Mi Soldado; Esperando a...

By NuriaOrtiz

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Esto es una mini temporada, que cuenta la historia de algo que, creo que la gran mayoría quería, y es la lleg... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Epilogo
SUPER NOTICION!!

Parte 23 (Extra de Halloween) (Cortito)

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By NuriaOrtiz


Al llegar a casa después de un día bastante intenso de entrenamiento con los novatos, lo último que esperaría al abrir la puerta, seria ser recibido por una catrina y un feroz pirata. Sus hijos vestían los disfraces que pensaban llevar esa noche, para realizar el truco o trato por todo el vecindario y llenar sus arcas de deliciosos caramelos, que acabarían en cuestión de unas pocas horas.

Los dos pequeños habían estado muy emocionados por la festividad de la noche de brujas y como tal, dieron la tabarra a su pobre madre, hasta que esta les prometió hacerles un disfraz para cada uno. Liv era una preciosa y vistosa catrina, llena de colores y brillos. Llevaba un tutu negro, leotardos de rayas rosas y moradas y una camiseta rota de color negro, encima de una de rosa chillón. Itzi le había echo dos coletas atadas con dos vistosos lazos, y sus ojos claros, sobresalían sobre todo aquel maquillaje. Kota sin embargo, lucía un sencillo y cómodo traje de pirata. Tenía una cicatriz pintada en su mejilla e Itzi había pintado muy suavemente alrededor de sus ojos, para destacar el color de estos. Una vez más, al mirar al par, se percato de que tenía dos cachorros de Husky en casa. Estos podían hablar y andar a dos patas, pero en realidad, eran traviesos como dos cachorros.

--¡Papi, truco o trato!

Grito Liv, saltando desde el umbral de la puerta hacia sus piernas. Upando a la pequeña de cuatro años, se inclino para hacer lo mismo con Kota y entro en la casa que la base les proporciono cuando se convirtió en instructor.

--¡Wow! Que disfraces más chulos. ¿Los ha hecho mama?

--Sip. Soy una catina.

--Catrina, cielo. Eres una preciosa, catrina.

--Yo un pirata.

Intervino Kota con orgullo, alzando su espada de juguete, arrugo su nariz, intentando hacer un feroz gesto.

--¡Que miedo! Vais a conseguir muchos caramelos ¿Eh?

Los dos pequeños botaron en sus brazos, animados por la noche que les esperaba, pidiendo chucherías de casa en casa, en aquella gigantesca base militar, donde todo lo que alcanzaba la vista, estaba preparado para los pequeños visitantes que iban a pedir su ración de dulce. Mientras dejaba atrás la entrada, hecho un rápido vistazo al salón y frunció el ceño, cuando no encontró a su esposa.

--¿Sabéis donde esta mama?

Pregunto, bajando a los dos al suelo, iniciaron una exhaustiva búsqueda en conjunto. Finalmente, la encontraron en el cuarto de juegos de los pequeños, recolocando todo lo que los dos diablillos, habían desparramado. Aquella habitación era como el cofre de las sorpresas. Había tantos juguetes, que nunca sabias al cien por cien, cual iba a surgir al abrir un cajón de almacenaje.

--¿Día ajetreado?

De rodillas sobre la alfombra, Itzi lo miro por encima del hombro, soltando un largo suspiro, acomodo uno de los tantos peluches que tenían sus hijos, en una de las baldas.

--Te propongo algo.

--Dime.

--Un día, te los llevas a trabajar y dejas que ellos entrenen a los chicos, veras como los agotan.

Soltando una carcajada, apoyo una mano en la cabeza de Liv y paso de largo a los dos revoltosos, para acercarse a su esposa. Acuclillándose a su lado, agarro su barbilla con los dedos y la obligo a mirarlo. Besando aquellos dulces labios, sonrió ante el claro conocimiento, que pese a que ella se quejaba de la energía desmedida de ambos hermanos, ella era inmensamente feliz de ser madre de esos dos diablillos.

--El próximo Halloween son todo míos.

--Es un trato.

Murmuro ella contra sus labios.

--Y vosotros dos...

