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1.
— Siéntate voy a pedir yo, ¿qué quieres?
— Mhm, creo que tomaré un Americano y algo dulce no lo sé, elige tú —el castaño al oír esas palabras sonrió de oreja a oreja y asintió para después irse hacía el mostrador.
Apoyó los brazos en la barra de esa concurrida cafetería y esperó a que alguien le atendiera, mientras se iba girando para ver a su acompañante que entretenido en su teléfono era ajeno a las miradas que le echaba el contrario. Y para que engañarnos, Namjoon, sentado con esa chaqueta de cuero, llamaba muchísimo la atención.
No tardó en acudir una linda dependienta, con un largo cabello castaño cobrizo que a Jin le pareció tierno. Y cuando esta alegremente le preguntó que iba a tomar, él le dedicó una modesta sonrisa.
— ¿Para llevar o tomar?
— Tomar aquí gracias, estamos sentados allí. —y se giró señalando donde Namjoon estaba sentado, este levantó la mano para saludar.
— Oh, está bien... —la chica hizo una reverencia y antes de ir a buscar ambos cafés y la comanda se giró hacía Jin para susurrar unas palabras— Tu amigo es realmente atractivo.
Sin saber porque Jin se tensó para después de cabeza a pies sonrojarse, y no lo entendió. Volvió a girarse hacía Namjoon y fijó la mirada en él.
La chaqueta y los pantalones negros hacían de Namjoon una combinación de atracción inmediata y unas inmensas ganas de pasarte toda la tarde observándolo. Esa bonita manía de apartarse esos cabellos que le molestaban o esos ojos achinarse al reír o, oh dios, esos lindos hoyuelos que nacían al sonreír. Todo en Namjoon era perfección y Jin podría haberse pasado mucho más observando al chico pero la voz de la dependienta le despertó de su trance.
— Aquí tiene todo —aquella linda chica sonrió extendiéndole el recibo junto un papelito extra.
— ¿Y esto? —Jin ladeó la cabeza mientras empezó a desplegar ese pequeño papel junto al ticket.
— Es para que se lo des a tu amigo... —y no lo entendió hasta que en medio observó un número de teléfono escrito junto a unos corazones— Mi turno acaba a las siete por si...
— No creo que sea buena idea.
— ¿Por qué no?
— Bueno, por la simple razón de que no es mi amigo, —sentenció girándose hacia ella, con una gran sonrisa en el rostro— sino mi marido, y a tú pesar también, no le gustan las chicas tan bajitas.
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2.
Que tierno, pensaba una y otra vez sentado en la silla de su estudio mientras oía a Jin resoplar molesto sentado en sofá de al lado de la puerta. Y Namjoon seguía sentado con aquella tonta sonrisa en su rostro, Jin se había puesto celoso, por esa razón se encontraba resoplando con los brazos cruzados mientras hacía caras extrañas.
No le había dicho nada, sólo le había comentado la última película que había visto y resultó ser que la actriz fue del agrado de Namjoon pero no de Jin.
Y sin saber porqué Jin ya se encontraba así cuando Namjoon quiso darse cuenta.
— Ven —sentenció Namjoon rompiendo todo el silencio.
— No.
— ¿Por qué no?
— Porque ahora mismo, estoy bien aquí —chasqueó la lengua al oír el crujido que indicaba que Namjoon se había movido un poco de la silla.
— ¿Te quedarás todo el rato ahí?
— Sí.
Namjoon finalmente se dio la vuelta aún sentado en su silla quedando con el respaldo apoyado en la mesa. Viendo a un Jin 'molesto' con los brazos cruzados como si se tratara de un niño el cual ha sido privado de sus dulces.
— Vamos, ven.
— Ya dije que no quiero —y resopló una vez más.
— Pero quiero besarte, —musitó el menor alzando el mentón para poder ver la reacción del castaño, quien al oír eso se enderezó— quiero darte un lento beso mientras mis manos se colocan en tu cintura y te acerco más a mi.
La pequeña habitación quedó en un silencio absoluto, tanto por parte del menor y el mayor. Jin seguía cruzado de brazos pero su rostro era totalmente distinto. Con ambas piernas Namjoon dio un pasó aún sentado hacía donde estaba Jin.
— Acercarte tanto como pueda a mi... Oh, ¿y qué haré con ese bonito cuello?, quizás lo colmaré a pequeños besos, poco a poco hasta ese punto donde a alguien le encanta dejaré un pequeño beso en esa zona... —ladeó la cabeza para poder buscar la mirada de Jin— Y suavemente morderé esa zona para después succionarla dejando esa preciosa marca en tu cuello mientras mis manos...
