Príncipe. » l.s | YA EN TIEND...

RedAsHell

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La reina Anne de Vitrum Maritima falleció, llevándose consigo la alegría del reino, la tranquilidad de sus tr... Еще

Resumen
Prólogo
1. Exilio
2. Cautiverio
3. Supervivencia
4.- Entrelazado
5-. Título
6.- Ceder
7.- Garras
8-. Fuego.
9.- Promesa
10-. Nupcias
11.- Amado
Extra I: En ésta no
12-. Viaje
13.- Nieve
14-. Señuelo
15-. Fe
16.- Lobos
Extra II: Escritos en la pared
17-. Alma
18-. Proteger
19-. Cometido
20-. Colapso
21-. Elección
Extra III: Iris
23-. Tormenta
24-. Marca
25-. Tregua
Mini Extra de Cumpleaños
26-. Secretos
¡Anuncio de OS!
27-. Privilegio
28-. Misericordia
29-. Venganza
30-. Condena
31-. Nobles
32-. Trono
33-. Hilos
34-. Plegarias
35-. Ruinas
36-. Escarlata
37-. Devoción
Mini Extra de San Valentin
38-. Perdón
39-. Vitae
40-. Imprudente
41-. Irascible
42-. Culpa
43-. Veneno
IMPORTANTE
44-. Château
45-. Fantasía
46-. Consecuencias
Epílogo
Mini Extra: Ave Cautiva
PRÍNCIPE EN FORMATO FÍSICO.
PRÍNCIPE YA EN TIENDAS

22-. Líder

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RedAsHell

{De unos capítulos para acá, he notado que soy un asco en esto de dedicar. Así que perdonen si a veces escribo mal sus usernames </3}

DEDICACIONES

@Magic_Books

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@EvStyTom

@Yim120813

@Juliyop

@Happy_S_Angel {Convencida por la voz de Cosmo, jaja <3}

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@LiMaLoCa99

@jupiet

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@arrobatuviejaentanga <33

@YuliaRomanova1995

@feel_like_home_



LÍDER

.

.


Él es un extraño para algunos, y una visión para nadie, él no puede tener suficiente, suficiente de lo primero. [...] En una montaña él se sienta, no de oro sino de pecado. A través de la sangre él puede ver, ver las vidas que tomó. Del consejo de uno él decidirá qué se hace con el inocente, en su rostro está el mapa del mundo.

.

.



Tras decir aquello, el paso de Johannah fue disminuyendo hasta casi detenerse, miró a Harry con una interrogante en los ojos, llena de confusión porque a ella le parecía –como a todos los demás– que todo marchaba bien en el joven matrimonio, pero la insistencia en el gesto de Harry parecía desterrar ese pensamiento. La expresión de la mujer fue cambiando de la risueña a la neutra y finalmente a una mueca de preocupación. Así, con el ceño fruncido y los labios muy juntos, encontró todas las similitudes que tenía con su hijo mayor.

—Por favor—pidió nuevamente, dando un leve apretó a su brazo.

—Cielo, me has asustado—ella parecía querer aliviar la tensión que repentinamente se creó entre ambos, que hacía sentir que todo alrededor de ellos se había detenido. Como si la brisa dejara de acariciar las hojas y los pájaros ya no se acercaran a las flores del jardín—. Recibimos un aviso ¿Pasó algo durante el...?

—Necesito comprender algunas cosas, y un consejo—cortó la pregunta rápidamente, pues ya que la corte se encontraba ahora volviendo de la entrada, algunos nobles podrían pasar por allí y escucharlos—. Sólo unos minutos, podemos tomar asiento en la fuente cerca del laberinto.

Eligió ese sitio, porque la constante caída del agua al pozo enviaba suficiente ruido a los alrededores como para que los oídos de extraños no tuvieran la oportunidad de escuchar nada. Antes de casarse, allí se reunía a veces con Louis; y si no, pasaba las tardes conversando con Ashton temas que sólo ellos dos podían comprender.

