Ezarel y yo estamos paseando al lado del lago. Es una vista muy bonita.
—Ezarel, mañana tendré que irme
—Lo sé —se le veía triste.
_No estés triste, volveré.
—Pero puede que pasen años.
—No te preocupes por la edad. Tenemos diez años.
—Ya, pero...
-Ez, da igual la edad que tengamos, lo importante es que nos volveremos a ver, y muy pronto además.
—Luna...
—Ez, no te olvides de mí. Pase el tiempo que pase, no te olvides de mí. Por favor.
—¡Qué cosas se te ocurren, claro que no lo haré!
—En el mundo humano, nada es igual —susurro para mí.
—¿Qué quieres decir?
—Oh, nada en especial.
—Bueno...
—Sí... —un silencio incómodo—Hasta mañana.
—Iré a despedirte.
—Te esperaré.
Hoy, es el día de mi ida de Eldarya. No sé cuanto tiempo tardaré en volver. Pero espero que sea pronto.
—Adiós, Ezarel.
—No te olvides de nosotros.
—Te echaremos de menos —me dice Nevra.
—Nos volveremos a ver. Os lo prometo.
La luz cegadora que me había transportado hasta Eldarya, me ha devuelto a mi mundo. Los echaré de menos.
***
Agosto del 2016