Capturada Por Un Pirata •••CO...

By MyPersonalAdiction

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De todas las posibilidades que contemple al escapar de casa, nunca me imagine un resultado en el que acabara... More

P R Ó L O G O
C A P I T U L O 1.
C A P I T U L O 2.
C A P I T U L O 3.
C A P I T U L O 4
C A P I T U L O 5.
C A P I T U L O 6.
C A P I T U L O 7.
C A P I T U L O 8.
C A P I T U L O 9.
C A P I T U L O 11.
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C A P I T U L O 29.
C A P I T U L O 30.
C A P I T U L O 31.
C A P I T U L O 32.
E P Í L O G O.

C A P I T U L O 10.

80.2K 6.9K 468
By MyPersonalAdiction

" I'm nobody! who are you?
Are you nobody, too?
then there's a pair of us, don't tell!
they'd banish us, you know.
- Emily Dickinson.

"No soy nadie, ¿Quién eres tu?
¿También eres nadie?
Entonces hay dos como nosotros,¡ no lo menciones!
Nos destruirían, lo sabes ¿no?"  - Emily Dickinson.

- No puedo creer que me convencieras. - masculló Spade detrás de mí. Estábamos en cuclillas esperando a que la luz en el interior de la cabaña se apagara para entrar y rescatar a una de las esclavas. Según las instrucciones de Emily, había dos chicas metidas en esa cabaña, y sus nombres eran Katherine y Claire. - Debí de haberte atado a la pata de la cama y dejarte ahí. - gruño pasando su mano por su pelo, revolviéndolo levemente.

- Me hubiera desatado, te hubiera seguido y estarías en las mismas circunstancias que ahora. - contesté en francés sin perder el aliento.

Spade respondió con numerosos gruñidos y cuando escuchamos pisadas tomó mi cintura y me acercó a él para que nos fundiéramos más en el fondo oscuro de las sombras.

- Mujer tozuda.

- Deja de quejarte. - lo regañé con la voz algo cortada por sentir su pecho pegado a mi espalda. Su respiración hacia que mi cuerpo se moviera al son de sus latidos aclamados, y su olor a sándalo me mareó deliciosamente. ¿Qué diablos me pasaba?

Me separé un poco de él. La noche y su atuendo oscuro no me permitían ver sus facciones pero me las imaginé fruncidas en un gesto de disgusto.

- Ahora tendré que preocuparme por ti y otras dos. - refunfuñó.

No me molesté en contestar, en cambio me quedé mirando la cabaña esperando que mi pensamiento fuera suficiente para apagar la luz.

Quince minutos más tarde estuve a punto de gritar de alegría, por fin podíamos comenzar el plan.

Me moví sigilosa con Spade a un lado mío. Nos acercamos a una de las ventanas para ver contra qué estábamos lidiando.

Dejé salir el aire contenido al ver que todo parecía tranquilo, aunque sabía que el hombre estaba ahí, por lo menos me quedaba claro que él no dormía en el sótano, donde, según Emily, mantenía el despreciable hombre a las chicas.

- Si nos movemos con cuidado, tal vez nunca sepa que estamos aquí - susurré 

- Ese es el plan A. - Replicó,  sonando algo irritado todavía.

- ¿Y el plan B?

Sacudió la cabeza luciendo francamente lúgubre.

- Espero que no tener que utilizar el plan B.

Me hizo señales para que lo siguiera y mantuviera silencio, lo vi hurgar entre sus bolsillos hasta encontrar dos palillos delgados de metal, uno tenía una punta afilada y el otro un pico plano. Sin más ceremonias las insertó en el cerrojo de la puerta y les dio unos cuantos giros. Yo estaba tan sorprendida por su eficacia que no pude evitar pensar que ya había hecho eso numerosas veces más. Me pregunté si así era como acostumbraban a robar cuando tocaban puerto. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. No estaba segura ni en mi hogar, seguramente mis padres se creyeron a salvo en su hogar porque tenían un cerrojo en su puerta. Bien, pues al ver a Spade no pude evitar decirme sombríamente que un cerrojo no era combate para un pirata.

