Mi Jefe es, Mi Marido | ✓

By GirlGrottes_44

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Primer libro de la Duología: Matrimonio Evans. ¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te... More

Mi Jefe es, Mi Marido
Prólogo
Capítulo 01: Vida ordinaria
Capítulo 02: Madrugador viaje
Capítulo 03: Reunión interesante
Capítulo 04: Día de sorpresas
Capítulo 05: Baile extraño
Capítulo 06: Sólo una firma
Capítulo 08: Golpe bajo
Capítulo 09: Algunos aspectos
Capítulo 10: Nuevo hogar
Capítulo 11: Vaya sorpresa
Capítulo 12: Mucho trabajo
Capítulo 13: Definitivamente, no
Capítulo 14: Mr. Evans
Capítulo 15: Cena incómoda
Capítulo 16: Misma cama
Capítulo 17: Deber de esposa
Capítulo 18: Ya somos públicos
Capítulo 19: Sexto sentido
Capítulo 20: Pretendientes
Capítulo 21: En lo absoluto
Capítulo 22: Cena romántica
Capítulo 23: Seducción
Capítulo 24: Bonita
Capítulo 25: Malas noticias
Capítulo 26: Familia política
Aviso
Capítulo 27: Señora Evans
Capítulo 28: Es mío
Capítulo 29: Quiero sorprenderla
Capítulo 30: Me agrada esto
Capítulo 31: Estamos bien
Capítulo 32: No eres rival
Capítulo 33: Está mintiendo
Capítulo 34: Es un malentendido
Epílogo
Segunda Temporada

Capítulo 07: Evitando la realidad

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By GirlGrottes_44

En cuanto entramos a su departamento, no pude contenerme, y le conté todo. Cuando termine de hablar, me sentía más aliviada, era muchas cosas como para cargar sola con ellas.

Me consoló y me aconsejo, fue lo mejor, y para tratar de distraerme encargamos pizzas y todo el resto del día nos lo pasamos viendo películas.

Ya había olvidado lo divertido que era pasar el resto de la tarde con ella, el trabajo siempre me mantenía ocupada.

Llegándose la noche me presto una de sus pijamas y me dejó en un cuarto que siempre ocupaba cuando venía a su departamento. No puedo decir que dormí bien, no fue por la cama, si no por las pesadillas que me atormentaron en la noche.

Donde el personaje principal siempre era Landon Evans.

Y además termine levantándome temprano, al parecer mi mejor amiga, Samanta, era una buena madrugadora. Y no sólo eso, también se encargó de despertarme de una forma no muy silenciosa, vino a tocar y cantar arriba de mi, con un sartén.

Y por más que le rogué e hice pucheros para que me dejara quedarme en la cama un poco más, se negó.

Después de eso me metió al baño alegando que no tenía que estar deprimida, que todavía era joven, que tenía que divertirme al máximo y un montón de cosas más.

Desayunamos y acabando, me obligó a acompañarla al centro comercial, dijo que no me preocupara que ella había arreglado con su jefe y lo entendía, no sabía exactamente que le había dicho, pero sabía que no fue nada simple.

Además su jefe era una buena persona, no como él que yo tenía.

Debería alejar esos pensamientos si quería disfrutar el resto de la tarde.

Después de cuatro horas de visitar casi todas la tiendas, casi, por qué si no fuera por el hambre que nos dio, hubiéramos recorrido todas las tiendas de centro comercial, todas.

—Todavía no lo puedo creer.— refunfuño mientras pedíamos nuestra orden.

—Creo que estas haciendo todo un drama.

—Claro que no, sigo sin creer que me hiciste recorrer casi todo el centro comercial, para que al final eligieras el primer vestido que te habías probado.

—Siempre es bueno ver todas las opciones.

Después de esa pequeña discusión sobre sus compras, ya no volvimos a tocar ese tema y nos centramos en platicar sobre cosas más tribales.

Llegándose la hora de su entrada, le pedí que me dejara aquí y después de convencerla, lo cual fue muy difícil, terminó aceptando.

Sabía que no quería ser controladora, que sólo se preocupaba por mi, así como yo lo hubiera hecho si estuviera en un problema o una situación complicada.

Nos queremos, siempre hemos sido amigas, desde el preescolar, no fue de la mejor forma, lo admito, pero si de las más divertida y la original.

No todos los día se convierte en tu mejor amiga la niña que te pegó un chicle en el cabello y por el cual tus padre tuvieron que hacerte un cambio de look.

Obviamente, la del cambio de look fue ella.

A lo lejos veo una librería, así que me dirijo a ella, no me haría mal leer un libro.

Tal vez, con un poco de lectura se me olvida mi cruda realidad.

