Comenzaste a sentarte a mi lado, aún cuando yo siempre te pellizcaba y te empujaba.
Me defendiste cuando los niños de grados superiores quisieron meter mi cabeza en el escusado. Fuiste muy idiota, porque acabaron metiendonos a los dos.
Llorabas tan fuerte que llamaste la atención de los profesores y me castigaron a mi pensando que yo lo habia ocasionado. Entonces lloraste aún más fuerte, porque me molesté contigo, y sin embargo tampoco les aclaraste el asunto a los superiores.
Mi mamá me dijo que me alejara de ti. No sé porque no le hice caso.
Me gusta verte llorando.