SALOMÉ.
"Todo concluye, pero nada perece"
~Séneca
Abrí mis ojos y no quería pararme da la cama.
Mi primer pensamiento fue él, Niklas.
Me moví hacía un lado sintiendo un obstáculo que me impedía estirarme bien: Melanie.
¿Qué hora era?.
Moví mis manos al rededor de la cama buscando mi celular, hasta que lo encontré casi debajo de Melanie pidiendo a gritos que lo liberaran de tanto peso.
3 llamadas perdidas de Nate y 7 mensajes de él.
—¿Estás despierta? ¡Me quedé esperando las fotos! —Nate
—¡Salomé! Responde el celular— Nate
—Creo que estoy borracho. Sólo quería decirte que te amo aunque haya pasado lo que pasó por qué creo que fue por la distancia si si tu sabes bueno ya pero te amo no te preocupes déjame abrazarte. —Nate
Abrí mis ojos al instante.
Acaso ¿Él sabía del beso con Niklas?
Pero ¿Cómo era eso posible?
El resto de sus mensajes eran cosas aún más incoherentes. Se comía palabras o letras, nada tenía sentido.
—Pero t si sabes qu yo t amo mi amor perdón a yo si. Defu shdmente ya no pudo. Sé difícil perdón.— Nate.
¿Qué me trataba de decir ?.
Sentada en mi cama aún totalmente confundida, sentí como una almohada golpea mi cabeza.
Auch, esa no la vi venir.
— ¿Qué te pasa? Tienes esa cara que siempre pones como si hubieras visto un fantasma— musitó Melanie mientras rascaba sus ojos intentando ver mejor luego de despertar.
—Creo que Nate lo sabe amiga, creo que él lo sabe. No sé cómo pero lo sabe–respondí con la mirada fija a yo no se donde. Estaba como una estatua. Sin moverme.
—¿Qué sabe? ¿De qué hablas?— se sentó de inmediato a mi lado— ¡Anda,dime! No te entiendo, es muy temprano para que hablas con tantos códigos. ¡Habla claro, caray!
—Mel, él sabe que me besé con Niklas. Mira estos mensajes— respondí al tiempo que le pasaba mi celular mostrándole la conversación con mi novio.
—¡¿Qué tu besaste a quién?! — preguntó Mel gritando.
— ¡Shhh!¡Baja la voz! — ordené. Había olvidado que no le había contado nada aún.
—Pero ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo me perdí de eso? ¡Cuéntame todo! No-lo-puedo-creer. —dijo ahora susurrando. Puse mis ojos en blanco.
— Fue un error— dije, creo que tratándome de convencer a mí misma también.
— Pero ¿Qué pitos hablas mujer? ¡Besaste a Nik! —dijo tapando su boca con sus dos manos entre risillas.— ¿Sabés cuantas chicas en esa fiesta querían hacerlo?
—No, no lo sé. Y no me importa, fue un error y tengo novio y ¡él lo sabe! Por alguna extraña razón. Concéntrate y lee estos mensajes. Dime que entiendes— Señalé mi celular que ya estaba desde hace medio siglo en su mano.
Ella leyó cada mensaje. Su cara estaba tan neutral que no lograba entender lo que pensaba.
De pronto soltó una carcajada.
La miré con cara confundida y ella sólo seguía riéndose.
¿Qué le causaba tanta gracia?
— Sí no supiera que estaba borracho, ¡diría que es un retrasado! Si me preguntas que entiendo, solo diré...NADA. ¡Dios mío Salomé! A mi me late que fue él quien hizo algo. Mira— dijo señalando un mensaje— aquí te pide perdón. Creo que deberías llamarlo. Y si me equivoco, entonces pues aja.— sonrió — Además no hay posibilidad de que se enterara que besaste a Niklas
Tenía razón, solo Niklas y yo sabíamos del beso. Aunque me sentía mal por Nate, no dejaba de preguntarme por Niklas. Seguro estaría en su casa burlándose de qué por un segundo creí que se interesaba en mí. Mi corazón se estremecía al pensar en eso.
«Y ¿Qué pudo ser tan malo como para que Nate me pidiese perdón y se emborrachase de esa manera?»
(...)
Mel se quedó toda la tarde en mi casa.
Almorzamos juntos todos y como a eso de las 5 p.m. pasaron por ella pues iba a cenar con sus padres.
Regresé a mi habitación para llamar a Nate y justo antes de hacerlo él se me adelantó.
Era una llamada normal y no una video llamada. Mucho mejor, no podía verlo a los ojos mientras recordaba que había besado a otro ayer.
— ¡Hola Nate! — respondí algo nerviosa.
—¡Pensé que no me contestarías!— exclamó.
No supe que decir.
Su voz era algo quebrantada y estaba algo nervioso. Sólo guarde silencio esperando que hablara.
—Salo, verás...Me di cuenta de todos los mensajes que envié ayer. Fui un completo estúpido, lo siento mucho— musitó.
—Nate, dime que sucede.
— Yo... no debería decirte esto por aquí. Juro que te amo y que nunca amé tanto a nadie así. Pero....yo...salo te engañé y...lo peor de todo es que...me gustó hacerlo.
«MALDICIÓN.
¿QUÉ?
¿ME ESTÁ BROMEANDO? »
No me sentía en la posición moral de reclamarle. Pues yo había hecho lo mismo. Me quedé callada esperando a ver si había algo más que tenía que decirme.
—Yo, entiendo si no quieres escucharme. Pero necesitaba decirte esto. —agregó.