Un metro antes de llegar a la librería siento como si alguien me estuviera vigilando, hasta incluso podría decir que también siguiéndome, pero volteó y no hay nadie, absolutamente nadie.

En cuanto entró a la librería siento que una paz me inunda, por dos motivos, el primero el grandioso olor de libro nuevo inunda mis fosas nasales, una delicia, y el segundo motivo es que me siento más segura aquí adentro que haya afuera.

Camino por las estantes, no sabía que libro elegir, pero si sabía que si no era de romance tendría que ser de suspenso. Quería un género que mantuviera mi mente ocupada.

Cuando encontré uno que llamó mi atención fui a pagarlo, pero iba tan distraída buscando mi cartera que no me di cuenta de que había alguien enfrente hasta que choque con su espalda, corrección, su dura espalda, así que eso me llevo a deducir que era un hombre y muy fuerte.

Casi me caigo si no fuera por el tipo con el que acababa de chocar me sujeto de la cintura, supongo que me lo debía, me iba a caer por su culpa.

Este día iba de mal en peor, aunque ya no creo que me fuera a pasar algo aún más malo, sería imposible.

—Disculpa, estaba distraído y no te vi.— empecé a balbucear avergonzada porque yo era la que había causado todo.

—No descuida, yo también estaba distraído.

La verdad no sabía si lo había dicho porque era verdad o sólo porque quería hacerme sentir menos culpable.

Cuando quito las manos que tenía sobre mi, las cuales había utilizado para evitar mi dolorosa caída, me arreglé la ropa, no sabía porque lo había hecho, pero fue un impulso.

Acomode mis cosas y después de pagar, cuando ya iba a salir me encontré otra vez con el tipo con el había chocado accidentalmente.

El cual se encontraba obstruyéndome el paso ya que se encontraba tapando la puerta de la salida.

¿Qué le pasaba? ¿Ahora si quería reclamarme?

—Yo solo, me quería disculpar por lo de hace rato.

¿De nuevo?

Se rasco la cabeza nervioso —Y que si hay una manera en la que te pueda recompensar por el mal rato que te hice pasar, me la digas.

Le di una sonrisa de boca cerrada.

—Descuida, no fue para tanto, con tus disculpas es suficiente.

Vi una chispa de desilusión cruzar por sus ojos, pero desapareció tan rápido como llegó.

¿Qué había sido todo eso?

—De acuerdo, pero te dejo mi tarjeta por si algún día cambias de opinión y quieres ir por un café.

Y como se dio cuenta de que tenía la manos ocupadas y no podía recibir su tarjeta, se tomó la libertad de él personalmente meter la tarjeta a los bolsillos traseros de mi pantalón.

Eso provoco un leve sonrojo en mi, pero lo borre tan rápido como había llegado, no me gustaba sonrojarme por estupideces y menos una como esta.

—No era necesaria tanta amabilidad.— contesté al fin, soltando un bufido.

Había salido un completo patán, era una lastima, por qué en verdad era realmente atractivo.

—Que pases lindo día.

Fue su contestación y lo último que dijo antes de irse, dejándome parada como idiota. Hoy no era mi día de suerte, no se si podría pasarme algo peor.

En ese mismo momento me llegó un mensaje.

Ya estoy en el departamento ¿te espero para cenar? Además hoy es nuestra noche de chicas. No tardes.

Sonreí inconscientemente, tan siquiera ya tenía donde quedarme para la noche de nuevo, eso era un alivio, aunque realmente no esta preocupada, sabía que Samanta me daría asilo el tiempo que fuera necesario.

Ella siempre estaría para mi así como yo para ella.

Como no había sacado las llevará de mi auto desde antes cuando ya me encontraba frente a él tuve que ponerme a buscarlas.

Continuó buscándolas hasta que siento como alguien me sujeta del brazo y me cubre la boca con su mano. Definitivamente, hoy me levanté con la mala suerte de mi lado.

Estaba asustada y desesperada, no quería que me secuestraron, era demasiado joven para esto.

Lo único que se me ocurrió para liberarme y ya con toda la adrenalina corriendo por mis venas fue impactar mi puño en la cara de mi agresor.

Y vaya que funcionó por qué enseguida de eso sentí como me liberaba, genial.

Todo iba bien hasta que oí su voz —¿Qué mierda te pasa Western?

Maldición. Esto es otro nivel de tener mala suerte.

---

N/A

Capítulo nuevo y ya el séptimo. Espero y disfruten la lectura tanto como yo y me puedan dejar sus opiniones y estrellitas brillando.

Tengan en cuenta que siempre sus comentarios me motivan ;)

Nos leemos después.

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