Por suerte Johannah asintió y dejó que Harry la guiara por las divisiones del jardín, donde la mayoría no transitaba porque las plantas se volvían más sofocantes y frondosas, y el aire se volvía un poco más denso. Para cuando llegaron a la fuente de piedra, donde el agua caía con fuerza, Harry podía sentir los nervios de la mujer como si fuesen propios. La dejó tomar asiento primero, y él eligió sitio a su lado, donde la piedra estaba fría por el golpeteo del agua. Pero sin embargo, el calor era pegajoso en su piel y le hacía pensar que la chaqueta que usaba era demasiado abrigada. Se quitó el pañuelo que llevaba en el cuello, que utilizó al momento de vestirse para ocultar los moretones de la zona. Al ya tener varios días, sólo algunos seguían con el pequeño rastro oscuro. El resto resaltaban en su piel con aquel tono entre verdoso y amarillo. Los del rostro, costillas y piernas ya habían sanado por completo, pero por alguna razón las magulladuras en el cuello estaban tomando su tiempo.

—¡Ay, por los dioses!—chilló la anterior regente, el horror marcándose en su rostro al ver los golpes y comenzar a sacar las conclusiones erróneas. Lo peor era, que no los vio en su estado más grave—. Eso no, él no...

—No es lo que piensas—se apresuró a aclarar, y cuando sus palabras no parecieron calar, tuvo que tomar las manos ajenas, que se crispaban sobre la falda del vestido—. Esto fue consecuencia de lo que hicieron para secuestrarme—explicó, frotándole los nudillos con el pulgar—. Él no me haría daño, sabes que no... En cambio, hizo todo lo posible por rescatarme. Quiero hablarte de lo que pasó después.

Johannah respiraba algo agitada, tratando de reunir la calma para procesar el hecho de que, por un momento, creyó que su hijo no estaba siendo el hombre racional y bueno que ella crió.

—Que la matriarca me perdone—murmuró, cuando recuperó la compostura, soltando una de las manos de Harry para tomar el medallón de oro que colgaba de su cuello, con el símbolo de la divinidad de la vida concebida y quienes la traen al mundo—. Sólo creí que... el mensaje de lord Horan nos asustó bastante, y... nos dijo que entonces tuviste un celo.

—Todos estaban asustados y tensos—admitió, mirando la medalla para no enfrentar los angustiados ojos de la mujer—, no quería que mi primer celo llegara así, pero al menos sucedió.

—Oh, cariño. Lo lamento—susurró con auténtica preocupación, y acarició suavemente la mejilla de Harry, obligándola a verla a ella, y su semblante de madre preocupada—. Lamento que tuvieras que pasar por eso, siempre pensé que eras demasiado joven para este matrimonio, para las responsabilidades que esto trae—suspiró, creyendo que el repentino desconcierto de Harry, era porque le daba la razón—. Mi hijo es mucho mayor que tú, y aunque es un hombre justo, quizá te exige mucho más de lo que estás dispuesto a...

La boca de Harry cayó con impresión, y abrió mucho los ojos antes de negar y sacudir la mano de la mayor de su rostro.

—Johannah, no... Tu hijo no es así—dijo rápidamente, y alzó las manos para que le dejara hablar y se detuviera de sacar sus propias conclusiones—. Nos separa una gran diferencia de edad, sí. Pero no pierdas la buena imagen que tienes de él. Todo lo que ha pasado entre nosotros, fue porque yo estuve de acuerdo previamente—confesó, calmado aunque con un pequeño rubor de bochorno al tener que confesarle eso a la madre de su esposo—. Cuando llegué al palacio, me entregó las llaves de mi recamara y dijo que sólo yo podría decirle cuándo entrar.

—¿Ambas llaves? Pero tú ya estabas marcado—intervino, tocando por inercia su desvanecida marca, que por lo que sabía, se volvía pálida cuando el alfa moría antes que el omega al que estaba vinculado—. Eso es algo muy difícil para un alfa maduro.

