La chica de melena oscura mueve la cabeza hacia la derecha, topándose de frente con la pareja que había despreciado, de puertas para dentro, hace un par de semanas.
Nunca le han interesado los chismes del instituto. Cuando escuchaba a alguno de sus compañeros narrar el asunto, se perdía en los detalles. Para ellos era de suma importancia el que fulanito hubiera hecho esto y no lo otro, y que menganita estuviera con el otro y no este. Se perdía en detalles tan irrelevantes como que ambos habían discutido en el instituto.
Para Virgo, que dos personas dieran un espectáculo en el instituto con sus asuntos personales le daba a entender que buscaban aumentar la gravedad, y meter a más personas de por medio.
Convertirlo en lo que era; un circo.
Relajó la expresión, estaba pensando demasiado en cosas sin importancia.
Sagitario caminaba al lado de Capricornio sin apenas mirarlo. No tenían las manos entrelazadas, no cruzaban miradas ni por error y la distancia entre ambos era más que prudente.
Estos pequeños detalles preocuparon a Virgo y le llenaron el corazón de una falsa esperanza.
Desvió la mirada de ellos y volvió a su tarea principal; ordenar los libros para mañana en su taquilla. Se sintió nerviosa. Que no mostraran cariño de forma pública quería decir que lo habían dejado y eso podía darle una oportunidad.
Levantó la cabeza del libro de historia cuando reparó en sus reflexiones. "¿Una oportunidad? Estoy pensando en Capricornio como un novio..."
No tuvo tiempo a ruborizarse, a su lado había dos chicos que estaban murmurando algo lo suficientemente alto para que ella lo escuchase.
-Te lo dije. No ha tardado ni un mes en deshacerse de ella.
-No me creo que Capricornio haya salido con Sagitario por eso.
-Estas ciego, Capricornio se las lleva al huerto más rápido de lo que crees.
-Pues dio el pego, pensaba que le gustaba.
-¿Gustarle? A todos nos gusta Sagitario, está muy buena.
-Dilo por ti, a mi no me incluyas.
-Bah, no sabes lo que dices.
Ahora Capricornio era una cara conocida, el principio de un nuevo rumor y el final de cualquier historia picante y desagradable. Sagitario tampoco se libraba de la parte que le tocaba, la tenían en el punto de mira como una chica fácil que había caído presa de un mujeriego.
Eso era motivo suficiente para que alguno pensara en hacer la misma jugada que Capricornio.
Virgo frunce los labios en muestra de desaprobación. Los chicos que están a su lado se están poniendo las botas y eso incrementa su molestia. Cierra la taquilla con un manotazo y les dirige una mirada de reojo.
Ambos quedan en silencio durante unos segundos, observando cómo se aleja en dirección contraria.
"A nadie le importan sus sentimientos. Los miran como objetos, animales y especímenes. Los humillan con sus estupideces, luego se ríen y les señalan." piensa manteniendo el ceño fruncido.
Lo peor estaba por llegar, y era que la habían metido en el ajo. La habían añadido como la "otra" por la que Capricornio había cambiado a Sagitario.
No eran pocas las ocasiones en las que Virgo y Capricornio intercambiaban miradas en las clases conjuntas. En medio del bullicio, bajando el tono del profesor y elevando el silencio ante una explicación, ambos se quedaban absortos en la mirada del otro hasta que uno de los dos la rompía, normalmente a causa de una riña del profesor.
Ellos le daban motivos para engordar los rumores y los chismes.
Esas miradas eran la gasolina de sus cotilleos, aquellas sonrisas naturales que salían ante un chiste ajeno eran la base para una mentira, y los inesperados acercamientos eran la guindilla del pastel para los observadores curiosos.
En las sombras, se hurtaba un rumor y a la luz del sol, Virgo y Capricornio se iban acercando con pasos tímidos. Una especie de tranquilidad y paz empezaba a llegar a sus corazones, volviendo a sentirse unidos a sí mismos al tener a alguien que le entendiera en los aspectos que empeñaban en ocultar al resto del mundo.
"Me gustaría estar lejos de aquí con ella." pensó Capricornio cuando cruzó el pasillo y vislumbró a Virgo con la cabeza metida en la taquilla.
Cuando apartó la mirada, el ruido del mundo volvió avasallarlo debido a la crueldad de las palabras, la envidia y la falsa victoria.
Cerca de sí siempre escuchaba las mismas quejas, objeciones y méritos. Intentaba no darle importancia, dejar de lado su opinión y su versión del asunto.
Sabía que por mucho que quisiera explicarse, nadie le creería a estas alturas.
. . .
Mientras que la clase de biología sigue su curso, Virgo siento un pinchazo en su interior al oír como sus compañeros tachan a la persona, que considera admirable y con una hermosa personalidad, como un ser manchado por la lujuria y la falta de principios.
"Habláis de él, pero nunca os habéis mirado en un espejo." piensa, ejerciendo fuerza en la mandíbula hasta el punto en que sus dientes se quejan.
