Estoy escribiendo desde un lugar distinto.
Un lugar el cual no estoy muy acostumbrada a venir.
Qué se puede decir, los cementerios no son lo mío.
Veo lo que me queda de ti ante mis ojos, he decidido regar tus cartas por todo el lugar para así poder escribir esta última carta.
¿Sabes? Siento que me he vuelto mejor en esto.
Siento que esta carta se escribe prácticamente sola, tal vez porque mi consciencia ya está tranquila.
Sé que escribí todo lo que más pude y... y el llanto se fue, sí, el llanto se fue.
Di un gran avance, pasé de desmoronarme con cada palabra que escribía, con cada pequeño párrafo que hacía de mi corazón un nudo, sin embargo, ahora soy feliz, soy libre.
Porque te dejé ir, por fin, y Dios, se siente muy bien.
Supongo que es tiempo de mi despedida...
Te deseo lo mejor madre, y te dejo ir, en total paz.
Espero no olvides estas cartas.
Espero tengas en cuenta cuanto tiempo te quise de una manera sublime.
Espero nunca te olvides de mí.
Te ama por siempre,
La hija que nunca te conoció.