Sumando

By graciaortiz

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Era invierno y estaba sentada en la mesita del Starbucks con su café de vainilla y canela tomando notas como... More

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By graciaortiz

Cerré el computador portátil dando por finalizada mi reunión con uno de los directores creativos de una de las páginas sociales más influyentes en el mundo. Habíamos estado hablando sobre una posible alianza con twitter y la página de citas. Era impresionante lo rápido que había crecido y sucedido todo.

-Sisa.. dejando de hablar de los sidebars y eso...-el hombre frente a mi aclaró su garganta- Me preguntaba si tenías algo que hacer hoy... -me sostuvo la mirada con la esperanza de que aceptara.

No tenía mucho tiempo de pensarlo era sí o no. Tiré de mi chaqueta y miré de reojo mi agenda sobre el escritorio.

-¿Te gustaría salir hoy, en la noche? Pensaba en que podríamos cenar y... hacer lo que quieras...-siguió insistiendo, intentaba animarme pero su comentario no hizo más que lo contrario. No era un hombre lo suficientemente seguro como para invitar sin titubear a una chica y planear una cita.

Le envié una sonrisa agradecida y sus ojos claros se iluminaron.

-Muchas gracias...-lo pensé unos segundos. Soy de las que se hacen un poco de rogar y no aceptan a la primera. Además, eran asuntos de negocios, nuestra relación no debería exceder del espacio laboral- Estoy pensando en ir al cine... con unas amigas.-agregué mintiendo.

Sin embargo, no noté ni una pisca de desilusión.

-Eso es genial, también podemos ir al cine. -su dentadura blanca brillaba al punto en que creí que sonreía fingidamente. Me atrajo su perseverancia. ¿Por qué no salir un viernes en la noche?

Le devolví una sonrisa coqueta. Me empezaba a volver buena en esto.

-Me quedo con la cena. -reí.- ¿A qué hora nos juntamos?

***

Mientras tanto por Manhattan, Justin seguía en su oficina.

-Te paso a buscar a las 10. -dijo Ryan por el altavoz de mi iPhone.

No presté mucha atención a la conversación pero me limité a decir:

-Aja...-di click en la siguiente página. Tenía los ojos algo adormecidos de estar tanto tiempo frente a la pantalla, había pasado gran parte del día buscando en la famosa -al parecer- página de citas, Lovebook.com, buscando el perfil de mi chica de cabello castaño pero sin resultado alguno. Eran demasiados perfiles. Cuando digo demasiados es que son más de 250.000 perfiles de mujeres buscando citas. Una tontería.

-¿Me estas escuchando? -Ryan volvía a interrumpir en mi búsqueda. Rodé los ojos y tomé el teléfono.

-Sí.

-¿Qué haces?

-Trabajo en unos informes.-dije obvio. No quería que me descubriera viendo una página de citas.

-¡Oh! Ya entiendo, ves porno. -su risa se escuchó por toda la oficina.

-No, idiota. -su estupidez superaba la realidad. No habló hasta que dejó de reír.

-Entonces, paso por ti a las 10. -repitió.

Masajee el puente de mi nariz. Salir a un club un día viernes en busca de escape suponía una buena opción.

-¿Cuál es el nombre del club?

-Karma. Queda cerca de Brooklyn. -se escuchaba apurado.

-Esta bien. Nos vemos. -corté la llamada para luego guardar el teléfono en el bolsillo de mi gabardina. Volví mi vista a la pantalla y despeiné mi cabello.

Debería empezar a rendirme desde ahora, no me pasaría toda mi vida buscando a una chica que derramó café en mi abrigo. Tampoco fue gran cosa...

Corrección. Si fue gran cosa.

Alterado salí de mi oficina, estaba decidido a dejar de pensar en esa chica, no es la única en el mundo.

***

El letrero de Daniel  brillaba en las afueras del restaurant, sabía de antemano que este estaba catalogado como uno de los mejores de Nueva York. Ajusté mi vestido en los costados mientras acomodaba mi chaqueta. Cerré la puerta del taxi detrás de mi y me adentré en el lujoso restaurant.

Quizás había venido con algo poco formal pero Andrew, mi cita de esta noche, había mencionado que viniera cómoda. Lo busqué entre las mesas antes de que una de las meseras se acercara. Cuando nuestras miradas se encontraron me indicó que me acercara y me sentí incómoda pero a la vez poderosa mientras me acercaba a él. Pensé en decirle que tomara un fotografía, para que no se perdiera de ningún detalle pero su mirada fue lentamente recorriendo mi cuerpo.