- ¿Estás bien? - Me preguntó Spade mientras me esperaba con la puerta ya abierta. Sacudí la cabeza intentando alejar mis fantasmas. Estábamos a punto de rescatar a unas mujeres en peligro, no tenía tiempo para una crisis nerviosa.

- Acabemos con esto. - respondí en mi lengua natal.

Spade asintió guardando sus utensilios en un bolsillo de sus pantalones oscuros.

Nos adentramos en la choza a oscuras y entrecerrando los ojos intentando que nuestros ojos se acostumbraran a las penumbras. Encontré una puerta que tenía una luz en el interior y Spade soltó una maldición baja.

- Aún no esta dormido.

Su tono decía que lo que más quería era abortar la misión, pero yo no podía permitir eso, así que solo le hice un gesto con los ojos de "Ni-si-quiera-lo-pienses" y seguí caminando sigilosa hacia el fondo, probablemente allí estuviera la entrada al sótano.

- Sangriento infierno, Charlie. - juró Spade por lo bajo detrás de mi, antes de seguirme y tomar la delantera.

Este hombre no estaba acostumbrado a dejar que alguien más tomara el control, era obvio nada mas viendo su espalda recta y sus pasos decididos, como si supiera de ante mano a dónde ir y su actitud que parecía decir que todos seríamos unos idiotas sino lo seguíamos.

Abrimos unas cuantas puertas antes de encontrar una que daba escaleras abajo. Bingo.

Spade bajó por delante y yo me aseguré de corroborar que el pirata que vivía aquí estuviera encerrado en su cuarto y listo para dormir.

Llegamos a una puerta de abarrotes gruesos, y una cerradura tosca pero fácil de quitar, era para mantener a alguien de salir, no de entrar.

Abrimos la puerta e hice un gesto de dolor por el sonido de protesta que hizo la vieja y forzada puerta al abrirse.

En ese momento sí que me adelante, no quería que lo primero que vieran las chicas ya de por si traumatizadas, fuera la silueta de un hombre, sobretodo de uno de hombros anchos y que mide casi dos metros de altura.

La imagen frente a mí no me causo tanto terror como debería, supongo que era la costumbre o mis ojos ya se habían entumido frente a la barbarie de la que eran capaces los piratas. Las chicas estaban abrazadas y encadenadas de los tobillos, sus cuerpos estaban llenos de cardenales, igual que el de Emily. Las marcas de llanto estaban secas en su mejillas y ahora solo sollozaban con hipidos mientras me miraban al principio con terror y luego con algo de esperanza.

Oh, peligrosa esperanza.

- Vamos a sacarlas de aquí, él es Spade, venimos a ayudarlas. - Me apresuré a decir antes de que se pusieran todas locas al verlo vestido todo de negro y con esa mirada que prometía sangre, su cicatriz no hacia más que profundizar sus rasgos oscuros y masculinos. Las chicas al mirarlo pelaron los ojos y parecieron a punto de morir de un infarto. - Están encadenadas y no tenemos la llave. - señalé inútilmente.

- Eso complicará un poco el plan de no ser descubiertos.

- Las llaves... - una de las chicas habló.  Eran muy parecidas, incluso parecían gemelas, ambas de tez pálida y cabello oscuro, tenían un leve acento ingles, tan suave como el de Spade, cuando no estaba finjiendo su acento barriobajero, claro está. Me extrañé de nuevo que ese fuera el target de los piratas. Parecía que yo era la única polizonte en esta casta de esclavas. - ... las tiene él. - eso ultimó lo dijo de forma tan categórica que bien podría estado refiriéndose del mismísimo diablo, algo que no podía ser, porque el diablo tenía ojos azules y estaba detrás de mi, tan cerca que podía sentir su aliento en mi nuca.

- Tendremos que improvisar. - Spade interrumpió mis pensamientos colocándose cerca de las chicas pero dándoles su espacio, ellas se alejaron de él casi por inercia, sus vestidos ya sucios y rotos y no las culpé por alejarse de él como si quemara. - Necesito que me digan si Jason piensa regresar hoy. - lo preguntó con suavidad pero sus puños se apretaron al pronunciar las palabras, como si estuviera contendiendo alguna emoción fuerte. Tan fuerte como ¿odio? ¿asco?

