Narra: Red Hood
¿Cual es el puto problema de todo esto? Pues se los diré amigos míos.
Estoy hasta las pelotas de toda esta mierda de ver cómo un maldito cerdo profanador de tumbas extrae de vivo y muertos lo que la naturaleza les dio por derecho. Yo le voy hacer lo mismo que ha hecho con esas personas inocentes, le sacaré los jodidos órganos del cuerpo a tiros. Todavía el muy infeliz se da el gusto de asistir a esta clase de reuniones ¿Desde cuando a ese perro tiene una pizca de consideración por la vida de los demás? No importa todas las veces que Bruce me lo a dicho, pero es que no puedo perdonar a esa escoria.
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A lo largo del tiempo y de la vida, todos nos volvemos culpables de algo que hicimos o que no hicimos, el joven Jason entendía eso a la perfección; como se dice es mejor ser culpable a ser un miserable, cundo sabes que puedes hacer algo por las personas aunque sea tu quien lleva la carga. Bruce o mejor dicho Batman le enseño muchas cosas pero ¿En serio cree que las personas son capaces de cambiar? lo que es uno esta predeterminado desde que nacemos y en el fondo por más que tratemos de esconderlo seguiremos siendo los mismos. Es lo que el chico de ojos color cielo pensaba, solo bastaba verlo ahí como un perro de presa esperando a que el Sr.Beckett saliera para darle mate, la muerte se vestía negro justo como la noche.
Red Hood: Uno...dos...tres —Decía para el mismo mientras acomodaba el dedo en el gatillo y visualizaba a su objetivo por la mira. Para el pesar de su presa no pudo ni llegar a su coche cuando la bala lo alcanzo de un súbito golpe. Después solo podemos suponer que todo se obscureció sin darse cuenta de lo que estaba pasando.
Una salvaje imagen de arte contemporáneo se hacia presente, la sensaciones grotescas de oler a carne cruda y ver eso que le salia del cráneo al hombre de mediana edad con consistencia biselar que se podría confundir con un plato de carne tartara, ese color rojo vivo era la mas absoluta representación de la muerte que corría a borbollonees del cuerpo sin vida del Sr.Beckett .
El joven pecador por contemplar su obra de arte no pudo percatarse de que el mismísimo Bruce Wayne fue testigo del acontecimiento que tomaba lugar a las afueras de famoso Country Mansion, en menos de lo que creyó el joven ya era visto con mirada fulminante por aquel millonario.