-Hola. -saludé con una sonrisa al llegar a su lado.

-Creo que no hace falta que te diga lo hermosa que te ves. -su voz era ronca y esperó a que me sentara antes de hacerlo él. Sus palabras eran dulces pero las había escuchado cientos de veces a otros hombres... con los cuales no salí por supuesto pero al dirigir una empresa de citas, escuchas todo tipo de cumplidos dirigidos a la chica o chico con el que salen, por lo que no me sorprende. Aún busco un chico con cumplidos algo más originales y que me dejen sin habla, pero eso es algo que llevo haciendo desde hace años.

-Es lindo el lugar...-dije evitando olvidar el cumplido. Miré con sumo interés la enorme araña de cristales que estaba en el techo y que lograba iluminar todo el lugar.

-¿Nunca habías venido? -me encogí de hombros.- Es difícil encontrar lugar, solo se aceptan reservaciones...

-Puedo decir entonces, que... ¿sabías que aceptaría salir contigo? -mi voz era seductora, me sorprendí de lo bien que lo había hecho.

Andrew apoyó su cara entre sus nudillos, acercándose un poco.

-Tengo un amigo dueño del lugar... aunque, me sorprendí al saber que saldrías conmigo. Supuse que era difícil invitar a salir a la dueña de una de las páginas de citas con más éxito hasta ahora.

Reí e hice un gesto con mi mano quitándole importancia.

-Por favor, no digas eso. -miré hacia el mozo que se acercaba hasta nuestra mesa.

Tomó nota de nuestros pedidos, el restaurant era francés así que me incliné por pedir una entrada de camarones. 

Durante toda la cena intenté evitar hablar de mi vida, aunque no hacia falta que lo intentara porque él solo hablaba de lo apasionante que era dirigir el equipo de diseño de Twitter, lo mucho que había estudiado y sus logros. Estaba por echarme el último camarón a la boca cuando pasó su mano por sobre la mesa hasta que mis dedos tocaron los suyos, no pegué un respingo aunque me sorprendí por lo rápido que pasaba todo.

-Pero bueno... basta de hablar de mi, hablemos sobre ti. -su voz era todo menos seductora para mis oídos, intenté masticar pero la comida se había atascado en mi garganta. Tomé la servilleta y limpié con cuidado mi boca. Carraspee.

-Perdona, ¿Qué decías? -sonreí.

-Quiero...-su cuerpo volvía a estirarse hacia mi, nuestras rodillas chocaron- saber un poco más de ti, eso es todo.

-¿Crees que mi vida es interesante? 

-Claro. No me puede resultar más interesante que una mujer logre sacar una página con tanto éxito y en tan poco tiempo.

-Mi vida es normal. Como la tuya, no sé que puedo contarte. -rezaba internamente porque cambiara de tema de una vez.

-Lo que sea...

Era mi idea o este tipo creía que estábamos solos y sin nadie alrededor, no parecía importarle la distancia entre nosotros. 

-¿Seguro que no publicaras nada de lo que diga en twitter? -dije y él pegó una carcajada.

-No, claro que no. Solo entre nosotros. -lo único que nos impedía estar realmente cerca era la mesa y los platos.

Suspiré.

-Me gradué, estudié y un día dije: "¿Por qué no hacer una página de citas?" -mentí, en realidad solo omití un poco de información, demasiada en realidad. Aunque esperaba dejarle en claro que no quería hablar más del tema así que agregué.- No es interesante, soy normal. Fue solo suerte el hecho de que haya sido una éxito.

Andrew asintió y a continuación me entregó una sonrisa reconfortante.

-Ya que terminamos de comer.-dijo mientras miraba la mesa con platos vacíos.- ¿Qué dices sobre ir a... bailar y tomar unos tragos? 

Original. Una cita completa. 

Me agradó. Así que acepté sin chistar y cogida del brazo de Andrew salimos del restaurant.

-La comida estuvo deliciosa. -mencioné al salir.

-¿Te la estas pasando bien hasta ahora? -dijo mirando hacia la calle.

-Hasta ahora, si. -le dediqué una sonrisa.- ¿Esperamos a alguien? -dije al ver que prestaba más atención a la fila de autos estacionados.