Al girarse a mirarlos, la mirada de los dos hermanos, voló hacia el techo como si el asunto no fuese con ellos. Levantándose, fue hacia ellos y los ataco. Un ataque a tiempo de cosquillas, evitaba males mayores. Tendiendo a los dos sobre el suelo, ataco los costados y las barrigas de sus hijos. Las carcajadas llenaron el lugar por completo, recordándole que eso era una de las cosas que ambos querían desde un principio, cuando se quedaron embarazados de Liv.

--Nosotros podemos ayudaros, pero no tenemos por qué recoger todo lo que vosotros habéis tirado. Son vuestros juguetes, así que ¿Quién tiene que recogerlos?

--¿Papa?

Entornando los ojos, hizo cosquillas a Liv en su cuello, sintiendo como la pequeña se encogía bajo sus dedos, mientras se reía sin parar.

--Yo tampoco, pequeño diablillo. Vosotros tenéis que hacerlo.

--¡Vale, vale!

Grito Liv, jadeante por las risas, se quedo tirada sobre el suelo de madera, cuando el dejo de hacerle cosquillas. Ellos como matrimonio y locos de los niños, llevaban unos meses pensando en darles a Liv y Dakota un hermanito más, pero por el momento, no se habían decidido del todo al dar el siguiente paso para convertirse en familia numerosa. El pasaba tiempo en casa, pero tres niños a cargo de una sola persona, y conociendo los antecedentes de energías desbordantes que tenían sus pequeños, no sería justo para la mama, pese a que el ayudaba en casa y se mantenía al tanto con los pequeños, quien realmente estaba más tiempo con ellos, era Itziar, sin embargo, su diablillo quería un tercer retoño. Ella misma le había informado que no quedaría satisfecha, hasta llenar la casa niños. Y él la apoyaba. Amaba a sus hijos, uno o dos más, harían una diferencia bestial, en diversión y felicidad.

Mientras Kota y Liv ordenaban el desastre que habían creado y que Itziar había medio organizado, su teléfono móvil vibro en el bolsillo de su uniforme, avisándole de una mensaje. Al sacar el aparato, desbloque la pantalla táctil y miro el whatsapp que le había llegado de su hermano Héctor. Al ver la foto, soltó una carcajada que hizo que Itzi lo mirara. Pidiéndole con la mano que se acercara, tiro de ella hasta colocar su cuerpo entre sus 'piernas y rodearla, entregándole el teléfono, dejo que mirara la fotografía de sus sobrinos.

Keith y Rain, posaban para la cámara, vestidos de marinero sangriento y de momia. Sus ojos oscuros, brillaban en medio de un par de enormes sonrisas, mientras sostenían entre las manos las cestas de calabaza, con las que pedirían caramelos esa noche.

--Héctor me dijo que están intentando ir a por el triplete.

--¿De verdad?

Itzi lo miro por encima del hombro, con sus ojos dorados bien abiertos, parecía sorprendida por la noticia, y es que no era para menos. Anne le cogió tanta tirria cuando llego por los pelos al nacimiento de Liv, que cuando su hijo Rain nació y creció, se dio cuenta de que pese a que el físico del niño era una copia casi exacta de Héctor, la energía desmedida y una pequeña porción de su personalidad, era de él. Aun a día de hoy, Anne lo martirizaba, echándole la culpa de que su hijo sea tan inquieto, ¡pero la culpa no era suya! ¿Quién fue la que le cogió manía en primer lugar? ¡Ella! Así que era su responsabilidad de que Rain naciera así.

Keith por otro lado, demostraba ser un niño más paciente que impaciente, lo cual era algo que Anne agradecía.

--Uno más... ¿Nos animamos?

La risa de Itzi, lleno sus oídos, al tiempo que se echaba hacia atrás, recostándose contra su pecho. Era algo que ambos querían, pero que por ahora tenían aparcado, hasta que los pequeños fuesen un pelín más independientes y Dakota no fuese un diablillo destructivo. Sin embargo se alegraba por su hermano.