Se fuerza a relajarse.
Levanta la mirada hacia delante, sintiendo como alguien le clava la mirada en la nuca y habla en susurros. Por un instante, el deseo de girarse le invade, pero luego recuerda la reputación que le han creado y prefiere evitar añadir más leña al fuego.
El timbre suena cuando todos están recogiendo sus cosas. La profesora les riñe por ello y ambos adolescentes marginales se preparan para encerrarse en sus caparazones y salir al pasillo; inmunes a cualquier comentario y a cualquier situación.
Solo quieren cruzar el pasillo todo lo rápido que les permitan sus piernas, vislumbrar la puerta de la salvación e irse muy lejos.
Tan lejos que nadie les conozca, ni a sus rumores.
-¿Vienes?- pregunta Capricornio a su lado.
Virgo levanta la mirada del libro y endereza los hombros con una sonrisa tímida en los labios. La mirada relajada del contrario le tranquiliza y detiene el tren de pensamientos.
-Como para quedarme aquí.- responde sacándole una sonrisa inocente al chico.
Acto seguido, recoge las cosas a buen ritmo. Capricornio la observa por unos segundos, fijándose en los rápidos movimientos de manos y en la expresión de su mirada. Está tan entretenido observándola que no se percata de que algo se ha reparado en su pecho.
-Oye.- llama su atención. Virgo lo mira de reojo aun recogiendo las cosas.- ¿Hoy tienes mucho qué hacer?
-Depende.- comenta.
Frunce el ceño ante ello confuso.
-¿De qué depende?- pregunta curioso.
-De las ganas que tenga de hacer algo.- le mira seria.
Ambos mantienen la mirada en el del otro, intentando descifrar mutuamente sus pensamientos. Al no conseguirlo, Capricornio esboza una sonrisa cómplice.
-Pues tomate un café, porque quiero que vengas a casa.- informa.
Virgo frunce el ceño cerrando la mochila. Se levanta y la cuelga de su hombro derecho aún reflexiva.
-¿Para?- pregunta desconfiada.
-¿Siempre tiene que haber un "para"?- hace comillas con los dedos.
Virgo sonríe ante su respuesta.
Emprende la caminata, dejando que Capricornio le siga hasta el pasillo. En cuanto atraviesan el umbral del aula, él se posiciona a su derecha con ambas manos en los bolsillos de la chaqueta.
-Siempre llevándome al límite, ¿he?- comenta Virgo regalando una sonrisa al mundo.
-Tú eres la que me lleva al límite siempre.- responde.- Y eso no me disgusta.- finaliza en un tono más bajo.
Hay una gran cola para salir por la puerta principal, por lo que Virgo toma un desvío agarrando del brazo a Capricornio. Se queja al principio, pero termina por seguirle cuando reconoce los pasillos.
-Dime para qué quieres que vaya y probablemente me lo pensaré.- retoma el tema.
-Quiero enseñarte algo.- responde él bajando las escaleras a su ritmo.
-¿Acaso me vas a enseñar tu colección de figuritas de acción?- pregunta inocente, haciendo sonreír al chico.
-No, eso no sería propio de un caballero.- levanta un sombrero de copa imaginario para acompañar a sus palabras.
-¿Ahora eres un caballero?, ¿de la época medieval o el típico caballero de las novelas románticas?- pregunta entrando en su pequeño juego de dos.
Capricornio piensa en las múltiples opciones con una mano en el mentón.
Doblan a la izquierda y luego a la derecha, como si estuvieran en medio de un laberinto. La puerta secundaria está un poco escondida, pero casi siempre está desértica.
-Virgo,- le llama cambiando de tema.- aun no me has dado una respuesta.
Virgo frunce el ceño, pensando en si aceptar su amable oferta y estar más tiempo con él, o simplemente rechazarla.
Por un lado, es algo que le apetece con creces, pero por otro lado, intenta mantener la distancia porque sabe que tarde o temprano se irá a raíz de la beca, y no puede permitirse el lujo de estar tan apegada al chico.
Luego lo extrañaría y le dolería.
-Está bien.- se decanta por la primera opción.
El pensar que en algún momento se irá le provoca vértigo, pero sabe que si desperdicia el tiempo ahora, no tendrá más oportunidades en el futuro.
Capricornio esconde una sonrisa bajando la cabeza por un momento. No puede ocultar la felicidad que le produce esa respuesta. Carraspea aclarando la voz para poder responderle.
Esquivan unos cuantos cubos de mantenimiento y por fin salen del instituto. El frío de finales de febrero les da la bienvenida a la vida con el sol oculto tras unas nubes, sombreando el suelo.
-Vente a las 17h, te espero.- responde.
Ella asiente antes de caminar en dirección contraria.
Capricornio vuelve a quedarse embobado mirándola, recordando aquel extraño sueño que tuvo hace unas noches en donde Virgo era todo colores vivos.
"Cada día se me hace más difícil decidir." piensa deshaciendo el hechizo.