puedo valerme por mi solo”.

“Es un niño Louis, nunca te dirá eso”

“Dijiste que era inteligente, podría decirme eso.”

“Deja de ser tan idiota, Louis”

“Pero… olvídalo vocecita, ¡contigo nunca puedo hablar bien!”

Siempre que intentaba ganarle a aquella voz en mi cabeza me iba peor a mí. Aquella voz era inteligente y por más que quisiese llevar la delantera jamás podría.

Volví a la realidad cuando escuché la hermosa voz del niño que estaba a mi lado. Su voz era tan hermosa, nunca había escuchado una voz parecida a la de él y eso que he escuchado una infinidad de voces diferentes provenientes de niños y niñas, también de mujeres y hombres más grandes y ni la voz de la niña más delicada y dulce del mundo podría compararse con la de él. Simplemente es diferente.

— ¿Prometes que me cuidaras?

Su voz era triste, insegura. Harry jugaba con sus pequeños dedos, miraba hacia el suelo y sus mejillas se veían levemente sonrosadas, se veía tierno pero indefenso. Asustado. La angustia me inundo, algo le había pasado. Solo tenía 3 años, pero era inteligente y es como si fuera consciente de que algo malo le pasaba, por eso su voz sonaba tan asustada e insegura. Algo le habían hecho y ese algo lo había roto.

Sinceramente no me intereso que fue lo que le había pasado antes, no me importo que o quien lo rompió, quien fue la persona que le causo dolor. Lo único que me interesaba era repararlo.

Cambié mi posición sentándome ahora frente a él, lo mire unos segundos. Admirándolo. Tome su barbilla con mi mano y levante su rostro obligándolo a mirarme; sus ojos estaban cristalizados y casi listos para llorar, pero yo no quería ni dejaría que una lágrima saliera de sus hermosos ojos verde esmeralda. El no se merecía llorar. Nadie realmente.

—Lo prometo Harry. Te prometo que te cuidare y que siempre serás lo primero para mí. Confía en mí… por favor.

—Confió en ti.

Y dicho esto ambos niños se levantaron del suelo y Louis guió al niño debajo del árbol que sería su cama esa noche. Harry miro la mano de Louis y sin pensarlo dos veces entrelazo sus manos, Louis miro a Harry que iba con una sonrisa, provocado que el niño mayor sintiera una felicidad inigualable.

Y ahí estaban los dos, caminando hacia un árbol para “instalarse”. Ahí iban los dos, tomados de las manos con una sonrisa tímida en sus rostros.

Continue Reading

You'll Also Like

171K 27.6K 53
Checo trabaja como asistente editorial en Vogue. Ama todo sobre su trabajo, menos a su jefe, Max Verstappen. Max es el peor y Checo lo odia. Pero cu...
77.6K 8.2K 54
☆ y me pueden decir diez mil cosa' de ti pero yo pongo mi alma en el fuego por ti nadie sabe, lo que yo haría no saben que ni con cien mencione' van...
815K 121K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
506K 51.8K 130
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...