Los Deseos de Demetrius (�...

By Donatella1212

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Un nuevo siglo empieza. En pleno año 2000, Demetrius Strauss lucha por salir a flote después de la muerte de... More

Prólogo
El Universo
El paquete
Retroceder
La cita fallida
El autosabotaje
El crucero
Demasiado tarde
Aceptando culpas
Una noche en un millón
Frustración
El plan
La ansiedad
Disputas
Trascender
La sexualidad pasó de moda
La verdad sobre Matheus
Vivir en pecado
Las frustraciones
Momentos
Mathilde se come el mundo
Perdiendo la razón
El santo desorden
El suicidio
Si fuese por el sexo
Relación directa con la ilusión
Nostalgia de último momento
Sacude tus cimientos
Aire fatuo
Gélida como la nieve
Amistad fallida
Salvaje e imparable
Felino
Sorpresas
Lo real y lo efímero
Epílogo
Portada y booktrailer

No hay nada como la familia

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By Donatella1212

   

   Ella no soporta perder. Mata el dolor con una copa de champagne y una pitada de su Marlboro. Todo este quilombo es como un gran nido de cucarachas. Lo atroz y desagradable se instala en la mente de todos y es difícil mirar para atrás.

—Hay algunas razones por lo cual estoy aquí —dijo el rubio.

—Hablá o de lo contrario me iré — sentenció Mathilde, todavía de pie frente a la mesa.

—Siéntate por favor.

—Se me eriza la piel. Así de fuerte. Me quiero ir —replicó la rubia con cara de enfado.

—Veamos. Cuando me tendieron la trampa, ustedes sobrepasaron los límites —añadió Matheus con énfasis.

—Ahora verán que comenzará a victimizarse —murmuró Monique comenzando a reír— me mareó de la vergüenza ajena.

—¡Sí, claro, pobre Matheus! Yo no quiero decir nada... ¡Pero, con cara venís a decirnos esto! —exclamó Mathilde, masajeando sus sienes.

—¡Pero que estás diciendo! —dijo el rubio con voz cortante.

—Vos dejaste a la pobre de Monique desmayada en la vereda y no hiciste nada —demandó Mathilde con voz jadeante.

—Esto es el colmo... Ah, disculpe que lo haya molestado en un momento tan intempestivo,  ¿pero podría haber sido amable conmigo? Fue una situación muy urgente. Yo no tuve la culpa de haberme desvanecido por la cólera que me provocaste este día —declaró Monique, clavando la mirada en los ojos centelleantes del rubio.

—Monique, cálmate; me estás poniendo nervioso. Te lo suplico —imploró Matheus con su voz trémula.

—Matheus, vos te fuiste o más bien... huiste. ¿Cómo te fue en el hotel? ¿La señorita Boyd chupa bien? Queremos saber —rechistó la rubia enervada.

—¡Mathilde, cerrá la boca! —dijo Patty encolerizada— , yo sabía que la serpiente iba a pensar lo peor.

—¡Ja! Ahora la nena llora. Llora todo el tiempo. Me duermo pensando en que ella esta llorando y no consigo dormir —dijo Mathilde vociferando.

—¡No soy una nena!

—¡Dios mío! ¿Estás segura? No puedo creerlo.

—¡Cállense locas! —bramé alterado— hay un camino muy simple y se trata de olvidar todo este drama pasado.

—Mirá que resultaste ser diplomático — dijo y suspiró Monique.

—Lo sé, lo sé. No se puede ni tomar una cerveza aquí. Ya me cansé de tanta tertulia sobre lo que ocurrió esa vez —sentencié mientras le hacía un guiño a la camarera.

—Demetrius, vos querés paz y yo no comparto la exótica idea de no esclarecer la situación. ¡Me engañaron! —dijo de prisa tomando algunos sorbos de su cerveza.

— ¡Ja! ¿Y vos de que te reís ahora? — exclamé viendo a Boyd lanzando una carcajada limpia.

—De Matheus. Acabamos de descubrir que es la discreción en persona —dijo Patty mordiéndose el labio superior.

—¿Por qué lo dices? —respondió ojiplático.

—Porque sos un mentecato. ¿Cómo es posible que los demás supieran que esa noche tuvimos sexo? 

—Solo fueron quince minutos. Un encuentro casual. ¿Querés dejarte de joder? — masculló Matheus.

