Lucy
Llevaba días aquí, mi tobillo estaba ensangrentado y con la carne viva debido a las cadenas, tenía moretones en todos lados y mis uñas estaban hechas un desastre por tratar de separar las cadenas y arañar las paredes.
Él me torturaba cada vez que quería, podía hacerme sufrir sin siquiera tocarme, y lo peor de todo es que no sólo sentía mi sufrimiento, él me podía hacer sentir el de los demás, me hacía sentir lo que sintió Saura, y eso acababa conmigo.
Ya no sé si es de día o de noche, el infierno es igual no importa la hora, sabía que no había pasado mucho tiempo, pero yo sentía que llevaba aquí toda una vida, estaba agotada, pero no podía dormir, tenía hambre y náuseas de sólo pensar en comer, sentía impotencia, tristeza, dolor... miedo, y no sólo tenía miedo por mí, sino por Saura, porque yo la sentía cerca, porque él la sentía cerca.
En los momentos en que Saura trataba de venir, él me torturaba, para incitarla a que viniera, para hacerla sentir que tenía que volver por mí, una parte mía es egoísta y sólo quiere alejarse de esta tortura, ser libre, pero la otra parte se preocupa por su mejor amiga, porque no quiere que sufra igual, porque si a ella le pasa algo no tengo idea de que haría.
Estuve tratando de abrir las cadenas cuando comencé a sentir ese cosquilleo otra vez, esa sensación que estaba presente cuando alguien más quería entrar, y yo sabía perfectamente quien era.
Con el tiempo había aprendido a evitar eso, a hacerla irse, no me gustaba tener que alejar a Saura de mí, pero era eso o traerla y ver como Tyson acababa con ella, y tendría suerte si lo hacía rápido, pero sé que no sería así, la torturaría, lo haría con ambas y disfrutaría hacerlo.
Casi como si estuviera leyendo mis pensamientos, Tyson apareció a mi izquierda con una cadena en la mano, la cual la estrelló en mi mejilla.
-Acepta que ella quiere volver - me dijo con una voz calmada pero podía notar que había rabia contenida en ella, volvió a golpearme y me reventó el labio -. Deja que venga, no la alejes de aquí, ¡ella pertenece aquí, este es su hogar!
-No dejaré que vuelvas a tocarla - le respondí y escupí la sangre que tenía en la boca.
Él se rió, primero a lo bajo, pero cada vez lo hacía más fuerte; me aturdía.
-Yo sabía que te querrías hacer la heroína... la chica que quiere salvar a su mejor amiga - continuó riéndose, pero de un momento a otro se calló y su mirada se ensombreció -. Pero esta vez, no va a ser así.
Alzó la cadena y después de golpearme caí al piso, inconsciente.