-Mi auto. -dijo orgulloso. En ese preciso instante un brillante y negro Aston Martin Rapide estacionó frente nosotros y del piloto salió un acomodador de autos, que se apresuró a entregarle las llaves a Andrew y despedirse.- ¿Viniste en taxi? -volvió hablar al tiempo que abría la puerta del copiloto y me invitaba a entrar.

-Si. -no me avergonzaba en lo absoluto, para mí era normal no tener un auto último modelo y vivir del transporte público. Al centarme en el lujoso auto pude notar que la mayoría de este estaba cubierto de cuero, luego vi como Andrew se acomodaba en su asiento y prendía el motor.- ¿A dónde iremos? -pregunté.

-Sorpresa...

Decir que odiaba cómo los hombres trataban de ponerse enigmáticos e interesantes, es cierto.

Al llegar, Andrew no hizo más que estacionar cerca de la discoteca y abrirme el paso entre las personas al salir del auto. Un hombre de contextura gruesa nos hizo pasar sin problemas al ver la cara de Andrew, deduje que debía venir con frecuencia. Asomé mi celular de la chaqueta negra que traía para ver la hora, 11:47 pm.

Mi vista volvió hacia mi cita que me encamino hacia un lugar apartado de todos los que bailaban. Leí el cartel, VIP que estaba en la puerta de vidrio y nos adentramos al salón, tenía una vista desde arriba de la pista de baile unas mesas y una barra. Ambos nos sentamos en la barra y me sentí incomoda por su repentina cercanía, ya no había una mesa que nos separara. Andrew levantó la mano para ordenar unos tragos por mí y para él.

-¿Habías venido aquí antes? -dijo en mí oído. Las luces de colores alumbraban su rostro.

-No. -me encogí de hombros, no solo no había venido a este club, sino que jamás había entrado a un salón VIP. Andrew sonrió y se acercó más a mi poniendo su brazo en la barra, si mi instinto no fallaba moría por tocar algún centímetro de mi piel.

Miré de soslayo como dejaban los tragos a nuestro lado y mi cita se disponía a tomar de su vaso, en ningún momento sus ojos dejaron de mirarme.

-¿Y tú? ¿Habías venido antes, no? -supuse que la pregunta lo había pillado desprevenido. Me di una palmadita mental en el hombro.

Titubeó y se puso nervioso, aun así no se alejó.

***

Muchas chicas, mucho alcohol y muchas drogas eran las típicas noches en Karma, el club donde nos encontrábamos era uno de los más famosos y no cualquiera entraba. Sonreí seductor a una rubia que miraba en mi dirección, quise acercarme.

-¡Hey! ¡Justin, por aquí! -me llamó Ryan por sobre la música. Antes de volver con él, le guiñé un ojo a la rubia. No salía hace unos meses pero no significaba que había olvidado cómo conquistar a una mujer.

-¿Encontraste a tu chica? -dije cuando estuve a su lado.

-Aún no. -me indicó que subiéramos hacia el segundo piso, el salón VIP.- Pero podemos mirar desde arriba y pedir a cualquiera...

La puerta se abrió delante de mi y los enormes guardias se hicieron a un lado dejándome una vista de la habitación tapizada de morado, los sillones negros y la barra, además de mujeres que se paseaban.

-¿Un trago? -dijo Ryan sonriendo a una mesera.

-Voy a la barra...-mencioné mientras me acercaba a esta y dejaba a mi amigo con su conquista.

Solté todo el aire que tenía, estaba agotado y debía despejarme. Pedí un mojito, algo suave para partir.

Miré en todas direcciones, no había mucha gente ya que aún era temprano.

Pasó rápido y debo admitir que por segundos perdí la respiración.

Supongo que fue fácil identificarla.

Estaba de espaldas y su pelo recogido, pero sabía que no podía ser otra. Incluso mi respiración se aceleró al igual que mi adrenalina.

Dejé mi puesto y caminé en su dirección. Un extraña emoción me abrumó al ver que hablaba animadamente con otro hombre. Toqué su hombro provocando que girara en mi dirección y un ceño fruncido por parte de su acompañante.

-¡Hola! -alargue con una sonrisa. Su cara era un poema.

-¿Te conozco?

Auch. Dolió.

-Te olvidas de la persona a la que le tiraste café encima...-reí y fui testigo de como su cara cambiaba, a una reacción que no esperaba.

-¿Lo conoces? -el tipo, que podría ser su cita habló.

