Durante los meses que estoy internado, apareces dos veces a la semana y me abrazas sentados frente al lago.
Me pides que me arriesgue, me lanzas al agua, y yo olvido como nadar. La sensación de mis pulmones quemandose ante la carencia de oxígeno es similar a aquella que me oprime al estar junto a ti.
Es así como me doy cuenta que el amor es todo lo que temo.
Me arrastras a la superficie. El estanque ni siquiera era profundo, pero soy débil y me encuentro vulnerable.
Dependo de ti, más de lo que me gustaría aceptar.
Eres mi oxígeno.