Después de que los cuatro se prepararan para salir, el cogió una mochila y se la echo al hombro, sabiendo que aquellas calabazas, iban a llenarse muy pronto y rápidamente. Con Itzi de la mano y los dos pequeños niños disfrazados, caminando delante de ellos, comenzaron a recorrer las calles cuando comenzaba a anochecer. Las decoraciones ya estaban encendidas y las calabazas con la iluminación, daban un toque estupendo de terror. Kota paraba en cada calabaza que se encontraban y siempre y cuando fuese una cara lo que estuviese tallada, el imitaba el feroz gesto que mostraba.

Poco a poco, el botín obtenido por los niños, fue haciendo más y más grande, hasta llegar a un punto, que la mitad de la mochila que había llevado, estaba llena. Sabía que aquel día, los niños de la base se iban a inflar a caramelos, pero cada una de las familias, esperaba esa fecha con ganas, pues era un momento donde los pequeños podían disfrutar y conocer a más niños de su edad.

Durante todo el paseo, la energía de Liv y Dakota, estuvo al máximo en cada truco o trato realizado, sin embargo, la energía desmedida de los dos hermanos, se apago como una luz, una vez entraron en casa y se quitaron los disfraces y el maquillaje. Apenas les habían puesto los pijamas, ambos cayeron profundamente dormidos en el sofá.

--¡Menudo día!

Susurro Itzi, sentándose en la alfombra frente al televisor.

--¿Qué te ha parecido este Halloween?

Le pregunto, sentándose junto a ella, apoyo la espalda contra el sofá y la miro. Su chica parecía un poco cansada, pero el brillo que había en su mirada, hablaba de lo bien que se lo pasaba, siendo madre de dos revoltosos niños.

--Muy bueno. Incluso he tenido sorpresa.

--¿Si? ¿Cuál?

Sin importar que fuese, le interesaba todo lo que tuviera que ver con ella y su felicidad. Itzi sonrió, se levanto con elegancia y camino hacia su bolso. De allí, saco un sobre que le entrego antes de tomar asiento una vez más.

--¿Qué es esto?

--Lee.

Entornando un poco los ojos, obedeció aquella orden y saco una hoja doblada a la mitad del interior. Al desplegarla y ver lo que allí había escrito, sintió como sus manos temblaban y su respiración se detenía por un segundo. No podía ser.

--¿Esto es una broma, por ser el día de brujas?

Estirándose hacia él, recupero el sobre de entre sus dedos y saco algo que posteriormente le entrego. La confirmación de que aquello no era ninguna broma, estaba allí mismo. Aquella tira de fotos de ecografía, revelaban un circulo negro y un punto de color en el. La fecha impresa a un lado de las hojas, databa de dos días atrás.

--Pero... no me he dado cuenta...

--No he tenido síntomas. Ni nauseas, ni mareos. Los olores, a no ser que sean muy fuertes, no me afectan y estoy comiendo y durmiendo normal.

--¿Entonces como demonios te has dado cuenta?

Susurro, intentando que sus hijos no se despertaran y lo pillaran diciendo malas palabras. Al mirar a los niños, los observo dormir durante un momento, antes de regresar la mirada de vuelta a Itziar.

--Un atraso. Uno gigantesco.

--¿De cuánto?

--Mmm... Estamos en la semana ocho.

--¿Dos meses?

--Si. Dos meses.

La sorpresa de un nuevo embarazo lo pillo tan desprevenido, que no fue capaz de modular palabra alguna, durante un largo rato. ¡Los que iban a por el triplete eran ellos! Dos meses de embarazo... ¡Dos! Iba a ser padre por tercera vez al lado de la mujer que amaba, con quien añadiría una nueva integración a esa familia. Un nuevo hermanito para Liv y Dakota. Un integrante que, una vez más, llegaba de sorpresa.

Bueno... aquello solo quería decir una cosa. ¡Se avecinaban muchas más aventuras y risas al lado de sus tres hijos! Compartía su vida junto a una mujer increíble que le llenaba de felicidad día a día y que para colmo, iba a convertirlo en padre por tercera vez. Su vida había cambiado muchísimo desde que conocía a Itziar diez años atrás, y ella seguía cambiándola día a día.

Entruchando sus brazos alrededor de la futura mama, la beso y abrazo, mientras le daba las gracias por la vida que había creado para él, junto a sus hijos.

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