Regresando a nuestro hogar,el silencio no entre nosotros no era para nada incómodo.Franklin me ayudaba con la silla de ruedas,mientras yo leía un libro en el camino.
-¡Entonces yo le dije Hakuna matata!.-se rió pero al verme infló la mejillas.-¡No me ignores!.-movió un poco la silla.
Parpadee varias veces y cuando regresé a la realidad,giré un poco mi cabeza para ver a Franklin.
-Lo siento,estaba distraído.
El suspiró y sonrió de nuevo.
-No importa.-miró al frente.-¡Ya llegamos!.
Al mirar a la misma dirección pude distinguir la casa.Al estar frente a la puerta,la abrieron y entramos.
-¡Mamá,papá,llegamos!.-gritó Franklin.
Nadie contestó,miramos por todas partes,no había rastro de que alguien estuviera en casa.
Moví las ruedas de la silla y me acerqué a la mesa en donde había una nota.
-¡Ah!,nuestros padres fueron a Inglaterra a visitar a la abuela,dice en la nota que se encuentra enferma,por eso fueron,regresarán en unos días.-bajé la nota y miré a Franklin.
-¿Significa que tenemos la casa para nosotros dos?.-preguntó él.
-Supongo que si.
El sonrió,pero cuando lo miré,borro su sonrisa y carraspeo.
-Iré a darme una ducha,¿quieres venir?-me miró por unos momentos,mientras se quitaba la camiseta.
Lo pensé por unos momentos,poniendo una mano en mi barbilla en modo de pensar.
¿Que debería decir?...