Harry encogió los hombros, haciendo rodar el anillo que llevaba en el dedo anular.

—Ignoro cómo lo hizo, porque ahora que... consumamos nuestra unión no me imagino lo que debe ser pasar más de una noche sin él—sentía la cara caliente y la mirada de Johannah le pesaba—. Sin embargo Louis no intentó siquiera darme un beso, hasta que se lo permití.

La omega respiró aliviada, la postura de sus hombros relajándose, y también dejó de arrugar la falda del vestido. La tranquilidad suavizó sus facciones.

—Perdona, cielo—sinceridad tiñendo cada palabra—. Debes pensar que la imagen que tengo de mi hijo flaquea con facilidad, pero no es el caso—negó suavemente, y eso calmó a Harry—. Es sólo que... Louis ya tiene veinticuatro años, hacía un tiempo que yo había perdido la fe de verlo casado y con una familia, eso nunca estuvo entre su planes.

—Eso...—las cejas de Harry se fruncieron un instante—, Sin contraer matrimonio, ¿Cómo le cumpliría al trono cuando se necesitara un heredero?

—Dijo que reinaría hasta que sus hermanas tuvieran la edad suficiente para ascender al trono. Siempre dijo que era un líder en batalla, no un gobernante que pasa la vida en una silla elegante.

Asintió, sin comprender mucho porque a su parecer, el alfa era un excelente monarca que se complementaba muy bien con los otros dos.

—Entiendo.

—Harry, ¿Entonces qué te preocupa respecto a Louis, mi niño?—preguntó con cuidado. Ese dulce apodo fue como una puntada en el pecho, recordándole quién solía llamarlo así, y ya no estaba.

—Es que...—la voz le salió algo quebrada, una incómoda presión en la garganta que intentó disuadir carraspeando—, Louis luchó por dos días seguidos, cuando estuve de nuevo en sus brazos anochecía y cuando desperté por la madrugada puedo asegurar que sólo había dormido un par de horas—relató, retirando la mirada a sus manos.

—Y entonces tuvo que ocuparse de tu celo—comprendió, y ambos quedaron en silencio un momento, escuchando tan sólo el agua caer por la fuente—. Eso tuvo que dejarlo al menos dos días más sin descansar.

—Fue muy paciente para lidiar conmigo, porque yo estaba realmente desesperado y en medio de las olas de calor no pensé en lo cansado que él podía estar—musitó.

—Mi hijo te quiere, Harry—resaltó Johannah—, y te doy las gracias por darle un motivo a su vida más allá del deber. Vas a darle una familia, y no sabes cuán feliz hace eso a un alfa.

Harry hizo una mueca y cruzó las manos sobre el vientre, las cuales en unos segundos estuvieron cubiertas por la palma de la mujer, que le demandaba la confirmación de los apenas dicho.

—Cree que yo sería muy feliz con eso, y luego del celo desperté con la ansiedad de ir con el fisiólogo de los Horan para que me dijera si había un pequeño creciendo aquí—dijo, apretándose el vientre—. Me encantan los bebés, tras la muerte de mi madre sólo salí de la cama con ánimos cuando mi hermana me anunció que estaba en cinta—el recuerdo le dio otra oleada de nostalgia que le hizo picar los ojos—. Sin embargo, seguro sabes como el resto, que enfermé antes de llegar aquí. Y Louis no quiere presionarme a quedar embarazado.

—Es cierto que es tu deber darle un hijo—aceptó, acariciándole de nuevo las manos—. Pero quizá Lou sólo quiere darte tiempo para crecer, para que hagas todo lo que te negaron en tu antiguo hogar. Aún te queda un largo camino en las clases de espada, y quizá te gustaría viajar más.

Harry lo entendía, pero seguía preocupado, y su angustiada mirada verde se lo confirmó a la mayor.

—Él me releva de mi deber, pero está obsesionado con el suyo, Johannah—dijo por fin—. Y no se da cuenta del daño que se hace, como se consume. Al quinto día casi enferma, lo vi apenas sostenerse cuando volvió a la habitación luego de ordenarme que no saliera de allí hasta que él volviera.