El mayor se levantó de golpe haciendo que Namjoon se callara enseguida y diera un leve salto, Namjoon en silenció observó como Jin sin decir nada se dirigía hacía la puerta. Sabía como era Jin cuando se ponía celoso, pero él lo había intentado, encogió los hombros, suspiró y se giró hacía la mesa otra vez.
El click de la puerta hizo que Namjoon frunciera el ceño para volverse a girar sin entender que pasaba, pero fue de inmediato, al girar que Jin se inclinó hacía él apoyando la mano en la silla haciendo que esta fuera para atrás.
Y cuando quiso darse cuenta tenía a Jin encima de él, totalmente a su merced.
— ¿Qué, no seguirás diciendo en voz alta lo que quieres hacerme? —y la sonrisa de media luna que salió en el rostro del moreno fue el talón de Aquiles para que Jin se inclinara, por fin, uniendo los labios propios con los impropios.
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3.
Fue de inmediato al notar el lado libre del colchón hundirse Jin abrió los ojos alertado por aquella segunda persona. Y entre la oscuridad pudo observar la silueta de Namjoon colándose dentro de su edredón. Se frotó los ojos para después con un susurró casi ahogado, procurando no despertar a los demás compañeros, preguntó.
— ¿Namjoon? ¿Qué haces aquí?
— Nada, duerme.
— ¿Cómo que nada? —frunció el ceño por esa excusa del menor.
— Dormir, eso hago.
— ¿En mi cama?
— ¿Qué mejor lugar sino?
— Vamos, fuera, Namjoon alguien puede despertar y es una situación algo extraña... —Y aunque Jin por dentro gritase que quería al contrario durmiendo en su cama, intentó apartarlo con ambas manos.
Con la habitación en silencio se oyó el grave gruñido que soltó el menor para seguido oírse el sonido del edredón moverse. Y otra vez silencio junto a dos respiraciones más. La de Jin y Namjoon, este último se había abrazado a Jin con todas sus fuerzas, había envuelto al contrario en sus brazos, había cruzado las piernas con el mayor y había enterrado la cara el hueco del cuello de Jin sintiendo el dulce aroma de él.
— No me eches, no puedo dormir sino.
— ¿Por qué no? —Jin agradeció a su temperamento para conservar el pulso y su corazón.
— Porque no duermo contigo.
— ¿Ah?
— Jin, me acostumbré a dormir contigo y realmente no duermo bien si no estás a mi lado.
Y aunque no hubo contestación por parte de Jin a Namjoon le bastó cuando notó que Jin buscaba su mano y entrelazaban los dedos para después dormir plácidamente.
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4.
— ¿De verdad debo salir así? —preguntó Namjoon siendo arrastrado por Jin para que salieran fuera del apartamento donde vivían juntos.
— ¡Sí! —Jin lo miró de arriba a bajo y antes de salir a la calle, se acercó al menor para darle un casto beso en los labios.
— Es demasiado... Argh, es una tontería...
— Pero yo quiero que lo llevemos los dos —y a Jin no le costó nada más que hacer un puchero para Namjoon asintiera soltando un suspiro.
— Está bien, da igual, vamos.
Sin embargo, después del beso el moreno rodó los ojos a la vez que hacía una mueca. No entendía como Jin se ponía tan feliz con cosas tan tontas como esa. Y aunque él dijera que no a Jin le encantaban los pequeños detalles, como si era una rosa o unos bombones o acordarse de su santo... De esas pequeñas cosas que Namjoon no las veía nada importantes.
Pero para Jin si lo eran, como en ese instante.
Ambos de la mano caminaban mientras Jin feliz tarareaba una canción y miraba alrededor observando el parque por donde estaban paseando. Namjoon lo miraba de reojo, viendo esa sonrisa dulce y esos mofletes rechonchos, para él se seguía preguntando:
" ¿Cómo puede ponerse tan feliz por ponernos unos jerséis rosas a juego? "
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5.
La primera vez que Jin vio a Namjoon, realmente no sabía como comportarse o que decir, Namjoon a sus ojos no era un crío, no daba esa sensación cuando lo veías por primera vez. Quizás por eso Jin quiso hacer ver que él era mayor que Namjoon, para mostrarle que podía contar con él y que lo cuidaría.
Jin admiraba a Namjoon a unos limites impensables, porque seguía sin entender como dentro de un sólo cuerpo podía perdurar tanto talento, esa voz que transmitía tantísimo, la seguridad que transmitía, ese rap que por el mismo dijese que no alcanzaría la cima Jin sabía que sí, o esas ganas de crear un ritmo para dejar huella, aquella facilidad para aprender idiomas, aquel ímpetu como líder.