—Nate, yo...yo no sé qué decirte. Si te has besado con alguien más supongo que he sido yo también la culpable de esto, la verdad es que a mi también...—antes de terminar la frase él me interrumpió.
—Salomé escúchame— habló decidido— No te estoy hablando solo de un beso,eso... eso ya ha pasado antes, no pensé que sería importante.— ¿Qué? ¿Cómo que no pensó que sería importante contarme sobre un beso con otra persona que no fuera yo? ¿Cómo que ha pasado antes? ¿Cómo que no ha sido solo un beso? Sentía como la rabia se apoderaba de mí— Te estoy hablando de que me acosté con alguien salo, no sé...perdí el control y pasó. Perdóname.
Quería matar a Nate.
En serio quería hacerlo. Me estaba decepcionando de una manera que jamás pensé que él podía hacerlo.
Acababa de decirme que había estado con otra chica y aún más que había besado varias veces a alguien a parte de mí . Yo pasé toda la maldita noche y el día de hoy sintiéndome culpable por haber besado a alguien diferente a él mientras que él se revolcaba quién sabe con quién .
—¿La conozco? — fue lo primero que se me ocurrió preguntar.
—No, lo dudo. Yo tampoco la conocía hasta hace unos días.— Respondió.
¡¿Unos días?!
¿Unos días y ya se acostó con ella?.
—¿Salomé? Dime algo por favor— escuché decirle.
— ¿Qué quieres Nate? ¿Qué te felicite y te de un premio por perder la virginidad con una chica que acabas de conocer ?— pregunté furiosa entre llanto.
— Salomé te lo pedí muchas veces. Quería que tú fueses la primera, pero no estabas lista y lo respeté. Entiéndeme soy hombre, ya tengo casi 18 años y era absurdo ver como mis amigos desde hace mucho hablaban de eso mientras yo seguía esperándote. Entiéndelo.
Imbécil. ¿Ahora era culpa mía ?
—Mira Nate, agradece que no te tengo en frente mío. Porqué juro por Dios que te habría dado una bofetada en la cara que nunca olvidarías. ¿Quién eres?¿Qué pasa contigo ? No eres la persona de la cual me enamoré. —grité.
—¡Salomé dejame explicártelo!. Yo no quiero que lo nuestro termine. Sólo... quiero que pongamos condiciones diferentes hasta que nos veamos. Tú sabes, tenemos nuestras necesidades — dijo entonando la palabra "necesidades".
— ¡Nate! Tenemos dos años. ¡¡Dos malditos años juntos!!. ¿Crees que yo aceptaré que me pidas algo así ? ¿No me conoces o qué? ¿Sabés qué? Te la pondré fácil. ¡Terminamos! , sin condiciciones, o lo que sea que quieras. ¡ESTO SE ACABÓ! — grité mientras colgaba la llamada.
No puedo creer que Nate me estuviera hablando de esta manera. Sentía que estaba hablando con alguien completamente diferente. No podía parar de llorar.
De verdad se había acabado.
Estaba tan decepcionada, tan llena de rabia.
—¿Sí belleza tropical? Dos horas sin mí y ya me extrañas? —contestó Melanie
—Mel— dije sollozando— se acabó.
— Jesús mujer, ¿Qué pasa? ¿Está todo bien ? —preguntó.
—No—dije llorando. Sabía que cada palabra que decía no tenía sentido y era mucho menos entendible. — yo...mel, te — titubeé nuevamente— por favor.
—Tranquila Salo, no entiendo nada. Respira profundo y empieza a inhalar y a exhalar —La seguí y logré calmarme un poco.
— Te necesito, ¿podrías venir? —pregunté .
—Mierda Salo sabes que iría enseguida sin pensarlo dos veces. ¿Podrías esperarme unas dos horas? Es que estoy fuera de la ciudad con mi familia aún. Pero termino de comer y obligo a Gabriel a que me lleve. Espera y trata de tranquilizarte. ¡Dime al menos de que se trata!
— ¡Es Nate Mel! Hemos terminado, se acabó.
—¡Mierda! —espetó— ¿Se enteró de ESO?—dijo casi susurrando para que nadie escuchara.
Comencé a chillar otra vez. Tan solo volver a pensar en ello me hace sentir unas punzadas en el corazón.
—Fue él, fue él quien me falló. Por favor apresúrate. Te necesito.
Me acosté en la cama llorando. Le dije a mamá que aún estaba cansada por la fiesta y lo entendió así que no fue necesario bajar a cenar.
(...)
En menos de dos horas Melanie tocó la puerta de mi habitación.
—¿Salo? ¿Estás despierta?— pregunta a la vez que abre la puerta.
—Aquí estoy— respondí con voz débil. Estaba acostada en la cama dándole la espalda al lado de la puerta. Escuché como la puerta volvía a cerrarse y sentí como alguien se sentaba al otro lado de la cama.
—Tu mamá me ha preguntado por qué estoy aquí de nuevo. Le dije que la cena con mi familia había terminado y no quería aburrirme sola en casa. ¿No le habías dicho que venía? Le pregunté que si estaba bien para ella que me quedara y no dudó en decirme que sí. —suspiró, tomó aire para hablar otra vez— ¿Me quieres contar que pasó o sólo quieres que te haga compañía? —No respondí. Ni siquiera sabía lo que quería–Vamos, habla conmigo. Cuéntame todo.
—Sólo ...Sólo abrázame ¿sí? —musité.
Ella no dudo en hacerlo de inmediato. Se acostó a mi lado y me abrazó. Se formó un nudo en mi garganta y sentí como vendría otro episodio de imparable llanto.
Nate me había partido el corazón. Estaba hecho pedazos.