Las delgadas cejas de la mujer se alzaron un poco.

—¿Te encerró?

—Sólo... sólo porque yo insistí en querer salir al mercado de invierno—susurró—. No me quería lejos de la seguridad del castillo, ni siquiera si iba rodeado de guardias.

—Porque así fue como te llevaron, y tenía miedo.

Harry apretó los labios y tuvo que asentir.

—Así es—reconoció, notando cómo, al final de todo, Johannah podía anticipar las conductas de su hijo—. No recuerdo mucho de ese momento, cuando caí por la ventana de la torre. Es un borrón el instante en que me desmayé y luego sólo sentía las lágrimas de Louis en mi rostro, su voz llamándome en una súplica.

—Pero él te vio—se adelantó de nuevo ella—. Él debe tener grabado a fuego ese momento—hizo una pausa porque Harry asintió de nuevo—, y teme muchísimo perderte. Eres algo que nunca le había pasado. El lazo debió abrumarlo.

—Pero yo sentí que lo perdí un poco ese día—dijo con un hilo de voz, y dejó que lo abrazara y el agradable olor de Johannah lo tranquilizara—. Estaba enojado, volátil por el cansancio y muy nervioso. Las historias que escuché de él en el castillo me helaron la sangre, porque ese no era mi alfa, mi esposo, del que hablaban.

—En el informe que recibimos estaba todo, querido. Y lamento que vieras a Louis así...

—¿Pero por qué él, Johannah? —quejó, apoyando la mejilla en el hombro de ella—. Es el príncipe.

—¿Y qué hacen sino los príncipes, cariño?—preguntó, acariciándole los rizos—. ¿Tus hermanos no se ocupaban también del reino?

—No—respondió enseguida—. Ni siquiera mi padre que es el rey alguna vez levantó una espada para...

—Estás bastante lejos de Vitrum Maritima, y claramente pudiste notar que ambas naciones tienen una forma muy diferente de gobernar—apuntó Johannah, Harry se quedó callado cuando ella suspiró—. Aquí, los líderes no son sólo los que ordenan, sino los que actúan y toman la totalidad de la responsabilidad. Eso fue lo que mi difunto esposo le enseñó a Louis, y a mí.

—Cuando el padre de Louis murió, ¿fuiste su regente?

—Lo intenté—respondió tras una pausa, sin dejar de pasar los dedos con cariño por el cabello de Harry—, pero el dolor de perderlo fue muy fuerte, y entonces Louis decidió ascender al trono—en el olor de Johannah se podía sentir el amor y agradecimiento que sentía con su hijo por ese gesto, por lo que significó para ella tener la libertad de llevar su duelo sin responsabilidades—. Ni siquiera me dejó estar a cargo de las niñas, dijo que él y Danielle podían cuidarlas mientras yo me recuperaba. Y fue tan difícil, Harry, tener que aprender a vivir a medias porque Mark ya no estaba.

La mención de que su alfa estuvo cuidando de sus hermanas con Danielle, emulando la familia que seguramente esa mujer deseaba de él, le hizo sentir un vuelco en el estómago; y arcadas, pero las reprimió porque el cuerpo de Johannah tembló un poco, y fue el turno de Harry de abrazarla para darle confort.

—Apenas puedo imaginarlo, lo siento—encontró decir, ordenando sus pensamientos lejos de esa fea imagen que se hizo—. Sólo tengo de ejemplo el cómo reaccionó mi padre, ciego de dolor...

—Louis fue un hijo tan responsable, encargándose de todo, aunque vi mal que se tragara su dolor—lamentó, aceptando tranquilamente el abrazo—, sólo le vi llorar a Mark una vez, pero la tristeza estaba ahí... Y luego vino la guerra.