Patty se puso de pie enseguida con un brinco y dijo:

—Lo que tú me ofreciste fue un noviazgo estéril. ¡Dios mío, que alivio! No quiero un novio que solo dura dos minutos en la cama.

Matheus levantó la mirada y no le contestó. Sin embargo su mano temblaba al llevar el chopp de cerveza a la boca.

—El estómago me pide a gritos un buen plato de espaguetis con salsa —chillé.

—Sí. Llama al mozo que yo invito —dijo Matheus, aliviado al ver que Boyd se estaba yendo del bar.

Desconcertado, miré fijamente a Mathilde. Ella me lanzó un guiño y una sonrisa. Sabíamos que Matheus estaba martirizado por el apriete. Nadie sabe también como yo como lo torturan sus relaciones tirantes. Sin duda el rubio había aprendido la lección.
....


Es difícil de asimilar porque Matheus es una persona muy ubicada y muy conservadora. Tan estructurado y modesto que nunca se permitió cometer un desliz en su vida.

Sin embargo, no tengo la certeza de que viva sin resentimientos. Al parecer él se había ilusionado con el falso embarazo de Monique y el hecho de saber que fue solo un engaño, podría ser algo bastante agridulce.

Supongo que estoy haciendo muchas suposiciones sobre ello y creo que debería parar de pensar en los sentimientos de el rubio. Pero si lo olvido sería como destruir el encanto que envuelve la mentira en el mejor momento de su existencia.

Revisando mi computadora en el trabajo hallé una nueva conversación en aquella sala de chat, solo que ahora el rubio había tenido una conversación con un tal Rey lagarto. Y la verdad que me pareció mucho más extraña de lo usual.

Session star

<Matheus18>     21/04/03  10:11 p.m.   Hola. ¿Cómo estás? ¿Con quién vas a pasar la navidad?

<ElReyLagarto1>.   21/04/03 10:21 p.m  Hola, tormenta de facha. ¿Que tul?  No sé todavía ¿Y tus gatitas?

<Matheus18>.   21/04/03 10:29 p.m.  Podríamos ir al antro después de las doce. Con mis gatas estoy cada vez peor. Estoy por colapsar. Me tienen los huevos hinchados como dos fititos.

<ElReyLagarto1>.  21/04/03 10:37 p.m.
¡Aja! Chistoso. Eso te pasa por ansioso. Tengo un buen amigo que me esta dando pastillas para vender. Es uno de los principales vendedores del Club de la calle Azcuénaga.

<Matheus18>  21/04/03 10:38 p.m.  Supongo que son Éxtasis o algo parecido. Así que ahora sos el nuevo traficante latino en esa disco. ¿Qué se siente?

<ElReyLagarto1> 21/04/03 10:42 p.m.  Se siente como empezar una nueva vida... Al menos ahora no me cuesta levantarme a las minas. Me entusiasma saber que ahora puedo tener ropa de marca y perfumes importados.

<Matheus18>  21/04/03 10:51 p.m.  Qué genial, che... Ahora pareces más feliz. ¿Acaso te divorciaste de Palmira?

<ElReyLagarto1>.  21/04/03 10:57 p.m.  Sí, nos separamos hace un año. Pero hace poco pude comprar un departamento en la avenida Pichincha. Estoy arriba de un restaurante chino. Me vino al pelo.

<Matheus18>  21/04/03 11:02 p.m.  Uy...; ahora sos un lagarto soltero. Tengo unas amigas para presentarte. Entre ellas hay dos gemelas rubias que te van a encantar. Aunque son un poco jodidas de mente.

<ElReyLagarto1> 21/04/03 11:08 p.m   Sí, presentamelas a las dos. Ahora comencé a hacer ejercicio físico, voy al gimnasio. Eso sí, ya bajé unos kilos. Me siento muy motivado para encontrar a una nueva mujer. Igual me gustan las locas. No te preocupes por eso. Igual ya no estoy tan enloquecido por coger como vos... El otro día cogí, más por mantenerme activo, y hacía rato que no la metía.

<Matheus18>  21/04/03. 11:20 p.m.  Ah, no.
No sabía que tenías sexo solo por disciplina. A ver cuando me invitas a tomar unos cócteles a tu nuevo ranchito. De paso llevo a mis amigas las locas. Que sea antes de navidad, así mantenemos el espíritu festivo.