Poco a poco, Jin miró con otros ojos a Namjoon. Físicamente era un poquito más grande que él y sin saber llegó el punto donde Jin buscaba el contacto físico aunque fuera un simple abrazo o el roce de los brazos. Y las ganas de cuidarlo y mimarlo aumentaron sin freno, pero lo peor como él creía, eran las ganas de estar junto a Namjoon.
Cuando iban a practicar, cuando salían de la práctica, cuando cenaban, cuando tomaban el postre, antes de irse a dormir, cuando despertaba, cuando desayunaba... Y así era un bucle sin fin.
Pero de verdad, lo quería a su lado.
A su lado y ese deseo aumentaba a tales que hasta a él le daba miedo.
Se sentía culpable por esas miradas al menor, sentía que ese sentimiento sólo lo tenía él y que todo eso era perjudicial para ellos. Pero para que mentir, Jin le agradecía a su cordura por no tener tanto aguante porque ahora entre los brazos de Namjoon se sentía la persona con más suerte del planeta.
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6.
La primera vez que Namjoon vi a Jin, realmente no sabía como comportarse delante de él quizá pensaba que al ser mayor que él depende de lo que dijese Jin lo tomaría por un crío. Y quizás por eso se sintió en la obligación de madurar un poco, de ser serio con algunos temas o simplemente tener una esencia elegante.
Namjoon admiraba a Jin con todo resplandor, le gustaba la alegría que transmitía el contrario, esa paz cuando estabas con él, esas enormes ganas de hablar con el durante horas, también su modesta personalidad, esa preocupación excesiva y ese amor maternal, esa sonrisa tonta cuando hablaba de sus series o películas o simplemente cuando enseñaba ese jersey rosa que había comprado.
Poco a poco, Namjoon miró más allá que una simple personalidad. Se quedaba mirando, de reojo o a escondidas, el perfil de Jin. Ese perfil que había visto muchísimas veces pero que nunca podría cansarse de él. Y si le taparan los ojos, y le pusiera a Jin delante podría reseguir el contorno de su cara, detalle a detalle porque lo había observado tantas veces que lo sabía de memoria.
A sus ojos Jin era atractivo, tanto de cuerpo como de cara. Era a sus ojos, jodidamente irresistible. Y no era de esperar que en las prácticas o en los vestuarios o en cualquier sitio Namjoon tuviera ganas de ir hacía él y colmarlo a besos hasta que los labios le doliesen. Pero quizás, por trabajo o moral, no podía.
Pero era como enjaular a una bestia, porque el deseó de besar a Jin cada vez que este se encontraba a escasos metros de él.
Aumentaba.
Y aumentaba cada vez más.
No sabía si agradecerle a la cordura por lo que aguantaba o maldecirla hasta el último suspiro, pero en esos instantes no importaba nada más. Porque ahora, allí, en sus brazos un Jin desnudo dormía plácidamente dejando la belleza inconcebible de los ángeles por los suelos.
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7.
Pasó los dos brazos por el cuello de Namjoon y casi fue una contestación inmediata que notara las manos de Namjoon en su cintura, dio un saltito enrollando ambas piernas en la cintura de este. Y la sonrisa que Jin le dedicó fue una de la más bonitas que había visto jamás.
Jin apartó el cabello de Namjoon y fijó sus ojos en los contrarios, viéndose reflejado como si en ese momento el mundo solo existieran ellos y era cierto porque el éxtasis que ambos sentían en sus cuerpos, era mayor que todos los pecados juntos.
Jin delineó con el pulgar la mejilla de Namjoon, hasta que llegó a la comisura de los labios y por una vez su mirada voló hacía los labios del contrario, aquellos apetecibles labios que eran su máxima perdición. Los cuales, como si se trataran del mismísimo oxígeno, buscó. Su mano viajó hacía la nuca del menor para profundizar el beso, que con aquel ritmo lento hacía de ese ardiente enlace uno de los mejores placeres.
Pero todo, esa vez, era diferente.
Simplemente, por el hecho de que eran libres.
Eran libres de darse besos en público, de darse la mano al pasear, de abrazarse delante de todos, de expresar su amor.
Aunque Namjoon le estuviera quitando la ropa a Jin, como muchas veces lo había hecho, se sentía tan diferente, tan distinto que cuando volvió a unir los labios con Jin quiso jurar que haría lo que fuese por él.
Y aunque Jin estuviera estuviera besando a Namjoon como muchas veces antes, sentía que ese era el mejor beso que había dado jamás, quiso jurar que nadie podría igual todo ese amor que él sentía por el contrario.
Aquellos amantes que siempre escondidos se daban amor, por una vez sin cargas a sus espaldas consumieron aquello que siempre habían reprimido por los prejuicios insanos del ser humano.
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