Y desde entonces Louis no había tenido un descanso, Harry estaba seguro. Tuvo que proteger más que a su familia, a un reino completo. Y luego, hacerse cargo de las negociaciones, aceptar un matrimonio para reafirmar el poder que reclamaron con la guerra, y seguir peleando. No soportaba ver el agotamiento en cada movimiento del alfa durante la noche cuando por fin podía descansar. La forma en que siempre sus músculos estaban tensos. Cuando le daba esa sonrisa cansada o dejaba las conversaciones a la mitad porque se quedaba dormido.

—¿Cómo puedo ayudarlo? —preguntó—. Soy su consorte, juré ante los dioses servirle a él y la nación.

Johannah se separó un poco de él, y parpadeó con una mirada confundida.

—Mi niño, ya le haces muy bien a Louis con tu compañía, siendo el buen esposo que eres...

—No, me refiero—se mordió el labio mientras hallaba las palabras—. Quiero cargar algo de su peso, sus responsabilidades. Él, uh... Le gusta participar en la logística militar con Ser Liam, pero tiene muchos asuntos diplomáticos. ¿Puedo ayudarlo con eso, con la diplomacia?

Una conmovida sonrisa iluminó el rostro de Johannah, que tras un segundo asintió.

—Tendrías que estudiar mucho más, tomar algunas clases.

Aceptó enseguida, sacudiendo la cabeza.

—Lo haré, me encanta leer y era todo lo que podía hacer antes—seguro tendría que aprender mapas, datos básicos de los aliados del reino y los comercios que guardaban con ellos. Pondría atención a las necesidades de Aurea para así saber qué acuerdos pedir. Lo único que lo desanimaba era tener que pasar más tiempo con los miembros de la corte, que no le agradaban, pero si adular algunos nobles era lo que tenía que hacer para ver a su esposo feliz, lo haría.

—Bien, si te encuentras tan dispuesto, entonces voy a ayudarte—encogió los hombros—. Te enseñaré lo que sé, arreglaré que los compromisos menores de Louis sean transferidos a ti, hasta que estés listo para algo mayor—añadió, mirando un momento a las flores que flotaban en la fuente, y luego a Harry nuevamente—, pero tendrás que despedirte de las tardes de té y pasteles.

Harry torció los labios un momento, porque la torta de zanahoria recién hecha con té era la razón de que sus tardes fuesen felices. Pues bien, tendría que mudar eso para el desayuno. Oh, pero el té lo haría estar -más- somnoliento en las lecciones de espada. Tendría que ser para la cena.

—Puedo con eso.

—Entonces no se diga más—encogió los hombros—, hoy tienes que descansar, y seguramente mi hijo te quiere a su lado. Comenzamos mañana.

La esperanza de ser útil para su alfa, de retribuirle algo de toda la ayuda que recibía de él, hizo que una agradable sensación cálida naciera en el pecho de Harry. Porque la intranquilidad y tensión de Louis también era la suya, y sólo quería verlo feliz, hasta que sonriera tan fuerte que esas adorables arrugas se marcaban alrededor de sus ojos. Quería escucharlo reír sinceramente, con ese tipo de risa que le hacía sostenerse el estómago y echar la cabeza hacia atrás en una carcajada.

—Muchas gracias por escucharme, Johannah—respiró hondo, sintiéndose tranquilo—. Y por todo lo demás.

—Ve a descansar, cariño. Debes estar agotado.

—Sí, iré por Tommo y dormiré una larga siesta hasta que Louis vuelva de la reunión.

—Oh, sí. Tenemos que ir a auxiliar al pobre de tu amigo. Dos niñas y tres cachorros es demasiado—Ambos se levantaron de la fuente, sacudieron sus ropas, pero cuando Harry estaba por avanzar, ella le detuvo—. Y, Harry... ¿Cuánto ha pasado desde tu celo?

Ya que los días durante el celo le parecieron algo relativos, tuvo que pensarlo muy bien antes de contestar algo que podía considerarse certero.

—Creo que aproximadamente una semana—contestó sin mucha convicción—, no estoy muy seguro, pero si el viaje de regreso ocupó tantos días...