<ElReyLagarto1> 21/04/03 11:33 p.m.  Cuando quieras bombón asesino. Vale, yo te llamo a tu casa. Eso sí, quiero que vengan dispuestos a todo. Y por cierto ya tengo tus revistas. Sos un fetichista sin igual. Estas gemas son muy difíciles de conseguir, así que tendrás que pagar un plus.
¡Ah! Cuando vengas voy a tirar la casa por la ventana, prepárate. Nos estamos viendo. Chau.

<Matheus18> 21/04/03  11:41 p.m.  ¡Ya las tenés! Estoy ansioso por todo. Espero tu llamado. Si no atiendo el telefóno déjale el recado a mi madre. Chao.

Cuando leí la conversación del chat sentí que mi amigo estaba por actuar a mis espaldas. Sus palabras penetraron mi corazón, convirtiendome en un niño dócil.

Le había cobrado gran cariño a la gemelas, sobre todo a Mathilde que se tornó una sombra inseparable durante todo este tiempo. No podía quedarme callado, otra vez.

.....

    Otra vez lo mismo... No puedo resistir el deseo. Soy imprudente y ya no siento ningún remordimiento. Ya aprendí a tener el control. Mi deseo es inusual y vertiginoso. Viviendo en la duda, nunca más.

No sé, porque tengo la mala suerte de encontrarme con estas cosas y ahora vuelvo a reanudar el hilo de mi fijación. Cuando al fin terminé aquel galimatías, quedé jadeante, encendido, sudoroso, viendo la pantalla de letras verdes. Sin embargo, mi espíritu libre era travieso, lleno de fallas e incongruencias. La chispeante conversación me había dejado inmovilizado.

Lalo había estado en casa, él se sentía afiebrado y había venido a buscar hielo para hacerse una compresas. Él se recostó en un sofá, mientras mi madre le preparaba un té de limón y miel. Mi mamá sostenía que, su hermano tenía una infección por un tatuaje que recientemente le habían hecho en su brazo derecho. Este decía: Enchanté, con una pequeña mariposa monarca sobre su nombre artístico.

Pasó un día y otro día hasta que la fiebre cesó. Yo estaba en la puerta del comedor hasta que oí un grito que decía:

—Lalo te supura pus, no te acerques más, si no, me contagiarás. ¡Ese tatuaje es una porquería! No debiste haberte tatuado en la villa.

Mamá tenía los ojos abiertos como plato y pequeñas gotas de sudor caían de su frente y su cara enrojecida.

—¡Por el amor de Dios! ¿Qué ha sucedido? —preguntó Lalo asustado.

—¡Se te infectó el estúpido tatuaje! —dijo mi madre. Tenía los ojos dilatados de espanto.

—Lalo, no es nada. Solo necesitás tomar antibióticos para la infección o la otra solución es... cortarte el brazo —dije lanzando una carcajada.

—¡Disparates! Tienes que ir al doctor. Llamaré a su consultorio ahora mismo — bramó mi madre.

Lalo dió una risilla y dijo:

—Aguantar a esta mujer no es tarea fácil. Pobre tu finado padre. Cuando partió al más allá lo hizo para no escuchar más a tu madre.

—Puede que sea así —le insté—. Te acompaño a ver al doctor Langner.

—¡Ja! No sabía que el octogenario aún seguía atendiendo.

—Ves, hasta un tontuelo como yo, ha nacido gracias a la colaboración del doctor. Mi madre dice que el viejo Langner junto a una partera me vieron nacer —mascullé.

Hace mucho calor ahí afuera. ¿Quieren tomar una limonada helada antes de salir? —nos preguntó mamá.

—Sí, pero...que sea rápido —balbuceé, rogándole que nos deje ir.

—Beban y después pueden conversar sobre esas gemelas audaces que le gusta a mi hijito querido. A ver si me traes a casa una novia como la gente. Porque esas dos vagabundas son unas dementes —rechistó encolerizada.

—¡Ja! No importa lo que tú pienses, Sarah. Demetrius las vé con otros ojos. Como si fueran estatuas de bronce —dijo mi tío curvando la comisura de sus labios.

Una idea cruzó por mi mente. Sentí que me ruborizaba ante las palabras que hacía mi única familia. Mi madre lo decía con repugnancia y resignación, en cambio mi tío lo tomaba más a la ligera.

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