-No. -se apresuró a decir ella.

-Si. -dije al mismo tiempo, se volvió a mirarme con el ceño fruncido.-¿Qué? -miré su cabello y pasé mis dedos por su cola alta.

-¿Qué haces? -dijo alejando su cabello de mi alcance. Estaba más que cabreada.

-Me gusta más cuando llevas el pelo suelto, aunque... recogido...-mis ojos pararon en su cuello.

-¿Quién eres? -el estúpido volvía a interrumpirme.

-Nadie. ¡De verdad no sé quien es! -pensé que su tono quebrado se debía a mi comentario, sonreí victorioso hacia su compañero quien no hacia más que mirar con frenesí entre nosotros.

-Lo pediré amablemente...-comenzó a hablar de nuevo, exhaló antes de seguir- Fuera de aquí, estoy ocupada. -dijo entre dientes.

Los miré a ambos.

-Creí que podía invitarles algo de tomar.-elevé una ceja.

Suspiró y evitó mi mirada.

-¿Vamos a otro lugar? -dijo ella, su sonrisa era torcida y le hablaba solo a su acompañante, quién era el único que debía irse.

Me apresuré.

-No vayan a un café. -le advertí. Por el rabillo del ojo vi que ella me extorsionaba con la mirada.- Podría tirarte café encima y...-hice una mueca. La vi levantarse de golpe mientras tomaba a su cita de la mano.

-Vámonos.-alcancé a escuchar que le decía.

-No. Espera, ¿Este idiota te esta molestando?

Ahora el estúpido se las daba de príncipe azul.

-No, déjalo. -se apresuró a decir ella. Salió del lugar lo más rápido que pudo tomada del brazo de su supuesta,  por lo que pude ver, cita. Lo más importante, es que si fuera así... ¿Lo había encontrado a través de la página de citas?

Sin perder tiempo les pisé los talones y los seguí hasta la salida. Estaba cabreada, se veía pero no podía dejar que se fuera así.

Afirmé la puerta del copiloto del Aston Martin cuando estaba por cerrar. La castaña fijó sus ojos en mí y por un momento iba a dejarla ir, tomó la puerta forcejeando con mi fuerza.

-Suéltala... -dijo entre dientes sin dejar de tirar de la puerta. Su cita, se asomó por la ventana.

-Hombre, ya déjalo. -comenzaba a molestarme.

-¿Es tu novio? -dije sin más. Tardó en responder.

-No te importa.

Lo tomé como un no. Volvía a forcejear, pero era inútil. 

-En ese caso...-apoyé mi cuerpo en la puerta y no la solté- Me gustaría saber tu nombre.-sonreí, me divertía verla molesta. Corrió un viento helado al tiempo en que escuché el motor del auto encenderse. 

-¿Eres un psicópata? 

-¿Puedo saber tu nombre, hermosa castaña? -dije sin dejar la sonrisa.

-¡Aléjate de la puerta! -insistió, seguía forcejeando.

-Soy Justin. ¿Tu nombre es? -mi actitud era de un borracho pero estaba demasiado ansioso.

Vi su cara tratando de entender la situación.

-No te importa. -gruñó.

-Oh... jamás había escuchado ese nombre. Pero viniendo de ti, me gusta. -reí. Sus ojos ardían.

-Suficiente. Llamaré a la policía. -Ella negó con la cabeza, estaba avergonzada. El chico sentado a su lado sacó su celular y comenzó a tomar fotos a través del vidrio.

-Justin.-dijo ella mientras su cara se ablandaba, me miró directamente a los ojos.

Qué bien sonaba mi nombre en sus labios. Me acomodé nuevamente para apoyarme en el marco de la puerta

-¿Me dirás tu nombre? -elevé una ceja.

Al fin me sonreía solo a mi. Mis manos temblaron y no me dio tiempo de recomponerme para cuando me di cuenta había ocupado toda su fuerza y cerró la puerta del coche.

Su rostro apenas se veía a través del vidrio pero logré ver una sonrisa burlona, apoyé ambas manos en el coche sin dejar de mirarla.

Era ella, la misma que había derramado café en mi abrigo.

El Aston Martin no tardó en encender su motor y partir a todo lo quedaba. Me quedé mirando cómo desaparecía en la siguiente calle y pasé mis manos por mi cabello. Estaba ansioso y feliz, algo que solo sentía cuando estaba en el escenario.

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