—Ve mañana con el fisiólogo—aconsejó, como si nada mientras comenzaba a caminar de regreso a donde habían dejado a las pequeñas con Ashton, y Harry tuvo que seguirla luego de quedarse un momento congelado en su sitio.

—Pero tengo la mañana ocupada, con entrenamiento que se alarga casi hasta el almuerzo.

—Cancela la sesión, y ve con el fisiólogo—insistió—. Ha pasado suficiente tiempo, y tienes mucho del olor de Louis encima, impregnado a ti.

El corazón comenzó a latirle fuerte y deprisa en el pecho, una sonrisa tirando de la comisura de los labios.

—¿Qué quieres decir, Johannah?

—Pues que he tenido tres hijos, y sé cosas—respondió sin más, dándole una sonrisa cómplice que terminó por generar una en Harry—. Y puede que para mañana a esta hora, tengas un anuncio que dar.

...

Las niñas no le dejaron marcharse tan deprisa como creyó, por supuesto. Ellas querían que Hazza jugara con ellas, que les enseñara cómo entrenar a los zorros -aunque hasta ese momento el mismo Hazza no había pensado en ello-, y que les contara qué tan bonita se veía la nieve en ese momento en Hiems. Querían saber si había visto lobos y osos, si por las noches aullaban y se acercaban al castillo. Ashton tuvo que contestar eso último por él, porque en lo que respectaba para Harry, él no quería saber de lobos por un buen tiempo. Tuvieron que comer ahí, en los jardines, y uno de los encargados de los animales del palacio se acercó para indicarles cómo era la manera correcta de alimentar a los zorros y hacer lo posible para domesticarlos. Para cuando la tarde estaba muy adelantada y el sol ya estaba detrás de varias nubes, las niñas se retiraron con sus mascotas y dejaron que Harry hiciera lo mismo.

En la salida de los jardines lo esperaba Calum, que luego de saludarlo y demostrarle lo feliz que estaba por tenerlo de regreso, lo escoltó hasta su recamara. Iba solo, pues Ashton expresó estar agotado y Harry decidió darle el resto del día para que descansara.

El cachorro saltó de sus brazos apenas entró en la habitación y correteó por todo el sitio hasta encontrar una pila de ropa junto a un baúl, y esconderse ahí. La esencia de Louis también se sentía tenue en el ambiente.

—¿Qué es esa cosa? —escuchó que preguntaban a su derecha, y vio a Cara arrodillada en la alfombra deshaciendo el equipaje.

—También te extrañé, Cara—sonrió Harry, agachándose para quitarse las botas y calcetines—. Es Tommo, va a dormir aquí, en alguna parte.

Cara se quitó un mechón rubio del rostro que se había escapado de su recogido, y lo miró mientras una lenta sonrisa se extendía por sus estilizados labios.

—Casi muero de aburrimiento, no tenía nada que hacer mientras no estaba usted para conversar y Ashton para recibir sus clases—confesó, mientras doblaba una bufanda—, recé mucho para que volvieran a salvo.

—Y te lo agradezco—murmuró, viendo que el zorro había tomado el cúmulo de ropa como una cama—. Hablando de clases, necesitaré que me ayudes a practicar un poco de diplomacia.

Cara rió, con ese sondo limpio y fluido que siempre hacía cuando encontraba algo irónico.

—¿Habla de mi habilidad para mantener a los nobles contentos? —preguntó, enarcando una ceja.

—En efecto.

—Oh, de acuerdo—asintió, y cerró un cofre que ya estaba lleno con ropa de invierno. Todo eso sería puesto al fondo de la recamara para cuando lo requirieran en otro viaje—, entonces mañana.

—En la tarde—definió, mientras se quitaba los anillos y brazaletes, dejándolos encima de una de las repisas—, debo atender algunas cosas por la mañana luego de desayunar. Y ahora estoy muy agotado.

