Hola, les quería pedir disculpas por estas (creo) dos semanas de inactividad, estoy sin computadora ni celular así que tengo problemas para actualizar. Pero, acá estoy.
Fue en el álbum de fotografías donde Max lo vio por primera vez. No preguntó inmediatamente de quien se trataba porque algo en la posición de la hoja y su color le habló de dolor y secretos.
Era un hombre joven, parecido a su padre y quizá hasta parecido a él mismo.
El cabello era unos tonos más claro, y los ojos negros como el ébano, pero la fuerza en su mirada y la amenaza en su cara le recordaba a su padre Jace, justo antes de pelear.
Un año después de la visión de la imagen, Max se cubrió de valentía para preguntar sobre esta a su madre.
El rostro de Clary empalideció, simplemente por la sorpresa, y tomo asiento para contarle a su hijo que incierta era la vida y sus caminos, como había llegado el mundo a ser como él lo conocía, la extrañeza del amor y la perdida de lo que nunca se ha tenido, y como todas estas cosas pudieron ser provocadas por una sola persona. Un solo grano de arena en el reloj.
Le habló de Sebastian Morgenstern. Primero, del modo en que todo cazador de sombras debía contarle la historia a sus hijos. Después, lo hizo como lo haría quien porta la misma sangre.
Max no logro entender la falta de amor por el hermano perdido, ni la ausencia de tristeza en la voz de su madre, pero Clary le explicó que Sebastian no era una buena persona y que J.C, el hermano real, había existido demasiado corto tiempo como para extrañarlo u continuar llorando.
Así conoció Max: la historia del tío arrancado de la estirpe, que el amor fraternal también tiene extrañezas, que es al ser a quien se ama, y que solo la bondad sabe de sentimientos.
Sin embargo, pensó que en cualquier circunstancia amaría a Celine, porque su hermana era su vida entera, y lo reconfortó saber que Jace y Alec pensaban de la misma manera.