Las chicas se le quedaron mirando unos segundos como preguntándose que tan sinceras eran sus palabras. Buscaron mis ojos y yo solo asentí una vez con firmeza. Eso fue suficiente.

Ambas negaron despacio con la cabeza y Spade relajó unos segundos los hombros antes de volverlos a tensionar. Este hombre no sabía relajarse por más tiempo que dos segundos.

Spade se quedó mirando las cerraduras antes de volver a sacar sus palitos de metal.

Sus ojos buscaron los míos y su orden me llegó tan clara como si nos hubieras comunicado por telepatía: "Háblales, Charlie. Cálmalas"

Carraspee suavemente antes de mirar a las chicas que estaban ofreciendo sus tobillos atados para que Spade forzara la cerradura.

- ¿Cómo se llaman?

- Clair, ella es mi hermana, Kath. - las chicas eran prácticamente iguales de no ser por algunas pecas, la chica Kath tenía su cara repleta de pecas, algunas más ligeras y claras que otras, algunas eran recientes, podría jurar que el sol le había hecho la mayoría.

- ¿Hace cuánto que fueron capturadas? - Spade logró por fin forzar la cerradura que para nuestra suerte apenas hizo ruido al abrirse.

- Dos semanas, creo. Estábamos en el mercado buscando flores para decorar el salón de fiestas para nuestro cumpleaños, y un hombre nos ofreció una flor exótica con un olor muy potente, lo siguiente que recuerdo es despertar maniatada y con la boca tapada en alguna bodega de un barco.

Spade no necesitó hablar para que ambos supiéramos lo mismo: Habían sido drogadas.

Kath se quedó callada mientras ofrecía su propio tobillo. Justo cuando terminamos de liberar a las dos, una puerta se escuchó abrirse: Jason estaba despierto.

Spade maldijo buscando frenético un lugar por dónde escapar y sacudiendo la cabeza al no encontrarlo tomó mi mano jalándome hacia él y las chicas nos siguieron de cerca, nos puso contra la pared y de la cinturilla de sus pantalones saco una pistola.

No sé por qué me barrió una ola de sorpresa, francamente ya debería de estar acostumbrada a tales utensilios de defensa. Las chicas por otro lado se revolvieron inquietas pegándose a mí.

Escuché a Jason soltar una maldición en alto al ver la puerta del sótano abierta, sus pisadas se escucharon rápidas y pesadas pero no alcanzó a atravesar el umbral de la puerta.

- ¿Qué...? - con un movimiento veloz, Spade se movió detrás de él y con el mango de la pistola le dio un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó tendido en el piso sin moverse y con los ojos cerrados.

Spade se arrodilló a su lado y revisó su pulso, soltando un suspiro de alivio antes de levantarse y acercarse a nuestro lado.

- Esta vivo. - gruño molesto. - Ahora, vámonos.

Tomó mi mano con rudeza y nos guió fuera de la choza a paso rápido.

- Espero que alguna de ustedes sea creyente porque tendrán que rezar que Jason no me reconociera, o estaremos todos en problemas.

Nos mantuvimos calladas y me solté de su agarre en cuanto pude para caminar a su lado intentando no bufar por el esfuerzo de seguir sus pasos arrastrando a dos mujeres descalzas detrás de mi.

Para cuando llegamos al barco y Spade les asignó a ambas un cuarto con dos camas gemelas yo estaba desmayándome del sueño. Spade no me había hablado y yo tampoco lo había intentando, estaba francamente agotada física y mentalmente y no estaba en condiciones de una pelea verbal o de poder entre Spade y yo.

Mi cabeza daba tantas vueltas por el exceso cansancio, el hambre y la privación de sueño. Caminé tambaleándome hacia mi camarote/alacena pero no llegué, mis rodillas cedieron y mis ojos se llenaron de motitas negras que no pude alejar ni siquiera parpadeando. Lo último que recuerdo antes de sumirme en la inconsciencia fueron un par de brazos que me recogían en el aire y me acercaban hacia algo tibio y fuerte, un segundo después, el sueño me proclamó.

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