—Pues vaya a dormir ahora—encogió los hombros, y se levantó para tomar las joyas que recién Harry se había quitado, y colocarlas en el lugar adecuado—. O espere al príncipe. Está tomando un baño en la otra habitación.

El agua caliente relajando su cuerpo y los fuertes brazos de Louis a su alrededor era algo bastante tentador, y por lo que podía combatir las ganas de tirarse en la cama y no saber de sí hasta el día siguiente.

—¿Lleva mucho rato ahí? —preguntó, tratando de sonar casual.

—No, la verdad no.

Harry miró a la muchacha, y luego la puerta del baño cerrada a unos metros de él.

—Hasta mañana, Cara.

Tras despedirse, fue hasta el centro de la recámara donde estaba la cama y se quitó la ropa, amontonándola en el diván a los pies de ésta. Entró al baño y cerró la puerta tras de sí. Aquel gran balneario era mucho mejor que las bañeras convencionales que estuvieron usando en Hiems, y la visión de Louis sentando en uno de los muros internos, con el agua llegando hasta su cuello y los brazos a lo largo de los bordes, disfrutando de la tranquilidad, lo hacía mucho mejor.

—¿Puedo unirme? —preguntó, mientras daba pasos hasta las escaleras de piedra y sus pies tocaban un poco del agua caliente en el escalón superior.

Los ojos azules de Louis se encontraron con los suyos. Estaba agotado igual que él, pero la calidez estaba de nuevo allí, volviendo su mirada cariñosa y a sus pómulos alzarse en una tenue sonrisa que siguió a un cabeceo afirmativo.

—Puedes, pero ahora me pones en un complicado debate—contestó, ladeando el rostro—. Justo ahora, desde aquí, tengo una de las vistas más espectaculares de mi vida.

Él mismo no se consideraba alguien de admirar, nunca se consideró atractivo y creía que aún no se recuperaba de la delgadez que obtuvo durante ese horrible mes en el barco. Pero Louis siempre lo veía como a una escultura grandiosa, trazaba su piel con una expresión embelesada como si admirara la fina obra de un cincel.

—¿Por lo tanto, me quedo aquí?—preguntó, deteniéndose donde el agua le llegaba hasta las rodillas—, sólo debes hablar para que pueda complacerte.

Vio a Louis morderse el labio inferior y luego apartar los mechones húmedos de su frente, peinándolos hacia atrás.

—La otra parte del debate, es que te quiero cerca, entre mis brazos y con mis labios sobre tu suave cuello—añadió, recorriéndolo de nuevo con la mirada, desde los muslos hasta el rostro. La piel de Harry se erizó, como si pudiera tocarlo.

—Eso último suena más tentador.

Con un fluido movimiento, el alfa extendió el brazo en su dirección, con la palma hacia arriba en ofrecimiento.

—Entonces, ven.

Sin hacerse esperar más, bajó los escalones que restaban hasta que el agua le cubrió el cuerpo y el suave calor le arrancó un suspiro. Se sumergió para mojarse el cabello antes de tomar la mano de Louis, y que este lo arrastrara en un íntimo abrazo, dándole asiento en su regazo. Harry pasó los brazos por su cuello, y le dio un suave beso mientras disfrutaba del roce de la barba incipiente del alfa.

—¿Cómo te fue en el Consejo?—preguntó bajito, casi emitiendo un ronroneo de gusto debido a las manos que resbalaban por su espalda.

—Esos ancianos tediosos—resopló, antes de besarle la barbilla—. Estuvieron en contra sobre el número de tropas que quiero enviar a Hiems de forma preventiva. Dicen que es demasiado, que la capital necesita de toda la protección.

—Ridículo—le dio la razón—, no creo que vayas a dejar a Ser Liam sin la mitad de sus soldados.

—Precisamente—dejó los brazos enroscados en la cintura de Harry, y se inclinó para tomar un respiro de su olor, que se volvía más intenso con el vapor del agua—. Además, esos paganos no sobrevivirían dos días peleando en el desierto.

Harry encogió un poco los hombros, los labios de Louis le hacían cosquillas, o presionaban en sitios que le hacían temblar.

—No resultan ser guerreros tan buenos como tú—enredó los dedos en el cabello de la nuca del alfa—. Ellos aseguraban que tú, el león del desierto, no podrías ser rival en la montaña de nieve donde habitan los lobos.

—¿Eso te dijeron los bastardos?

Al escucharlo, Harry tiró de los cabellos que sostenía, y Louis se apartó para darle una mirada de reproche.

—Ese vocabulario, príncipe—se burló, y cambió esos delgados labios tensos por una sonrisa cuando se inclinó para besarlo—. Lo dijeron, pero pagaron por su soberbia.

—Cualquiera que te ponga un dedo encima, pagará las consecuencias—aseguró, acariciándole los costados y presionando los pulgares contra su abdomen.

—Nadie más me apartará de tu lado, no lo permitiré—rozó la nariz con la ajena, porque no quería que entraran en un tópico que sólo los llevaría a estresarse y recordar el viaje.

Louis cerró los ojos y rió bajito cuando comenzó a recibir pequeños besos por todo el rostro.

—¿Nadie? Eso incluye, no sé...¿Cachorros?

—Lou...

—Durante el último día de retorno ni me miraste—fingió un tono dolido, al igual que una mirada desolada. Esos ojos azules, tan claros, podían engañar a cualquiera—. Sólo tenías ojos para esa cesta.

—Los estaba cuidando, son bebés—recalcó—, y pronto serán más independientes, estarán cazando por todo el palacio, quizá hasta puedas llevar a Tommo de excursión contigo.

El alfa enarcó las cejas.

—Eso puede ser, suena algo útil.

—¿Cómo puedes estar celoso de tres cositas felpudas? —negó, haciendo un puchero—, ¿Qué harás cuando venga un heredero?

Los brazos se cerraron con más fuerza en su cintura, y Harry vio con claridad el cómo ese pensamiento iluminaba los ojos de Louis todo su semblante.

—Será diferente, porque será mí cachorro—le besó la mejilla—. Nuestro.

El rubor, de pura ilusión, tiñó las mejillas de Harry y tuvo que morderse el labio para reprimir la sonrisa que amenazaba por desvelar la emoción que sentía desde que habló con su suegra.

—Sé que estás ocupado, pero puedes por favor... ¿Puedes venir a tomar el almuerzo conmigo?

El alfa ladeó el rostro y separó los labios lentamente para contestar, sin comprender su ansiedad.

—Claro, amor—aseguró—. ¿Por qué? ¿Planeas algo especial?

Harry lo llenó de besos, y enredó las piernas en su cintura.

—Sí—lo abrazó fuerte—. Puede que tenga algo muy especial.

| ° | ° |

¡Hola! Tengo algunas cositas que comentarles. La primera es que, la primera persona que me animó a publicar esta historia, mi hermana, decidió volver a wattpad. Ella se tomó un tiempo de las historias y novelas; pero cuando le comenté sobre la idea que tenía me insistió hasta que por fin me animé a subir el prólogo de Príncipe. Lizzy decidió volver a escribir, así que les invito a que se pasen por su obra y vean si les gusta <3. Es @badlucklizzy, y su historia es Devuélvase al remitente. Obvio es Larry, porque somos taaaan larry trash que su teléfono es verde y el mío azul. {Irónico porque el fav de ella es  Lou, y el mío Hazz}

En fin, digan algo cute a mi sis. Dejo el link en el primer comentario.

Lo segundo, es que ya notarán que sólo queda un extra por desarrollar de los que me pidieron. El de Damon y Gemma, y quiero saber si de verdad lo quieren, porque entenderán que sería un capítulo completo sin los personajes que tienen una vida en Aurea.

Y a todo esto, ¿Qué otro extra les gustaría? Yo los subo cada 4 o 5 capítulos, porque es como un descanso de la trama general.

Eso es todo, ¿quién quiere una dedicación?

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